Lucrecia está sentada viendo a su suegra llorar. Ellas nunca se quisieron, pero esa herencia era un golpe las entrañas de la mamá de su esposo, ¿uno no tiene un hijo para que le herede todo su dinero preciado, joyas, casas y autos a su viuda o sí? Eso es lo que hace un hombre enamorado de una… ¡f á c i l! Así describía a la mujer de los catorce años que su hijo conoció. Se embarazó por inexperiencia e ignorancia seis meses después de conocerle. Tienen ahora una hija preciosa de casi quince que tiene un tatuaje en la espalda del cual su madre no está de acuerdo y probablemente circula entre las causas de la muerte repentina de su padre, pero… existe.
—Eso sería todo. —dijo el abogado. — En resumen, eres la heredera universal de tu esposo, por una cuota a su mamá y el fideicomiso de Priscila.
—Perfecto. ¿Mamá? Mami, quieres una pensión un poco más alta.
—No necesito nada de ti, perra hija de puta, y en tu puta vida me vuelvas a llamar mamá.
Lucrecia vio a los tres abogados ponerse en pie para despedir a su ex suegra.
—Está sensible todavía. ¿Pueden contactarme con el señor Salomón? Me gustaría mudarme, y hacer… bueno, formar parte de la empresa, hace unos meses me gradué en marketing, podría aportar algo a su empresa.
Todos se quedaron en silencio, sabían que Alonso Pieth Salomón no estaría contento con la idea, pero, ella es dueña de un 40 % si se suma el de su hija y el suyo.
—¿Podemos hablar con él? —respondió y Lucrecia dio un golpe en la mesa.
—Me mudaré mañana mismo a Mainvillage, mi esposo siempre hablaba maravillas del pueblo y su abuelo, o su papá, era un hombre mayor y yo soy. A perra hija de puta—los abogados rieron. —Señores, es un placer ser rica por no haber firmado un prenupcial. Ahora, ¿quién me busca una casa? Mejor un apartamento chiquito, mono y luminoso. ¿No me ven? No mido 1.60 cm, y mi hija… pobre, ella cree que va a llegar a ser de estatura normal —Todos sonrieron. —Ya. En serio. Gracias por estar siempre con nosotros.
—Claro, señora Salomón —Dijo y le estrechó la mano.
Lucrecia fue hacia su casa, había pasado una semana de la muerte repentina de su marido. Había sido todo trámites, papeleos y agotamiento general sumado a la tristeza, siempre había sabido que él moriría primero, por lo menos, eso pensaban, pero no es normal ver morir a alguien sano, fuerte, que está dando gritos por la sala.
La mujer abrió la caja con comida china, y lo llevó a la habitación de su hija. Priscila estaba acostada, envuelta entre las cobijas y entre un montón de almohadas lamentándose, si no hubiese dicho nada, su papá no se hubiese enojado, su mamá no le hubiese insultado y tal vez el derrame no hubiese sido masivo.
—¿Quieres intentar comer? —preguntó mientras se quitaba los tacones.
—No.
—Vamos, papá, sabía que le amábamos.
—Mamá, la última frase que le dijiste a tu esposo antes de morir fue que deseabas que se muriera.
—Pasé catorce años de mi vida diciéndole como le amaba y chupándosela, sabía que le quería y yo sé que le adoré, tu papá es todo para mí, mi héroe, mi hombre, mi amigo, mi compañero, le echaré mucho de menos. Le extraño, pienso en la noche, que va a entrar y me van a asustar, luego me llenará de besos y cuando me meta en la cama él va a abrazarme con todo el cuerpo. —Priscila vio a su mamá la cual no pudo evitar un par de lágrimas.
—Puedes no hablar de tu vida sexual con la persona que falleció y resulta ser mi progenitor.
—Tu papá era genial en la cama, no quiero… no quiero nunca volver a tener un esposo o un amante.
—Mamá, eres mi mamá no mi hermanita, ¡lí mi tes! —dijo Priscila y su madre asintió y le dio un beso en la mejilla, a su preciosa hija castaña y de ojos azules.
Tan parecida a él.
—¿Podemos huir, mamá?
—¿A dónde?
—Vamos a conocer la tierra perdida, papá siempre quería que lo dejásemos todo para ir a conocer de pies a cabeza Mainvillage.
—Tu papá quería conocer a su papá, no la ciudad. Pero puedes aprender desde casa y podemos navegar, yo siempre he querido solo navegar.
—¿Navegar?
—Aprenderemos, y si no, nos ahogamos y le alcanzamos —La joven rió ante la locura de su madre solo ella podía sacarle el lado bueno a un ahogamiento mortal. Priscila y le dio un beso en la mejilla.
Alonso recibió un correo por parte del abogado, estaba jugando al golf con sus amigos mientras Sebastian parloteaba de como Santiago no dejaba de leer todo lo que se encontraba por el camino y Carrick insistían en que su hijo menor era lo más divertido de la vida.
—Me tengo que ir—dijo serio Alonso a sus amigos.
—¿Algo con los niños?—preguntó Carrick.
—A ver, ¿se acuerdan que mi abuelo tuvo un hijo de mi edad?
—Más joven que tú —murmuró Sebastian y se ganó una mala mirada.
—Bueno, mi abuelo tuvo un hijo a una edad inapropiada. El joven ha fallecido, su esposa lo incineró sin avisarle a nadie. Como que ella también tuvo un episodio. —Respondió y Sebastian y Carrick asintieron ante el recuerdo de su amigo robándose las cenizas de su esposa. — En fin, parte del episodio es que la siempre ama de casa quiere jugar a las empresitas con mi empresa.
—¿Qué tiene de malo?—dijo Carrick.— Lo está pasando mal, tú ya pásate por eso.
—Carrick, ella no es mi responsabilidad, ni siquiera somos familia.
—¿Es guapa?—preguntó Carrick.
—No sé, no. Ni me interesa, solo sé que es dueña de un 40 % y que quiero que se muera.
—¿Sería tan malo? —preguntó Sebastian y Alonso le fulminó con la mirada.—Digo, tendrías más tiempo con tus hijos.
—Mis hijos, ¿los que creen que soy divertido o los que me odian porque les corto las tarjetas? —respondió y Sebastian asintió.
—Lo mejor que he hecho en la vida es entrenar a Renata y Roberta, dejarles en la constructora. Compartir responsabilidades del banco con Silvia. Hay días que digo: “voy a echarme un polvo con mi mujer y convencerle de quedarnos en la cama”. Tú podrías simplemente andar desnudo y fumar, leer como antes. Qué le gustaba a Alonso.
—Nadar—respondió Carrick y le cargó. — ¿Puedes nadar, Alon?
—Me voy, no estoy de ánimos de escuchar locuras. Besos a Olivia y dile que si es logran hacer una niña, Olimpia, no acepto otro nombre—Respondió y fue a la oficina.
La viuda tendría que aparecer en algún momento. Él fue a ducharse y vestirse para estar listo cuando apareciera, pero ese día nunca llegó, la señorita estaba tomándose un sabático con su hija.
—Es una irresponsable —gritó a Regina su secretaria y la mujer acostumbrada a sus berrinches le apagó el computador y dijo:
—Ve a casa Alonso, ve, descansa, prométemelo.
—Trataré.
—Sabes, a los niños hay que abrazarles, en nada se hacen enormes y después les da vergüenza que lo hagas.
El joven se sentó un momento y decidió hacer caso a lo que todos decían, sus hijos estaban en casa, con tres niñeras. Sonaban dos tipos diferentes de música; reguetón en un lado y metálica en el otro. Las luces en la piscina un poco eróticas para su gusto, los pequeños tenían un torneo de Wii y por último estaba el más pequeño Alonso, leyendo, se acercó a la terraza y cargó a su hijo, le abrazó y el pequeño se giró extrañado, le dio un abrazo.
—Papá, qué te pasa.
—Nada, quería un abrazo.
—Me encanta que hayas venido hoy a dormir—confesó. —¿podemos dormir juntos?
Alonso le llenó de besos y le cargó al interior de la casa, despidió a las niñeras por esa noche y les pidió a sus hijos que dejaran la competencia musical unos minutos para que cenaran todos juntos.—¿Asamos carne y dormimos mal todos en una sola cama?
Al menos los pequeños estaban emocionados, los grandes a regañadientes, pero les gustó la idea de la comida.
—Samuel, creo que Ginita se tiene que ir —dijo Charles mientras señalaba con la cabeza a la chica en la piscina. —Es una pena, tiene unos bustos divinos.
—Dios mío.—murmuró Alonso, sus hermanos rieron, su padre le regañó y Samuel le hizo un calzón chino. — Sí, tu novia se tiene que ir y no puedes tener esas luces románticas cuando están solos en la piscina —respondió.
—Uuh, sí, las luces son todo un problema papá—se burló Franco y Alonso sonrió.
—Asaremos malvaviscos y tampoco iremos al cole mañana.
—Best dad ever!—gritaron todos en coro.
Un año más tarde Alonso estaba entrando a Salomón Enterprise junto a Carrick y Olivia, su amiga iba tomada del brazo de su amigo mientras le acariciaba la espalda. El joven suspiró cansado. Había perdido nuevamente contra la muerte. Esta vez le había quitado a su secretaria y la mujer que más cariño y atención brindaba a su vida últimamente. Le parecía tristísima la forma tan repentina y rápida en la que Regina falleció. Para él, ella es familia. Regina era la mujer que le enseñó a hacer una presentación impecable, a leer a los clientes y anticipar sus caprichos, necesidades y calmar berrinches. Le enseñó que en los detalles está el encanto. Regina incluso fue su cómplice en más de una ocasión le salvó de sí mismo. Tras un agotador viaje de negocios Alonso decidió desviarse de su viaje y perdió su anillo de bodas. Estaba furioso consigo mismo. Como si dejar a su esposa con la responsabilidad de
Su amigo rodó los ojos a hacia la mujer que se retocaba el labial y Olivia le dio un golpe en el hombre, más duro de lo normal, él le miró asombrado. —¿Olivia? —Eres de lo peor y voy por esa carne que me obligaron a pedir, papas fritas era todo lo que quería. Alonso le vio pasar por la sala y saludar a la peliteñida. Llamó a su amiga para que se detuviera y le preguntó si podía compartir uno de los tres platos que se pidió para almorzar y así darle de comer a la joven. —Alonso la confianza rompe el saco y lo estás rompiendo. Eres un cretino—Dijo y fue a tocar el elevador. Venían dos repartidores uno del fino restaurante en el cual Sebastian tenía que comer porque si no le daba constipación cerebral y un express. —¿Lucrecia?—preguntó el repartidor. —Usé la cuenta de mi hija —mintió rápidamente. El joven le entregó tres paquetes. Olivia le vio divertida y a Alonso. —Bueno, quién no puede
La mujer llegó a la mesa totalmente ordenada y vio el lazo negro y las rosas que dejaron algunos de sus compañeros, se sintió triste y vio hacia la pared unos segundos mientras rezaba. Olivia le vio enternecida y se aclaró la voz antes de enseñarle dónde estaban las cosas básicas ese había sido su puesto… En realidad había sido asistente de Regina, era una mujer encantadora, Alonso diría que su mano derecha, pero, todos sabían que era un pedazo de su corazón, una constante en su vida. —No tienes que empezar hoy—dijo Olivia. —Quiero empezar hoy, es difícil sabes, yo di muchos problemas y los sigo dando solo que solo me afectan a mí y por otro lado tres hijos suena agotador para uno solo ¿Qué pasó con su mujer? No tienes que decirlo, le dejó, se cansó de él. —Su mujer murió, cáncer de páncreas y él está molesto con la vida desde hace más de diez años. Alonso es una persona amorosa, paciente, el mejor amigo que alguien pueda tener, pero, está pasándolo mal
Samuel de verdad quería que sus problemas fueran los de un adolescente común, sin embargo no lo eran y no estaba listo para decepcionar a su papá. No quería que su padre le viese decepcionado como si hubiese arruinado su vida, lo cual en alguna forma era cierto, había arruinado la vida de alguien más y sobre todo la idea de paternidad responsable que Alonso tenía para sí mismo. —No puedo contarte papá. —Hijo, necesitas ayuda. —Reconoció Alonso.—Puedo llamar a Alice, Emma, ellas conocen gente.Podemos volar a otro país y conseguir los mejores psicólogos y terapeutas para que dejes las drogas. Tú tienes que querer. —Lo sé. —Lo sabes—Afirmó. —Tú eres mi heredero, mi Salomón sucesor. Esos otros, uno no deja de leer, el otro está en ciencia y no me dejes hablar de Charlie, es tan parecido a papá que a veces quiero pegarle ¿Medicina?—El joven suspiró.—¿Quién quiere medicina desde los dos años, Franco y leyes, y no me hagas
Todos se quedaron en silencio, hasta que finalmente Alonso se puso en pie y comenzó a abrazar a sus hijos y despedirse. Prometió que cenarían juntos antes de que se fuera.Condujo hacia la compañía y se encontró con sus amigos bailando salsa, Carrick tenía de un lado a Olivia y el otro a Julianne, mientras su nueva secretaria le mostraba unos movimientos de cadera a Sebastian. —¿Interrumpo? —¡No, hombre! Ven, te voy enseñando a mover las caderas —Alonso se quedó serio viéndoles y apagó la música, —Me voy dos meses, tomaré, seis semanas de terapia y si mi hijo acepta le acosaré. No dejen que Franco se escape, están a cargo, si la viuda perra decide aparecer la matan por mí, —Se dirigió hacia Lucrecia. — Por último, eres divertidísima: pero no salsa, ni flores raras, el Starbucks pareció estar bueno y aprende bien con Olivia porque te necesito en mejor juego cuando vuelva. No sé, cuáles son las intenciones de esa mujer y no quiero que encuentre despe
Dos meses parecen mucho tiempo, Alonso se sentó a como nuevo, había pasado las últimas semanas viviendo en una isla con sus hijos, que sí quería estrangularles la mayor parte del tiempo, pero, le gustan esos momentos en los que todo era felicidad, silencio o amor fraternal. Se sentó a fumar un cigarro y vio a sus hijos mayores sentarse alrededor con un deck de cartas. Sonrió, porque no había podía vencerle al 21 y eso se debía a unos tips de Carrick, el joven sonrió y le dio un beso a su hijo mayor en la mejilla. —Papá, te agradecemos no morir de cáncer de pulmón. —Sí, estamos viendo en tu página de F******k mujeres elegibles —dijo Lauren y Alonso rio. —¿Cómo van con eso? —Bueno, tuviste a mamá, guapísima en sus veinte, Cristina guapísima en sus veintes y Sophia, un poco vieja, en sus 30 tempranos. —Te van más las veinteañeras, de pelo rosado. —¿Qué dijeron sus hermanos? —La nueva secretaria de papá, está
Los primeros días con el jefe. A ver, ella se había esforzado, acomodó su armario en los colores del arcoíris para no tener que repetir, además, estaba demasiado orgullosa del sistema de organización que había desarrollado junto a sus compañeros. Sería más fácil para Alonso localizar la información si cada departamento tenía un color asignadotrabajar y de esa forma mejorar la eficacia del lugar de trabajo. Había pensado en otorgarle a su jefe unas blancas, pero, se decidió por un color marfil que le daban el toque de: soy el jefe, pero, soy majo y participo. Alonso pareció no notar la diferencia en sus hijas, solo en la de los demás y se quedó serio la primera vez así que ella asumió que no le estaba gustando, pero no había dicho nada. Trabajar con Alonso era intenso, mucho, es un hombre que le pone demasiado empeño a su trabajo. Es un jefe firme, pero nadie le teme, accesible y le gustaba eso. Su hijo mayor que era una copa con
Lucrecia se sentía terriblemente mal. Sentía que el corazón se le iba a explotar en el pecho. Era un golpe de realidad golpeándole a los ojos y no podía dejar de llorar, estaba tan avergonzada, era una niña grande y ridícula, algo no estaba bien con ella y fue la primera en detectarlo. No podía poner demasiada atención, hablaba demasiado rápida, le gustan los colores de más, por último, la necesidad de cambiar por otra actividad, odiaba no poder terminar las cosas, pero no lograba hacerlo. Sus padres creyeron que era normal, solo una etapa, pero, cuando tuvo un accidente en el patinaje, los síntomas empeoraron y todo comenzó a ser más difícil, más asfixiante, complicado, sus padres peleaban. La casa estaba llena de terapeutas físicos y tutores académicos, pero, poco a poco no quedó más que reconocer los diagnósticos. Era disléxica y como morbilidad tenía déficit atencional. Su padre era de descendencia asiática para él