Su amigo rodó los ojos a hacia la mujer que se retocaba el labial y Olivia le dio un golpe en el hombre, más duro de lo normal, él le miró asombrado.
—¿Olivia?
—Eres de lo peor y voy por esa carne que me obligaron a pedir, papas fritas era todo lo que quería.
Alonso le vio pasar por la sala y saludar a la peliteñida. Llamó a su amiga para que se detuviera y le preguntó si podía compartir uno de los tres platos que se pidió para almorzar y así darle de comer a la joven.
—Alonso la confianza rompe el saco y lo estás rompiendo. Eres un cretino—Dijo y fue a tocar el elevador.
Venían dos repartidores uno del fino restaurante en el cual Sebastian tenía que comer porque si no le daba constipación cerebral y un express.
—¿Lucrecia?—preguntó el repartidor.
—Usé la cuenta de mi hija —mintió rápidamente.
El joven le entregó tres paquetes.
Olivia le vio divertida y a Alonso.
—Bueno, quién no puede resistirse al Mc, es lo más fino del mundo, para niños de cuatro años —Bromeó y Olivia dijo:
—Contratada, al imbécil este le hace falta un poco de alegría—Dijo Carrick mientras veía las bolsas de Mc Donalds.
—Gracias, iba a usar la carta de mamá soltera y tirarme a llorar —Dijo con cara de circunstancias.
—Aquí el que manda soy yo. Vamos las dos. Olivia deja de insultarme por Dios.
Abrió la puerta y les dejó pasar.
Alonso se sentó frente a la última candidata que tenía. Había hecho llorar a una de ellas por lo que sus amigos pensaron que alimentarle era una buena idea.
—¿Cuál es tu nombre?—preguntó.
—Me llamo Lu… ly ¡Luly!— los cuatro empresarios le miraron confusos por el nombre.
—¿Luly?—repitió Carrick.
—Se llama Priscila, está de coña—respondió Alonso y les tiró la tableta con su información.
Los cuatro vieron a la mujer de 1.50 cm, poco más, muy delgada, con un peinado infantil y ropa muy formal que no le pegaba con su aspecto juvenil e incluso infantil. Las múltiples bolsas de Mc Donalds le hacía lucir mucho más divertida, pero Alonso no quería que sus amigos supieran que estaba pasándoselo bien así que quitó la sonrisa.
—Toma asiento—pidió Olivia emocionada porque sí o sí habría papas fritas. — Yo no quería este corte de carne ridícula, si pediste nuggets eres mi candidata favorita.
—Esto me encanta —Dijo y dio un salto emocionado. —No les conozco, pero voy a tenerles comiendo de la palma de mi mano. Mi nombre es Luly—Dijo mientras se acercaba a la mesa y ponía las bolsas. —Soy mamá, empresaria y diseñadora, pero no me va bien en eso de “empresaria”, mi esposo, decía que era gastona por excelencia. Eso me lleva a que soy especialista en hombres difíciles, pero potentes—La mujer se dio cuenta de lo inapropiada de su afirmación.—Como les decía soy mamá, entonces necesito al menos los domingos y organización no se puede dejar a una adolescente sola.
—¿Cuántos años tiene tu hija?—preguntó Alonso.
—Catorce y se ha tatuado un dragón horrible en toda la espalda, fui a investigar cuándo cuesta quitárselo con radiación, terriblemente caro, así que voy a esperar a que estemos peleadas y con un bisturí y una lija quitárselo —todos se quedaron en silencio. —No había que reírse, es literal, pienso arrancárselo. —Carrick se puso en pie y le tomó de los hombros.
—Todos aquí somos papás de adolescentes —dijo y se llevó su mano a su pecho. —Te entendemos.
—No me hagas empezar a hablar en la forma en que mis hijos me han arruinado la vida sexual y el romance—añadió Olivia.
—Mi hija es bisexual, es que ella no me ayuda, ni un poco. —Suspiró. —Necesito este trabajo, porque si no tengo que acosarla. Crearse un F******k falso es una cosa, pero ser popular en I***a no es tan fácil, ella no sigue ni permite que nadie la siga si tiene menos de 500 seguidores, llegué a 1200 seguidores con puras obras de arte que no venden mi verdadera identidad, pero me permiten conocer la suya. ¡Es difícil!
—¿Cómo funciona lo del I***a? —preguntó Sebastian.
—Déjame conquista aquí al joven —Dijo mientras sacaba de la bolsa—CBO de carne para el jefe, CBO de pollo para el rubio se ve muy refinado como para comer carne falsa.—Fue hacia Carrick y dijo—Amigo del jefe que quiero que sea mi amigo, dos cuartos de libra. Vio a Olivia, eres muy guapa y pensé en una ensalada, pero el bebé no tiene por qué comer feo, entonces la ensalada para simular que eres una buena mamá y nuggets con papas extra, qué tal si son gemelos.
—Son gemelos.—Confirmó y Lucrecia le vio boca abierta.
—No eres real.
—¿Qué pediste para ti? —preguntó Carrick.
—Pensaba comerlo fuera, así que no te rías, eh, y no me descalifiques—Señaló a Alonso y tomó asiento y quedó muy baja. Como alguien que ha competido toda la vida con ser pequeño acomodó su silla y se quedó viendo la bolsa y a la gente enfrente de ella, porque no puede evitar la tentación.
—¿Alguna pregunta?
—Tienes una hija de catorce, eres una empresaria informal y tienes el pelo rosado.—respondió Alonso.
—No es que te importe, pero, mi papá era un borracho. Estábamos en un bar y conocí a mi esposo, el cual estaba en su año sabático. Él estaba guapísimo, bajando de una motocicleta y le dije que tenía 16 años solo que no crecía desde los diez. Genes pequeños. Hicimos el amor en el baño. Me escapé con él y seis meses después estaba esperando un bebé, tuvimos a mi hija y fuimos felices hasta que me dejó.
—¿Te dejó por otra?—preguntó Olivia.
—No, eligió morirse—Dijo y sacó un licuado de su cajita feliz y se lo metió en la boca mientras lloraba. —Y ahora lo más interesante de mi vida es que acoso a mi hija por internet.
Le pasó el celular a Sebastian.
—Voy a decir algo que les va a poner más mal, todos sus hijos tienen una cuenta para la familia y otra para la vida y lo qué hay ahí es h o r r i b l e.
— Mi hija por poco es influencer —Se defendió Olivia.
—Lo mejor es ver a quien siguen los amigos de sus hijos a quien queremos investigar.
Alonso dio los datos del mejor amigo de su hijo Charles, en nada ya era amigos de Georgia Black, una joven con bustos impresionantes, y 1229 seguidores, fue a las historias y vio a Alonso el cual le quitó el celular.
—¿Eso es un arma?
—No se le llama bazuco. —Respondió Carrick.
—¿Qué es eso? Se supone que está en clase, llama al colegio y grítale a la directora. Lo cambio de escuela a una militar. En esa, en la que les traumaron. Lo quiero muerto y resucitado.
—Yo di un montón de problemas y estoy súper bien. —Alonso le vio de pies a cabeza y se apoyó contra la silla. —Ya llamo al colegio solo para verificar y te hago un tilo para que aclares la mente y no mates al niño. ¿Mencioné que soy instructora de yoga? Y eso va a ayudar muchísimo a que vuelvas a tener una… elevación del pajarito y no mates a tus hijos.
Alonso le vio al igual que Sebastian el cual no pudo aguantar la risa. Carrick se unió y Olivia les pegó a los dos en al cabeza.
—Un mes de prueba—dijo Alonso viendo a Lucrecia.
—Seis meses—replicó indignada.
—Dos.
—Seis—insistió y Alonso suspiró.
—Dos.
—¡Yo dije eso!
—Qué me darás tres meses con seguro médico incluido, hecho—Respondió y salió brincoteando.
Hola, chicos, recuerden comentar. ¿Qué les parece Lucrecia en este momento y Alonso? Ehh. La entrevista… ¿Qué les pareció?La mujer llegó a la mesa totalmente ordenada y vio el lazo negro y las rosas que dejaron algunos de sus compañeros, se sintió triste y vio hacia la pared unos segundos mientras rezaba. Olivia le vio enternecida y se aclaró la voz antes de enseñarle dónde estaban las cosas básicas ese había sido su puesto… En realidad había sido asistente de Regina, era una mujer encantadora, Alonso diría que su mano derecha, pero, todos sabían que era un pedazo de su corazón, una constante en su vida. —No tienes que empezar hoy—dijo Olivia. —Quiero empezar hoy, es difícil sabes, yo di muchos problemas y los sigo dando solo que solo me afectan a mí y por otro lado tres hijos suena agotador para uno solo ¿Qué pasó con su mujer? No tienes que decirlo, le dejó, se cansó de él. —Su mujer murió, cáncer de páncreas y él está molesto con la vida desde hace más de diez años. Alonso es una persona amorosa, paciente, el mejor amigo que alguien pueda tener, pero, está pasándolo mal
Samuel de verdad quería que sus problemas fueran los de un adolescente común, sin embargo no lo eran y no estaba listo para decepcionar a su papá. No quería que su padre le viese decepcionado como si hubiese arruinado su vida, lo cual en alguna forma era cierto, había arruinado la vida de alguien más y sobre todo la idea de paternidad responsable que Alonso tenía para sí mismo. —No puedo contarte papá. —Hijo, necesitas ayuda. —Reconoció Alonso.—Puedo llamar a Alice, Emma, ellas conocen gente.Podemos volar a otro país y conseguir los mejores psicólogos y terapeutas para que dejes las drogas. Tú tienes que querer. —Lo sé. —Lo sabes—Afirmó. —Tú eres mi heredero, mi Salomón sucesor. Esos otros, uno no deja de leer, el otro está en ciencia y no me dejes hablar de Charlie, es tan parecido a papá que a veces quiero pegarle ¿Medicina?—El joven suspiró.—¿Quién quiere medicina desde los dos años, Franco y leyes, y no me hagas
Todos se quedaron en silencio, hasta que finalmente Alonso se puso en pie y comenzó a abrazar a sus hijos y despedirse. Prometió que cenarían juntos antes de que se fuera.Condujo hacia la compañía y se encontró con sus amigos bailando salsa, Carrick tenía de un lado a Olivia y el otro a Julianne, mientras su nueva secretaria le mostraba unos movimientos de cadera a Sebastian. —¿Interrumpo? —¡No, hombre! Ven, te voy enseñando a mover las caderas —Alonso se quedó serio viéndoles y apagó la música, —Me voy dos meses, tomaré, seis semanas de terapia y si mi hijo acepta le acosaré. No dejen que Franco se escape, están a cargo, si la viuda perra decide aparecer la matan por mí, —Se dirigió hacia Lucrecia. — Por último, eres divertidísima: pero no salsa, ni flores raras, el Starbucks pareció estar bueno y aprende bien con Olivia porque te necesito en mejor juego cuando vuelva. No sé, cuáles son las intenciones de esa mujer y no quiero que encuentre despe
Dos meses parecen mucho tiempo, Alonso se sentó a como nuevo, había pasado las últimas semanas viviendo en una isla con sus hijos, que sí quería estrangularles la mayor parte del tiempo, pero, le gustan esos momentos en los que todo era felicidad, silencio o amor fraternal. Se sentó a fumar un cigarro y vio a sus hijos mayores sentarse alrededor con un deck de cartas. Sonrió, porque no había podía vencerle al 21 y eso se debía a unos tips de Carrick, el joven sonrió y le dio un beso a su hijo mayor en la mejilla. —Papá, te agradecemos no morir de cáncer de pulmón. —Sí, estamos viendo en tu página de F******k mujeres elegibles —dijo Lauren y Alonso rio. —¿Cómo van con eso? —Bueno, tuviste a mamá, guapísima en sus veinte, Cristina guapísima en sus veintes y Sophia, un poco vieja, en sus 30 tempranos. —Te van más las veinteañeras, de pelo rosado. —¿Qué dijeron sus hermanos? —La nueva secretaria de papá, está
Los primeros días con el jefe. A ver, ella se había esforzado, acomodó su armario en los colores del arcoíris para no tener que repetir, además, estaba demasiado orgullosa del sistema de organización que había desarrollado junto a sus compañeros. Sería más fácil para Alonso localizar la información si cada departamento tenía un color asignadotrabajar y de esa forma mejorar la eficacia del lugar de trabajo. Había pensado en otorgarle a su jefe unas blancas, pero, se decidió por un color marfil que le daban el toque de: soy el jefe, pero, soy majo y participo. Alonso pareció no notar la diferencia en sus hijas, solo en la de los demás y se quedó serio la primera vez así que ella asumió que no le estaba gustando, pero no había dicho nada. Trabajar con Alonso era intenso, mucho, es un hombre que le pone demasiado empeño a su trabajo. Es un jefe firme, pero nadie le teme, accesible y le gustaba eso. Su hijo mayor que era una copa con
Lucrecia se sentía terriblemente mal. Sentía que el corazón se le iba a explotar en el pecho. Era un golpe de realidad golpeándole a los ojos y no podía dejar de llorar, estaba tan avergonzada, era una niña grande y ridícula, algo no estaba bien con ella y fue la primera en detectarlo. No podía poner demasiada atención, hablaba demasiado rápida, le gustan los colores de más, por último, la necesidad de cambiar por otra actividad, odiaba no poder terminar las cosas, pero no lograba hacerlo. Sus padres creyeron que era normal, solo una etapa, pero, cuando tuvo un accidente en el patinaje, los síntomas empeoraron y todo comenzó a ser más difícil, más asfixiante, complicado, sus padres peleaban. La casa estaba llena de terapeutas físicos y tutores académicos, pero, poco a poco no quedó más que reconocer los diagnósticos. Era disléxica y como morbilidad tenía déficit atencional. Su padre era de descendencia asiática para él
Fácil todavía no era. Simplemente porque Alonso no sabía como comportarse menos mal humorado en frente de Lucrecia, había días en los que pasaba secretamente odiándole porque todo lo había reestructurado y le gustaban las formas a su manera. Otras veces pensaba que ella estaba desperdiciándose en una oficina de secretaria porque su habilidad se salían del puesto de secretaria por mucho. A pesar de ello,Alonso y Lucrecia se estaban llevando bien, después de un par de meses trabajando juntos y lograr el equilibrio, estaban haciéndolo muy bien; Alonso estaba yendo a terapia del control de la ira como recomendación familiar y por último eres un mejor jefe. Estaba en una reunión de personal en la cual la mayoría de jefes estaban contentos porque sus secretarias parecían más motivadas, él vio a Lucrecia la cual era increíble por sí sola, estaba tomando el curso con las demás y parecía disfrutar demasiado a de su trabajo.
Lucrecia se alejó de él y le dio una sonrisa. La joven reconoció en un susurro que ser viuda no era fácil cuando sentías que te había quedado tanto sin decir, sin perdonar o tanto amor que expresar. Alonso sabía una cosa o dos sobre eso, asintió,le miró a los ojos y le tomó de la mano. —El domingo sigo libre—Dijo Alonso. — Así que si quieres ir a beber o si quieres ir a conocer algún lugar inapropiado de la ciudad, ejemplo la playa o montaña puedes llamar. —Gracias, estaré mejor cuando pase y Pri vuelve, me tomaré una botella de vino. —Seguro. Si no te sientes bien el lunes puedes faltar eh… —Gracias, pero creo que voy a hacer ahí, tienes la junta con los proveedores de materiales y los ingenieros. —Cierto. Fue un fin de semana atípico, si bien no había abierto la botella de vino, tampoco había tenido el valor de llamar a Alonso, puesto que, había soñado con su jefe más de una vez en el fin de semana.