Trilogía Carluccio: Libro 1. Una madre para mi hijo. Libro 2. El padre de mis hijos. Libro 3. El hijo de la reina de la mafia. Salvo al hijo de un mafioso importante de Italia de un posible asesinato sin saber que esto pondrá mi vida de cabeza, pero ¿Cómo escapar de un hombre que desde el primer momento que vi me robo la respiración? Sin contar que este no me quiere dejar libre, él quiere que de ahora en adelante yo sea Una madre para su hijo. ¿Qué es capaz de hacer una mujer despechada por conseguir el amor de un hombre? Pero ¿qué sucede cuando no es una mujer sino 3? Un asesinato y 3 sospechosas. ¿Quién será la culpable? Una historia llena de traición, mentiras, secretos y venganza, pero sobre todo de amor verdadero. **AVISO IMPORTANTE Estimado lector para mayor comodidad tuya los tres libros podrás encontrarlos en uno solo. Gracias por tu comprensión.
Leer másNuevamente me encuentro en el cementerio, un lugar ya tan recurrente para mí, que mi pecho se oprime ante la pérdida que estoy afrontando en este momento, bajo la mirada y observo la rosa blanca que sostengo en mi mano, mientras siento como una lágrima traicionera escapa de mi ojo, con la misma mano que sostengo la rosa me apresuro a limpiarla, dado que sé que a la persona que ahora despido no le gustaría verme en ese estado.Después de cinco largo años Giuseppe Lombardi, se despidió de nosotros para reencontrarse con su hijo, a quien ha añorado después de todos estos años y si no fuese porqué mi madre se convirtió como en una hija para él, la tristeza que se decía lo embargaba hubiese acabado con él antes de tiempo.Observo a mi alrededor y tanto mi madre como mis hermanas están destrozadas ante su pérdida, pero sé que también se encuentran tranquilas de haber estado para con él en sus últimos días de vida. A mi lado, tomándome de la mano como siempre lo ha hecho hasta ahora se encue
Bajamos por el ascensor tan rápido como podemos y cuando llegamos al estacionamiento me encamino sin perder tiempo a una de las camionetas que aún permanecen aquí.—No tardaremos en llegar, está a unos treinta minutos de aquí —les informo subiendo a la camioneta y abrochando mi cinturón para después pisar a fondo el acelerador.El camino hasta mi antiguo hogar se pasa en un parpadeo y cuando llegamos al lugar, veo que solo unas cuantas paredes han permanecido en pie a lo largo de todos estos años, apago el motor y tomo una de las armas que se encuentra debajo del asiento.—Quiero que permanezcan aquí, hasta que llegue Bellini y Flavio.—No lo haremos, dijimos que te acompañaríamos y eso haremos —me contradice Yasha con los dientes apretados.—De ninguna manera, se quedarán aquí hasta que el resto de mis hombres llegue.Bajo sin darles tiempo a replicar, traspaso las rejas que se encuentran abiertas y no he dado ni dos pasos cuando unos hombres se paran frente a mí, disparo mi arma, pe
YelizavetaPoco a poco abro mis ojos y me siento un poco desorientada sin saber dónde me encuentro, sacudo mi cabeza y cuando logro enfocar mi mirada observo todo a mi alrededor, dándome cuenta de que estoy como en una especie de bodega abandonada, pero por extraño que parezca estoy sola o al menos eso creo.Todo es tan confuso que cada que intento recordar que ocurrió me duele un poco la cabeza, cuando al fin a mi mente llegan pequeñas escenas de lo que sucedió está mañana, un escalofrío me recorre por completo, todas esas camionetas cerrándonos el paso, los hombres de papá intentando protegerme, así como los del bombón que venían detrás de nosotros y aquella chica, gritando mi nombre antes de recibir ese golpe y perder el conocimiento.Intento tocarme la cabeza que fue donde recibí el fuerte golpe que me dejo inconsciente, pero me doy cuenta de que estoy amarrada a una silla, cuando estoy por moverla escucho unas voces desconocidas.—La golpearon muy fuerte —grita un hombre seguido
Alexandre —Jefe, aquí afuera se encuentra el señor Belucci quien insiste en hablar con usted —me informa uno de mis hombres, dejo los documentos que estoy leyendo un tanto confundido por la visita del padre de Liza.—Déjalo pasar, por favor. —Mi hombre se hace a un lado y veo pasar al señor Belucci bastante molesto, mira de un lado al otro como si estuviese buscando a alguien hasta que finalmente centra su mirada en mí.—¿Dónde está Yelizaveta? —inquiere molesto.—Lo siento suegro, pero Liza y yo no quedamos en vernos, no la he visto desde hace días.—E-eso no puede ser posible, ella me comentó que vendría a verte y salió al medio día de casa y es hora en que no ha regresado. —Observo la hora en mi computador y me doy cuenta de que pasa de la medianoche, por lo que tiene más de doce horas desaparecida, me levanto de golpe de mi asiento y tomo mi celular e intento comunicarme con ella—. No contesta, lo hemos intentado desde hace horas —expresa con un ligero temblor en su voz.—¿Por qu
Alexandre —Desde hace varios días actúas un poco extraño, ¿qué te preocupa Alexandre? —inquiere Flavio en cuanto se percata de mi semblante.Giro mi silla, lanzo un hondo suspiro y observo toda Liguria en un intento por mi mente de tantos problemas, después de una pequeña pausa decido hablar.—Hace días alguien exploto un barco del padre de Liza, al parecer tenían un cargamento muy valioso que estaba por salir a Rusia, esto supuso una gran pérdida tanto para mi suegro como para su socio.—¿Y eso en que te afecta? —inquiere Bellini—: ¿no me digas que el muy desgraciado se atrevió a culparte? —brama furioso.Sin poder evitarlo comienzo a reír, cuando giro mi silla nuevamente para quedar de frente a ellos niego con la cabeza.—¿Por qué no me sorprende que pienses eso de mi suegro?—Será porque el muy imbécil es capaz de eso y más —se defiende Bellini fulminándome con la mirada.—Solo porque no está Liza te daré la razón, pero frente a ella nunca lo haré, así que ya sabes Bellini guarda
Yelizaveta En cuanto subimos a la camioneta del bombón para dirigirnos a su mansión, escucho como sus padres comienzan a discutir en voz baja con la intención de pasar desapercibidos.—Se puede saber, ¿por qué no interviniste Massimo? —inquiere la señora Lilibeth y por la forma en la que habla, me doy cuenta de que está un poco molesta con su marido.—Fierecilla, tú lo estabas haciendo de maravilla, no me necesitaste en ningún momento. Además, me encanta verte en ese modo de mamá gallina —responde el señor Massimo, dándole un pequeño beso en los labios, de inmediato giro mi rostro para que no piensen que estoy de entrometida, pero aun así continúo escuchando su plática.—No me gusta la forma en que se dirige a Alex —expresa bajando un poco más su voz.—Lo sé fierecilla, pero Alex lo acepto en todo momento y no le dijo nada, ¿qué podemos hacer nosotros? Nada.—No es tu culpa cariño —murmura el bombón enredando su brazo en mi cintura, al parecer no soy la única que los escucho discutir
Fabrizio —Si estás aquí es porque debes informarme algo, ¿de qué se trata? —inquiero sin levantar la vista de mi trabajo.—Nuestros hombres nos informaron que Carluccio acaba de llegar a la mansión Belucci con sus padres, ellos creen que han ido para hacer formal su relación.—¡Con un demonio! —Exploto furioso golpeando mi escritorio—. Esto no puede estar pasando.Me levanto de mi asiento y comienzo a pasear por mi despacho, pensando en la mejor forma de evitar a toda costa que ese compromiso se lleve a cabo.—Quiero que mandes explotar el cargamento que espera en el puerto —le ordeno deteniendo mis pasos.—¿C-cómo?—¿A caso eres imbécil? ¿Necesitas que repita mis órdenes dos veces?—Lo lamento jefe, es solo que eso supondrá una gran pérdida tanto para usted como para Belucci.—Esa pérdida no es nada comparado con lo que puedo ganar al mantener alejada a Yelizaveta de Carluccio.—¿Les pido a nuestros hombres que abandonen el barco?—No, a veces es bueno hacer ciertos sacrificios con
Alexandre —No entiendo a qué te refieres bombón. —Comenta Liza con una pequeña mueca, frente a nosotros escucho como Brianna suelta una risita, pero la ignoro.—Sí bombón, explícanos. —Interviene Brianna con una sonrisa maliciosa.—¡Brianna! —La reprendo, porque estoy seguro de que ahora que sabe cómo me llama Liza, será imposible que me deje de decir así.—Que aburrido eres. —Veo como el abuelo le lanza una mirada cómplice y niego con mi cabeza.—Muñequita, deja que tu hermano nos explique. —Interviene mi padre, Brianna le hace un pequeño puchero y guarda silencio, mientras sigue abrazada al abuelo.—El padre de Liza debe de tener su propio hangar, sé que, si hablamos con él y le explicamos la situación, él nos podría ayudar. Además, podemos sacar al abuelo por medio de los túneles de la casa, es lo que se me ocurre por el momento.—¿Y el padre de tu novia aceptará? —Inquiere mi padre no muy convencido.—Es posible, aunque no estoy muy seguro.—No te preocupes bombón, yo hablaré con
AlexandreDías después Nos encontramos en el panteón de La Spezia en Liguria, dándole el último adiós a nuestro abuelo Giuseppe Lombardi, donde he mandado cerrar todo el lugar para proteger a mi familia de un posible atentado, a mi lado, mi madre se encuentra llorando desconsoladamente entre los brazos de mi padre quien trata de reconfortarla, sin embargo, sé que para ella es realmente difícil aceptar esto, ella consideraba al abuelo como un segundo padre, mis hermanas por su parte lloran abrazadas y es tanto su llanto que sus cuerpos se sacuden debido a éste.Cuando bajan el ataúd del abuelo el llanto de las tres mujeres alcanza tal punto que es imposible escuchar lo que dice el padre, nos quedamos hasta que colocan la lápida dando así por hecho que la muerte del abuelo es algo verdadero.Durante el trayecto a casa alcanzo a escuchar los sollozos de mamá, por lo que únicamente la tomo de la mano y la aprieto para darle ánimos, cuando llegamos y estamos por acomodarnos en la sala esc