Lilibeth Domínguez Voy camino hacia una cafetería muy linda que encontré ayer en Orvieto, Italia es un lugar muy tranquilo y me gusta, tiene poco más de una semana que me mude aquí ya que en mi país no tengo nada que me retenga. Después de la muerte de mis padres me sentía tan sola que necesitaba buscar una nueva aventura, pero nunca pensé que lo que viviría en los siguientes días sería más que una aventura. Salgo de la cafetería con un delicioso helado cuando veo a un hombre que me corta la respiración, está sentado, pero puedo deducir que mide más de un metro ochenta, es fornido, ojos azules que destacan sobre su piel bronceada sobre todo con ese cabello negro azabache y la mujer que lo acompaña es hermosa en toda la extensión de la palabra, cabellera rojiza, de piel blanca, alta y de buen cuerpo, ya que desata las miradas de todos los hombres que pasan por ahí, nuestras miradas se encuentran unos segundos y siento como un vuelco al corazón, pero yo
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