Algo me dice en italiano, pero yo no le entiendo y le explico que sólo hablo en inglés y español, uno de sus hombres hace de traductor todo el tiempo, me exigen que le entregue al bebé que tengo en mis brazos y que les explique qué hago yo con él, sin previo aviso el hombre se acerca a mí y trata de arrebatarme al pequeño de mis brazos, pero yo me aferro a él como si mi vida dependiera de ello.
—Por favor no le haga daño, ¡Él es inocente! —le pido mientras más lágrimas brotan de mis ojos entonces su hombre le traduce lo que le he dicho y me responde.
—Dice mi jefe que por favor nos entregue al bebé, él es el padre del pequeño y hemos estado buscándolo desde que nos enteramos del accidente. —me sorprende que diga esto, pero aun así no puedo fiarme de su palabra.
—¿Cómo puedo saber si no me está mintiendo? No puedo entregárselo hasta que me demuestre que él es su padre. —Después de hablar con su jefe y éste gritar exasperado me jala del brazo y, me muestra una foto en su móvil del pequeño y en efecto puedo notar que es él mismo bebé que tengo en mis brazos y se ve bastante feliz en los brazos de su padre.
—Está bien, se los entregaré. —Jalo mi brazo y por fin este hombre me suelta, pero me ha agarrado tan fuerte que estoy segura de que mañana tendré un moretón donde me estuvo apretando, levanto un poco la chamarra y estoy a punto de entregárselo cuando me doy cuenta de que el pequeño tiene su mano enganchada tan fuerte en mi suéter que me es imposible abrir su manita, ahora puedo ver que se parece al cavernícola de su padre—. Por favor señor, ¿puede extender uno de sus dedos? —cuando le informan lo que acabo de pedir me mira con mala cara e ignora lo que acabo de decir.
—Vamos que no le voy a morder el dedo, es solo para que el pequeño pueda tomar su dedo y dejé mi suéter. —digo exasperada por la actitud de este hombre, termino de decirle eso y acto seguido extiende su mano, la tomo y poco a poco acerco su enorme dedo a la manita del bebé que duerme plácidamente en mis brazos, después de un rato toma el dedo de su padre y me suelta, ya cuando lo tiene en sus brazos me mira con ojos como platos y algo les grita a sus hombres, sigo la dirección de su mirada y me doy cuenta de que mira mi suéter beige manchado de sangre.
—El bebé no está herido, es la sangre de su madre ya lo revisé y él está bien, será mejor que no lo destape ya que está dormido y hace mucho frío en este momento, puede provocarle un resfriado. —se lo explico para que deje de alarmar a sus hombres, mientras saco mi suéter por la cabeza (ya que no quiero andar por las calles con una mancha de sangre eso sería aterrador) y al momento me arrepiento, ya que solo traigo una blusa muy fina y ajustada, tomo el suéter y lo tiro a un bote de basura que se encuentra cerca, en todo momento sus hombres y él no me quitan la vista de encima, temiendo que traiga una bomba debajo del suéter, tomo de mi mochila una cuellera y la pongo sobre mi cuerpo para cubrirme un poco del aire helado.
—Por cierto, su madre me entrego esto. —Saco la cadena que me dio la mujer antes de morir. Es una cadena con un anillo de oro y junto a éste se encuentra un hermoso medallón con forma de corazón adornado con pequeños diamantes los cuales forman una “K”. Le tiendo la cadena, él la toma y puedo ver un poco de dolor en sus ojos, después me jala nuevamente del brazo, esto ya me está molestando no me gusta que me haga eso. —Dice mi jefe que si la señora Katherina le dijo algo más —exige en un tono apremiante idéntico al de su jefe. —Sí, dijo algo como “Per favore, prenditi cura del mio bambino” (por favor cuida de mi hijo). —Miro al padre del pequeño y veo como asiente con la cabeza—. Bien creo que eso es todo, ahora debo irme. —Y sin mirar atrás corro por un pequeño callejón, mientras escucho gritos a mi espalda, logró correr cerca de cinco metros, cuándo siento como alguien me alcanza y pone un trapo húmedo sobre mi nariz y boca, pataleo desesperada
Lilibeth Despierto en una habitación que no reconozco, me duele mucho la cabeza y el rayo de luz que entra por la enorme ventana me lastima demasiado y no logró enfocar bien, dirijo mi vista de un lado a otro y no puedo recordar cómo llegué hasta aquí, sólo recuerdo que salí corriendo, dejando atrás a todos esos hombres cuando alguien cubrió mi rostro con un paño húmedo y de ahí ya no recuerdo más. Me levanto rápido y me dirijo a la puerta la cual está abierta, salgo, pero no encuentro a nadie, esto me provoca miedo, ¿quién puede secuestrar a alguien para luego dejarlo deambular por ahí? Bajo las escaleras y veo frente a mí una puerta enorme de madera, salgo corriendo y me paro en seco cuando veo en el jardín como veinte hombres todos armados, pero como no me detienen trato de correr hacia la salida principal cuando escucho que gritan mi nombre en un acento raro, me giro rápidamente y veo al mismo hombre de ayer. —Lili…beth.
Massimo Veo como esta mujer toma a mi hijo y sé que Katherina no se equivocó en dejarlo al cuidado de ella, está tan contenta jugando con él que no ha reparado en mi presencia, carraspeo y veo como sus ojos por fin reparan en mí, puedo notar su mirada llena de odio y me vuelve a ignorar concentrándose en Alexandre. Tocan a la puerta y entra una de las sirvientas con una bandeja llena de comida, pedí que le trajeran de todo un poco ya que tiene bastantes horas sin comer y no quiero que enferme, deja la bandeja en la mesita y le ordenó que se retiré, cuando entra Pietro, le pido que haga de intérprete con esta mujer y que le pida que coma. —Dice el señor Massimo que por favor coma algo, ya está lista su comida. —Pues dile a tu señor que no tengo hambre y no pienso comer nada, quiero salir de aquí no me puede mantener encerrada todo el tiempo. —en cuanto me informan lo que acaba de decir, me levanto de la silla en la que estaba
Ya han pasado cuatro días desde que llegué aquí y fiel a mi palabra no he comido nada sé perfectamente que una persona puede sobrevivir más de treinta días sin comer, espero que con esto me deje ir de una vez por todas, pero no soy tonta lo único que hago es beber agua y es lo que me mantiene, en todo este tiempo muchas veces ha tratado de obligarme a comer, pero siempre termino saliéndome con la mía, hoy es un día soleado y he visto el jardín que es divino y tiene una piscina hermosa, pero muy profunda así que decido sacar a Alexandre a tomar un poco de sol según lo que su hombre llamado Pietro me ha dicho yo estoy aquí para cuidar de su hijo. Estamos por salir al jardín cuando Massimo me detiene y pone su brazo para impedirme salir. —Creo que ya que estoy cuidando de su hijo por lo menos podemos salir al jardín es sofocante estar todo el día dentro. —Y sin esperar respuesta empujo su brazo y salgo al jardín, ahí también hay por lo menos cuatro hombres armados
Han pasado dos días desde que traje a esta mujer al hospital con Carlo mi doctor personal, él la ha estado cuidando todo este tiempo y ahora se encuentra bien, el primer día cuando no despertaba me asusté demasiado, pero resulta que se debía a lo débil que se encontraba, en cuanto despertó preguntó por Alexandre, ni siquiera me dio las gracias por haberla salvado y en todo este tiempo no me ha dirigido la palabra. Le dan el alta y ya en mi casa la llevo cargando hasta su habitación. —No te pienso agradecer, es tu culpa si me hubieses dejado marchar yo no estaría así. —dice y me lanza una mirada gélida, se da la vuelta para no mirarme, lo que inmediatamente me hace fruncir el ceño. Lilibeth Al siguiente día, me levanta una chica llamada Mia la han contratado para ser mi servidumbre personal, aunque lo que yo creo es que quieren alguien que me vigile todo el tiempo, me pide que baje a desayunar, pero como no tengo ropa, en primer luga
Massimo Cuando Lilibeth entra al comedor no puedo evitar pensar que se ve muy atractiva, aunque lleve puesta su pijama, pero en cuestión de segundos recuerdo porqué se encuentra ella aquí y cambio la expresión de mi rostro, no quiero que se dé cuenta de lo que provoca en mí, me ignora como lo ha hecho todos estos días y a decir verdad eso me fastidia, solo tiene ojos para mi hijo y es algo bueno, ya que así el no resiente la falta de su madre. Entra Charlotte para dejar su plato de desayuno a Lilibeth, puedo notar como esta se queda pensativa y en unos cuantos segundos se levanta, supongo que quiere saltarse el desayuno para así convencerme de dejarla libre, pero lo que hace a continuación no me lo esperaba. Se lanza sobre mi sirvienta a lo que le grito que la dejé tranquila, se me olvidaba qué todo este tiempo fingía no entenderla y ahora al darse cuenta de esto me grita que me callé. Noto como está fuera de sí y comienza a
Lilibeth Han pasado varios días desde que llegue del hospital y en todo este tiempo no volví a ver a la tal Charlotte, le he preguntado a Mia por ella, pero alega que se tuvo que ir por lo que sucedió, aunque a decir verdad yo dudo de esto, pero me deja tranquila no tener a esta mujer cerca de mí, sin embargo, no quiero ser una presa fácil para cualquiera que quiera intentar lo mismo así que decido pedirle algo a Massimo durante la comida. —Quiero ir a mi antigua habitación que rentaba. —me dirijo a Massimo y por un momento me doy cuenta de que le sorprende que me dirija a él, ya que desde lo ocurrido con la tal Charlotte lo he ignorado por completo, lo que menos deseaba era hablar con él, pero en verdad necesito algo de él. —No puedes ir, sabes que no puedes regresar ahí. —contesta con indiferencia. —Necesito las cosas que dejé ahí, toda mi ropa y mis documentos, no puedes negarme eso. —grito y me levanto de mi asiento. —
Terminamos nuestros alimentos y estamos casi por salir del centro comercial cuando dos mujeres se dirigen a mí. —Así que tú eres la nueva amante en turno de Massimo. —grita una de ellas, la cual es alta, de buen cuerpo, morena, cabellera oscura y ojos claros, pero el tono en que lo dice no es nada amistoso, su amiga por su parte solo me mira con odio. —Eso no es asunto tuyo, no te conozco y no tengo porque contestarte. —Trato de seguir de largo, pero ésta me toma por el brazo y me jala hacia ella haciendo que las personas que pasen por ahí se queden observando la escena. —¿Piensas que por cuidar a su hijo te convertirá en su esposa? Sueñas, eso nunca pasará, después de que te meta a su cama se olvidará de ti. —Acto seguido me avienta su bebida a la cara, puedo ver cómo a mi lado Franco quiere acercarse a esta mujer y hacerle pagar por lo que hizo, levanto mi mano en señal de que se detenga y no haga nada. —¿Sabes? No me interes