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Todos los capítulos de Una madre para mi hijo: Capítulo 11 - Capítulo 20
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CONFRONTACIÓN
Massimo Estoy en la sala platicando con Maritza, cuando llegan Lilibeth y mi hijo, están por subir las escaleras cuando Maritza me hace una pregunta muy hiriente haciendo que Lilibeth regresé a dónde estamos y la confronte. No sabía que esta mujer también hablaba francés ya que no pensé que podría entender lo que mi acompañante pregunto, sin embargo, cuando le contesta y da a entender que tengo varias amantes hace que me moleste aún más, dado que en todo este tiempo en que ella ha estado en esta casa nunca había traído a ninguna mujer, de hecho, desde que me separe de mi exmujer no me he acostado con ninguna de las mujeres con las que he salido, en cuento termina su discusión sale corriendo hacia su habitación. —Maritza lo lamento ¿te parece si nos reunimos otro día y hablamos con más calma de nuestros negocios?  —Está bien Massimo no te preocupes. —Toma su bolso y se despide de mí dándome un beso en la boca lo cual me deja sorprendido e
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DESEO INCONTROLABLE
Lilibeth Pongo música alta mientras me doy un baño, ya que me sentía muy incómoda por la bebida que la tipa esa me lanzo a la cara, la cual cayo en mi cabello y mi cuello, estoy tan concentrada en enjabonarme que me espanta el fuerte golpe que se escucha en la puerta y, acto seguido aparece Massimo, quien al verme desnuda parece que los ojos se le saldrán de las cuencas, le exijo que salga de ahí pero el infeliz sigue mirándome como si quisiera hacerme suya ahí mismo y siento como un calor se apodera de todo mi cuerpo, hace tiempo que ningún hombre me mira con tanto deseo contenido, al final se da media vuelta y me apresuro a cerrar nuevamente la puerta. Me termino de duchar y me pongo algo de la ropa nueva que he comprado, decido ir a buscarlo a su despacho para entregarle la tarjeta que me ha dado para comprar hoy, pero me informan que está en su habitación por lo que me dirijo ahí.  Toco la puerta y después de unos segundos me permite pasar y
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AMENAZA
—Señorita la cena ya está lista, el señor Massimo la está esperando. —No tengo hambre, comí demasiado esta tarde. —Le miento la verdad es que muero de hambre, pero no quiero ver a Massimo después de lo que sucedió esta tarde—. Mia por favor cuando Alex quiera dormir lo puedes traer y, por el momento que nadie me moleste. —Lo siento señorita, el señor Massimo dijo que hoy él dormirá con Alexandre. —responde con tono apenado. —Perfecto en ese caso puedes retirarte. Quiero dormir, nos vemos mañana. —Hasta mañana señorita, que descanse. Me levanto de la cama y decido cambiarme para estar más cómoda, me vuelvo a acostar y abrazo una de las almohadas, mientras vuelvo a llorar. Massimo Esta mujer me vuelve loco de una y mil formas diferentes y, cuando pienso que por fin podré hacerla mía, sin previo aviso se aleja de mí, sin darme ninguna explicación del porque su cambio de actitud. Sin pensarlo le doy a entender que ella ha
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IGNORADO
Han pasado dos semanas desde ese encuentro desafortunado con Lilibeth y está sigue sin hablarme, siempre come ya sea en su habitación o en la cocina con las demás empleadas. Si bien ha comenzado sus entrenamientos no he tenido tiempo de verificar por mí mismo sus clases. Estoy en mi oficina, cuando escucho su voz a través de la ventana lo que me hace perder mi concentración en lo que estaba haciendo. Se supone que está con el entrenador, no debería de estar en el jardín en este momento, me asomó por la ventana y lo que veo me hace enfurecer, están ella y su entrenador a punto de entrar a la piscina, ella lleva un traje de natación de una sola pieza, pero puedo ver cómo mis hombres de esa zona se la comen con la mirada. Trato de mantener la calma hasta que el entrenador se va y después me dirijo a su habitación, la alcanzó por el pasillo antes de que entre. —¿Qué te crees que estás haciendo vestida así? —le exijo, ella me mira y sigue su camino hasta llegar a
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MI MUJER
Massimo —¿Por qué tarda tanto? —le pregunto a Marion, quien me ha traído un vaso con agua, mientras espero a Lilibeth que lleva unos minutos de retraso y aún no baja. —No lo sé señor, puede que ya no tarde. ¡Oh! Mire ya está bajando, se ve realmente hermosa señorita. —Me giro cuando dice esto y en efecto tiene razón, luce hermosa. —Gracias señora Marion. —Le sonríe con cariño, mientras me quedo embobado viéndola bajar. Está noche Lilibeth lleva un vestido color verde esmeralda (haciendo que resalte sobre su piel blanca) de un solo hombro con manga larga, la parte superior parece que tiene bordadas algunas flores con detalles en color negro sobre una tela casi traslucida que deja a la vista un sostén en el mismo color del vestido, la parte baja del vestido se abre en una falda amplia, la cual deja a la vista toda su pierna derecha gracias a la abertura de esta, lleva unas zapatillas doradas a juego con su bolso y todo en ella es perfección, sólo siento que verla enfundada en este t
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UNA MADRE PARA MI HIJO
La noche transcurre sin ningún incidente, en un momento vi a la mujer que me humilló en el centro comercial, está por su parte en cuanto nos vio se alejó de nosotros perdiéndose entre los invitados y, me preguntó que le habrá pasado ya que se fue muy rápido e hizo como si no nos viera, aunque eso sí, a mí me lanzo una mirada de completo odio antes de darse la vuelta. Después de un rato Massimo me deja a solas para hablar con el señor Salvatore sobre sus negocios, por lo que decido acercarme a la mesa de los bocadillos, estoy viendo algo que se me antoje para probar, cuando un hombre joven se acerca a mí con dos copas en mano. —¡Buenas noches, señorita! ¿Puedo invitarle una copa? —Es un hombre muy guapo y educado por la forma en que se expresa. —¡Buenas noches!, si claro ¿por qué no? —Tomo la copa que me tiende y antes de beber le pregunto su nombre—. Disculpe la descortesía, pero ¿cuál es su nombre? —Me llamo Renzo Lombardi y ¿cuál es su nombre bella dama? —Lilibeth Domínguez, un
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TE DESEO MÁS DE LO QUE IMAGINAS
Subimos al auto y durante todo el trayecto no dice nada, pero puedo sentir que está bastante molesto, llegamos a la casa y para mi sorpresa me deja ir sin decir nada más, subo rápidamente a mi habitación dónde ya me está esperando Mia quien me ayuda a deshacerme de este vestido, antes de irme a dormir decido darme una ducha ya que siento como mi cuerpo está impregnado a olor a tabaco. Después de una ducha rápida, me seco el cabello y me pongo un camisón rojo de seda para acto seguido meterme a la cama. Massimo Cuando veo como Renzo se acerca hasta ella y la forma en que posa sus labios sobre su mano unos celos indescriptibles me invaden, por eso decido tomarla en mis brazos y besarla para demostrarles a todos los presentes que con la mujer de Carluccio nadie se mete, después de discutir con ella sobre que tanto Renzo como yo solo queremos llevarla a nuestra cama, veo claramente que esta furiosa, así que decido que es momento de regresar a la casa, en el auto no nos dirigimos la palab
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MIEDO
Al siguiente día Mia toca a mí puerta para decirme que el desayuno está listo, pero no me siento preparada para enfrentarme a Massimo después de lo sucedido la noche anterior, por lo que le pido de favor si puede subir mi desayuno, todo ese día me la pasé encerrada en mi habitación y también pedí le informarán a mi entrenador que no me visitará hoy, no tengo ganas de ver a nadie. —Señorita, ¿se encuentra bien? Ayer por la noche cuando llegó estaba bien. ¿Qué ha sucedido? —pregunta Mia preocupada por cómo me encuentro. —Sí estoy bien Mia, gracias por preguntar solo que hoy no tengo ganas de nada, ¿podrías traer a Alex? —Quiero abrazarlo es el único que me da fuerzas para seguir aquí, él es mi puerto seguro. —Claro en un momento lo traigo. —Sale de mi habitación y después llega con el pequeño en brazos, lo tomo entre los míos y le pido que me dejé sola con él, en cuanto sale por la puerta lo abrazo y comienzo a llorar, después de un rato ambos nos quedamos dormidos. Han pasado unos c
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PELEAR POR MI VIDA
Cuando despierto me encuentro en la parte trasera de un carro y puedo reconocer que aún nos encontramos en el estacionamiento del centro comercial, los hombres que me atacaron no están dentro así que intento abrir la puerta para salir, pero me han dejado encerrada, por la ventanilla veo cómo están hablando por celular con alguien, tal vez en espera de instrucciones. Cuando me percato que se acercan me hago la dormida, escucho como se abren dos puertas una de mi lado y la otra del lado del conductor. —Sigue dormida no hay de qué preocuparse, pero debemos deshacernos de ella pronto, recuerda que la jefa quiere ver su cuerpo sin vida. —¿Y si nos divertimos un rato con ella? —pregunta el otro hombre haciendo que me ponga más tensa, cuando uno de ellos está por acercarse a mí, le doy una patada tan fuerte que lo tumbo y se golpea la cabeza al caer, no pierdo tiempo y salgo corriendo en dirección a la salida, el otro tipo no tarda en reaccionar y comienza a perseguirme. —Vuelve aquí m****
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DÉJAME SER LIBRE
Massimo Durante estas semanas he estado fuera, en parte porque no quiero cometer una locura de la que pueda arrepentirme como el último día que estuve con Lilibeth y otra razón se debe a que han intentado robarme un cargamento de armas, por fortuna encontré a los responsables, por lo que estoy rumbo a mi mansión cuando recibo una llamada de Anely. —¡Buenas tardes, señor! Disculpe la molestia, pero la señorita Lilibeth desea salir a dar una vuelta junto con Alexandre y quería saber si la autoriza. —pregunta al otro lado del teléfono. —La señora Lilibeth. —la corrijo—. Bien dile que puede ir, pero que debe llevarse a Franco, también la acompañaran Mia, tú y otros hombres más ¿me entiendes? —Sí, disculpe la señora. Entiendo, gracias. —Termino la llamada y continuamos con el viaje de regreso. Después de unas dos horas recibo otra llamada nuevamente de Anely, la cual se escucha bastante exaltada y nerviosa. —Señor, lo lamento, pero no encontramos a la señora, la dejamos con dos de sus
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