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Capítulo 3 - Sin respuestas

Adrien no se atrevió a mirarla, solo la apretó con más fuerzas, cuando planeó todo, nunca se imaginó que se sentiría tan mal, ni por qué estaba sintiendo tanta compasión por lo que eso pudiera ocasionarle a Emily, en otro momento le habría dado igual, pero ahora todo se tornaba distinto, había escuchado la forma tan cruel en que Valeria se había dirigido a ella, y eso lo llenaba de más dudas, y lo obligaba a continuar con el plan para descubrir los verdaderos motivos de ese odio entre hermanas.

En ese momento se dio cuenta de que no lo estaba haciendo únicamente por saberlo, sino porque en verdad tenía un enorme deseo de ayudar a Emily, de verla bien y feliz ¿Pero por qué tenía ese deseo? Se suponía que solo era una promesa hecha a su padre.

— Te lo he dado por eficiente — dijo apartándose de ella al no soportar el nudo en la garganta que eso le provocó, y esa respuesta le dio más rabia a Emily, la estaba felicitando y abrazando por cumplir con algo que ella no quería hacer, pensó.

— Ha dicho que vendrá mañana, así que espero que todo salga bien, es decir que pueda aceptar, digo porque ella es algo complicada, y solo ofreciéndole un salario muy alto podrá aceptar, algo que supere a las otras agencias con las que trabaja — dijo sin lástima, quería hacerle entender que querer a Adrien que su hermana en la empresa era algo muy peligroso o quizá hasta difícil de conseguir, bajó la mirada para no perderse en esos ojos de Adrien, que también la estaban esquivando, él se cruzó de brazos y se recostó en su asiento.

— Lo entiendo bien, pero no hay nada que yo no pueda conseguir, Emily, y lo sabes — señaló arqueando las cejas, pero su jefe esta vez estaba preocupado, pese a toda la felicidad que quería demostrar ante Emely por su nuevo logro, no podía demostrar que la situación empezaba a frustrarlo, pues recostó su torso en la mesa, y se apretó las manos, una señal muy clara de que estaba nervioso.

Todo lo que estaba pasando le dolía, porque él sabía lo doloroso que era para Emily , tener a su hermana cerca, ella que había hecho de su vida un infierno, era con la persona que más diferencias tenía, y sabía lo antipática que era Valeria, pues a pesar de la fama de ambos, ella nunca se había acercado a él, aun sabiendo que sus padres habían sido amigos, así que entendió bien lo que Emily decía. 

— Listo, ha dicho que vendrá mañana a primera hora — le afirmó, dándose la vuelta, escuchó que Adrien se movió de su sitio y antes de que pudiera abrir la puerta, la tomó del brazo con delicadeza, otra vez sus ojos pequeños y café, estaban frente a los suyos, igual de pequeños, pero con enormes pestañas que los adornaban, y esa pureza que solo ella podía descubrir, esa ternura que solo ante ella podía demostrar.

— Emily,  muchas gracias por haber hecho esto, sé que no es nada fácil para ti, pero te prometo que mis razones son muy grandes como para querer tenerla aquí, te juro que no saldrás perjudicada con esto — aclaró deslizando su mano por el brazo de Emily, ella se contuvo de no soltar el nudo en la garganta, y lo miró con seguridad, sin hacer ningún gesto con sus finos y rosados labios.

— En asuntos de trabajo, los familiares se omiten, lo importante es que logré comunicarme con ella, y que ya todo se ha resuelto, yo he cumplido, he asegurado mi trabajo y tú, tú, ya tienes a tu modelo estrella por lo cual el Show será espectacular — musitó intentando demostrarle que estaba de acuerdo con su decisión aunque por dentro se estuviera quemando. Las manos de Adrien estaban sudorosas, y ella estaba temblando; la ponía demasiado nerviosa, y la tensión del suceso agravaba las evidencias.

— Emily, eres mi amiga, conoces muy bien mi vida, como yo conozco un poco la tuya, y solo deseo que esta situación no nos cambie, no conozco a tu hermana, pero sí sé algunas cosas sobre ella, y lo que tú me has dicho, pero yo solo necesito una modelo estrella, y ella es la indicada — dijo mintiendo para evitar que Emily se sintiera peor.

Valeria le había quitado todo en la vida, y no dudaba de que ahora que estaría cerca de Adrien, también le quitara su amistad, su bondad, sus ganas de hablar ella, de reírse con ella, de confiar en ella, de mostrarse tal cual era, lejos de ser un millonario, o un jefe arrogante, él que era el único hombre que le había mirado sin desprecios, y le había brindado una mano cuando nadie más había querido dársela, ese era su mayor miedo.

— Por mi parte no hay problema, pero ya veremos, solo quiero pedirte como último favor, que no nos vincules como hermanas aquí en la empresa, esa ha sido su condición, y no quiero darte problemas — respondió con dolor, cabizbaja, sin imaginarse que eso ya lo sabía Adrien.

— Te felicito por lo que has hecho, y de nuevo te agradezco que hayas dejado a un lado las asperezas que tienes con Valeria, solo por cumplir con tus obligaciones de asistente, y además por tu compromiso y entrega a la empresa — contestó con la voz entrecortada, mirando el suelo también.

— De nada, Adrien, siempre intentaré hacer lo mejor, para que todo salga bien, sé que estás presionado por el asunto del show, que vendrán personas importantes, que mostrarás los diseños exclusivos de las mejores marcas de ropa de París, y lo entiendo, sé que Valeria es la candidata perfecta — Aseguró con su voz dulce, y hasta ese momento Adrien se atrevió a mirarla a los ojos, la tomó de las manos, y ella se dejó llevar.

— Perdóname, pero sé que ahora no lo estás asimilando de la mejor manera, pero en algún momento lo entenderás — señaló él con ese aire de misterio con el que solía envolver sus problemas.

— Adrien, te he dicho que lo entiendo — afirmó apartando sus manos, pero él volvió a tomárselas, las acarició al compás de la mirada de Emily

— Gracias, Emily, de verdad, has salvado el Show de este año — dijo, dándole un beso en las manos! Maldición! Se dijo Adrien en la mente, por qué carajos estaba haciendo eso, solo estaba empeorando la situación ¿Y por qué lo hacía? No se lo explicaba

— Adrien, qué te pasa — Exclamó Emily extrañada por ese comportamiento, y llena de vergüenza, aunque por dentro sentía como las mariposas revoloteaban en su estómago, llena de felicidad, porque era algo que jamás le había pasado en la vida.

Adrien nervioso, se echó a reír, y ella le correspondió a la risa, una risa nerviosa en ambos, situaciones como esas solían ocurrir, pero esta vez Adrien se estaba comportando demasiado raro, al ocultarle lo que en verdad tramaba con contratar a Valeria.

— Bien como te decía, gracias por salvar el SHOW — dijo tras que las carcajadas en ambos se apagaron al encontrar sus miradas.

— ¡Yo no! Lo hará Valeria — exclamó interrumpiéndolo y mostrando una risa fingida, mientras él la miraba intentando parecer serio, como si hubiese sentido el dolor de esas palabras

— Emily, yo no pretendo hacerte daño, de verdad — señaló, pero en verdad Emily ya no sabía qué creer, solo intentaba meterse en la cabeza de que solo la estaba contratando para que fuera su modelo estrella porque ella era la mejor, pero no comprendía a qué se debía tanta súplica de perdones, Adrien no tenía por qué pedirle eso.

— Ya, Adrien, no tienes por qué justificarte conmigo, tú eres el jefe, el dueño y señor de todo esto y estás en todo el derecho de hacer lo que se te plazca — dijo tan fuerte que no se dio cuenta que gritó al finalizar cada palabra, pues empezaba a encolerizarse, no entendía por qué él intentaba que lo justificara siempre, que lo entendiera, que no se sintiera mal por lo que sucedía, a veces no entendía qué motivos tenía para hacer eso ¿Acaso su padre le había indicado al suyo, que la protegieran, y él solo se sentía comprometido con eso? Se preguntó mientras tocaban la puerta.

— ¿Tengo algún tipo de visitas hoy? — le preguntó asustado sin dejarla abrir la puerta, ambos se miraron con asombro, y los pensamientos de ambos se fueron lejos, porque nadie que no fuera Emily, tocaba esa puerta, y quien entraba solo pasaba si tenía el permiso de ella, luego de que entre los dos revisaban la agenda.

— Ninguna, Adrien — le contestó mientras apartaba su mano para abrir, los ojos de Emily se quedaron petrificados, y la cara de Adrien se volvió pálida... 

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