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CApítulo 7 - Un nuevo plan

— Lo siento, Emely, no quise incomodarte — se disculpó Adrien odiándose por hacerlo

— Ya no importa — contestó ella de prisa, y dio la vuelta

—¿Te llevo a casa? — preguntó, pues él solía llevarla en ocasiones

— No, gracias, tomaré el tren — afirmó con una mezcla de emociones que la estaban atemorizando, ese beso había sido lo mejor y lo peor de su vida

— niña malcriada — musitó él con ironía

— Mañana tendrás una peor — dijo ella en referencia a su hermana

— Mañana, empezará esta guerra por ti — dijo Adrien sin valorar lo que acababa de mencionar. Emely odió su juego de palabras y el no comprender a qué se refería ni qué tramaba, y decidida a no prestarse a su juego, salió de la empresa. Adrien la observó a través de la enorme ventana del edificio.

Emely tomó el tren, y eso le ayudó a pensar en las cosas que le estaban sucediendo, Adrien era demasiado especial para ella, pero conocía muy bien su forma de vida como para dejarse llevar por sus instintos de mujer, sabía que el beso había sido solo un impulso por el enojo provocado, y que no pasaría de eso, o que simplemente se había dado por la confianza que se tenían.

Al llegar a casa observó a su madre, y no pudo evitar pensar en por qué aún la cuidaba si ella había sido mala todo el tiempo.

— Madre, tu hija favorita trabajará para la empresa de Adrien, también — le contó tirando la chaqueta en el sofá

— Se lo merece, es la mejor modelo del país — murmuró la señora viendo con rencor a Emely

— Claro, ella se merece todo, verdad madre

— Sí — repuso la fría mujer desde la cama

— Si se casara con Adrien, sería lo mejor que le pasaría en la vida, ese hombre es bueno, y además es el hijo del que fue mejor amigo de tu padre — contó la vieja con risa, que mencionara eso para Emely fue como un eslabón, asintió y caminó de prisa hacia su habitación, cada vez que mencionaban a su padre algo en ella se quebraba, pues siempre la habían culpado de su muerte, y ella jamás lo había entendido.

A la mañana siguiente llegó a la oficina siempre puntual como de costumbre. Se sorprendió tras salir y ver ante ella la sonrisa de Adrien que miraba el periódico, él estaba en medio del pasillo, absorto, todas las mujeres lo miraban babeándose.

 — ¿Sucede algo? – preguntó, de reojo miró que en la portada estaba la foto de su hermana, el corazón se le arrugó de nuevo, muchas cosas pasaron por su cabeza, antes de dar un paso en dirección hacia él, Adrien levantó la ceja derecha y la miró por el rabito del ojo con una sonrisa de malicia —¿Qué pasó con Valeria? — se atrevió a preguntar sin mostrar temor

— Nada, que somos tendencia en la prensa y en las redes sociales – afirmó como si fuera algo tan simple

La nota afirmaba que Valeria sería la modelo estrella de la agencia, y además afirmaba que trabajaría exclusivamente para ellos.

— Maldición, eso implica que es público lo que firmó sin leer, y que ahora ya no podrá trabajar para otras agencias — murmuró Emely tomando el periódico — Te meterás en un lío, yo conozco bien a Valeria, debiste avisarle

Adrien sonrió sin imaginarse lo que se le avecinaba — No te preocupes está todo bajo control — murmuró, cuando de pronto se apartó, Emely frunció el ceño ante su actitud.

— Querida, qué honor tenerte aquí, estás preciosa— dijo mientras Valeria salía del ascensor, los cambios de actitud de Adrien para Emely fueron sorpresivos, no entendía nada, se apartó de prisa arrugando la cara y metiéndose en la oficina, escuchar que la llamaba preciosa, fue aniquilante, como era posible que ayer la había besado, y ahora no quería ni hablar con ella, y que además de eso a Valeria también la había metido en un lío con las otras agencias, y ahora la recibiera con tanto entusiasmo, por un momento pensó que Adrien no era quien parecía ser.

Adrien dobló el periódico disimuladamente, y se odió por haber dicho eso frente a Emely, Valeria lo saludó con seducción.

— Hola, gracias por el cumplido, podríamos hablar un momento — dijo y Adrien la llevó hasta su oficina, tiró el periódico en la papelera, y se sentó frente a ella, quien vestía con una minifalda de cuero negro, un top rosa y unas botas altas del mismo color. Se veía esplendorosa y de no ser porque conocía la clase de arpía que era y además porque con ella solo tenía un plan para ayudar a Emely, se la habría tirado ahí mismo.

— Quería preguntarte quién estará a cargo del show — dijo la mujer con arrogancia

— Emely — respondió Adrien

— Sabes, Adrien, precisamente quiero hablar sobre eso contigo — contestó acercando su busto al escritorio como para provocarlo

— Ah sí, pues dime — repuso él intentando demostrar empatía

— No nos hagamos los tontos, sabes bien que esa mustia es mi hermana — murmuró de golpe, Adrien no se esperaba esa expresión

— Sí, lo sé — respondió él intentando mantener la calma, le dolió que hubiese llamado mustia a su asistente.

— Entonces, por qué ayer fingiste que no nos conocíamos — contestó ella con voz amenazante

— Porque te conozco, querida, porque sé bien que nunca te has involucrado públicamente con ella, y pensé que si hacía lo contrario podría molestarte, y no quiero eso, quiero que te sientas bien aquí — Dijo Adrien con la voz fingida, en verdad no quería eso, pero era la única forma de tenerla de su lado y obtener la verdad sobre lo que le habían hecho a Emely

— Ok, entonces deseo que así sea, no quiero que nadie aquí la vincule conmigo, no quiero tener ningún acercamiento con ella, no quiero que alguien sepa que es mi familia

— Me encantaría saber qué motivos tienes para no llevarte bien con ella — interrumpió Adrien para persuadirla, era su oportunidad para conocer lo que estaba deseando.

— Asuntos familiares que nadie entendería — contestó fríamente, mientras su celular timbraba

— Atiende la llamada, no pasa nada — dijo Adrien con empatía, pero sin entender por qué la sangre le estaba hirviendo, sentía compasión por Emely, por estar frente a su hermana y comprobar su maldad.

Valeria tomó el celular con miedo, la llamaba, era de Alexandre, el millonario que la había llevado a la fama. Se asustó de que la estuviera llamando tan temprano.

— Aló — contestó en voz baja, Adrien disimuló encendiendo el computador, mientras ella se levantó y buscó la puerta.

— Eres una traidora — fue lo primero que escuchó y si alguien le daba miedo era Alexandre, y que le dijera eso significaba algo grave, así que salió de la oficina

— ¿De qué hablas? — interrogó sin saber que se refería al anuncio de la prensa

— Que te vendiste a Adrien, estúpida, que ahora trabajarás con él

— Solo firmé un contrato con él, puedo explicarlo — balbuceó

— No hay nada que explicar, es obvio que te vendiste a Adrien, todas las mujeres caen a sus pies como unas idiotas, ya te habías tardado en caer en sus garras – le gritó, y el dolor que le provocó cada palabra se asemejó al de una espina enterrada en la piel.

 — No, no me vendí a él, ni siquiera me acosté con él — se defendió Valeria esperando piedad, pues Alexandre sabía que cada vez que conseguía un contrato era porque se acostaba con sus jefes

 — Imposible de creer, Adrien no sería capaz de darte ese puesto solo por mirarte – alegó Alexandre siempre gritándole con furor, él la quería, o más bien le tenía lástima.

— Por favor créeme – le suplicó Valeria, pues en verdad, que Alexandre creyera en ella era lo único que le importaba, desde hace mucho tiempo se había dado cuenta de que pese a que se resistiera,  había algo que la halaba y arrastraba hacia él, pero debido a lo macabro que solían ser sus planes para obtener fama y dinero, prefería ignorar lo que sentía, y continuaba perdida en cuerpos que solo la usaban cuantas veces querían a cambio de un poco de felicidad que solventara el vacío que cargaba.

— No puedo, Valeria, la noticia ha sido demasiado clara, tú ni siquiera renunciaste a las otras agencias, nada te importó, estás perdida – afirmó Alexandre con seriedad

— ¿De qué hablas? — Preguntó ella asustada

— Acaso no has visto la prensa, estúpida — gritó el tipo

— No

— Pues mírala, ahí está claro, trabajarás con él exclusivamente, lo que implica que te desligas a las demás empresas que te llevamos a la fama — afirmó el hombre con ira. En ese momento Valeria sintió que todo se acaba para ella. Colgó la llamada y buscó el periódico virtual, tras que leyó y miró todas las  pruebas que la acusaban, se volvió loca, supo que lo estaba perdiendo todo, que lo que se le avecinaba era indetenible, recordó cada gesto de esos hombres, antes de darle el documento para firmar, pero su corazón frívolo solo hizo que se lamentara por las enormes cifras de dinero que perdería.

Pero solo pudo pensar en una cosa, en algo que involucrara eso con su propio beneficio, a lo inmediato se regresó a la oficina de Adrien, Emely observó cada movimiento y se preocupó.

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