Kerr no entendió del todo el motivo de sus acciones, pensó que había sido una noche llena de malas emociones donde se había sentido más solo que nunca, y la presencia de Vanya lo relajó, por eso, cuando sintió los húmedos y carnosos labios de la mujer sobre los suyos, no pudo hacer más que colocar la mano en su cuello y atraerla hacia a él. Todo el cuerpo se le llenó de un calor incontrolable.
La celda oscura y fría les devolvió el sonido de sus labios al succionarse el uno al otro. Kerr la besó profundamente, con pasión, desahogando en ella el rencor y la soledad.
Buscó con la lengua y cuando encontró la de Vanya una corriente eléctrica le trepó por la columna y le recorrió el cuerpo, se detuvo en su ingle y el endurecido bulto palpitó cuando sintió la mano de ella posarse sobre él. Se apartó para mirarla a la cara.
—Espera —le dijo, pero Vanya lo ignoró, saltó sobre él y se subió a horcajadas encima y Kerr dejó escapar el aliento cuando la mujer se restregó contra el bulto que cada vez aumentaba más su tamaño.
Kerr le besó el cuello y pasó la lengua dibujando una línea entre la clavícula y el hombro y la sintió gemir cuando metió la mano por debajo de la blusa y agarró uno de los firmes senos.
Kerr dejó de pensar, ya no quería hacerlo, estaba harto de pensar una y otra vez cada cosas que deseaba hacer en su vida, por primera vez se dejaría llevar sin pensar en las consecuencias, así que levantó la blusa de Vanya y atrapó con su lengua uno de los endurecidos pezones.
Vanya dejó caer la cabeza hacia atrás mientras el movimiento en su cadera aumentaba la velocidad. Kerr lamió, succionó y degustó cada pequeña parte de las aureolas firmes y cuando metió la mano entre los pantalones de ella y sintió la humedad no pudo dejar escapar un jadeo de placer.
Introdujo un dedo despacio, disfrutando de la estrecha y resbalosa entrada y le subió calor a la cara solo de imaginar cómo se hundiría dentro de ella y Vanya lo miró a los ojos, y se quedaron así por un momento, consternados ante la belleza del otro ser, con los labios hinchados y las mejillas enrojecidas y el calor en el estómago que había sentido Kerr antes regresó con más fuerza.
—Ya no me importa nada —le dijo ella —quiero sentirte dentro de mí justo ahora — el cuerpo de Kerr se llenó de una energía indescriptible, su lobo interno gritó de emoción y el instinto pensó por él, lanzó a la mujer sobre el catre duro de la celda y la miró lascivamente.
—Tus deseos son órdenes.
Cuando Kerr intentó tomar el pantalón de Vanya para sacárselo de un tirón, un ruido metálico a sus espaldas los hizo saltar. Kerr volteó con todos los vellos del cuerpo erizados hacia la puerta y se encontró con Sebastián que lo miraba fijamente con una sonrisa burlona en el rostro.
—No sé si sabías, pero ella tiene un guardia cada noche y hoy me tocó a mí —le dijo, Kerr se enderezó del todo y comenzó a ajustarse los pantalones al tiempo que Vanya se cubrió con la cobija —un beso lo soporto, pero no me quedaré ahí sentado viendo este espectáculo —Kerr volteó a mirar a Vanya y se sintió avergonzado, así que sin decirle nada más salió de la celda cerrando la puerta y casi corrió por el pasillo hasta su catre y se acostó, le fue especialmente difícil conciliar el sueño esa noche.
Sebastián le lanzó otra cobija a Vanya por entre los barrotes de la celda y se la quedó mirando.
—¿Qué? —le preguntó ella.
—Sé a qué estás jugando —le dijo él y ella apretó la mandíbula —No le jodas la vida a Kerr que ya la tiene bastante jodida —Vanya no contestó.
La mañana llegó y en el ambiente se sintió desde el principio la tensión, el rumor de que Víctor quería entregar a Kerr se expandió por toda la manada y cuando el Alpha llegó al desayuno todos los presentes guardaron silencio. Kerr no pudo evitar sentirse un poco feliz, por primera vez Víctor estaba sintiendo lo que él había sentido por toda su vida y aunque sabía que no estaba bien, le alegró un poco.
Víctor se sentó en la parte más alejada de la sala y solo su hijo Benjamín se sentó a su lado. La manada estaba vulnerable y el hecho de que el Alpha estuviera dispuesto a entregar a uno de los suyos les generó incomodidad y desconfianza, incluso aunque fuera Kerr. Lina estaba unos metros más allá y tomó su bandeja para sentarse al lado de Kerr.
—Siento que todo esto esté pasando —le dijo él y la mujer se acarició la barriga mientras tomaba una buena porción de arroz.
—No es tu culpa, es culpa del miedo de Víctor —Kerr no contestó —no quiero que la manada lo juzgue, si, hizo mal, por eso lo reñí, pero lo que él quiere es el bien de todos.
—Así sea entregando mi vida —le contestó él y aplastó el arroz con la cuchara —estoy seguro de que me entregaría así no recibiera nada a cambio.
—No digas eso, él no es así —Kerr la miró con el gesto apretado.
—Él se ha encargado de hacer mi vida un infierno, desde siempre, incluso más después de que se hizo el Alpha —se metió la cuchara y habló con la boca llena — Desearía saber por qué me odia tanto.
—Él es rencoroso —Kerr bufó.
—Qué yo recuerde no le he hecho nada —Lina ladeó la cabeza.
—Es algo mucho más allá —Kerr empujó el plato y la miró a los ojos.
—¿Hay un motivo en específico de por qué me odia? —le preguntó y ella dejó escapar el aliento, se notó que la frase se le había escapado, pero se encogió de hombros como única respuesta, pero ante la atenta y firme mirada de Kerr no tuvo más alternativa que ceder.
—No es algo que me corresponde decirlo a mí, hablalo con él —Kerr le apartó la mirada y la puso en la espalda del Alpha que estaba unos metros más adelante.
—Nunca volveré a hablar con él —dijo Kerr y Lina asintió con la cabeza.
—Bien, entonces nunca lo sabrás —Kerr se rascó la cabeza, era demasiado orgulloso como para ir a hablar con Víctor, pero la espinita de la duda se le había clavado en el pecho —Cambiando de tema —le dijo Lina —pienso que deberías comenzar a practicar tu telepatía, eso de que hubieras podido entrar a la mente de Vanya es… inusual.
—¿Crees que sea yo y no ella? —Lina se encogió de hombros.
—Cuando un lobo nace sin la habilidad, sin el gen, pierde todo, la única forma de que ella te hubiera escuchado es que tuviera el gen, pero no lo tiene, Clarisa le hizo exámenes de sangre —Kerr la miró.
—¿Le hicieron exámenes? —preguntó asombrado y ella asintió.
—¿Crees que me quedaría con la duda? No tiene nada, eso solo nos deja que tu telepatía es más fuerte que la de un lobo normal, pero fue en una situación de estrés, pienso que si la practicas podrías llegar a manejarla en cualquier momento —Kerr asintió con la cabeza, la verdad sí que le sorprendió la noticia, así que el resto del día se la pasó extendiendo su conciencia hacia todas partes, pero no le pareció nada fuera de lo normal.
Cuando llegó la noche y la luna menguante ya había salido por el horizonte, él, Víctor, Sebastián y otros dos más salieron de la fábrica con rumbo al encuentro con la manada de Rak para ir al lugar donde creían podía estar el doctor.
Kerr no quiso pensar en qué pasaría si no lo encontraban, cosa que era muy probable, pero Lina ya le había dado la palabra de que Víctor no lo entregaría, pero Kerr estaba atento, no confiaba en su Alpha, así que una gran preocupación se instauró en su pecho. El doctor Saúl Quiroz tenía que estar ahí, porque de lo contrario, Kerr estaría perdido de una forma u otra.
La luna ya no iluminaba como la noche anterior, las nubes oscuras cubrían parte de su luz, así que Kerr y los demás no eran capaz de ver completamente, pero Víctor les había dado la orden expresa de no transformarse.Cuando llegaron al punto de encuentro, cuatro hombres más los estaban esperando, pero el Alpha Rak no estaba.—¿Dónde está su Alpha? —les preguntó Víctor y uno de ellos, al que le faltaba un ojo, dio un paso al frente.—Nuestro Alpha está muy ocupado atendiendo otros asuntos —dijo —así que yo iré en su nombre —Sebastián estiró la conciencia hacia Kerr.—Para mi que tiene miedo —Le dijo burlón y Kerr no pudo negar que se le contagió un poco el ánimo burlón que tenía el hombre, pero no pudo dejar de sentir esa incertidumbre en el estómago. Lo que había pasado con Vanya y la idea que tenía Víctor de entregarlo le producían un nudo en el estómago que le amargaba la existencia —Ya Lina te dijo que él no te entregará —le dijo Sebastián. Kerr había olvidado que el otro hombre po
Kerr no supo exactamente cuándo perdió la conciencia, lo único que le alegró al abrir los ojos fue que el dolor había desaparecido, y sintió tanta paz por eso que casi se le escapa una lágrima.Abrió los ojos, el bosque comenzaba a aclararse por el sol que despuntaba tras las montañas a lo lejos. Estaba tirado en el suelo, con la ropa sucia rota, llena de tierra y hierba que se le quedaba pegada. Movió la mano para quitarse el cadillo que se le quedaba pegado a la camisa y el cuerpo entero le dolió, fue como si lo hubiera arrastrado un río y lo hubiera azotado contra todas las piedras, pero Kerr notó algo más allá que lo preocupó, un vacío grande dentro del pecho, como si le faltara parte importante del alma.Intentó extender la conciencia para ver si podía encontrar a alguien que lo ayudara, pero no pudo, su mente estaba en blanco, como encerrada en una celda de concreto irrompible. Se puso de pie con dificultad, por donde él se había arrastrado para llegar ahí se veía una pequeña
Kerr pasó la noche físicamente muy cómodo, la presencia de Vanya le traía una especie de paz que él no sabía que podía tener, pero dentro, en su cabeza, lo asaltaron pesadillas. El recuerdo del dolor que le produjo el líquido del dardo lo atormentó como una parálisis y cuando despertó en la mañana lo primero que sintió fue el olor a café que llenaba todo el lugar.Vanya estaba acostada a su lado, con la mano rodeando el torso de Kerr y el cabello oscuro cubriéndole el rostro y cuando él abrió los ojos los colores parecían haber regresado a la normalidad.Cayó sentado de un tirón con los sentidos al máximo y luego dio otro salto cuando vio a Víctor sentado frente a la celda en la silla del vigilante.—Recuperaste tu conciencia casi a medianoche —le dijo el Alpha y Kerr sintió un alivio en el cuerpo tan grande que casi suelta una carcajada. Los olores habían regresado, los colores se veían más intensos y logró sentir la fuerza de su lobo interno en el pecho.—¿Pasaste toda la noche pend
Kerr sintió miedo como hacía mucho no sentía. Clarisa se movía por todo el lugar desinfectando varios equipos quirúrgicos y él se quedó paralizado por un momento, hasta que con manos temblorosas se acercó a Vanya y le acarició el cabello.—Esto se pondrá feo —le dijo y ella lo miró a los ojos, los tenía enrojecidos y asintió con la cabeza.—La escuché, puedo soportarlo —le contestó, y aunque fingió sonar valiente la voz le tembló un poco.Víctor llegó acompañado de todo su séquito a la habitación y observó todo con los ojos abiertos.—Es apendicitis —le dijo Clarisa al Alpha — operamos ahora o se muere —Víctor asintió, volteó a mirar a uno de los más jóvenes que se asomaban por la puerta y prácticamente lo arrastró por la camisa.—En la ciudad, donde estaba mi casa, bajo la encimera del baño hay una tabla suelta —le dijo y el muchacho le prestó atención —dentro hay un botiquín, tráelo, ahí hay morfina —Clarisa lo miró apretando el entrecejo.—¿Y por qué apenas me entero? —le reclamó,
Kerr esperó afuera, no quiso jugar más con su telepatía, había algo en él que crecía más cada día. Ese nudo extraño en el estómago que amenazaba con tomar el control por completo y eso lo asustó, no quiso tentar la suerte, era imposible saber qué pasaría si dejaba que esa fuerza interior se apodera de él.Benjamín, el hijo de Víctor, aprovechó que sus padres estaban ocupados dentro del minúsculo e improvisado hospital para colarse y sentarse frente a Kerr, solían pasar tiempo juntos antes, por alguna razón el niño había encontrado cómo empatizar con el hombre y a Kerr le entretenía hablar con él, hasta que Víctor se los prohibió.—No deberías estar aquí —le dijo Kerr y el niño se encogió de hombros.—Mi papá no se va a dar cuenta —Kerr se rio.—Con todos los lame suelas que tiene, si.—¿Qué es un lame suelas? —le preguntó y Kerr apretó los labios.—Nada —se excusó —cuéntame, ¿cómo va tu entrenamiento? —el niño raspó con la uña la superficie de la mesa desganado.—Hace muchos días papá
Kerr entró, le sudaban las manos y cuando dejó a Vanya sobre la cama delicadamente se puso de pie para observarla, se veía sedada, como un poco drogada y eso lo hizo sentir mal, como si estuviera abusando de ella. Se agachó y le acarició la pálida piel del rostro.—¿Estás segura de esto? —le preguntó por milésima vez y ella asintió.—Es solo sexo a cambio de sobrevivir —le dijo ella medio en broma y Kerr sonrió —no pasa nada, además, así calmarás esas ganas que tienes —Kerr se puso de pie y le dio la espalda.—¿De qué hablas? —sintió que se le enrojeció la cara, pero sabía que externamente lucía tan frío como siempre, era un don que ya había dominado muy bien para esconder sus emociones. Vanya estiró la mano hacia él y le habló para que la mirara.—Solo tienes que hacer una cosa, pero eso no significa que no podamos disfrutar el resto —Kerr la miró, la muchacha tenía una enorme perforación en el abdomen y estaba medio drogada, y aun así quería tener sexo con él.—No, solo, lo haré den
Kerr salió corriendo de la fábrica a toda velocidad, trató de buscar el fresco olor de Vanya por todo el lugar pero no logró encontrarlo, solo pudo oler una asquerosa capa de lodo con restos de madera podrida que flotaba en el ambiente como si estuviera por todos lados.Extendió la conciencia y contactó con los lobos que merodeaban los alrededores.—¿Hace cuanto se fue? — preguntó y uno le contestó en tono burlón.—Tú fuiste el que amaneció con ella, deberías saberlo —Kerr sintió rabia y la proyectó hacia el lobo para dejarle bien claro que no estaba bromeando —Benjamín la vio correr detrás de la fábrica, pero cuando salimos a buscarla su aroma había desaparecido —Kerr levantó la cabeza, no podían ser más de la seis de la mañana, y aspiró profundo el aire que le llenó los pulmones, pero no encontró el olor de ella, nada más allá del fango podrido.—¿Qué es ese asqueroso olor? —preguntó y otro lobo, uno que estaba más lejos, respondió con sentimiento de asco.—Junto al arroyo hay un fa
Kerr pasó la noche incómodo, con una sensación en el estómago que lo hizo voltear sobre el duro catre hasta altas horas de la madrugada hasta que decidió ponerse de pie.Víctor se había reunido con los miembros del consejo, y aunque él podía tomar la decisión sólo si hubiera querido, Kerr agradeció que tuviera la sensatez de tener en cuenta las opiniones de los más viejos, pero aún así no dejaba de martillarle en la cabeza la posible decisión.Si permitían entregar a Vanya eso no les aseguraría que la guerra se detuviera, Rak parecía un lobo asesino y conquistador y Kerr estaba seguro que de alguna u otra forma se las arreglaría para buscar una excusa para atacarlos. Quiso pensar que estaba siendo dramático, el mismo hombre había dicho que no quería una guerra, pero algo dentro de Kerr le gritaba que no podía confiar en él, y lo comprobó cuando, cansado de voltear en el catre, extendió la conciencia hacia el bosque con un único interés de distraerse y practicar, pero más cerca de lo