Mi hermana me robó a mi prometido, eso era un hecho ... Que ¿cómo me sentí ante todo esto? Creí que lo había perdido todo, todo hasta que lo conocí a él ... el extrovertido chico-tanga-masturbador.
Leer másAntes que nada, me gustaría agradecerles el apoyo que le han brindado a esta historia, ya que no sería lo mismo sin sus corazoncitos.También disculparme por la impaciencia que les causé ante las actualizaciones. Mi propósito en esta novela romántica, no es sólo darles una lectura para entretenerlos, sino profundizarlos en la vida de nuestros protagonistas, además de seguir creyendo en el amor, por mucho que la palabra conlleva, y cabe mencionar que tenía grandes deseos de provocar sus emociones y digo: "tenía" porque lo he logrado. Gracias a que ustedes mismos comparten sus sentimientos conmigo, puedo saberlo y eso es algo muy importante para mí, así que; de antemano, muchas gracias por ello.Me gustaría informarles que tengo nuevos proyectos en mente, pero debido a que he estado muy ocupada terminando 'Aitana al acecho' (una novela que tengo publicada en otra plataforma, además de estar escribiendo una saga), no me he dado el tiempo de desarrollarlos, aunque eso no me detiene y pued
JamesTres años despuésEl sol aclamaba veneración, hacia mucho tiempo que no sentía un clima así, por lo regular, a esa hora —tres de la tarde— los rayos traspasaban tu piel al grado de quemarla, pero en ese día no era la ocasión, el sol era cálido, amable y sobre todo, hermoso, aunque no como la vista que tenía enfrente.Charlize lucía radiante. —¡Que vivan los novios! —gritó un invitado de la boda, enseguida, todos los demás comenzamos a hacer escándalo, aplaudiendo y gritando.Fabricio y Morris no dejaban de besarse, ese día, después de tres años desde que los conocía, ya eran marido y .... ¿marido? Supongo que así se dice, o al menos eso fue lo que escuché decir a la persona que ofició la boda.Estábamos en Zanzíbar, sí, dónde mi historia con Charlize, inició. Cuando me enteré de que ellos se casarían, no tardé en ofrecer mi hotel para oficiar la boda, pero aparte de tener un buen gesto, había un motivo más para regresar a la isla.¿Lo recuerdan? Por si las dudas ... refrescaré
—Que ... ¿qué haces aquí? —parecía que había visto un fantasma.—Esa es una pregunta tonta —intenté sonreír.La verdad era que sólo estaba tratando de contener mis lágrimas. Sentía una enorme alegría de verlo de nuevo, pero también estaba triste por el motivo de este reencuentro.—No debiste venir —se giró hacia la ventana—. Tú no debías verme así —añadió en susurro.—¿Así cómo?—Aquí —me miró molesto—. En un maldito hospital.—James ... yo ...—Quiero que te vayas.Ya no contuve mis lágrimas.—Wanda me dijo que no quieres el desfibrilador —hablé con la mirada baja, ignorando su desprecio.—¿Qué no me escuchaste, Charlize? Quiero que te vayas ahora, no te quiero aquí.—No tienes por qué hablarme así —limpié mis lágrimas, pero continuaron cayendo más—. Sólo quiero ayudar.—No necesito tu ayuda, tu lástima, así que llévalas a otro lado.—¿De qué hablas? Yo jamás he sentido lástima por ti y lo sabes ...—¡Qué te vayas, maldición! —su grito me hizo sobresaltar.—¿Podrías controlarte? —sup
Hacía apenas unos minutos, nuestros pies habían tocado tierra española, no estaba muy segura del por qué, James, decidió ir a esa ciudad, obviamente, la cadena Castelfranco también tenía presencia ahí, pero por alguna razón que no sabía cuál, pensaba que el tarado que me abandonó, eligió ese lugar por algo en especial, no lo sé, era es como si fuese su estilo.—Sigo pensando que no debimos venir —dijo Morris mientras salíamos del aeropuerto.—Y yo sigo pensando que no te debimos traer —le respondió Fabricio.—Oye, no me hables así, sólo estoy intentando ser el más razonable de los tres.—Morris, te juro que te dejaré sin sexo por todo un año, si sigues siendo tan negativo —Morris sonrió.—No soportarías ni un día —soltó con arrogancia.—¿Quieres ver que sí? —ambos se detuvieron y comenzaron a lanzarse miradas desafiantes.—¿Quieren parar los dos? —supliqué al mirarlos—. Morris, sé que no estás de acuerdo con esto, pero necesito a mi amigo aquí y tú estás incluido en el paquete, así qu
Ya pasaban de las diez de la noche cuando regresé a mi hogar, durante el camino, le comenté a Fabricio todas las estupideces que me había dicho Stefan, y como era de esperarse, soltó cientos de insultos al primo de su novio, alegando aún, que se había quedado con ganas de envenenarlo con su blanqueador de ropa, pero que le daba más tranquilidad saber que había vomitado su calzado, a lo que en ese momento, nos tenía en una pequeña discusión.—No entiendo lo que me dices, Fabricio —fruncí el ceño.—Yo tampoco —añadió Morris al sentarse a su lado en el sofá.—Hablo de que necesitas asistir mañana mismo al ginecólogo para que cambien tu anticonceptivo.—¿Por qué haría eso? —suspiró, giró los ojos y los cerró mientras negaba con la cabeza.—¿Por qué eres tan distraída, tontita? —me encogí de hombros ante su comentario y me puse de pie para servirme un trago.Necesitaba alcohol en mis venas.—El implante que usas, tiene una vida de cinco años —continuó—. Y hace meses que debiste cambiarlo.
—Si no te amara tanto, ya te habría matado, Fabricio —espeté molesta mientras caminábamos hacia el auto.—Amiga, luces divina —sonrió—. Deberías agradecérmelo —me detuve y lo miré.—¡Mi cabello es corto y está teñido de rojo, además, uso las malditas uñas de Cardi B! —le mostré mis manos.Intentó contener la risa, pero el tonto no pudo y yo —otra tonta— comencé a reír con él.—Amigo, quiero asesinarte —dije sin parar de reír.Después de divertirnos un poco, Fabricio condujo hasta llegar al periódico, tomé mi bolso y le pedí que me esperara en el auto mientras que regresaba. Al entrar a mi antiguo trabajo, todos mis ex compañeros no dejaban de mirarme, debía ser por mi loco cambio de look o de nuevo, todo se trataba de Stefan. Apresuré mi paso para llegar a la oficina de Nataly, al estar ahí, esperé un momento a que su asistente me anunciara, una vez que lo hizo, entré.—Esto sí que es una sorpresa —Nataly me sonrió—. Un nuevo look, eh.—Tengo un amigo muy loco —también le sonreí.—Ya
Kwaheri, mwanamke wangu mzuri asiyejulikana (adiós mi bella dama desconocida) Eso fue lo que te dijo aquel hombre, Amin. Y justamente, ahora, me encuentro robando sus palabras.Siento mucho tener que expresarme en una carta, Charlize, pero sinceramente, no hubiese tenido el valor de mirarte a la cara y decir adiós, supongo que ahora estarás pensando que en verdad soy un cobarde, y no te juzgo, lo soy, pero si tan sólo observaras las cosas desde mi punto de vista, entenderías el por qué me he marchado ...Sin mentir, eres la chica más maravillosa que he conocido en mi vida, no pensé que lo que comenzó como una pequeña aventura, terminaría conmigo, escribiéndote una carta para explicar mi ausencia.Me preguntaste si alguna vez me había enamorado, debí responderte que no, que jamás tuve ese fuerte sentimiento por una chica, pero me aterré, porque no fue hasta ese momento, que la revelación en mi mente me deslumbró, de inmediato supe que tú no estabas de paso en mi vida, más sin embargo,
—Luces radiante, Charlize —ruborizada, bajé la mirada.—Y tú estás guapísimo, James —sonrió.Justo como él había dicho, ambos vestíamos de etiqueta. Al abordar el yate, me sorprendí al ver en nuestro camarote la vestimenta que llevaríamos esa noche. Él usaba un traje grisáceo que combinaba bastante bien con sus ojos, yo por otro lado, usaba un vestido de color rojo sangre, el cual, amoldaba perfetamente mis curvas, esa vez hice un peinado y maquillaje más elaborado, debo admitir que me tardé más de lo planeado, pero el resultado me había gustado mucho y al ver la mirada que James posaba en mí ... bueno, sobra decir que eso me gustaba mucho más.—¿Lista para esa cena, señorita Campbell? —me extendió su brazo para que lo tomara.—Me tiene ansiosa, señor Castelfranco —le sonreí al tomarlo.Salimos del camarote y caminamos hacia la punta del yate, de inmediato, quedé maravillada al observar preciosas luces brillantes alrededor de la mesa, una mesa perfectamente montada para una cena román
Una vez que descendimos, James arrastró la lancha hacia la arena y después tomó mi mano para guiarme.—¿A dónde me llevas? —pregunté cuándo nos adentramos en la isla.—¿Tienes miedo de que torture tu precioso cuerpo y lo entierre por aquí.—Al menos moriré en la hermosa isla Mnemba —sonrió.Caminamos unos cuantos minutos más hasta que nos detuvimos, desde el punto en el que estábamos, se podía observar el yate a distancia.Mi ceño se volvió a fruncir cuando miré a James, hincarse y comenzar a cavar un hoyo con sus manos.—Ya, en serio ¿qué rayos haces? —de nuevo pregunté al hincarme, también.—¿Me ayudas? —me sonrió—. Tiene que ser profundo.—Bien.Tomé un pequeño palo y comencé a cavar con él.—¿Crees en el destino, Charlize? —preguntó sin dejar de cavar.—No lo sé —respondí con sinceridad—. ¿Cuál es tu punto? ¿Para qué estamos cavando este hoyo? Es muy pequeño para que me entierres en él —sonreímos.—Quiero que hagamos una promesa —me miró—. Las promesas se cumplen, ¿cierto? —asentí