—Que ... ¿qué haces aquí? —parecía que había visto un fantasma.—Esa es una pregunta tonta —intenté sonreír.La verdad era que sólo estaba tratando de contener mis lágrimas. Sentía una enorme alegría de verlo de nuevo, pero también estaba triste por el motivo de este reencuentro.—No debiste venir —se giró hacia la ventana—. Tú no debías verme así —añadió en susurro.—¿Así cómo?—Aquí —me miró molesto—. En un maldito hospital.—James ... yo ...—Quiero que te vayas.Ya no contuve mis lágrimas.—Wanda me dijo que no quieres el desfibrilador —hablé con la mirada baja, ignorando su desprecio.—¿Qué no me escuchaste, Charlize? Quiero que te vayas ahora, no te quiero aquí.—No tienes por qué hablarme así —limpié mis lágrimas, pero continuaron cayendo más—. Sólo quiero ayudar.—No necesito tu ayuda, tu lástima, así que llévalas a otro lado.—¿De qué hablas? Yo jamás he sentido lástima por ti y lo sabes ...—¡Qué te vayas, maldición! —su grito me hizo sobresaltar.—¿Podrías controlarte? —sup
JamesTres años despuésEl sol aclamaba veneración, hacia mucho tiempo que no sentía un clima así, por lo regular, a esa hora —tres de la tarde— los rayos traspasaban tu piel al grado de quemarla, pero en ese día no era la ocasión, el sol era cálido, amable y sobre todo, hermoso, aunque no como la vista que tenía enfrente.Charlize lucía radiante. —¡Que vivan los novios! —gritó un invitado de la boda, enseguida, todos los demás comenzamos a hacer escándalo, aplaudiendo y gritando.Fabricio y Morris no dejaban de besarse, ese día, después de tres años desde que los conocía, ya eran marido y .... ¿marido? Supongo que así se dice, o al menos eso fue lo que escuché decir a la persona que ofició la boda.Estábamos en Zanzíbar, sí, dónde mi historia con Charlize, inició. Cuando me enteré de que ellos se casarían, no tardé en ofrecer mi hotel para oficiar la boda, pero aparte de tener un buen gesto, había un motivo más para regresar a la isla.¿Lo recuerdan? Por si las dudas ... refrescaré
Antes que nada, me gustaría agradecerles el apoyo que le han brindado a esta historia, ya que no sería lo mismo sin sus corazoncitos.También disculparme por la impaciencia que les causé ante las actualizaciones. Mi propósito en esta novela romántica, no es sólo darles una lectura para entretenerlos, sino profundizarlos en la vida de nuestros protagonistas, además de seguir creyendo en el amor, por mucho que la palabra conlleva, y cabe mencionar que tenía grandes deseos de provocar sus emociones y digo: "tenía" porque lo he logrado. Gracias a que ustedes mismos comparten sus sentimientos conmigo, puedo saberlo y eso es algo muy importante para mí, así que; de antemano, muchas gracias por ello.Me gustaría informarles que tengo nuevos proyectos en mente, pero debido a que he estado muy ocupada terminando 'Aitana al acecho' (una novela que tengo publicada en otra plataforma, además de estar escribiendo una saga), no me he dado el tiempo de desarrollarlos, aunque eso no me detiene y pued
¿Libre albedrío? Una verdadera tontería en mi opinión. ¿Para qué rayos tenemos la libertad de tomar nuestras propias decisiones si somos lo que le sigue de idiotas al tomarlas? No es que hable por todos en este planeta, pero no por nada existe esa frase de: "Somos seres humanos y nos equivocamos". ¡O esperen! Que tal esa otra que dice: "De los errores se aprende". ¿Y por qué tenemos errores? Por las decisiones que tomamos, obviamente. ¿Cuál es mi punto? Que fui una idiota al enamorarme, fui una idiota al tomar esa decisión de arriesgarme por un hombre que muy en el fondo sabía que me haría sufrir.Permítanme entrar en sus mentes para así, proyectarles la tragedia que ocasionó mi muerte cerebral ... «mierda» Estoy exagerando un poquito, pero pronto entenderán el porqué tanto drama en mi estado emocional ...¿Ven a esa mujer de pie con sus ojos apunto de salir de sus órbitas, mirando por la puerta entreabierta? Sí, esa era yo. ¿Y qué me tenía tan pasmada? Pues nada más y nada menos que
Nueve meses despuésde mi derrame cerebral.—¿Cómo que hubo una falla en el sistema? —elevé la voz.—Lo lamentamos mucho, señorita, estas cosas no nos suelen pasar —la mujer contestó muy apenada—. Mis compañeros se confundieron al entregar las maletas a los empleados del hotel. Creemos que sus maletas las tiene el pasajero del asiento 24 B —suspiré antes de tocar mis sienes.A mí y a una docena de personas a mis espaldas, nos tenían en espera de una respuesta, ya que debido a la estupidez del personal del aeropuerto, nuestro equipaje fue destinado a diferentes personas. «carajo» Literal, no podía creer que esto pasara en la actualidad. ¡Pero qué maldito fastidio! Mi cabeza dolía —culpa del alcohol—, parecía una vagabunda y mi rostro gritaba en todo lo alto lo alcohólica que era, la capucha de mi sudadera en mi cabeza y las gafas de sol, no ayudaban mucho ... Lo único que quería era una ducha refrescante, pero ¿ahora esto?—¿Sabe una cosa, señorita? —inhalé y exhalé—. Tuve un mes de m
Yo: —¿A qué te refieres con que son lindas y como rayos conseguiste mi número?Desconocido: —Verás, ambas preguntas son tontas, así que optaré por ignorarlas —elevé mis cejas—. El punto aquí, señorita Campbell, es que tengo su equipaje y estoy hurgando en él y a menos de que quiera que lo siga haciendo, tendrá que venir personalmente a recogerlo.Yo: —¿Estás loco? Ni siquiera sé en qué hotel estás y como sigas hurgando en mis cosas, te mataré ¿me escuchaste? Enviaré a alguien por mi equipaje y más te vale devolverlo.Desconocido: —¡Uff! Esta tanga de color blanco es mi favorita, sin duda me masturbaré con ella —abrí mi boca, ofendida.Yo: —¡Escúchame bien, degenerado! No ...Desconocido: —¡Ohh! Pero qué tenemos aquí —me interrumpió—. Eres una traviesa, ¿cierto, Charlize?«Hay, madre, ha encontrado mi vibrador. ¿Y ahora qué hago?»Yo: —¿Sabes? Deberías dejar de hacer eso o haré lo mismo con tu equipaje, el cual, está en mi habitación.Desconocido: —Pues deberías hacerlo, tal vez encuen
Fabricio: —Lo sabía, sabía que está noche tendrías sexo con un chico sexy como ese desconocido.Yo: —¿Qué dices? No tendré sexo con ese tonto arrogante —solté con indignación mientras me colocaba mis sandalias cafés de plataforma—. Sólo tendré una cena tranquila en el restaurante del hotel que el chico de servicio me recomendó, antes de que mi tortura llegué mañana.Fabricio: —¡No amiga, no puedes hacer eso! Tú misma lo acabas de decir, mañana comienza tu tortura y yo, lamentablemente, no estaré a tu lado, así que por favor, que esta noche sea la noche en la que te desempolves y no me refiero a ese vibrador rosa que llevas en la maleta.Yo: —Cena tranquila y a la cama, Fabricio.Fabricio: —¡Dios, quiero matarte! —sonreí.Terminé de colocarme mis sandalias y me puse de pie, tomé mi fragancia del mueble y me rocié un poco.Yo: —Mejor cuéntame qué tal todo por allá.Fabricio: —¡De locos! Necesito a mi amiga a mi lado, pero la desalmada, prefiere perder el tiempo en una isla paradisíaca e
—Esperen, esperen —ambos me miraron—. ¿Por qué a él sí lo deja pasar? ¿No cree que eso es sexista? —sonrieron.¿Por qué habían sonreído? ¿Era la única que pensaba que, además de todo, se estaban burlando de mí?—Además, no querrá dejarlo entrar, él es un tipo depravado —extendieron su sonrisa.—Me disculpó por ello —el desconocido habló—. Supongo que está tanga me delata —sacó mi tanga de su bolsillo, mostrándola como si nada.Ofendida, abrí la boca de par en par. Mira que tenía unas buenas agallas para ser un total descarado.—Por la tarde te metes a mi habitación, semidesnuda, me regalas tu tanga ¿y dices que yo soy el depravado? —el hombre que permitía el acceso al restaurante, bajó la mirada, conteniendo la risa.—Eso ... eso no es mío —contesté avergonzada.—¿Compartes la mesa conmigo o no?—¡Prefiero salir a comer perros calientes que cenar contigo!—Buena suerte buscando esa basura.—Si gusta, puedo indicarle la ubicación de los demás restaurantes, alrededor —dijo el hombre del