Nueve meses despuésde mi derrame cerebral.—¿Cómo que hubo una falla en el sistema? —elevé la voz.—Lo lamentamos mucho, señorita, estas cosas no nos suelen pasar —la mujer contestó muy apenada—. Mis compañeros se confundieron al entregar las maletas a los empleados del hotel. Creemos que sus maletas las tiene el pasajero del asiento 24 B —suspiré antes de tocar mis sienes.A mí y a una docena de personas a mis espaldas, nos tenían en espera de una respuesta, ya que debido a la estupidez del personal del aeropuerto, nuestro equipaje fue destinado a diferentes personas. «carajo» Literal, no podía creer que esto pasara en la actualidad. ¡Pero qué maldito fastidio! Mi cabeza dolía —culpa del alcohol—, parecía una vagabunda y mi rostro gritaba en todo lo alto lo alcohólica que era, la capucha de mi sudadera en mi cabeza y las gafas de sol, no ayudaban mucho ... Lo único que quería era una ducha refrescante, pero ¿ahora esto?—¿Sabe una cosa, señorita? —inhalé y exhalé—. Tuve un mes de m
Yo: —¿A qué te refieres con que son lindas y como rayos conseguiste mi número?Desconocido: —Verás, ambas preguntas son tontas, así que optaré por ignorarlas —elevé mis cejas—. El punto aquí, señorita Campbell, es que tengo su equipaje y estoy hurgando en él y a menos de que quiera que lo siga haciendo, tendrá que venir personalmente a recogerlo.Yo: —¿Estás loco? Ni siquiera sé en qué hotel estás y como sigas hurgando en mis cosas, te mataré ¿me escuchaste? Enviaré a alguien por mi equipaje y más te vale devolverlo.Desconocido: —¡Uff! Esta tanga de color blanco es mi favorita, sin duda me masturbaré con ella —abrí mi boca, ofendida.Yo: —¡Escúchame bien, degenerado! No ...Desconocido: —¡Ohh! Pero qué tenemos aquí —me interrumpió—. Eres una traviesa, ¿cierto, Charlize?«Hay, madre, ha encontrado mi vibrador. ¿Y ahora qué hago?»Yo: —¿Sabes? Deberías dejar de hacer eso o haré lo mismo con tu equipaje, el cual, está en mi habitación.Desconocido: —Pues deberías hacerlo, tal vez encuen
Fabricio: —Lo sabía, sabía que está noche tendrías sexo con un chico sexy como ese desconocido.Yo: —¿Qué dices? No tendré sexo con ese tonto arrogante —solté con indignación mientras me colocaba mis sandalias cafés de plataforma—. Sólo tendré una cena tranquila en el restaurante del hotel que el chico de servicio me recomendó, antes de que mi tortura llegué mañana.Fabricio: —¡No amiga, no puedes hacer eso! Tú misma lo acabas de decir, mañana comienza tu tortura y yo, lamentablemente, no estaré a tu lado, así que por favor, que esta noche sea la noche en la que te desempolves y no me refiero a ese vibrador rosa que llevas en la maleta.Yo: —Cena tranquila y a la cama, Fabricio.Fabricio: —¡Dios, quiero matarte! —sonreí.Terminé de colocarme mis sandalias y me puse de pie, tomé mi fragancia del mueble y me rocié un poco.Yo: —Mejor cuéntame qué tal todo por allá.Fabricio: —¡De locos! Necesito a mi amiga a mi lado, pero la desalmada, prefiere perder el tiempo en una isla paradisíaca e
—Esperen, esperen —ambos me miraron—. ¿Por qué a él sí lo deja pasar? ¿No cree que eso es sexista? —sonrieron.¿Por qué habían sonreído? ¿Era la única que pensaba que, además de todo, se estaban burlando de mí?—Además, no querrá dejarlo entrar, él es un tipo depravado —extendieron su sonrisa.—Me disculpó por ello —el desconocido habló—. Supongo que está tanga me delata —sacó mi tanga de su bolsillo, mostrándola como si nada.Ofendida, abrí la boca de par en par. Mira que tenía unas buenas agallas para ser un total descarado.—Por la tarde te metes a mi habitación, semidesnuda, me regalas tu tanga ¿y dices que yo soy el depravado? —el hombre que permitía el acceso al restaurante, bajó la mirada, conteniendo la risa.—Eso ... eso no es mío —contesté avergonzada.—¿Compartes la mesa conmigo o no?—¡Prefiero salir a comer perros calientes que cenar contigo!—Buena suerte buscando esa basura.—Si gusta, puedo indicarle la ubicación de los demás restaurantes, alrededor —dijo el hombre del
—Más o menos —contestó él, ladeando la cabeza.—¿Cómo que más o menos? —retiré mi mano, ya que no habíamos dejado de estrecharla—. ¿Eres o no eres? —sonrió.—¿Te parece si de nuevo nos sentamos o me dirás que no quieres entablar una conversación conmigo?—De acuerdo —ambos tomamos asiento.—Mi madre, yo, y el esposo de ella, nos hacemos cargo de la cadena hotelera.—Entonces sí eres el dueño.—Mi padre murió hace más de nueve años, así que mi madre y yo, mantuvimos el negocio a flote, unos años después, ella se volvió a casar y ahora él también se hace cargo de algunas cosas.—Siento mucho lo de tu padre, debió ser muy difícil.—Lo fue, era un hombre muy leal, pero mejor cambiemos de tema y dime que te trae por aquí.—Una boda. ¿Y a ti? ¿Estás por negocios o vacaciones?—Creo ambas, aunque podría ser más lo segundo.—Su cena está lista —el camarero volvió.Dejó ambos platillos sobre la mesa y por segunda vez, me sorprendí. James, ... Dios, era tan raro decir su nombre después de llama
El sonido de las teclas del portátil, me sacaron de un sueño, el cual, ya no recordaba de qué iba, ... espera, ¿teclas de un portátil? Fruncí el ceño y abrí un ojo, ... ah, era James ... ¡Espérate! ¿Qué? Mi cuerpo despertó por completo al verlo acostado a mi lado, apoyado en unas cuantas almohadas, mirando su ordenador.—¡James! ¿Qué rayos haces aquí? —me senté de golpe—. Y ... ¿y en mi cama? —con la sábana cubrí el borde de mis pechos.—Ah, despertaste, hay un itinerario que seguir ¿ya se te olvido? —continuó mirando su ordenador.—¡No tarado! ¡¿Pero por qué estás en mi suite y en mi cama?!—Pues, ahora mismo le escribo un correo a mi mamá —le arrojé una almohada.—¡No te hagas el gracioso, chico-tanga-masturbador! —No lo hago —sonrió—. En verdad le escribo un correo a mi mamá.—¡James! Estoy comenzando a desesperarme —me puse de pie, jalando la sábana para cubrir mi cuerpo. No estaba desnuda, pero mi pijama dejaba muy poco a la imaginación—. ¡James, estás en calzoncillos! —grité al
James elevó las cejas y contuvo la risa. Papá y mamá, literal, estaban sorprendidos y ... aliviados o no lo sé.—¡Vaya! —mamá sonrió—. Pues es un placer conocerte, James.—El placer es todo mío —le respondió.—James, estas con mi hija bajo tu propio riesgo, eh —papá le sonrió.—Habérmelo advertido antes, señor, ya me estoy arrepintiendo —los tres se echaron a reír.Yo quería que me tragara la tierra.—Bueno, estábamos a punto de alistarnos para el desayuno, así que ...Los invité a irse.—Oh, claro, claro, no interrumpimos más —dijo mamá—. Nos vemos en el desayuno, chicos, y un gusto James.—Igualmente, seño...—Sara, por favor —lo interrumpió.—Desde luego, gracias, Sara.—No tarden —añadió papá y se fueron.Cerré la puerta, me giré y me apoyé en ella. James me miró divertido, estaba a nada de soltar una ...—Me agradaron mis suegros, cariño.... estupidez.—¿Por qué le dijiste que somos novios? —preguntó sonriendo.—No preguntes ¿si? Sólo me ... me sentí atrapada.—¿Atrapada?—Hay y
—¿Qué rayos hiciste como para que toda tu familia nos mire así? —James me susurró.Si, las catorce personas en la mesa, nos miraban ... Dios, ni siquiera sabía como describir esa mirada, ¿vergüenza ajena, tal vez?—¿Por qué piensas que yo hice algo? —lo miré y él, se encogió de hombros.De nuevo iba a hacer esa cara de asombro, pero ...—¡Familia! —mamá se puso de pie—. Miren quién decidió aparecer —sonrió mientras se acercaba a nosotros—. Charlize y su novio James.¿Vieron eso? El gesto de Stefan al mirar a James, cómo con ... ¿Odio? No, no, no, imaginaciones mías, por supuesto.—¡Un gusto! —James les sonrió—. Charlize me ha hablado de todos ustedes.Silencio ... ¿qué pasaba con mi familia?—Disculpa a esta familia, James —la abuela Rose, le sonrió y se puso de pie—. ¡Es un placer conocerte! —se acercó a él y besó sus mejillas—. Soy ...—Rose —la interrumpió James—. La persona favorita de Charlize —le sonrió.—¡Así es! Que chico tan atento.Si, así era él.—Cariño, no sabes cuanto gu