Se queda paralizada al ver la increíble visión del joven más hermoso que sus ojos han visto del otro lado del río, montado en un imponente caballo que se para en dos patas, al tiempo que un relámpago seguido de un rayo ilumina todo alrededor. Aunque quiere no puede apartar sus ojos de los azules del joven que la mira fijamente, como si ella fuera una visión. Al fin reacciona y corre a esconderse detrás de un matorral, junto a su caballo.
Cuando vuelve a asomarse, la imagen del joven vaquero la deja estupefacta. No está segura si lo que ve es real o su imaginación. Lo cierto es que la hermosa visión del apuesto joven vaquero hace que su corazón salte acelerado y le alivie un poco el dolor de lo que no hace mucho vivió.Unos momentos antes…
Baja despacio por las escaleras de la habitación en que la ubicaran después que llegara del aeropuerto a la casa de su padre. Todo le parece extraño y atemorizante. ¿A dónde he venido a parar?Se pregunta en lo que camina por el salón.Por favor diosito lindo, protégeme, creo que no podré aguantar y sola, aquí solo conozco a mi papá y ahora a Lina la ama de llaves que parece ser una buena persona.
Tengo que resistir por mi madre, ella se esfuerza mucho por tal que yo estudie y se veía muy cansada antes de que yo viniera, y ese viaje lo necesitaba para poder terminar de reunir el dinero de la beca en Alemania. Y , no tenía con quien dejarme, porque los vecinos que eran como nuestra familia, se marcharon hace un mes para Francia. Es por eso que no le quedó más remedio que llamar a papá, yo sé que él me quiere, pero Rosario, me va a hacer la vida imposible y qué decir de mi medio hermano Carlos. Tendré que tratar de areglármelas, pero no se como.—¡Oye tú, niña! —escucha una voz áspera a sus espaldas. —¿Cómo fue que dijiste que te llamabas? —Perdón, no tuve tiempo de decirlo —responde girando para enfrentarla— me llamo Lianet Limonta López , pero todos me llaman Lia , señora Rosario. —Bien dicho, ¡señora Rosario! —Enfatiza muy fuerte. —¡Y que nunca se te olvide!—No, señora. —¡Y ni pienses que me creo la historia que eres hija de Manuel! —Sigue hablando en muy mal tono. —¡No sé qué se traen entre manos tu madre y tú, pero ni loca voy a dejar que quieran coger parte de mi fortuna que con mucho sacrificio hemos logrado Manuel y yo!—No señora, mi madre y yo, no estamos interesadas en la fortuna de mi papá.— Expresa Lianet con una voz casi inaudible y bajando la cabeza , sus manos tomadas que tiemblan de puros nervios.—¡La fortuna de tu padre! Ja, ja, ja… ¡No me hagas reir criatura del infierno, esa fortuna es mía y de mi hijo y no pienso compartirla con nadie! ¿Me escuchas? ¡Con nadie! —Señora, yo..—¿Qué quieres decir? Yo…, no yo… ¡Tú aquí no eres nadie! ¡Nadieeee! —sigue vociferando su madrastra Rosario. —¡Así que ya lo sabes y no te quiero ver merodeando dentro de la mansión! ¿Entendido?—Como usted diga ,señora Rosario, haré lo que me pida. —responde Lianet, muy asustada.—¡Desaparece de mi vista! —grita Rosario haciendo que ella salte asustada. Y dando la vuelta va a retirarse, pero se detiene ante el último grito de su madrastra.—¡¡¡Ah…!!!! ¡Y mucho cuidado con ir a contarle a Manuel , si por casualidad me entero que le fuiste con el chisme, te las verás conmigo! ¿Entendido?—Sí, sí señora Rosario, como usted ordene. Ya casi está lista para retirarse cuando una nueva voz desde la escalera hace que se vuelva a detener.—¡Pero madreeee! ¿Qué haces hablando con esa buena para nada? La embustera esta, mira que decir que es hija de mi padre. —Dice con muy mala forma el medio hermano de Lianet, avanzando hasta donde ellas se encuentran.—Nada mi niño —dice Rosario tratando de endulzar su voz, sonando muy ridícula le parece a Lianet. — Solo le ponía las cosas en orden, para que no se esté creyendo cosas, no te preocupes, le dejé bien claro que la fortuna es tuya y que no la vamos a dividir con nadie. —Eso mismo digo yo, mira que aguantar ese borracho de mi padre por tantos años, para ahora tener que compartir la fortuna con esta. Sigue hablando con desdén. Lianet no dice nada solo está detenida hasta que vuelve a saltar asustada ante el grito que le da su madrastra.—¡Pero aún estabas ahí muchacha, vete a tu cuarto o a no se donde! ¡Pero desaparece de nuestra vista!—Está bien, ya me voy, ya me voy .Y echa a correr, sin rumbo fijo, y , fue a dar a las caballerizas, alistó el mismo caballo negro que le había dado su padre, porque le daba confianza y salió a galopar sin rumbo. Mientras en su mente se repetía una y otra vez.
¿Que voy a hacer, que voy a hacer? Esos dos son el diablo en persona, sé que solo son dos meses, pero será muy difícil. Y continuaba galopando alejándose cada vez más de la finca. Cuando vino a darse cuenta, fue a parar a un árbol que quedaba cerca del río y ya había comenzado a lloviznar bastante fuerte. Sin importarle el temporal que se avecinaba, se desmontó y se puso a observar tristemente el río. Vió aparecer de pronto a un hermoso cemental que relinchaba una y otra vez siendo respondido por unas yeguas del lado que se encontraba. La lluvia arreciaba y ella seguía extasiada mirando el animal,¡era realmente hermoso! Hasta que aparecieron unos pastores dirigidos por un joven que la lluvia no la dejaba ver muy bien. Vio cómo enlazaban al animal y se lo llevaban. Ella no había dejado de observar toda la escena, y justo en ese momento cuando se había puesto de pie para marcharse, el joven se quedó mirándola fijamente a sus ojos como si no pudiera creer en lo que veía. Ella le sostuvo la mirada y vio cómo si de una película se tratara, como su caballo se paraba en dos patas ante el sonido de un fuerte relámpago que iluminó todo, en especial sus increíbles ojos azules que no dejaban de mirarla, seguido de un rayo que hizo que saltara asustada.—¡Jesús, María y José! —exclamó ante el aterrador sonido, pero sin poder apartar su mirada de la increíble y hermosa imagen que tenía delante de ella al otro lado del río embravecido —, hasta parece que el tiempo se ha confabulado para hacer esa presentación —susurró —, ¡son increíblemente guapos él y su caballo! Ante otro rayo que retumbó corrió a refugiarse debajo del gran árbol cerca de su propio caballo que se movía inquieto. ¿Quién será aquel joven? ¿Será real? Se preguntaba, pues al volver a salir de detrás del matorral en que se parapetó del rayo. La lluvia era tan fuerte que no podía distinguir muy bien por lo lejos que estaba. Aunque le pareció ver que giraba en el lugar como si buscara algo o a alguien. Mejor me escondo. Se dijo asustada, no vaya a ser un maleante o un espía de la señora Rosario. No sabía porque había pensado así, a lo mejor la mirada tan intensa y sorprendida que le dio el joven como si la grabara en su memoria o algo más la asustó. Pero su curiosidad era mayor que el miedo que le inspiraba su madrastra y todos los extraños que ponía a que la vigilaran. ¿Ya se habrá ido? Se preguntó sintiendo como la lluvia se volvía cada vez más fuerte haciendo que se percatara que debía regresar a la casa. Con temor salió de su escondite, pero al mirar, lo vio girando en el lugar como si la buscara. Su corazón comenzó a palpitar aceleradamente al encontrarse sus miradas por el medio de la lluvia un instante. Volvió a esconderse sujetando su pecho, ¿qué es esto que siento? ¿Será miedo? ¿Por qué mi cuerpo tiembla, y mi corazón se agita? ¡Rayos! Creo que me voy a caer, mis rodillas no me sostienen, ¡que apuesto es ese joven! ¿Quién será? Se preguntaba sin dejar de observarlo. Creo que me he confundido, no creo que sea un espía. Mira su pelo como lo mueve el viento y es bien alto, ¡ay por poco me ve! No puede ser que me haya seguido desde la casa, está del otro lado del río. Tonta Lianet, no es un espía, ¿o sí? ¿Quién será? ¡Oh! Que lástima, ya se fue. Bueno, si no fue una visión mía. ¡Uy, que susto! Salto al sonido de otro trueno. ¡Madre de Dios! ¡Qué rayos y qué lluvia! Mejor regreso a la finca, el tiempo se ha puesto malísimo, ¡qué manera de llover! Nunca había visto una tempestad como esta. Vamos amigo, llévame sin perderte de regreso, no quiero que esa mujer me arme un escándalo. ¿Habrá regresado papá? Ojalá, de seguro que delante de él, no me maltratan, ¡arre! ¡Esta lluvia no me deja ver! ¿Quién me mandaría a montar a caballo sin averiguar el tiempo? Avanza sin apenas ver, el aire y la lluvia la golpean fuertemente, hasta que después de media hora al fin suspira aliviada al ver aparecer a lo lejos la casa de su padre, se dirige al establo. Le quita ella sola la montura al caballo, lo seca un poco y lo mete en su lugar, para luego echarle comida. Todavía se queda un rato más allí, escuchando como llueve sin parar. Cuando al fin hace un descanso y la lluvia es más suave. Corre hasta llegar a la casa, con tan mala suerte que cae de lleno de frente a la señora Rosario que la mira con odio.—¿Qué crees que haces imbécil? —le grita ferozmente— ¡Echarás a perder toda la alfombra!—Perdón señora, perdón —pide Lianet, quitándose los zapatos. —No sabía que iba a llover y salí a dar una vuelta a caballo y me cogió el tempestad. —¿Quién te preguntó? ¡No me interesa nada de lo que hagas con tal que no entorpezcas mi vida! —grita con un vaso de tequila en la mano. —¿No te dije que no te quería ver merodeando dentro de la casa? ¡Piérdete de mi vista y que no te vuelva a ver! Chiquilla del demonio, ¡desaparece dije! ¡Y que no te vuelva a ver, me das dolor de cabeza! —sigue vociferando en lo que se aleja rumbo al bar de nuevo para servirse un trago de ron. —¡No sé en qué estaba pensando el imbécil de Manuel al traerte! ¡¿Qué se habrá creído? Sabe muy bien el motivo por el que me casé con él, si papá no me hubiese obligado, no estaría atada a un hombre como ese imbécil.Nadir se encuentra concentrado tratando de organizar todos los papeles de la matrícula que deberá entregar, cuando un fuerte golpe hace que se le caigan desparramados por el piso.—Perdón, perdón, no lo vi, no lo vi —dice la voz de una chica en alemán, se gira despacio para decirle que no hay problemas. Y no puede creer lo que ven sus ojos.—¡¿Tú?! Ambos se han quedado mirándose fijamente, con la boca abierta. Lianet reacciona y se agacha a recoger los papeles, pero Nadir lo hace muy rápido mientras con tono fuerte le dice.—Gracias, pero no hace falta que me ayude, parece que usted es mi maldito karma, ¿es que acaso vas a aparecer siempre en mi vida para echarlo a perder? —pregunta furioso.—Perdón, pero usted estaba entretenido —contesta Lianet entregándole con mala forma un papel— y en todo caso es usted el que me trae mala suerte. Disculpe y adiós —da la espalda y se marcha hablando sola—. Habrase visto qué hombre de tan mal carácter, de seguro no le enseñaron buenos modales, ten
Los gritos de la señora Rosario retumban por toda la casa, y Lianet los escucha aterrada desde el establo Se había entretenido acariciando a su caballo en lo que pensaba en dónde estaría su papá y cuando regresaría. Corre hasta aparecer delante de ella en el gran salón de la casona.—Diga, se…,señora Rosario — tartamudea casi en un susurro bajando la cabeza temblando del miedo que le tiene, en lo que piensa, “sí que es una bruja y sin papá aquí para que me defienda, ¿qué será lo que me va a hacer?”—¡Levanta ya esa cabeza! ¿Es que acaso las trenzas te pesan mucho? ¡Porque juro que si no me respondes con la verdad, te las voy a cortar! ¿Me escuchas? ¡Te las corto! —Rosario la mira con odio pensando que ella es el motivo de la desaparición de su esposo. —Así que piensa bien lo que vas a responder antes de hablar, porque sin más te corto estas largas trenzas que de verlas me dan asco, sabe dios cuántos bichos se andan ahí, ¡cochina piojosa y andrajosa! Lianet levanta la cabeza con gan
La voz llamándola hace que abra los ojos. Recoge todas sus cosas que había dejado a su lado en el piso mientras escucha cómo pronuncian su nombre una y otra vez por los altavoces. Hasta que al fin logra avanzar y responder.—¡Lianet Limonta..., Lianet Limonta...! —sigue insistiendo en su llamado la voz del encargado, levanta su mano para que la vea y deje de gritar. —Lianet Limonta por favor, acérquese a la recepción. Lianet Limonta...—¡Aquí, señor! ¡Yo soy Lianet Limonta! —dice acercándose de nuevo al mostrador sin dejar de sentir la mirada del espía posada en ella. —Soy Lianet Limonta, señor.—Tome, este es su apartamento, siga las indicaciones y lo encontrará —le indicó amablemente el encargado.—Muchas gracias. —Al fin se voy a quitar al espía de encima. Piensa, tomando todas sus cosas para marcharse, cuando escucha. —Lianet, espere un momento para darle las asignaturas.— ¡Diantres, todavía tengo que aguantar a ese tipo! —Señorita Lianet, ¿me escuchó? Espere un momento por fav
Retrospectiva.El teléfono sonó y Lianet respondió, esperando que fuera su madre para confirmar los detalles de su llegada. Sin embargo, las palabras que escuchó fueron diferentes a las que esperaba. —Linda es mamá —dijo su madre al otro lado de la línea. Lianet sintió un nudo en el estómago. Su madre no podría llegar a tiempo para su graduación, algo que habían acordado previamente.—¿Cuándo llegas? —preguntó Lianet, confundida y decepcionada.—De eso se trata, cariño. No me liberaron y me asignaron una competencia muy importante ese día. ¿Me perdonas? —explicó su madre. Lianet se sintió frustrada y herida. Había confiado en que su madre estaría allí para ella en ese día especial. —¡Mamá me lo había prometido! ¡Seré la única estudiante sola en su graduación! —exclamó Lianet, con lágrimas en los ojos. Su madre primero guardó silencio y luego con un suspiro que no se le escapó a su hija, intentó consolarla.—No, cariño, hablé con tu padre y dijo que iba a ir —dijo su madre, tratan
Me quedo de una pieza viendo como el espía abre justo la puerta del apartamento frente al mío, sin dejar de mirarme sonriendo. Tomo las cosas y entro en el mío furiosa. ¡Esto es demasiado, esa bruja tuvo que averiguar todo! De seguro mi medio hermano entró en mi computadora y le dio todas las informaciones al espía. ¡Dios papá! ¿Por qué tuviste que casarte con esa bruja y no con mi madre? De seguro lo engañó, papá no es malo, solo tuvo mala suerte al casarse con esa mujer del demonio. Manuel Limonta, es el dueño de la finca “El Potrillo''. No tan beneficiada con las riquezas como la finca “Los Figueiro”. Pero tampoco era mala, sin embargo, su dueño, Manuel Limonta, se dedicaba a la cría de ganado, en especial de caballos de pura sangre. En sus primeros tiempos se desarrolló como una finca muy prometedora y relevante en el mundo de los caballos, llegó a ser la mejor del este del país. La abundancia de dinero con el que, de pronto se vio Manuel, lo hizo perder la cabeza. Envuelto e
Rosario lo miró directo a los ojos y se dio cuenta de que esta vez su padre no estaba jugando. Se había cansado de sus locuras, estaba decidido a botarla de la casa si no lo obedecía, por lo que bajó la cabeza y decidió aceptar, no se imaginaba su vida sin dinero y en la calle. Ya se le ocurriría algo de como escapar de eso, pensó.—Si papá, entiendo, haré lo que digas —aceptó sumisamente con la voz muy baja, haciendo que su padre sonriera satisfecho.—Así es como debes comportarte. Ah, una última cosa y muy importante.—¿Qué es?—Tienes que lograr que Manuel Limonta crea, que esa barriga es de él, no sé cómo lo vas a hacer, pero debes hacer que él confíe en ti, aunque en eso te cueste la vida, ¿entendiste?—Sí, papá, entiendo —respondió pensando que ni loca se acostaba con ese borracho. Al salir Rosario del despacho de su papá, dió un fuerte portazo. No quiere casarse con Manuel Limonta, quiere a su capataz, pero no le queda de otra cuando su padre dice algo, hay que cumplir porque
Lianet y Nadir se quedaron mirándose fijamente, sin poder creer que iban a vivir precisamente uno enfrente del otro. En los ojos de ella había sorpresa, confusión y miedo, algo que no pasó desapercibido para Nadir, quien también estaba sorprendido por la coincidencia. Aunque por un lado le desagradaba, en lo más profundo de su ser le gustaba mucho.Una leve sonrisa se formó en sus labios, mientras sin apenas darse cuenta de lo que hacía, se pasó la lengua por los labios mientras recorría a Lianet con la mirada. Al ver esto, ella se apresuró a abrir la puerta, recoger todas sus cosas sin dejar de ser observada atentamente por Nadir. Entró a su habitación cerrando la puerta de un tirón y puso el cerrojo asustada. No, no, no, esto no puede estar pasándome a mí. ¿Qué he hecho de malo en esta vida para merecer esto? Siempre me he esforzado al máximo para no darle dolores de cabeza a mi madre, viendo lo mucho que ella se esfuerza para pagar mis estudios. No podía defraudarla y estudié tant
Ismael, se queda observando a su amigo por un momento. Nunca antes lo había visto tan descontrolado, lo cual es totalmente opuesto a su personalidad tranquila y calmada. Se da cuenta de que la situación con la chica del aeropuerto ha sacado a Nadir de su zona de confort y está afectando su equilibrio emocional.—Es tu idea, hermano —dice Ismael, quien nunca antes había visto a Nadir de esa manera—. A lo mejor la chica simplemente tiene un malentendido.—¡Eso! Puede ser que tengas razón, ¿sabes por qué? Me dijo que dejara de perseguirla y me preguntó si yo soy un espía —explica Nadir, confundido por la actitud de la chica—. Ella parece creer eso, y me tiene totalmente confundido.—¿Espía? ¿Qué quiere decir con espía? —pregunta interesado en la conversación Ismael —Hermano cálmate, tal vez te está confundiendo con alguien más. Eso sucede bastante a menudo, y con el encuentro tan emocionante que tuvieron... ja, ja, ja... aún más, ja, ja, ja... —responde Ismael, riendo.—¡Deja de reírte!