Ismael, se queda observando a su amigo por un momento. Nunca antes lo había visto tan descontrolado, lo cual es totalmente opuesto a su personalidad tranquila y calmada. Se da cuenta de que la situación con la chica del aeropuerto ha sacado a Nadir de su zona de confort y está afectando su equilibrio emocional.—Es tu idea, hermano —dice Ismael, quien nunca antes había visto a Nadir de esa manera—. A lo mejor la chica simplemente tiene un malentendido.—¡Eso! Puede ser que tengas razón, ¿sabes por qué? Me dijo que dejara de perseguirla y me preguntó si yo soy un espía —explica Nadir, confundido por la actitud de la chica—. Ella parece creer eso, y me tiene totalmente confundido.—¿Espía? ¿Qué quiere decir con espía? —pregunta interesado en la conversación Ismael —Hermano cálmate, tal vez te está confundiendo con alguien más. Eso sucede bastante a menudo, y con el encuentro tan emocionante que tuvieron... ja, ja, ja... aún más, ja, ja, ja... —responde Ismael, riendo.—¡Deja de reírte!
A la mañana siguiente se despiertan ante el insistente timbre del teléfono de Lianet, miran observando todo a su alrededor todavía medio dormidas. Lianet y Nina se miran una a la otra y entonces se dan cuenta de donde están. Lianet salta de la cama enseguida en lo que apremia a su compañera.—Vamos Nina, apresúrate o llegaremos tarde a nuestro primer día de clases, tenemos que ser las primeras en llegar —habla mientras toma todas sus cosas para dirigirse al baño.—Anda tú, yo dormiré un poco más, yo no soy puntualita —contesta Nina, con voz adormilada y se da la vuelta tapándose de nuevo con la sabana. —¡Ah, no, señorita! —exclama Lianet. —¡Aquí no! ¡Vas a ser puntual conmigo! ¡Levántate! Dijiste que éramos hermanas, y que me enseñarías de la vida. De acuerdo, pero dejarás que te enseñe lo que es ser una buena alumna. Así o te levantas o te levanto con un cubo de agua fría. Si quieres ser mi hermana, tienes que cumplir con todas las reglas de la Universidad — dice Lianet tirando
Le pregunta Nina por lo bajo mirando de hito en hito a los dos jóvenes de atrás, que se han quedado sin saber que hacer o qué decir, y tal parece que le van a contestar a Lianet, pero en ese momento entra el profesor, y ellos se acomodan visiblemente incómodos en sus puesto. —Buenos días, estudiantes, todos a sus puestos — se escucha la voz del director de la Universidad.—Buenos días —responden todos.—Estimados estudiantes, me complace recibirlos en nuestro centro, espero que todos ustedes tengan una provechosa estancia y aprovechen para estudiar, porque esta generación que se graduará dentro de cinco años, va a ser muy privilegiada , porque su graduación coincide con el centenario de esta Universidad. Todos aplauden asombrados de esta noticia de la que nadie tenía idea. Y siguen hablando de todo lo que van a aprender en su carrera, y del futuro brillante que se les abrirá al terminar. En tanto que Nadir no ha podido escuchar una sola palabra de todo, absorto en contemplar a
Nina suelta un grito digno de una película de terror, pero en lugar de encontrarse con un monstruo, se topa con un cuerpo escultural que la salva de caer al suelo. ¡Menudo giro inesperado! Resulta que mientras estaba distraída con Lianet, tropezó con un apuesto joven que apareció de la nada. ¿Quién se iba a imaginar que un simple tropiezo podría llevarla a los brazos de un chico tan guapo? Él, sin perder la compostura, la sujeta por la cintura para evitar una caída épica. Y ahí están, mirándose fijamente a los ojos como si fueran protagonistas de una escena de película romántica. Nina se ruboriza y trata de disimular su emoción con una amplia sonrisa, aunque por dentro está como una montaña rusa emocional.—Perdón, perdón… no te vi, te pido disculpas —balbucea Nina, sin poder apartar la mirada del extraño que ha despertado sensaciones desconcertantes en ella. ¿Quién se creerá este chico para hacerla sentir cosas con solo tocarla?—Ja, ja, ja… tranquila, hermosa. Solo fue un tropiezo
Ismael no puede evitar soltar una risita ante la situación en que se encuentra Nadir en estos momentos. "Esto se está poniendo más interesante de lo que pensaba", piensa mientras observa a Cindy tratando de aferrarse a Nadir y a éste intentando escapar de sus garras. Cindy gira pavoneándose con su lindo cuerpo delante de Nadir, vestida con un atuendo rojo que resalta sus curvas. La condenada es linda, a Ismael casi se le sale la baba, todo lo contrario de Nadir que la mira con indiferencia. Será lo más linda que sea, pero a él no le gusta. Observa cómo mueve las caderas y sonríe mirando a Ismael, quien no aparta sus ojos de su llamativo conjunto y su cabello casi blanco peinado a un lado, haciéndola lucir aún más bella. Ismael está paralizado, hipnotizado ante tanta belleza, pero se da cuenta de que alcanzarla le va a ser extremadamente difícil. Sin embargo, nunca se dará por vencido, se dice a sí mismo sin dejar de mirarla. "Tengo que hacer una estrategia, ya sé que mi hermano ni
Todos regresan a sus respectivas habitaciones, con ellas caminando delante de Raidel, quien casualmente también está ubicado en el mismo pasillo que ellas.—Mi habitación está al final —les indica Raidel— todavía no tengo compañero.—La nuestra es esta —señala Nina—. ¿Quieres pasar?—¡Nina! —la regaña Lianet, mientras Nadir la mira de reojo. Mientras tanto, Ismael le dice a Raidel:—Raidel, esta es nuestra habitación. Si tuviera otra cama, te diría que te mudaras con nosotros. ¿Verdad, Nadir?—¿Eh? —reacciona Nadir, que no deja de mirar a Lianet, que está muy roja y casi se esconde detrás de Nina. —Sí, seguro. Ahora los dejo. Buenas tardes —y sin más, se introduce en su habitación.Los demás siguen hablando un rato más en el pasillo hasta que Ismael entra y ve a Nadir acostado en la cama.—Oye hermano, no pude averiguar nada —confiesa frustrado—. Raidel acaba de conocerlas y tampoco sabe nada de ellas. Nos pusimos de acuerdo para ir a comprar los libros en la biblioteca en un rato. Pe
Manuel avanza decidido, sin dejar de mirarla de frente. Su borrachera se ha ido por arte de magia, camina firme, erguido. Como un león defendiendo a la mujer que ama. Rosario siente por un momento que va a acabar con ella. Pero Manuel al fin se detiene a solo dos pasos de ella y le dice con su tono de voz aún alterado pero firme como ella hace mucho que no escuchaba. Además, Rosario ahora tiene un miedo atroz de que en verdad él sepa todo lo que le esconde. Manuel se detiene y resopla, para luego proseguir.—Escúchame bien Rosario, deja que te aclare algunos puntos que parece que se te están olvidando. ¡Tú no tienes ningún derecho a meterte en mi vida! ¡Eres el peor error que he cometido! No eres mi mujer, no lo fuiste, no lo eres y no lo serás. ¡Si no llego a dejarme enredar por tu padre, nada de esto hubiera sucedido! ¡Nada! —grita y le da la espalda, pero se gira de nuevo —¡Ah, y no pienses que no se que tú hijo anda en malos pasos! Rosario se queda congelada mirando como Manu
Mientras tanto, ellos decidían qué hacer. Mario dormía, ya que se sentía muy cansado debido a la urgencia de su mejor amigo.— Mi amor, ¿cómo viniste tan rápido? — pregunta Cecilia.—Ay, mi amor, con la emoción se me olvidó Mario. Está afuera en el auto, debe estar muerto de cansancio. Espera, ahora lo llamo.— Sí, corazón, mientras lo llamas, yo prepararé café y el desayuno. Manuel va a buscar a su amigo y compadre, pues es el padrino de su hija. Mario entra y saluda cariñosamente a su comadre. Los dos se sientan a la mesa y toman el desayuno. Luego, Mario se dirige a la habitación, ya que realmente se siente muy cansado.— Ceci, ¿de verdad no me estás ocultando nada más? —preguntó Manuel con preocupación en su voz.Cecilia lo miró por un momento y luego lo besó en los labios, negando con la cabeza mientras se abrazaba a él.—No cariño, no hay nada más, deja de preocuparte —susurró—. ¿Vas a acostarte? La niña se despertará pronto. Tienes que esforzarte por ganarte su confianza.—Me