Los gritos de la señora Rosario retumban por toda la casa, y Lianet los escucha aterrada desde el establo Se había entretenido acariciando a su caballo en lo que pensaba en dónde estaría su papá y cuando regresaría. Corre hasta aparecer delante de ella en el gran salón de la casona.
—Diga, se…,señora Rosario — tartamudea casi en un susurro bajando la cabeza temblando del miedo que le tiene, en lo que piensa, “sí que es una bruja y sin papá aquí para que me defienda, ¿qué será lo que me va a hacer?”—¡Levanta ya esa cabeza! ¿Es que acaso las trenzas te pesan mucho? ¡Porque juro que si no me respondes con la verdad, te las voy a cortar! ¿Me escuchas? ¡Te las corto! —Rosario la mira con odio pensando que ella es el motivo de la desaparición de su esposo. —Así que piensa bien lo que vas a responder antes de hablar, porque sin más te corto estas largas trenzas que de verlas me dan asco, sabe dios cuántos bichos se andan ahí, ¡cochina piojosa y andrajosa! Lianet levanta la cabeza con ganas de responder, pero la mirada de odio que le dirige Rosario hace que se le atraganten las palabras en la garganta y prefiere guardar silencio no vaya a ser que cumpla con su amenaza. Su cabello largo es algo que le gusta mucho a su mamá y a pedido de su papá, no se lo ha cortado nunca, así que responde casi en un susurro.—Como diga, señora Rosario, le di…, ré toda la verr…, dad, juro que, que le diré toda la verdad, señora. ¿Qué.., qué quiere preguntarme? Rosario la mira complacida de ver como se estremece ante cada grito que le da. De veras odia a la chiquilla bastarda de sus esposo. Así como su hermoso cabello que tanto le elogia su padre. Pero está consciente que si la toca, como le advirtiera Manuel, se las tendría que ver con él.—¡¿Me puedes decir donde está metido tú según padre y la perra de tu madre?! Vino te soltó aquí y se desapareció, lleva veinte y cinco días y hasta ahora ni una sola palabra, ni una llamada siquiera —habla sin acercarse a Lianet que salta ante cada grito de ella—. ¡Me estoy volviendo loca y todo es por culpa tuya! Seguro se fue a revolcar sabe dios donde con esa que dice que eres su hija.—Pues señora, yo…, yo…, yo lamento decirle que yo tampoco sé donde está. No me ha llamado —dice dando un paso atrás y encogiéndose sobre sí misma como si esperara que ella la fuera a golpear. Rosario que había avanzado hacía ella con esa intención al ver cómo la observaba el trabajador de las caballerizas, que sabe que le es fiel a su esposo, retrocede aunque no deja de gritarle.—¡No mientas, perra asquerosa! ¡Sé que tu sabes donde está metido Manuel con tu madre y si no me lo dices te juro que me las vas a pagar! Vocifera amenazante la señora Rosario mirándola con odio, y Lianet cree que de esta le cortará su hermoso cabello. Por lo que sigue retrocediendo asustada hasta que su espalda choca con la pared. Rosario ante la mirada del trabajador se aleja de Lianet, mientras grita a todo dar.—¡Claro, claro, ya entiendo, tu madre te mandó para acá para poder irse con mi marido de viaje a revolcarse por ahí! La muy… Lianet aprieta sus manos para no insultarla antes las terribles ofensas que dice sobre su madre que solo ha tenido un solo hombre en su vida, su padre. Se traga su orgullo, porque en algo sabe que la señora Rosario tiene razón, su madre es la amante de su padre, y tampoco contesta porque sabe que sería peor. —Tan mosquita muerta que se hace, después de engañar al tonto de Manuel haciendole creer que eres su hija. ¡Sabrá Dios con cuantos hombres se ha acostado para que venga con esa ahora! ¡La muy zorra! lo que es una cualquiera que recorre con la excusa de que está de competencia en competencia el país acostándose con todos esos hombres que la acompañan. Una prostituta barata es lo que es, y tú…, tú terminarás igual que ella, ¡desvergonzada! Los insultos de Rosario crecen y crecen más y más. Al punto que Lianet no soporta más que siga insultando a su madre como lo está haciendo, eso la pone muy furiosa, al punto de perder el miedo. Por eso la mira y le dice firme.—¡Señora Rosario, ya le dije que no sé dónde se metió papá después de traerme! Mi padre debe estar en reuniones de negocios —se detiene para tomar aire al ver como Rosario la mira sorprendida—, mi madre no está con él, ella se iba de viaje de trabajo y mi padre me prometió que yo pasaría mis vacaciones en la finca por el buen resultado en el colegio junto con él. —¿Y dónde está si te prometió eso? —No lo sé, estoy tan preocupada como usted. Papá nunca ha roto una promesa que me ha hecho —dijo muy firme—. Eso es lo único que le puedo decir, también estoy decepcionada porque pensé que estaría aquí y no que me dejaría sola con ustedes. Yo no quería venir, lo hice porque él me prometió que estaría cada dpia aquí, no que me dejaría sola molestándola a usted y su hijo. Pero si le molesto tanto, sáqueme un pasaje y envíame de vuelta a mi casa, lo haré con gusto aunque tenga que quedarme sola.—¡Ah! ¿Y piensas que te voy a creer porque te haces la víctima? —y avanza amenazante con una tijera de pelar a los caballos en sus manos, por lo que Lianet comienza a retroceder en busca de la puerta. —Ven aquí, no escapes, ¡juro que voy a cortar esas asquerosas trenzas si no me dices la verdad muchacha del demonio! Lianet al verla tan decidida sale corriendo a todo dar escapando de ella, que sigue dando gritos. —¡Dios mío, si no corro es capaz que la señora Rosario me corte las trenzas de verdad, no es solamente una amenaza, me las quiere cortar! Papá, ¿cuándo vas a venir? ¿Por qué me dejaste sola con este demonio de mujer que tienes? Sigue corriendo hasta como siempre desde que llegó, ir a parar a las caballerizas, pensando asustada que tiene que tener mucho cuidado esa mujer, porque es capaz de todo.—¿Señorita Lianet, se encuentra bien? —se le acerca el responsable de la caballerizas preocupado.—Si, gracias —respondió agradecida— ¿por casualidad sabe a dónde fue mi padre?—No, no me dijo. ¿A dónde va? —le pregunta al ver que comienza a ensillar el caballo. —Voy a montar un poco, entre más lejos esté de esa señora mejor. Le pondré los arreos al caballo negro y saldré un rato hasta que se le pase —dice sin dejar de hacer lo que hace. El hombre se pone a ayudarla.—Tenga cuidado señorita, el tiempo por estos lares es traicionero, lleve la capa para que no se moje.—Gracias, ya la tomé, no iré muy lejos —y para ella se dice, solo iré debajo del árbol de la orilla del río, tengo que volver a ver al joven que está del otro lado del río, ja, ja, ja…, el espía misterioso de película ¿espía? —Bueno sólo cuídese —dice el trabajador en lo que ella se aleja. Lianet se aleja al trote de su caballo, es un buen animal que su padre le regalara. Va deseando ver al jinete que viera, quiere volver a verlo sin la lluvia, solo recuerda bien sus ojos azules y su cabello rubio.—Buen nombre le has puesto Lianet —se dice en lo que galopa para llegar más rápido. Es la hora en que recogen el ganado—, aunque no sé si será verdad o no que trabaja para mi papá o esa bruja que tiene como mujer. Lo he visto varias tardes como si buscara algo de este lado, ¿me habrá visto aquel día de la tormenta? ¿Será a mí a la que busca? No Lianet, no te vio, me escondí bien aquel día detrás del arbusto. Pero esa costumbre de ponerse un pañuelo como máscara es terrible en este lugar, ¿por qué harán eso? No me ha dejado verle la cara, solo los ojos. Galopa feliz por la verde pradera rumbo al río. Es algo que siente que la libera y el deseo de descubrir el rostro de ese joven tan apuesto más la impulsa a hacerlo aún más rápido. Desde el día de la lluvia, no ha podido dejar de pensar en él, cada minuto está en su mente. Solo quiere acabar de ver su rostro. Si supiera que no es un espía me acercaría a él. Pero varias tardes lo ha visto conversando y en compañía de algunos hombres que ha visto que trabajan para su padre aunque él jamás se ha aparecido en la granja, y como nos sabe como se llama no puede averiguar si en verdad es un espía o no. Al fin llega y como cada día se esconde detrás del matorral para observarlo, sin ser vista. Lo ve como busca algo y no cree que haya otra casa por aquí que la de papá, sí definitivamente es a ella quien busca mandado por esa bruja —se convence Lianet, al ver que insiste en mirar hacía donde ella está—. Debe ser que me está vigilando, de seguro me vio aquel día de la lluvia, no puede ser que todos los días esté ahí, sólo debe ser su trabajo espiarme. ¿Cuánto daría porque no fuera un espía? Me encantaría conocerlo y decirle que me lleve lejos de aquí. Despierta Lianet, al menos en poco me iré a la universidad y jamás lo volveré a ver.Fin de la retrospectiva
—Lianet Limonta, Lianet Limonta —la saca de sus pensamientos la voz del encargado.
La voz llamándola hace que abra los ojos. Recoge todas sus cosas que había dejado a su lado en el piso mientras escucha cómo pronuncian su nombre una y otra vez por los altavoces. Hasta que al fin logra avanzar y responder.—¡Lianet Limonta..., Lianet Limonta...! —sigue insistiendo en su llamado la voz del encargado, levanta su mano para que la vea y deje de gritar. —Lianet Limonta por favor, acérquese a la recepción. Lianet Limonta...—¡Aquí, señor! ¡Yo soy Lianet Limonta! —dice acercándose de nuevo al mostrador sin dejar de sentir la mirada del espía posada en ella. —Soy Lianet Limonta, señor.—Tome, este es su apartamento, siga las indicaciones y lo encontrará —le indicó amablemente el encargado.—Muchas gracias. —Al fin se voy a quitar al espía de encima. Piensa, tomando todas sus cosas para marcharse, cuando escucha. —Lianet, espere un momento para darle las asignaturas.— ¡Diantres, todavía tengo que aguantar a ese tipo! —Señorita Lianet, ¿me escuchó? Espere un momento por fav
Retrospectiva.El teléfono sonó y Lianet respondió, esperando que fuera su madre para confirmar los detalles de su llegada. Sin embargo, las palabras que escuchó fueron diferentes a las que esperaba. —Linda es mamá —dijo su madre al otro lado de la línea. Lianet sintió un nudo en el estómago. Su madre no podría llegar a tiempo para su graduación, algo que habían acordado previamente.—¿Cuándo llegas? —preguntó Lianet, confundida y decepcionada.—De eso se trata, cariño. No me liberaron y me asignaron una competencia muy importante ese día. ¿Me perdonas? —explicó su madre. Lianet se sintió frustrada y herida. Había confiado en que su madre estaría allí para ella en ese día especial. —¡Mamá me lo había prometido! ¡Seré la única estudiante sola en su graduación! —exclamó Lianet, con lágrimas en los ojos. Su madre primero guardó silencio y luego con un suspiro que no se le escapó a su hija, intentó consolarla.—No, cariño, hablé con tu padre y dijo que iba a ir —dijo su madre, tratan
Me quedo de una pieza viendo como el espía abre justo la puerta del apartamento frente al mío, sin dejar de mirarme sonriendo. Tomo las cosas y entro en el mío furiosa. ¡Esto es demasiado, esa bruja tuvo que averiguar todo! De seguro mi medio hermano entró en mi computadora y le dio todas las informaciones al espía. ¡Dios papá! ¿Por qué tuviste que casarte con esa bruja y no con mi madre? De seguro lo engañó, papá no es malo, solo tuvo mala suerte al casarse con esa mujer del demonio. Manuel Limonta, es el dueño de la finca “El Potrillo''. No tan beneficiada con las riquezas como la finca “Los Figueiro”. Pero tampoco era mala, sin embargo, su dueño, Manuel Limonta, se dedicaba a la cría de ganado, en especial de caballos de pura sangre. En sus primeros tiempos se desarrolló como una finca muy prometedora y relevante en el mundo de los caballos, llegó a ser la mejor del este del país. La abundancia de dinero con el que, de pronto se vio Manuel, lo hizo perder la cabeza. Envuelto e
Rosario lo miró directo a los ojos y se dio cuenta de que esta vez su padre no estaba jugando. Se había cansado de sus locuras, estaba decidido a botarla de la casa si no lo obedecía, por lo que bajó la cabeza y decidió aceptar, no se imaginaba su vida sin dinero y en la calle. Ya se le ocurriría algo de como escapar de eso, pensó.—Si papá, entiendo, haré lo que digas —aceptó sumisamente con la voz muy baja, haciendo que su padre sonriera satisfecho.—Así es como debes comportarte. Ah, una última cosa y muy importante.—¿Qué es?—Tienes que lograr que Manuel Limonta crea, que esa barriga es de él, no sé cómo lo vas a hacer, pero debes hacer que él confíe en ti, aunque en eso te cueste la vida, ¿entendiste?—Sí, papá, entiendo —respondió pensando que ni loca se acostaba con ese borracho. Al salir Rosario del despacho de su papá, dió un fuerte portazo. No quiere casarse con Manuel Limonta, quiere a su capataz, pero no le queda de otra cuando su padre dice algo, hay que cumplir porque
Lianet y Nadir se quedaron mirándose fijamente, sin poder creer que iban a vivir precisamente uno enfrente del otro. En los ojos de ella había sorpresa, confusión y miedo, algo que no pasó desapercibido para Nadir, quien también estaba sorprendido por la coincidencia. Aunque por un lado le desagradaba, en lo más profundo de su ser le gustaba mucho.Una leve sonrisa se formó en sus labios, mientras sin apenas darse cuenta de lo que hacía, se pasó la lengua por los labios mientras recorría a Lianet con la mirada. Al ver esto, ella se apresuró a abrir la puerta, recoger todas sus cosas sin dejar de ser observada atentamente por Nadir. Entró a su habitación cerrando la puerta de un tirón y puso el cerrojo asustada. No, no, no, esto no puede estar pasándome a mí. ¿Qué he hecho de malo en esta vida para merecer esto? Siempre me he esforzado al máximo para no darle dolores de cabeza a mi madre, viendo lo mucho que ella se esfuerza para pagar mis estudios. No podía defraudarla y estudié tant
Ismael, se queda observando a su amigo por un momento. Nunca antes lo había visto tan descontrolado, lo cual es totalmente opuesto a su personalidad tranquila y calmada. Se da cuenta de que la situación con la chica del aeropuerto ha sacado a Nadir de su zona de confort y está afectando su equilibrio emocional.—Es tu idea, hermano —dice Ismael, quien nunca antes había visto a Nadir de esa manera—. A lo mejor la chica simplemente tiene un malentendido.—¡Eso! Puede ser que tengas razón, ¿sabes por qué? Me dijo que dejara de perseguirla y me preguntó si yo soy un espía —explica Nadir, confundido por la actitud de la chica—. Ella parece creer eso, y me tiene totalmente confundido.—¿Espía? ¿Qué quiere decir con espía? —pregunta interesado en la conversación Ismael —Hermano cálmate, tal vez te está confundiendo con alguien más. Eso sucede bastante a menudo, y con el encuentro tan emocionante que tuvieron... ja, ja, ja... aún más, ja, ja, ja... —responde Ismael, riendo.—¡Deja de reírte!
A la mañana siguiente se despiertan ante el insistente timbre del teléfono de Lianet, miran observando todo a su alrededor todavía medio dormidas. Lianet y Nina se miran una a la otra y entonces se dan cuenta de donde están. Lianet salta de la cama enseguida en lo que apremia a su compañera.—Vamos Nina, apresúrate o llegaremos tarde a nuestro primer día de clases, tenemos que ser las primeras en llegar —habla mientras toma todas sus cosas para dirigirse al baño.—Anda tú, yo dormiré un poco más, yo no soy puntualita —contesta Nina, con voz adormilada y se da la vuelta tapándose de nuevo con la sabana. —¡Ah, no, señorita! —exclama Lianet. —¡Aquí no! ¡Vas a ser puntual conmigo! ¡Levántate! Dijiste que éramos hermanas, y que me enseñarías de la vida. De acuerdo, pero dejarás que te enseñe lo que es ser una buena alumna. Así o te levantas o te levanto con un cubo de agua fría. Si quieres ser mi hermana, tienes que cumplir con todas las reglas de la Universidad — dice Lianet tirando
Le pregunta Nina por lo bajo mirando de hito en hito a los dos jóvenes de atrás, que se han quedado sin saber que hacer o qué decir, y tal parece que le van a contestar a Lianet, pero en ese momento entra el profesor, y ellos se acomodan visiblemente incómodos en sus puesto. —Buenos días, estudiantes, todos a sus puestos — se escucha la voz del director de la Universidad.—Buenos días —responden todos.—Estimados estudiantes, me complace recibirlos en nuestro centro, espero que todos ustedes tengan una provechosa estancia y aprovechen para estudiar, porque esta generación que se graduará dentro de cinco años, va a ser muy privilegiada , porque su graduación coincide con el centenario de esta Universidad. Todos aplauden asombrados de esta noticia de la que nadie tenía idea. Y siguen hablando de todo lo que van a aprender en su carrera, y del futuro brillante que se les abrirá al terminar. En tanto que Nadir no ha podido escuchar una sola palabra de todo, absorto en contemplar a