El silbido de mi hermano hizo que mis ojos se cerraran. Sentí por un momento que Danilo estaba enterado de todo mi drama, pero era tan solo otro inocente que pensaba que mi futura conversación con Maël trataría de planificar el ver a Nikko.Le solté a mi hermanito una risa de caballo, de esas que muestran solo los dientes de arriba. Carraspeé mi garganta, me puse derechita, suspiré y fui rodeando la camioneta dirigiéndome al asiento del copiloto.Mientras lo hacía, escuché que dentro del vehículo el susodicho encendió de nuevo su estéreo con el bendito himno nacional de la electrónica, ahora camuflado por las ventanas cerradas. No había llegado a mi destino cuando escuché a Danilo contarle a su amigo Albert con lujos de detalles quien era Maël: pues, ¡el primo de mi ex! Y añadió que yo lo convencería para que nos invitara a su fiesta.Ya frente a la puerta respiré profundo, coloqué mis dedos en la manilla, abrí y me monté. Maël se había quitado los lentes de sol y miraba al frente. El
—Todavía no me has dicho qué diablos haces buscándome. ¡Dime! No, no, no, no. No mires para ningún otro lado que no sea a mí. —Tomó mi barbilla y la giró hacia él—. Respóndeme eso y deja de retarme con todo lo demás, porque no me vas a mentir diciendo ahora que te la pasaste muy bien escondiéndole tus sentimientos a Nikko.Zafé mi cara de sus odiosos dedos y lo miré fijo. Podía sentir molestia por su forma de hablarme, creyéndose mayor de lo que era, pero las macabras ganas de llorar pesaban más. ¡Maël era ambivalencia pura! Sinceridad, juventud y verdad. ¡Cero filtro! Luché y luché con mis ganas de llorar sin éxito: mi cara comenzó a mojarse mientras intentaba mirarle.Pero cuando pensé que lo anterior fue lo peor, noté que sus ojos ya estaban acuosos y eso me robó el aliento.Aparté la cara un poco antes de poder hablar.—Por supuesto que sufrí con eso, Maël —exhalé con voz baja—. Joder, Maël, pensé que me volvería loca porque no dejaba de pensar en ti. Amé y odié en partes iguales
Varias cabañas con paredes de piedra, cemento y barro en tonos grises y techos de madera, perfectas para lps inviernos del norte, eran las posadas en las que nos hospedamos: una línea no tan larga de casitas muy cerca de Afife.Maël se disculpó con el grupo, debía retirarse por unas horas para llevar las cosas que dejó el hijo de Catalina olvidadas en la playa. Casualidad mundial que el propio Maël se ofreciera a buscarlas. La divina providencia esparció su extraña bendición sobre nosotros.Ahora, el inframundo y sus misterios, o quizás un oscuro cielo, responsable de encontrarme allí, ansiosa por lo que nos deparaba la noche.El tan esperado chicuelo llegó a la posada a eso de las 22:00 horas. Trajo consigo seis sixpack de cervezas, una para cada quien; exagerando, claro está.Maël nos acompañó por un buen rato, conversando con Danilo y escuchándole hablar sobre sus experiencias universitarias, chicas lindas en la facultad, sobre música… Los demás uniéndose a la conversación, arrojan
Pasamos sin ningún protocolo, no había guardias jurados en la entrada ya que era con pase libre. Caminamos entre cuerpos sudorosos, drogados, bebidos, enérgicos e inquietos. Nos entretuvimos por un momento para observar un performance que un grupo de personas con aros de colores fluorescentes en el cuello, pies y manos, batían al ritmo de la ecléctica melodía de fondo.—¡Quiero presentarte a mis amigos! —gritó por encima de la música.Asentí, intentando disipar la tensión acumulada en mi espalda, mirando alrededor, buscando algún rostro conocido que pudiera reconocernos. La paranoia debía tener un fin.—¡Nuestros asientos están allá! —informó señalando el otro lado del escenario—. ¡Pero vamos por aquí!Lo seguí hasta llegar justo al medio de la tarima, solo que en la parte trasera de la misma. En ese punto, el backing creado con pantallas gigantes camuflaba un poco el fuerte sonido permitiendo que pudiésemos hablar mejor. Maël me arrastró hasta un grupo de jóvenes frente a unas portá
El mismo asistente que me llevó la cerveza nos interrumpió para traerle una a Maël. Se dieron un choque de puños y se retiró.—Préstame atención. Deja de jugar. ¿Joao lo sabe sí o no?Le dio un trago a su cerveza.—Por supuesto que sí.Abrí mi boca.—¿Y no…?Maël plantó un beso en mis abiertísimos labios que sin tanta música, hubiesen sonado bastante extraño.—Relájate. Él es mi amigo, no dirá nada.—También es amigo de Fran.Maël cambió la expresión.—¿Y eso qué?—Por Dios de Cielo. ¡Él conoce a Nikko! Lo saludó en el teatro, se conocen…— Delu, Delu, Delu. ¡Hey! —Colocó la cerveza sobre la mesa baja y tomó mi cara entre sus manos—. Baby, estamos aquí para disfrutar, ¿ok? —Plantó otro beso en mi boca quedándose esta vez pegado allí durante unos segundos—. Gerald y su equipo están por subir al escenario y te traje para que los viéramos juntos. ¿Me prometes que te calmarás y que disfrutarás?—¿Me prometes que no pasará nada malo? —hice mi retórica enterrándome en sus retinas, quedándom
—Hola, Delu.Mis labios se secaron y me atraganté con el m@ldito humo del cigarro.—¡Hey, ¿estás bien?!El terror se apoderó de mí e inmediatamente miré para todos lados buscando a Maël.El recién llegado se echó a reír y no supe si fue por mi reacción, pero creí morir.«Nikko no pudo verme con él, es imposible, no, no, no…» Mi ex interrumpió mis pensamientos al lanzarse sobre mí para darme un abrazo que por supuesto no correspondíl.Estaba borracho. O eso parecía.—Nikko, ¿qué haces? ¿Cómo supiste que estaba aquí?—¡Dios, qué bella estás! —exhaló luego del abrazo fallido, dejando sus manos sobre mis hombros y observándome con aquella distorsionada mirada. Su cara estaba poseída por una extraña felicidad.—Es increíble que te haya encontrado aquí. —Siguió riendo. Quitó las manos, pero no se alejó—. Mamá me llamó para contarme que estabas en Viana y decidí buscarte.Arrugué todo mi rostro.Él continuó:—Sé que es una soberana estupidez buscarte sin saber a dónde. —Siguió riendo y ya m
Siempre he manejado el pensamiento o la idea de que lo mejor es lo que pasa. Y Nikko trajo consigo dichas señales: el esclarecimiento de que algo negativo se gestaría aquella noche. Sin embargo, así como él saltó a mi encuentro en el rave con su intensidad alcoholizada, de esa misma forma Maël había desaparecido. Sí. Luego del casi desastre de la fiesta, de regresarme a Braga con mi hermano y sus amigos y de meterme al cuarto para sopesar de nuevo todo lo que había ocurrido, Maël no dio más señales de vida.Me atreví a escribirle. Al principio las preguntas eran “¿Cómo va todo? ¿Estás en Braga?” Pasando por “¿Nos podemos ver para conversar?” Subiendo de nivel sin poderlo evitar: “¿Por qué no me respondes?” Durante una semana le dejé aquellos mensajes no solo en la bandeja de textos, sino que lo desbloqueé del Whatsaap para escribirle también por allí. Sin respuesta y viendo que estuvo varias veces en línea, me dirigí al correo y dejé los mismos mensajes, las mismas preguntas. Le llam
En tan solo segundos pude sentir como el suelo bajo mis pies se removió. No sé si Fran notó el cambio radical de mis expresiones pero creo que fueron evidentes.—Hola, Delu. ¿Cómo estás?Joao, el amigo de Maël era quien me saludaba.—Hola —pude decir—. Muy bien, ¿y tú?Curveó sus labios hacia abajo con una especie de mueca sonriente, y se encogió de hombros.Miré hacia la entrada, seria, esperando que no apareciera otra fatal sorpresa. Los demás inocentes de mi estupor, se sentaron y no tuve más remedio que seguirles. Me cambié de silla y ahora le daba mi perfil al portón principal. Fran a mi derecha, Sandra a mi izquierda más pegada a Galev, Gregorio padre a la derecha de Fran junto a su hijo por consiguiente, hasta rodear la mesa y ver a Joao sentarse frente a mí.Los recién llegados atendieron la petición del señor Gregorio en entregarles sus respectivas chaquetas y por ratos, pude detallar mejor a Joao.Era bastante sexy y joven, aunque no demostraba demasiada juventud en ese rost