En tan solo segundos pude sentir como el suelo bajo mis pies se removió. No sé si Fran notó el cambio radical de mis expresiones pero creo que fueron evidentes.—Hola, Delu. ¿Cómo estás?Joao, el amigo de Maël era quien me saludaba.—Hola —pude decir—. Muy bien, ¿y tú?Curveó sus labios hacia abajo con una especie de mueca sonriente, y se encogió de hombros.Miré hacia la entrada, seria, esperando que no apareciera otra fatal sorpresa. Los demás inocentes de mi estupor, se sentaron y no tuve más remedio que seguirles. Me cambié de silla y ahora le daba mi perfil al portón principal. Fran a mi derecha, Sandra a mi izquierda más pegada a Galev, Gregorio padre a la derecha de Fran junto a su hijo por consiguiente, hasta rodear la mesa y ver a Joao sentarse frente a mí.Los recién llegados atendieron la petición del señor Gregorio en entregarles sus respectivas chaquetas y por ratos, pude detallar mejor a Joao.Era bastante sexy y joven, aunque no demostraba demasiada juventud en ese rost
La canción terminó y me levanté para aplaudir.—¡Esto es increíble! —Corrí para abrazar a Sandra—. Te has pasado, amiga. Fue una verdadera sorpresa pero, ¿por qué? ¿Por la obra?—Por la obra, ¡por tu éxito! No tuve oportunidad de decirte lo feliz que me puso el saber que estabas de nuevo al ruedo.—¿Desde cuándo lo organizaste?—¿Organizarlo yo? ¡No, nada de eso! Yo no fui. Fue ella quien quiso venir…—¡Hey, tú! —interrumpí a Sandra al ver que Galev se retiraba de la mesa. Lo señalé, le hice caminar hacia mí y lo abracé—. Cada vez me dejas más sorprendida, ruso. ¿Cómo conseguiste que Liesje viniera hasta acá? —Delu, ¡vamos, vamos! —interrumpió Sandrita—. Ya me tomé todas las fotos del mundo con ella, pero no las he publicado para que no vieras nada. Ahora te toca a ti.Me fui con ella hasta detrás del escenario.Y como si la noche no fuese un total torbellino de emociones, tener a Liesje en frente de mí, saludarla, abrazarla, conocerla un poco, conversar con ella, tomarme fotos que p
—¿Dónde está él ahora?—Delu, no sé exactamente qué sucede entre ustedes, pero sé que fuiste la novia de su primo y no me quiero meter en medio de ese rollo, ¿vale? —Hizo una pausa y negó con la cabeza—. Nos vamos a reunir más tarde, pero no me pidas que te de la dirección porque no sé si él tiene planeado invitarte, ¿ok? Disculpa que te lo diga así, no es nada personal.Sentí que me encogía por dentro. Sonó su teléfono celular.—Disculpa, debo contestar.Salvado por la campana, lo vi haciendo lo suyo pensando en cada una de sus palabras.Colgó, exhaló aire por la nariz sonriendo con los labios pegados como diciendo “así es la vida” y se giró para entrar.—No, espera un momento, por favor. ¿Qué te hace pensar que yo no me daría cuenta de que Maël estaba detrás de la organización de esta noche?Los labios entreabiertos del moreno me indicaron que le sorprendí.—Puedes negarlo mil veces, pero sé que él está detrás. No recuerdo cuándo carajo le mencioné sobre mi gusto por Hooverphonic, p
Me quedé como una estatua.—¿Eh?—Estoy estacionado frente a tu casa. Baja.«¡¿Qué?!»Me dirigí a la ventana de mi cuarto, la cual tenía de vista el frente de mi casa. Efectivamente en una esquina, un poco echado a la izquierda, vislumbré un carro de color oscuro y con las luces bajas encendidas.Me devolví a la cama y me senté, anonadada. —¿Se te zafó un tornillo?—Delu, necesito hablar contigo. Por favor, ¿podrías bajar? —Pero es que estás loco, Maël. Son más de las 2:00 de la mañana. ¿Qué quieres? ¿Y por qué apareces ahora?—Delu, no quiero que me vean. Por favor, vente para acá.—Ahh, tranquilo, si esa es tu preocupación, no gastes energía. No hay manera de que a mi familia le parezca extraño que el primo de mi ex prometido haya venido a visitarme en plena madrugada.—Deja las tonterías y la ironía, por favor, baj...—¿Qué coño estás haciendo al venir aquí a esta hora si sabes que es un completo error?—Si no fuera urgente, no habría venido.—Dímelo por teléfono.—¡M@ldición D
Silencio.—¿Cómo que el señor Carlos no es tu padre? ¿Qué me estás contando?—Carlos no es mi papá de sangre —bufó un poco antes de continuar—. La historia es la siguiente: Mi madre lo engañó, ¿ok? Eso.—¿Cómo que…? ¿Ya está?El mismo gesto de antes: la lengua toqueteándole las muelas.—Mamá lo engaña, queda embarazada de otro y él la perdona, por eso conservo el apellido de Carlos pero claro, por ser Saravia, y por nuestras leyes y costumbres…Mi boca abierta.—¿Y eso lo sabe tu familia? Es decir…—Sí, eso no es secreto para nadie. Nunca me ocultaron que yo no era hijo de Carlos. —Hizo una corta pausa apretando levemente su mandíbula—. Al menos fueron sinceros, ¿no?Quedé literalmente sin palabras. Y con las neuronas un poco desinfladas.—He tenido mil percances con él, Delu, miles. No compaginamos, a pesar de que hubo una época en la que demostró tenerme cariño. Pero siempre sentí su arrepentimiento por aceptarme como hijo suyo, ¿entiendes? Por darme el apellido, quiero decir. Quizá
Podemos estar embadurnados de inocencia, casi noqueados por un duro golpe, pero no hay conciencia ciega que limite el saber lo que uno es capaz de hacer por amor. Lo bueno y lo malo nos gusta en igual medida, siempre he estado consciente de eso.Quería estar con él, así que me fui hasta el edificio que me indicó por texto y allí estaba el personaje esperándome en la entrada principal.—Olá. —Sonrió, envolviendo mi cuerpo con sus brazos.Nos quedamos así por varios minutos. Su perfume era embriagador, cargaba el famoso suéter negro manga larga de cuello en V que le sentaba muy bien, y unos jeans claros a la medida.Recosté mi cara en su pecho y me dejé acunar.—Gracias por venir —dijo, besando el tope de mi cabeza—. Entremos.Con mi brazo en su cintura y el suyo sobre mi hombro, cruzamos un corto pasillo hasta dirigirnos a unas escaleras al fondo. Luego tomó mi mano mientras dirigía el resto del camino.El recinto se trataba de un complejo habitacional de edificios paralelamente constr
—¿Hola?—Delu, ¿cómo estás?Maël se sentó a orillas del colchón con los brazos en sus muslos y me observó hablar. —Bien. ¿Qué sucede? —La llamada era tan inoportuna, como casualmente bizarra.—Mira, te llamo para preguntarte si pasó algo con Circo.Arrugué bastante las cejas.—Ehh, nop. ¿Por qué lo preguntas? —Miré el techo y suspiré.—Es que vi que el cronograma de la obra se detuvo, y pensé en preguntarte si se debía a algo malo.—No, nada malo. Solo es un descanso de temporada porque luego vienen otras presentaciones y la gira —informé, mirando a Maël para que lo recordara. No hubo expresión en su rostro y antes de que existieran, salí de la habitación sin preocuparme en cubrir mi parcial desnudez.Ya cuando estuve segura en la cocina, pregunté:—¿Es por eso que me llamas? Es extraño que lo hagas.Le escuché suspirar.—Quería preguntarte si quieres venir al cumpleaños de mamá. —Cerré los ojos. Por Dios, pensé que ya había dejado de intentar algo conmigo—. Ella me preguntó por nos
Me pareció buena idea arrancar en esa aventura yendo a comprar algunas cosas necesarias para el apartamento. Como Maël había dejado su camioneta en Viana, salimos en el carro que Joao le prestó y asistimos a una feria de electrodomésticos que se desarrollaba en la ciudad para aprovechar buenos precios. Ambos pagamos por todo, no hubo riñas de quien ponía más dinero o no, lo que me fascinó porque fue espontáneo.La nevera, una cama amplia para nosotros y una cama individual para el cuarto de huéspedes, esdecir, para Joao. Pensé que a Maël le fastidiaría irse de compras, pero resultó ser al contrario y por su parte. Y por suparte, él no pensaba que yo me metería de lleno con todo aquello. Me hizo feliz mirar entre artículos para el hogar, pasando toda la mañana y parte del medio día recorriendo el almacén y eligiendo bártulos.Desde la tarde hasta la noche, estuvimos recibiendo al camión de la feria con nuestros encargos, acomodando todo, limpiando, ordenando, sacudiendo, escuchando mús