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En cambio, decidió sosegar sus impulsos, disfrutando del tacto delicado de su piel, mientras la abrazaba hasta que su respiración se acompasó con la suya, durmiéndose profundamente. Pasó el dorso de la mano por uno de los pechos que se dejaba entre ver al costado, acariciándolo despacio, para luego recorrerle la espalda con la punta de los dedos. Suspiró profundo al sentir como se le tensaba el miembro en los pantalones. Le estaba costando contenerse para no dejarse caer sobre ella de forma abrupta, despertándola para desayunársela entera y hundirse entre esos muslos carnosos, que lo tuvieron pensativo desde que abrió los ojos. No le quedó más remedio que dedicarse a besarla, considerando que debía apaciguar sus impulsos.

No quería verla como una mujer frágil, en realidad, la había encontrado mucho más atractiva en las ocasiones que le mostró su carácter impetuoso e incluso por ratos atrevido, aun así, estaba intentando ser delicado, porque no sabía cómo enfrentar lo d
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