¿Qué haces cuando tu vida cambia drásticamente? Te sientes perdido y no sabes qué hacer ante lo que viene. Ahmed jamás imaginó que su vida daría un giro de esa magnitud, Aisha es el amor de su vida, tiene una vida feliz junto a ella y sus hijos, ahora el pasado ha regresado, y él no sabe que hacer ante eso, se encuentra entre la espada y la pared, entre dos mujeres, dividido por completo entre el pasado y el presente. Aisha cree que su mundo perfecto se está derrumbando, estaba segura del amor de su esposo, jamás hubiera pensado que podría perderlo, pero ahora el miedo la invade, si quiere permanecer junto a él, tendrá que aceptar leyes y situaciones que considera degradantes, se verá envuelta de nuevo en extrañas tradiciones, pero tiene una gran ventaja, la mujer que antes fue su mayor enemiga, ahora es su gran aliada. Lyna ha decidido regresar después de todos esos años, piensa recuperar lo que cree que le pertenece por derecho, luchará por lograrlo, y por poner a sus hijos en el lugar que merecen.
Leer másLa recuperación de Carlo fue lenta, se necesitaron varios meses para que empezara a caminar de nuevo apoyado en una andadera, su pequeño hijo ya empezaba a gatear por todos lados, eso lo animaba a poner todo su empeño.A pesar del mal humor que a veces lo invadía, Fahriye lo trataba con paciencia y dulzura, él ya hablaba perfectamente, habían decidido no hablar sobre el pasado hasta que él estuviera completamente bien.—¡Por fin se ha dormido! —dijo Farh sentándose junto a él en la cama, la chica tenía quién cuidara de su hijo, pero prefería hacerlo ella misma cada vez que podía, aunque era agotador llevarle el ritmo.—Me desespera no poder ayudarte a cuidar de nuestro hijo, sé que pronto podré hacerlo, cuidaré de ustedes como es debido, te aseguro que voy a vivir solo para amarlos y protegerlos, ustedes dos son mi vida.Farh sonrió después se acostó junto a él, Carlo la atrajo aún más hacia él, hasta que la chica quedó prácticamente arriba.—¡Oye! —exclamó mientras reía.—Sabes que m
Farh se sorprendió enormemente al sentir el contacto, al voltear, pudo ver que Carlo había despertado y la miraba fijamente.—¡Hijo! —La voz de Vittoria hizo reaccionar a Fahriye.Enseguida llamarón a la enfermera, quién al ver que el paciente se encontraba con los ojos abiertos, pero sin moverse, corrió de prisa para llamar al médico.—Salgan de favor, revisaremos al paciente —un equipo de médicos acudió de inmediato, sabían que aquel hombre era el yerno del Jeque.En la sala de espera, Vittoria y Farh daban vueltas de un lado a otro, el bebé había sido llevado por una enfermera a la incubadora nuevamente.—Mi hijo ha despertado, qué gran bendición, mi nieto podrá crecer junto a su padre —en ese momento se detuvo y volteó a ver a Fahriye —porque vas a permitírselo, ¿O no?—Es su padre, tiene todo el derecho del mundo.—Sí no hubieras ocultado tu embarazo, te aseguro que mi hijo se hubiera olvidado hasta de el mismo para poder estar a tu lado.—Recuerde que él me corrió de su lado.Vi
Mía se acercó de inmediato a su hija, Farh aún se encontraba débil, de pronto sintió marearse, Caroline salió rápidamente para pedir que llevarán una silla de ruedas.—¿Por qué pretendían ocultar el estado de Carlo? Es el padre de mi hijo, tengo todo el derecho de saberlo —dijo con amargura, mientras su madre la ayudaba a sentarse en un sillón que se encontraba en la sala de estar frente al ventanal de los cuneros.—Pensábamos hablar contigo en un par de días, necesitas estar tranquila para recuperarte.—Estaba decidida a que mi hijo no creciera junto a su padre, pero ahora que sé que quizás no despertará, es diferente, me duele profundamente —Farh comenzó a llorar, Mía se sentó junto a ella para abrazarla.—Tu padre me contó lo sucedido en el desierto, él intentó alejar a Carlo, pero él regresó aquí decidido a recuperarte, se dio cuenta de quién era en realidad su padre, que fue sentenciado a muerte no por lo que pasó conmigo, sino por sus terribles actos, al saber la verdad sobre su
Amira intentó convencer a Mía para que la acompañara a lava el cuerpo de su madre, tal y como la tradición lo requería, debían de lavar el cuerpo un número impar de veces, pero solo mujeres miembros de la familia, al igual que cuando moría un hombre tenían que lavar el cuerpo solo hombres pertenecientes a la familia.—Lo siento, Ahmed, en verdad lo siento, no tengo fuerzas, no soy capaz de lavar el cuerpo de nuestra madre —Mía no paraba de llorar, se sentía apenada con Ahmed y Amira por no poder hacerlo.—Shhh, tranquila, las primas de mi madre acompañarán a Amira —Ahmed a pesar del dolor que estaba sintiendo, trataba de tranquilizar a Mía, la abrazó fuertemente.El cuerpo de Basima fue envuelto de forma ceremoniosa en el kafan, por tradición los ritos funerarios debían de empezar cuanto antes, para que el alma pudiera liberarse cuanto antes, más tarde fue llevado a un lugar al aire libre, dónde se realizó una ceremonía dirigida por el imam.Después de tres días, el cuerpo sería trasl
Antara se apresuró a salir de la habitación, se dirigió hacia los cuneros, Farh veía horrorizada a su abuela inerte tirada a un lado de la cama, más allá, yacía en medio de un charco color rojo, Carlo.La pobre chica comenzó a gritar desesperada, Ahmed y los demás regresaban del restaurante, al escuchar a su hija gritar corrió hacia la habitación, seguido por Cambell y Zafir, Mía y las otras mujeres fueron a buscar a los guardias.Ahmed se sorprendió al ver a Abdel intentando hacer que Farh se levantara de la cama, mientras cubría su boca para que ya no gritara, el árabe se llenó de furia al ver aquello, inmediatamente se abalanzó sobre él.Abdel no esperaba que regresaran tan pronto, había pagado a una enfermera para que le diera información sobre lo que ocurría dentro, fue la misma que prestó un uniforme y un gafete a Antara para que pudieran entrar en el hospital.—¡Suelta a mi hija! —Ahmed gritó completamente furioso.Abdel se abalanzó sobre el Jeque con el puñal en alto, Ahmed lo
Vittoria llamó de inmediato a su hijo, quería saber cuanto antes de que se trataba aquello.—Hijo, ¿Quién es ese niño?Carlo empezó a reír, su madre ni siquiera preguntaba cómo había estado.—Es mi hijo —Vittoria no podía creerlo, una gran emoción la embargó en ese momento.—¿Tú hijo? No juegues con mis sentimientos.—En verdad, madre, es mi hijo y de Fahriye.—¿En dónde estás?—En Dubái.—Salimos para allá en esté mismo momento, te llamo en cuanto lleguemos.—No, madre… —Vittoria cortó la llamada sin darle lugar a Carlo de decirle que no fuera, intentó llamarla, pero ni ella ni su padre respondieron las llamadas, por lo visto nada impediría que fueran.—Madre, no debí decirte aún —Se llevó las manos a la cabeza, no quería que los Assad trataran mal a sus padres, ellos no tenían la culpa de la manera en que se había comportado con Fahriye.Mohamed salió de la habitación después de felicitar a Fahriye, Miley salió un poco después.—Algo se traen estos dos chicos, hace días que los notó
La esposa del jefe de la tribu pidió a Carlo que cortara el cordón umbilical de su hija, hecho un mar de nervios y con manos temblorosas procedió a hacerlo, Farh no podía creer que aquel pequeño fuera su hijo, era perfecto, divino.—No quiero que lo toques, ya fue suficiente, sal de aquí, no quiero verte —gritó a Carlo que volteó a verla enseguida, sabía que lo merecía.—Farh, si es lo que deseas te pediré perdón de rodillas, pero no puedes alejarme de la vida de mi hijo, deseo estar con él y contigo.Farh se sentía agotada, era imposible discutir con él en el estado en el que se encontraba, ya tendría tiempo de ponerlo en su lugar.Las mujeres pidieron a Carlo que saliera, limpiarían a Farh y al niño.Carlo salió de la tienda, sentía que su pecho explotaría en cualquier momento por el cúmulo de emociones encontradas, la felicidad por el nacimiento de su hijo, y el saber que podría perderlo junto a Fahriye.Ahmed se acercó a él en cuanto lo vio salir de la tienda.—¿Cómo se encuentra
Abdel herido de un brazo miraba furioso a Ahmed y a los demás hombres, el Jeque aún empuñaba el arma, era capaz de todo con tal de defender a su hija.—¿Y tú eres el que algún día se dijo mi padre?Abdel trataría de jugar su última carta, la del chantaje, pretendiendo así que Ahmed lo dejará libre.—Te quise como si fueras mi propio hijo, aún cuando me enteré que no lo eres, pero te atreviste a dañar a mi hija, ella es inocente en todo lo sucedido.—Fahriye y yo nos amamos, queremos estar juntos —volteó a ver a la chica que veía horrorizada como la sangre brotaba de su brazo herido —dile a tu padre, mi amor, que me amas y que queremos hacer una vida junto a nuestro hijo.Farh estaba completamente pálida, no podía articular palabra, la esposa del jefe se acercó a ella para abrazarla.—Tranquila, muchacha, estás a salvo, solo dí a tu padre la verdad, lo que tu corazón te dicte —al escucharla, Farh salió del trance.—Lo siento, Abdel, no te amo, como podría amarte después de lo que me hi
El jefe envió de inmediato a algunos hombres para que ayudarán a aquel desafortunado hombre, enseguida lograron detener al camello, mientras uno de los hombres ayudaba a Carlo.Carlo se sintió avergonzado al escuchar reír a los hombres, enseguida lo llevaron ante el jefe, que afortunadamente hablaba inglés perfectamente.—¿Quién eres y qué haces en mi territorio?Ahmed se molestó al ver a Carlo, era claro que los estaba siguiendo.—Vengo con el Jeque —contestó Carlo enseguida, no sabía de que otra manera justificar su presencia.—¿Lo conoce? —preguntó enseguida el jefe.—Desgraciadamente —Ahmed no podía creer la necedad de ese hombre.—Como le estaba diciendo, su hija y ese hombre se retiraron esta mañana, sí pudieran avanzar de noche les darían pronto alcancé, pero sabemos que correrían un terrible riesgo entre los peligros del desierto, estoy seguro de que se quedarán en la aldea de Omana, tendrán que apresurar el pasó por la mañana, quizás puedan alcanzarlos antes de que crucen a O