¿Alguna vez has sentido que tu mundo gira tan vertiginosamente que piensas que no va a detenerse?
La sonrisa de Ahmed iluminaba su rostro mientras observaba a Aisha y a sus hijos sumidos en la diversión del parque temático, para ella, lograr convencerlo de viajar a Estados Unidos representaba una pequeña victoria sobre las arraigadas tradiciones que los rodeaban, era un deleite poder escapar, aunque fuera temporalmente, de las agobiantes responsabilidades.—Gracias, amor, nuestros hijos aún son pequeños, pero disfrutan enormemente esta experiencia—Aisha le dio un tierno beso, Ahmed sonrió, los pequeños aplaudieron al verles.Tres hermosos hijos eran el fruto del gran amor que se prodigaban, Fariye y Mohamed habían cumplido ya cuatro años, el pequeño Ahmed tenía solo uno, pero a paso lento ya caminaba detrás de sus hermanos.La pareja era plenamente consciente de lo afortunados que eran por tenerse el uno al otro, Ahmed agradecía profundamente a Alá por la familia con la que había sido bendecido.—Jamás terminaré de agradecerte la dicha y felicidad que me has regalado todos estos años —pronunció Ahmed con gratitud, mientras depositaba un tierno beso en las manos de la mujer que ocupaba su corazón.En ese preciso instante, la nana se aproximó con discreción para llevar a los pequeños junto a Basima, la orgullosa abuela que, con una sonrisa amorosa, se dispuso a llevarlos a disfrutar de un delicioso helado.Ahmed y Aisha los observaron alejarse, permaneciendo abrazados, sumergidos en la calidez de su amor, sin embargo, de pronto, un gestode asombro apareció en el rostro del árabe, Ahmed soltó a su esposa para avanzar unos cuantos pasos.—¿Ocurre algo, Ahmed? Contesta, por favor. —Aisha se acercó rápidamente tras él, observándolo con preocupación mientras él parecía ignorar su presencia.El semblante de Ahmed reflejaba una mezcla de sorpresa y dolor, como si estuviera contemplando algo que desafiaba toda lógica.—No puede ser, esto debe ser una ilusión, un sueño del cual aún no he despertado —murmuró con incredulidad.Aisha tomó la mano de Ahmed, intentando reconfortarlo.—Amor, por favor, háblame, me estás asustando —imploró, sintiendo la inquietud crecer en su pecho.Pero Ahmed parecía estar bajo el influjo de algún hechizo, soltó su mano, fue la primera vez que Aisha sintió de él rechazó, el árabe avanzó unos pasos más, hasta detenerse frente a una mujer que lo miraba fijamente con sus intensos ojos verdes.—Estás aquí, ¿Cómo puede ser esto posible? —Preguntó con un hilo de voz apenas audible.En ese momento, Aisha contempló a la hermosa mujer de cabello rojizo que estaba frente a su esposo, y al escuchar la vehemente pregunta de Ahmed, comprendió de repente lo que estaba pasando, un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras sentía cómo su sangre se helaba en las venas.Ahmed alzó su mano, con el deseo de asegurarse de que aquello no era más que un sueño, pero ante él estaba la figura real de la mujer de cabellos rojizos.—Ahmed, soy yo, lo siento —dijo la mujer, con un matiz de pesar en sus palabras.El corazón de Aisha latía desbocado en su pecho, y por un instante, pensó que su cuerpo no podría sostenerse más y desfallecería, sentía que el aire que respiraba no llenaba sus pulmones, era como si el piso a su alrededor se estuviera hundiendo.—¿Por qué? —Ahmed balbuceó con angustia, mientras las palabras parecían arder en su garganta, buscando desesperadamente una explicación que le permitiera comprender lo que estaba sucediendo.—Lo siento, en verdad lo siento —pronunció la mujer con lágrimas en sus ojos, mientras su mirada se encontraba fijamente con la de Ahmed.En ese instante, Ahmed pareció olvidar por completo la presencia de Aisha y se acercó a la mujer tomando su mano, deseaba hablar con ella en un lugar más privado.Aisha se quedó paralizada, incapaz de moverse o pronunciar palabra, no pudo decir nada cuando la mujer y su esposo pasaron a su lado.Pronto, Basima y la nana regresaron con los pequeños, ajenas al drama que se había desplegado, Basima notó la ausencia de su hijo.—Mamá, ¿Quieres probar mi helado? —Aisha volteó a ver a su pequeño hijo, sin contestar de inmediato, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escapar en cualquier momento.—No, mi amor, se ve delicioso, pero yo comeré uno más tarde. —Dijo con la voz quebrada por aguantar el llanto.Basima, era una mujer experimentada, notó enseguida que algo estaba sucediendo, con prudencia, llevó a los pequeños hasta una mesa y pidió a la nana que se quedara con ellos.—Hija, ¿Qué ocurre? Por el semblante que presentas, parece como si hubieras visto un fantasma, ¡Habla, por Alá! ¿Dónde está mi hijo? No puedo verlo por ningún lado —exclamó Basima, preocupada.Aisha hizo un esfuerzo para encontrar las palabras adecuadas, pero su voz parecía negarse a salir, la ansiedad se apoderaba de ella, y su corazón latía acelerado dentro de su pecho, sin embargo, trató de tranquilizar a su suegra.—Estoy bien, madre, no se preocupe, Ahmed regresará en un momento —dijo con un tono forzado, intentando ocultar sus emociones.Aisha decidió no contar lo que estaba sucediendo, no le correspondía hacerlo, se sentó junto a sus hijos intentando distraerse.Basima la miró con inquietud, percibiendo que algo importante estaba ocurriendo, su instinto de madre le indicaba que algo estaba sucediendo.En una mesa del interior del restaurante, Ahmed se encontraba sentado frente a la mujer pelirroja, quien aún no respondía a sus preguntas, solo lloraba.—¿Dónde están mis hijos? Por Alá, Lyna, debes decirlo —rogó desesperado.—Están con mis padres en un hotel cercano —respondió finalmente Lyna, conteniendo su llanto.—Entonces, vamos, necesito verlos —insistió Ahmed, desesperado por reunirse con ellos.Por un momento, Ahmed había olvidado todo lo que lo rodeaba, su único deseo era estar con sus hijos.—Los verás, pero antes debemos hablar seriamente —declaró ella, logrando componerse.—Habla, dime en dónde demonios has estado todos estos años, ¿Cómo fuiste capaz de hacerme creer que habían muerto? —exclamó Ahmed, sintiendo una mezcla de furia y dolor.Con voz temblorosa, Lyna compartió lo sucedido, aquel día en que lo vio en su oficina con otra mujer, fue un golpe devastador para ella.—Ese día sentí que mi corazón se desgarraba, Ahmed, no pude soportarlo, sabía que me engañabas, pero fue demasiado doloroso verlo con mis propios ojos, me sentí traicionada y destruida —confesó Lyna, luchando contra el dolor que le embargaba el alma.—Lo siento, créeme que me he pagado con creces haberlo hecho. —Había un tono de amargura en la voz de Ahmed, en su mente y en su corazón se agolpaba un torbellino de sentimientos.—Jamás abordamos ese avión, interceptaron nuestro auto antes de llegar al aeropuerto —susurró Lyna con voz temblorosa.El semblante de Ahmed se tornó aún más pálido al escuchar aquellas palabras, pero Lyna continuó con su relato, incapaz de contener las emociones que inundaban su corazón.—No supe qué estaba ocurriendo, tenía tanto miedo, sometieron a los guardaespaldas, bajaron al chofer y otro hombre tomó su lugar al volante, nos ordenaron bajar la mirada y no mirarlos directamente, debíamos guardar silencio, de lo contrario, amenazaron con atarnos, sentí a nuestro pequeño hijo temblar de miedo, y nuestra hija, siendo tan pequeña, no entendía lo que estaba sucediendo.—¡Por Alá! No puedo ni siquiera imaginar lo que has tenido que soportar junto a nuestros hijos durante todos estos años —susurró Ahmed, abrumado por la angustia, Lyna asintió con tristeza.—Nos llevaron a un lugar apartado, fuera de la ciudad, cuando finalmente bajamos, me sorprendí enormemente al ver allí a tu hermano.—¿Arkham? —Ahmed dejó escapar el nombre de su hermano con incredulidad.—Quién más podría haber urdido algo así, sabes bien que jamás pudo perdonarnos el haber contraído matrimonio, tus hijos y yo pagamos caro el precio por el odio que tu hermano sentía por ti —susurró Lyna con pesar, recordando todo lo sucedido en el pasado.—Pero él estuvo en Dubái, no entiendo cómo pudo llevar a cabo algo tan atroz.—Regresó poco después, por suerte pude encontrar una manera de escapar junto a nuestros hijos, uno de sus guardias personales me ayudó.—¿Por qué no regresaste a mi lado? —inquirió Ahmed, sintiendo urgencia por comprender las razones detrás de las decisiones de Lyna.—Seré completamente sincera contigo, Ahmed, estaba profundamente herida por lo que me hiciste, además tenía un gran temor, Arkham amenazó con quitarle la vida a nuestros hijos si me atrevía a escapar, no estaba enterada de su muerte hasta hace poco menos de un mes, en cuanto lo supe, busqué refugio con mis padres.—¿Ellos estaban al tanto de lo ocurrido? —preguntó con desconcieto.Lyna asintió, dejando que las lágrimas brotaran por sus ojos mientras respondía con sinceridad.—Sí, lo estaban, mis padres también sufrieron por el peligro que nos acechaba, han sido una gran fortaleza para mí, apoyándome en los momentos más oscuros, logré comunicarme con ellos poco después de escapar, pero les pedí guardar silencio, nuestras vidas estaban en peligro.—Es sumamente difícil escuchar todo lo que me estás contando —susurró Ahmed, con el corazón apretado por las emociones encontradas.—¿Quién es esa mujer que estaba junto a ti? —preguntó Lyna, mirándolo directamente a los ojos, aunque fingió no saber, había estado pendiente de todo lo que ocurría con él desde que se convirtió en Jeque.Ahmed bajó la mirada, sin poder evitarlo, y comenzó a jugar nerviosamente con sus manos.—Lyna, fueron demasiados años, creí que habías muerto, sufrí en silencio durante mucho tiempo —confesó él, tratando de explicar lo que había vivido en su ausencia.—Ahmed, no es necesario que des tantas vueltas, solo dilo —le instó ella, mientras Ahmed sentía que su corazón se partía.—Es mi esposa, lo siento, Lyna —respondió Ahmed, finalmente admitiendo la verdad, pudo ver que en el rostro de Lyna se reflejaba el sufrimiento.—¿La amas? —preguntó, deseando escuchar la respuesta honesta de su aún esposo, deseaba con todo el corazón escuchar que su corazón aún le pertenecía por entero.Incapaz de pronunciar palabra, Ahmed solo respondió moviendo ligeramente la cabeza de forma afirmativa, sus sentimientos estaban enredados en un mar de confusión y contradicciones, su mente se debatía entre el pasado y el presente.Al alzar la mirada, pudo ver que Lyna otra vez lloraba, se sintió como el peor de los hombres, la estaba haciendo sufrir de nuevo.—Debo irme, pero te dejaré mi número de teléfono, es mejor que no vayas ahora, tengo que preparar a nuestros hijos para esta situación, les he hablado de ti todo este tiempo —dijo Lyna, mientras que Ahmed al escucharla se levantó apresuradamente, no podía permitir que ella se alejara nuevamente, temía perderlos a todos una vez más.—Respetaré tu voluntad y no iré en este momento, créeme, será difícil porque muero de ganas por verlos, Zafir te acompañará, él estará a su lado a partir de ahora —respondió intentando mantenerse sereno.—No me iré de nuevo, Ahmed, no ahora que Arkham ha fallecido. —Lyna sabía perfectamente que sería
Ahmed sintió un profundo dolor en su corazón al observar el rechazo de sus hijos, suspiró profundamente, intentando comprender que para ellos, él era simplemente un extraño.—Tienes que disculparlos, Ahmed, hijos, sé que es difícil para ustedes, pero saben que él es su padre.—Lo siento mucho, padre —Abdel se disculpó inmediatamente, mientras que Antara guardó silencio mientras abrazaba un pequeño osito de peluche.Ahmed decidió no presionarlos para no hacerlos sentir incómodos, permaneció en silencio, observándolos fijamente.—Vayan un momento con sus abuelos, necesito hablar con su padre.Sus hijos salieron detrás de sus abuelos, los padres de Lyna no fueron capaces de mirar a los ojos a Ahmed, por lo que se retiraron rápidamente, sin saludarlo ni siquiera de forma cortés.—Parece que tus padres aún no han perdonado lo sucedido en el pasado.Ahmed se sintió desolado mientras veía cómo sus hijos salían, una sensación de tristeza y nostalgia lo invadió, era un momento difícil para él,
Aisha se sentía agotada y sin fuerzas para nada más, hizo lo que Basima le pedía, mientras Ahmed parecía perdido en sus pensamientos, Lyna tomó a Ahmed de la mano y lo llevó hacia el interior del avión, seguida por sus hijos y Zafir.Dentro del avión, el ambiente se volvió tenso, Lyna exigió que Ahmed se sentara a su lado, hizo esto mientras posaba su mirada con total despreció sobre Aisha, Ahmed se vio obligado a aceptar, pues Lyna sostenía su mano con fuerza.—Amor, te sentarás a nuestro lado —dijo Lyna con voz firme.Ahmed volteó a ver a Aisha, quien fingió estar concentrada en una revista para evitar cualquier confrontación.—Está bien, me quedaré con ustedes —respondió Ahmed con resignación.Aisha se sentía cada vez más alejada de Ahmed, sabía que su matrimonio estaba en peligro, y que Lyna era una amenaza constante, pero no sabía cómo enfrentar la situación, se sentía cada vez más sola y vulnerable.Mientras el avión despegaba, el silencio se hizo presente en el ambiente, Ahmed
Basima se levantó rápidamente del lugar en el que estaba, al observar que su hijo regresaba en compañía de Lyna.Él buscó la mirada de su madre, ella lo evitó haciéndolo evidente, estaba molesta, no podía creer que no pusiera en su lugar a Lyna.Era más que obvio que estaba haciendo lo posible por molestar a Aisha, Basima se alejó de ellos, sin cuando menos voltear a ver a Lyna, su hijo era un tono, sí seguía así, iba a perder a Aisha.Basima se sentía arrepentida de sus acciones pasadas, había hecho sufrir a su hijo al no aceptar a la mujer que amaba, ese pensamiento se refería a Aisha, por cómo había tratado años atrás a Lyna, jamás se arrepentiría.—Tenemos que ser muy inteligentes, hija —dijo mientras se sentaba junto a Aisha —esa mujer es muy astuta, siempre lo ha sido, sí no le ponemos un alto ahora, terminara alejando a Ahmed de nosotros, Ahmed te ama, pero lo atormenta la culpa.—No quiero presionarlo, sé que para él es difícil, sufrió mucho cuando creyó que había muerto junto
Caroline pensó que Amira estaba delirando, quizás era por el abrasador calor que hacía.—Mujer, termina de decir las cosas, tal vez es la segunda esposa de Zafir.—No, es la primera. —Logró decir aun con el susto reflejado en el rostro.—No, estás equivocada, la primera la conozco y no es ella. —Replicó Caroline, completamente convencida de lo que decía.—Es Lyna, la primera mujer de mi hermano.—¿La muerta? No, estás loca, no creo que tengamos algún tipo de alucinación colectiva, se ha de parecer a ella, quizás por el color de su cabello, me han contado que era pelirroja.Amira prefirió guardar silencio, no quería que dudaran de su cordura.Lyna subió en una de las camionetas, en la parte delantera subió Zafir junto al chofer.Ahmed y Aisha bajaron junto a sus hijos, seguidos de Basima y la nana, y algunos guardaespaldas que llevaban el equipaje.—Hermana, me da gusto ver que regresen con bien, pero pensé que se quedarían algunos días más.—Hola, Caro, tuvimos que regresar por un imp
La puerta de la habitación se abrió de represente, Aisha se sobresaltó, se encontraba completamente desnuda, llorando sobre la fina alfombra, no era común que alguien entrara sin llamar primero.Al alzar la mirada, Ahmed estaba ante ella, por su rostro pudo ver que le había impresionado encontrarla en ese estado, llevaba entre sus manos, una charola con el desayuno.—Habibi, ¿Qué ha pasado? —Aisha se le quedó viendo, comenzó a hipar con sentimiento sin poder evitarlo.Sus locos celos la habían llevado a imaginar que después de la noche que habían pasado, en cuanto amaneció, él la había abandonado para correr a los brazos de Lyna, pero se había equivocado, ahora era por la culpa que sentía que continuaba llorando.—Lo siento, Ahmed, yo…—No digas más, anda, te ayudaré a darte un baño, tenemos que hacerlo rápido o nuestro desayuno se habrá enfriado.Colocó la bandeja sobre la mesa, para después ofrecerle la mano, en cuanto ella se levantó, la llevó al baño, no le importó mojarse, lavó s
Aisha abrió los ojos, era muy temprano por la mañana, al voltear, pudo ver a Ahmed parado a un lado de la cama, estaba ahí mirándola fijamente, con esa sonrisa de medio lado que le encantaba. Lo observó por un momento, se veía realmente guapo, con esos profundos ojos azules, y esa barba corta, que lo hacían ver tan atractivo como siempre, Aisha se sintió feliz al verlo, tenía inmensos deseos de abrazarlo.Ella contestó la sonrisa antes de extender su mano para tocarlo, justo en ese momento, la figura de Ahmed se desvaneció en el aire.Ella volteó desesperada hacía los lados, pedía intensamente poder encontrarlo.No pudo evitar llorar de nuevo, había llorado tanto, hasta el punto que de sus ojos ya no salían lágrimas, el sueño se apiadó de ella envolviendola nuevamente entre sus brazos.Despertó un poco más tarde, dio un gran suspiro antes de levantarse de la cama, no deseaba hacerlo, había estado recordando todo lo que había ocurrido desde el día que Lyna se había entrometido en sus
El viaje de Aisha al escapar del país junto Basima, la nana y sus tres hijos, se convirtió en toda una odisea, por las noches se hospedaron en campamentos beduinos.Viajaron a través del desierto, buscando llegar a la región de Oman, donde los esperaban para llevarlos al aeropuerto internacional.Los miembros de las tribus los acogieron brindándoles protección y alimentos, así fue hasta que en unos de los campamentos, el jefe de la tribu, Mahmud, puso atención en la belleza de Aisha.La chica había olvidado llevar su niqab, así que no podía cubrirse el rostro, el jefe al verla se sintió atraído por su belleza, tanto que ofreció a Zafir cincuenta camellos por ella, deseaba convertirla en su sexta esposa.Al pobre hombre le dio trabajo convencerlo que Aisha solo le traería problemas, estaba casada y con tres hijos, aún así el hombre insistió en comprarla, adoptaría a sus hijos como suyos.Zafir se las ingenio de alguna manera para hacerlo entrar en razón, después de todo nadie querría a