LXVII La supremacía de Alfonso

Unavi había llorado. Y había intentado que no se le notara, pero unas sonrisas ligeras no disimulaban unos ojos tan hinchados.

Dos autos robados en unas semanas. Tres considerando el de Pedro. Los ladrones la tenían de proveedora, se habían ensañado con ella.

Lo que más le dolía era que se hubieran llevado el auto que Alfonso le había regalado. Ella no lo quería al principio, pero era suyo a fin de cuentas. Y debía devolvérselo cuando consiguiera uno por mérito propio, ese era el trato.

De algún modo sentía que le había fallado.

Él la consoló lo mejor que pudo. Le dio un chocolate caliente, que preparó él mismo, así que iba cargado de mucho amor y la dejó bien arropada en su cama cuando se durmió. Dormiría en su casa, bien lejos de Pedro. Dormiría a salvo.

Y si se despertaba y no lo encontraba era porque tenía que ir a cenar fuera por negocios.

Sus "negocios" lo llevaron al lugar que indicaba la posición del auto robado. Llamó a su contacto en la policía para alertarlos y esperó,
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo