34Horas antes Maximiliano no podía dormir, así que se fue a correr para ver si despejaba su mente y aun así nada logró que eso pasará. Llegó a su casa y se dio un baño rápido y se vistió, había cosas que tenía que hacer.Maximiliano se estacionó frente a una estación de policía, nunca había visitado una y ahora estaba a punto de hacer algo que no tendría vuelta atrás.—¿Viste quién es? —pregunta una oficial nueva.—Cállate, nos puedes meter en problemas —contesta su compañera.—Es demasiado bello —suspira medio enamorada— ¿Qué hará aquí?Maximiliano las ignoró y terminó de entrar a la estación de policía donde pidió hablar con Lachenal, el capitán de esa estación de policía.Esperó unos minutos cuando el jefe entró algo desarreglado y claramente fue despertado. Nada de eso le importó a Maximiliano.—¿En qué puedo servirle? —pregunta Lachenal algo nervioso cuando estuvieron al resguardo de miradas indiscretas— espero que esté todo bien.Max ignora que el hombre trata de lame
35—Quién lo diría… Brigitte Hawks diciendo groserías, primero que nada. No es asunto tuyo lo que Julieta y yo hagamos a puerta cerrada —se burló Maximiliano—. Al parecer la alta alcurnia no ha llegado todavía a tu cerebro por falta de cafeína—No tienes por qué ser grosero —reclama Brigitte viéndolo casi con odio.—¿Terminaste el café, madre? Tal vez así despejes la mente. Deberías irte a arreglar para estar decente si vas a seguir soltando blasfemias a diestra y siniestra —dijo más serio.—No entiendo por qué ahora me faltas al respeto y me hablas así —dijo su madre, gimoteando, con lágrimas falsas nadando en sus ojos.Le molestaba que Maximiliano fuera más como su suegro, alguien que no era manipulable, en cambio su esposo era más dócil y le gustaba seguir la corriente.—Te hablo como tú me hablas. Es así de sencillo, madre. Y me voy a disculpar el día en que tú te disculpes con Julieta Persson —le deja en claro su hijo.—Cuando los dragones salgan volando de esta casa, ese día me
36Max veía hacia la oficina que sabía que estaba Julieta, no sabía que había hablado con su padre, pero por la sombra que oscurecía su rostro no debió de ser bueno y no le gustó. Luego averiguaría que había pasado. Luego de que Julieta se fue Max fue tras ella, pero a distancia… no sabía porque parecía un demente acosador. Pero no podía evitarlo.El abogado llegó y se informó de todo y salió un poco pálido después de una conversación con la policía y el interrogatorio a la señora Brigitte.—¿Cuándo puedes salir mi esposa? —pregunta Mark de mal humor.—Señor Hawks… —comienza diciendo con duda— es mejor que hablemos en un lugar privado.—¿Por qué? —pregunta Mark confundido.Solo quería pagar una fianza y largarse del lugar.—El caso es bastante serio y no solo eso… mejor hablemos en otro lugar —pide de nuevo el abogado.—Bien… déjame ver qué puedo hacer —resopla el hombre frustrado.Max se había ido hace mucho, justo cuando Julieta se fue, él la siguió como un cachorro arrepentido y es
37 Mark Hawks se fue poco después de eso y Maximiliano fiel a su palabra se encargó de la junta de accionistas y de manejar el incendio que él mismo causó. Luego de tres horas de junta sale para ver a Isabel en el puesto de Julieta y su humor simplemente se ennegrece cada vez más. Isabel estaba bastante atareada con el trabajo, eran demasiadas cosas para manejar puesto que no era solo la agenda de trabajo. Sino también la personal y otras cosas que ella no debería manejar. ¿Comprar comida para Zeus? ¿Quién carajos era Zeus? Para empezar. ¿Buscar trajes en la tintorería? ¿Regalos de cumpleaños? ¿Regalos de aniversario de los padres? ¿Las compras del hogar? Julieta Persson manejaba cada aspecto de la vida de Maximiliano Hawks con meticulosidad e Isabel no sabía cómo es que ella llevaba toda esa carga durante tres años. Ahora veía el trabajo como misión imposible y ya quería renunciar; lo que solo le daba ganas de llorar, porque este siempre había sido su sueño. Había
38 —¿Por qué llamas? —pregunta Julieta con asombro, cuando recupera el habla, luego de minutos se silencio a través del teléfono. Ella se había hecho la idea de que ya no hablaría con su padre, en cuanto lo escuchó su voz miles de recuerdos se abalanzan en su mente, desde hace tres años que no hablaba con nadie de su familia, pero desde hace cinco que no los veía y le alegraba que hablara con amor, pensó que la odiaba para este punto. Les extraña mucho... sobre todo a su madre, y sus hermanos, oír su felicidad pone una sonrisa en su rostro cuando pensó que, en este momento todos en su familia la odiaban a muerte por romper a su familia hace años cuando se negó a casarse con ese duque y dejar atrás todo. —Quería ver como estabas, una amiga de tu madre comentó que te había visto en Estados Unidos y quise llamar a Tomás a ver si te había visto también y tal parece que así es —habla con su marcado acento inglés... como extrañaba esas cosas y no se había dado cuenta— también quer
39 —Creo que puedo aceptar una cena —Julieta claudica— podemos pedir pizza o algo de comer. —No vas a llevar al conde de Cornwall a comer pizza, necesitas llevarlo a algo más formal —contesta Oswald, ofendido con los pensamientos de su hija, pero con una pequeña sonrisa, sabía que ella batallaria hasta el final Tomás solo se levantó y la siguió, sabía que había metido la pata al meterse en un tema que no era su problema, pero era la verdad. Es solo que ya no quería ver a amiga triste y en eso sí falló. Sabía que tenía una sonrisa en el rostro, pero era más falsa que un billete de 3. —Bien, nada de pizza —resopló, enojada con aceptar está cena— si el viejo no me gusta no me caso. —¡De eso nada, jovencita! —salta enseguida su padre— aún hay muchos pretendientes por aprobar. —¿Puedo elegir? —cuestiona incrédula. —No me diste oportunidad de decirte que puedes elegir, entre la lista que tu madre y yo tenemos para ti —le cuenta— te amamos, hija y solo queremos lo mejor para ti, y lo m
40 Se quedan en silencio, retandose con la mirada, al menos cinco segundos antes de que Max diga algo, Julieta lo agarró totalmente desprevenido lo que lo deja mudo por unos segundos. —¿Qué? —cuestiona Max, frente a ella un poco enojado. Max estaba sumido en sus pensamientos cuando salió del trabajo y cuando se dio cuenta ya estaba manejando hacia la casa de Julieta, no dio vuelta atrás. Solo apretó el acelerador para llegar más rápido, y ahora aquí estaba frente a ella. —¿Eh? pues claro que no —le rebate con furia en su voz— últimamente todo lo malo que me pasa es culpa tuya. —Julieta… —pero una vez más la diatriba de la chica lo interrumpe. —Seguro quieres que vuelva a contigo y este es otro de tus planes estúpidos. Como por ejemplo no dejarme renunciar, Maximiliano —su queja le duele a Max, pero sabe que se la tiene merecido. Suspira cansado y decide gritar a ver si así ella lo oye. Él no es un buen hombre, eso él lo tiene muy claro, pero ahora no puede alejarse d
41 Al cerrarle la puerta a Maximiliano se recostó de esta y comenzó a llorar hasta quedar sentada en el suelo sintiéndose como su corazón se rompía de nuevo. Todo su cuerpo, le pedía a grito que abriera la puerta y lo detuviera. No lo hizo. “¿En serio la extrañaba?” se preguntaba Julieta una y otra vez. Julieta tenía tantas ganas que tenía de gritarle que volviera, pero Tomás tenía razón y ya no podía volver a caer en sus redes de nuevo. Así que se abrazó sus piernas y siguió llorando más fuerte. —Se acabó, ya se acabó —se repetía Julieta una y otra vez. Ya entendió la verdad de su situación y era que Maximiliano no la quería, nunca lo hizo ella ya no se hacía ilusiones con eso, así que solo quedaba seguir adelante con su vida; luego del juicio se iría a Londres de donde nunca debió salir. Su padre tenía razón, era hora de crecer. Julieta no sabe en qué momento dejó de llorar, pero cuando lo hizo sentía que su cabeza le latía, se fue a acostar, arrastrando sus pies, sintien