40 Se quedan en silencio, retandose con la mirada, al menos cinco segundos antes de que Max diga algo, Julieta lo agarró totalmente desprevenido lo que lo deja mudo por unos segundos. —¿Qué? —cuestiona Max, frente a ella un poco enojado. Max estaba sumido en sus pensamientos cuando salió del trabajo y cuando se dio cuenta ya estaba manejando hacia la casa de Julieta, no dio vuelta atrás. Solo apretó el acelerador para llegar más rápido, y ahora aquí estaba frente a ella. —¿Eh? pues claro que no —le rebate con furia en su voz— últimamente todo lo malo que me pasa es culpa tuya. —Julieta… —pero una vez más la diatriba de la chica lo interrumpe. —Seguro quieres que vuelva a contigo y este es otro de tus planes estúpidos. Como por ejemplo no dejarme renunciar, Maximiliano —su queja le duele a Max, pero sabe que se la tiene merecido. Suspira cansado y decide gritar a ver si así ella lo oye. Él no es un buen hombre, eso él lo tiene muy claro, pero ahora no puede alejarse d
41 Al cerrarle la puerta a Maximiliano se recostó de esta y comenzó a llorar hasta quedar sentada en el suelo sintiéndose como su corazón se rompía de nuevo. Todo su cuerpo, le pedía a grito que abriera la puerta y lo detuviera. No lo hizo. “¿En serio la extrañaba?” se preguntaba Julieta una y otra vez. Julieta tenía tantas ganas que tenía de gritarle que volviera, pero Tomás tenía razón y ya no podía volver a caer en sus redes de nuevo. Así que se abrazó sus piernas y siguió llorando más fuerte. —Se acabó, ya se acabó —se repetía Julieta una y otra vez. Ya entendió la verdad de su situación y era que Maximiliano no la quería, nunca lo hizo ella ya no se hacía ilusiones con eso, así que solo quedaba seguir adelante con su vida; luego del juicio se iría a Londres de donde nunca debió salir. Su padre tenía razón, era hora de crecer. Julieta no sabe en qué momento dejó de llorar, pero cuando lo hizo sentía que su cabeza le latía, se fue a acostar, arrastrando sus pies, sintien
42Isabel se veía neurótica, Maximiliano logró lo que ninguna otra persona en menos de 48 horas… —¡Espere una demanda mía! —le grita, con las venas abultadas en el cuello.Muchos filmaban lo que pasaba y Rachel sabía que esto terminaría en las redes si ella no lo manejaba bien y a tiempo.—No, no lo harás —dijo Max muy sereno.—No este tan seguro, señor Hawks —habla muy segura.—Si haces eso me veré en la penosa necesidad de contrademandarte por encerrar a una mujer en el ascensor por ordenes de mi madre… o mejor, tal vez te encierre allí la misma cantidad de tiempo y seria justo ¿No? —habla Max bajo y despacio acercándose a ella despacio, con voz que no admitía replicas.—No puede hacer eso —su voz se quebró al final.—Luego haré tu vida un puto infierno ¿esto? —señala la oficina, como si no la hubiera oído—. Serán como vacaciones, puedo hacer que te quiten la porquería de casa en donde vives, revelarle a tu esposo que lo engañas con Jess el de contabilidad y mucho después cu
43Julieta iba nerviosa en el carro, tenía ganas de comerse las uñas, pero su amigo se había esforzado en mimarla; era justo que ella aguantara un poco más.Solo esperaba que la cena no fuera un total fiasco, tal vez su padre tenía razón y casarse era la solución para sus problemas. Solo así se alejaría de Maximiliano de una vez por todos.—Ya llegamos, señorita Beaumont —le dice el chófer sacándola de sus pensamientos.Su rostro palidece al escucharlo, hacía mucho tiempo que nadie la llamada de esa manera.—G-gracias —se baja con una elegancia innata— su jefe... ¿ya llegó?—No tengo conocimiento de eso, mis disculpas —hace una corta reverencia— estaré esperando aquí afuera por usted a menos que me ordene lo contrario.—Gracias, espere por favor —le pide Julieta.Si las cosas salen mal solo debe irse con el chófer y decirle a su padre que lo intentó ¿no?El señor asiente y la guía hacia dentro, solo ahora se da cuenta del opulento donde estaba, era exquisito y bastante exclusi
44 —Felicidades a los novios —dijo Max, con un toque de rabia en su voz que intentaba desesperadamente ocultar. El dolor en su pecho era real y lo que veía frente a sus ojos también, el hombre obviamente adinerado y totalmente desconocido para él le entregaba a su Julieta una caja que presumiblemente contenga un anillo de compromiso y Maximiliano sentía que se asfixiaba. —Gracias —sonríe Callum, no entiende quien es el hombre. Pero por el rostro pálido de su ahora prometida le daba un indicio— Callum Rutland —le tiende la mano— ¿tú eres? Callum no entendía la llegada imprevista del rubio, pero no le importaba mucho que digamos. Estaba aquí por que desde que Juliette Beaumont nació fue prometida a él y pensaba honrar el deseo de su abuelo, y aunque ella era muy hermosa no la quería como tal. —Maximiliano Hawks —respondió a regañadientes, sin quitarle los ojos de encima a Julieta y aceptando la mano de su oponente— ¿Cómo has estado, Jules? —Bien —respondió con dientes a
45Julieta logró comer la mitad del plato sin devolver nada, gracias al cielo por eso y luego Callum se ofreció a llevarla a casa y ella aceptó, el peso del anillo se sentía extraño en su mano.“Debo acostumbrarme, está será mi vida ahora” se repetía una y otra vez.Callum no dijo nada el resto del camino, ella se veía pensativa y no quería agobiarla más de lo que ya se veía.—Ya llegamos —está vez fue Callum, quien la sacó de sus pensamientos.—Lo siento, me distraje —contesta Julieta avergonzada, por cómo se perdió en sus pensamientos de esa manera.—No pasa nada, yo también estoy cansado del viaje y la reunión con inversores que tuve luego, luego —explica Callum con una sonrisa sincera.—Gracias por entenderme, si hubiera sabido que estabas tan cansado hubiera aplazado la cita para mañana —comenta sintiendo empatía por él.—No, me alegra que no hicieras eso… ¿Vives aquí? —señala al edificio de piedra roja.Ella se ruboriza, sabe que un hombre como el duque de Cornwall debe estar ac
46A Marcelo le tomó unas horas obtener la información verídica y necesaria para Maximiliano y se quedó tan sorprendido como lo está ahora, pero la verdad era la que era y no podía negarse.—¿Qué es esto? —se pregunta Max, absorto leyendo la evidencia.Ahora las cosas tenían un poco más de sentido.—Deberías darte una ducha, te prepararé un café bien cargado —habla Marcelo, como una especie de orden.Marcelo ya llevaba muchos años con él y ya parecía una especie de amigo para Max, así que en su estado aturdido le hizo caso. Luego de estar un poco más lucido siguió leyendo la información y cada vez entendía menos… Ella… no era quien dice ser.—¿Sabes porque se cambió el nombre? —pregunta Max, sin dejar de ver los documentos reales de Julieta… no, Juliette.Su verdadero nombre era Juliette Alexandrina Beaumont Persheim.¡Solo uso una variación de su segundo apellido!Ahora Maximiliano se pregunta porque no indagó más cuando la conoció, era muy estricto con esos detalles cuando necesitab
47Ya el viernes y el sábado Maximiliano había hecho un show en su casa, así que decidió irse a casa de su amigo, pero él estaba ocupado con su colección y cansada de estar encerrada y sola en casa de Tomás, Julieta el domingo salió a un centro comercial aprovechando que hacía un día bonito.Pidió un Uber y se fue con ropa cómoda, paseó por varias tiendas y compro varias cositas que le habían gustado, pero… estaba aburrida.—Comprar sola nunca es bueno —habla sola, consigo misma.Saliendo de una tienda tropieza con alguien y sus bolsas caen al suelo.—Lo sien… —dice la mujer, hasta que levanta la vista y ve a Julieta.Isabel se había puesto visiblemente más pálida.—¿Isabel? —Julieta pregunta, ahora que detalla con quién tropezó.“Creo que nunca nos hemos encontrado en la calle” piensa Julieta.—Julieta… hola… venía distraída —habla insegura— lo… ¿siento? —al final salió como una pregunta y le provocó pegarse ella misma.—No te preocupes —endureció su semblante, recordando lo mala que