43Julieta iba nerviosa en el carro, tenía ganas de comerse las uñas, pero su amigo se había esforzado en mimarla; era justo que ella aguantara un poco más.Solo esperaba que la cena no fuera un total fiasco, tal vez su padre tenía razón y casarse era la solución para sus problemas. Solo así se alejaría de Maximiliano de una vez por todos.—Ya llegamos, señorita Beaumont —le dice el chófer sacándola de sus pensamientos.Su rostro palidece al escucharlo, hacía mucho tiempo que nadie la llamada de esa manera.—G-gracias —se baja con una elegancia innata— su jefe... ¿ya llegó?—No tengo conocimiento de eso, mis disculpas —hace una corta reverencia— estaré esperando aquí afuera por usted a menos que me ordene lo contrario.—Gracias, espere por favor —le pide Julieta.Si las cosas salen mal solo debe irse con el chófer y decirle a su padre que lo intentó ¿no?El señor asiente y la guía hacia dentro, solo ahora se da cuenta del opulento donde estaba, era exquisito y bastante exclusi
44 —Felicidades a los novios —dijo Max, con un toque de rabia en su voz que intentaba desesperadamente ocultar. El dolor en su pecho era real y lo que veía frente a sus ojos también, el hombre obviamente adinerado y totalmente desconocido para él le entregaba a su Julieta una caja que presumiblemente contenga un anillo de compromiso y Maximiliano sentía que se asfixiaba. —Gracias —sonríe Callum, no entiende quien es el hombre. Pero por el rostro pálido de su ahora prometida le daba un indicio— Callum Rutland —le tiende la mano— ¿tú eres? Callum no entendía la llegada imprevista del rubio, pero no le importaba mucho que digamos. Estaba aquí por que desde que Juliette Beaumont nació fue prometida a él y pensaba honrar el deseo de su abuelo, y aunque ella era muy hermosa no la quería como tal. —Maximiliano Hawks —respondió a regañadientes, sin quitarle los ojos de encima a Julieta y aceptando la mano de su oponente— ¿Cómo has estado, Jules? —Bien —respondió con dientes a
45Julieta logró comer la mitad del plato sin devolver nada, gracias al cielo por eso y luego Callum se ofreció a llevarla a casa y ella aceptó, el peso del anillo se sentía extraño en su mano.“Debo acostumbrarme, está será mi vida ahora” se repetía una y otra vez.Callum no dijo nada el resto del camino, ella se veía pensativa y no quería agobiarla más de lo que ya se veía.—Ya llegamos —está vez fue Callum, quien la sacó de sus pensamientos.—Lo siento, me distraje —contesta Julieta avergonzada, por cómo se perdió en sus pensamientos de esa manera.—No pasa nada, yo también estoy cansado del viaje y la reunión con inversores que tuve luego, luego —explica Callum con una sonrisa sincera.—Gracias por entenderme, si hubiera sabido que estabas tan cansado hubiera aplazado la cita para mañana —comenta sintiendo empatía por él.—No, me alegra que no hicieras eso… ¿Vives aquí? —señala al edificio de piedra roja.Ella se ruboriza, sabe que un hombre como el duque de Cornwall debe estar ac
46A Marcelo le tomó unas horas obtener la información verídica y necesaria para Maximiliano y se quedó tan sorprendido como lo está ahora, pero la verdad era la que era y no podía negarse.—¿Qué es esto? —se pregunta Max, absorto leyendo la evidencia.Ahora las cosas tenían un poco más de sentido.—Deberías darte una ducha, te prepararé un café bien cargado —habla Marcelo, como una especie de orden.Marcelo ya llevaba muchos años con él y ya parecía una especie de amigo para Max, así que en su estado aturdido le hizo caso. Luego de estar un poco más lucido siguió leyendo la información y cada vez entendía menos… Ella… no era quien dice ser.—¿Sabes porque se cambió el nombre? —pregunta Max, sin dejar de ver los documentos reales de Julieta… no, Juliette.Su verdadero nombre era Juliette Alexandrina Beaumont Persheim.¡Solo uso una variación de su segundo apellido!Ahora Maximiliano se pregunta porque no indagó más cuando la conoció, era muy estricto con esos detalles cuando necesitab
47Ya el viernes y el sábado Maximiliano había hecho un show en su casa, así que decidió irse a casa de su amigo, pero él estaba ocupado con su colección y cansada de estar encerrada y sola en casa de Tomás, Julieta el domingo salió a un centro comercial aprovechando que hacía un día bonito.Pidió un Uber y se fue con ropa cómoda, paseó por varias tiendas y compro varias cositas que le habían gustado, pero… estaba aburrida.—Comprar sola nunca es bueno —habla sola, consigo misma.Saliendo de una tienda tropieza con alguien y sus bolsas caen al suelo.—Lo sien… —dice la mujer, hasta que levanta la vista y ve a Julieta.Isabel se había puesto visiblemente más pálida.—¿Isabel? —Julieta pregunta, ahora que detalla con quién tropezó.“Creo que nunca nos hemos encontrado en la calle” piensa Julieta.—Julieta… hola… venía distraída —habla insegura— lo… ¿siento? —al final salió como una pregunta y le provocó pegarse ella misma.—No te preocupes —endureció su semblante, recordando lo mala que
48El lunes a primera hora de la mañana Maximiliano se dio una ducha con agua fría y se fue temprano al trabajo, cuando llegó vio de nuevo a Isabel en su puesto, checó dos veces que estaba viendo bien y de inmediato frunció el ceño.—Pensé que ibas a demandar y que estabas despedida —dijo Maximiliano, como saludo de buenos días y siguió caminando hacía su oficina pensando en llamar a Rachel Riker.“¿No se supone que la jefa de recursos humanos la iba a reubicar o despedir?” piensa Max desconcertado y enojado.Isabel tembló un poco por el tono que empleaba, pero no quería quedarse en casa y escuchar más quejas de Gunter, su esposo. Si Isabel era sincera necesitaba el dinero para poder divorciarse y largarse de ese lugar de Mier.da, el jefe no mentía, su lugar era una pocilga, pero era lo que podía pagar por ahora, gracias a las deudas de juego de Gunter.Isabel respiró hondo y se levantó para seguir a su jefe, en cuanto llegó lo vio beber el café que ella misma le dejó allí hace un
49Julieta se sentía rígida en los brazos de Max, pero él no se dio cuenta, a su cerebro le costaba ponerse al día de lo que estaba pasando, cuando Max intentó meter su lengua en su boca la reacción de ella fue morderlo, lo que hizo que la soltara de sopetón.—¡Me mordiste! —exclama Max, sorprendido.No pensó que ella haría eso algunas vez, siempre fue tan receptiva y dispuesta que esto lo dejó descolocado.—¡Me besaste! —le acusa ella de vuelta— ¿Qué sucede contigo? —pregunta Julieta, mirándolo extrañada.—¿Qué me sucede? —cuestiona Max— ¡te dije que te amaba y tú me muerdes, Julieta!Julieta cuestionaba la cordura de Maximiliano Hawks.—Bueno pareces un loco demente y estoy creyendo seriamente que estás drogado —duda de que Maximiliano este cuerdo o en sus cabales— tal vez te intentaron drogar, Dios sabe que no es la primera vez.Varias veces las mujeres habían intentado artimañas para quedar embarazadas del magnate, así que no le extraña.—Nadie me drogó, digo la verdad —insiste Max
50Le dijo que le amaba y no le creyó, Julieta se fue con la frente en alto y el corazón destrozado, Callum sintió que ella no estaba bien, así que solo calló hasta que estuvieron dentro del auto en silencio mientras el chófer manejaba por las concurridas calles hasta el jardín botánico, pensó que ella era esa clase de chicas. En vez de ser esas mujeres de cosas caras y compras desenfrenadas. Así que cuando la llamó hace unas dos horas atrás planeó traerla al sitio más bonito de Nueva York que él conocía.Max sentado en su sillón con la cara triste de su perro pensaba en Julieta.“Juliette Beaumont, es un nombre hermoso; mucho más que el de Julieta ¿no?” piensa Max en su estado más hundido de embriaguez.Maximiliano aun no podía quitarse de la mente a la persona que él conocía y compararla con la que salía en esa carpeta que descansaba en la mesa del escritorio del despacho de su casa.¿Nunca la conoció como él decía?O ella no se mostró como él pensaba.Le mintió todos estos años.Per