258Faltaba poco para la rueda de prensa, y Julieta no podía evitar sentir un leve nudo en el estómago. Sentada en una pequeña sala de espera, su asistente, Mateo, revisaba algunos documentos mientras ella intentaba concentrarse en su respiración. Llevaba un vestido rosa palo elegante, sencillo pero sofisticado, que contrastaba con su expresión seria y pensativa.De repente, la puerta se abrió, y una mujer desconocida entró, mirando alrededor como si estuviera buscando algo. Sus ojos se iluminaron cuando vio a Julieta y, con una sonrisa satisfecha, se acercó con pasos firmes.—Oh, te encontré —dijo la mujer con entusiasmo, deteniéndose frente a Julieta.Julieta alzó la mirada, su postura se enderezó de inmediato, proyectando autoridad.—¿Qué quiere? —preguntó Julieta con voz calmada pero firme.—Me encantaría hablar con usted, señorita Persson.—Soy Beaumont. Julieta Beaumont —corrigió Julieta automáticamente, su ceño fruncido mientras evaluaba a la intrusa—. ¿Y usted es…?—Ver
259La tensión en la sala era palpable. Maximiliano Hawks y Alejandro Moretti estaban frente a frente, ambos con miradas desafiantes. La cárcel, un caos absoluto tras las explosiones, ahora era el escenario de un enfrentamiento que podría decidir mucho más que la supervivencia.Un silencio cargado dominaba el ambiente hasta que una risa, ligera y burlona, rompió la tensión.—Bueno, bueno, miren qué linda reunión familiar —dijo Sebastián Deveroux mientras entraba en la habitación con una elegancia que contrastaba completamente con el caos que los rodeaba. Vestía un impecable traje gris brillante y llevaba una sonrisa cínica que desarmaba a cualquiera.Maximiliano frunció el ceño al verlo.—¿Qué demonios haces aquí? —preguntó, su voz grave, mientras sus ojos evaluaban cada movimiento del recién llegado.Sebastián se encogió de hombros con una mueca teatral.—Todos quieren algo de ti, Max. Bueno, en mi caso, no es a ti a quien quiero, sino a Julieta.Maximiliano apretó los dientes
260Julieta salía del hotel donde se había realizado la rueda de prensa, todavía sintiendo el peso de sus palabras resonando en su cabeza. Su teléfono sonó, y al ver el nombre del abogado Yoon en la pantalla, contestó de inmediato.—¿Ha habido algún cambio? —preguntó sin rodeos, su voz firme pero con una tensión latente.El silencio al otro lado de la línea la puso en alerta.—Están atacando la cárcel donde está Maximiliano —respondió Yoon finalmente, su tono grave—. Corre un gran peligro.Julieta sintió cómo toda la sangre de su rostro desaparecía. El aire parecía más pesado, y un estremecimiento recorrió su cuerpo.No supo exactamente cuándo terminó la llamada o cómo llegó al auto. Estaba aturdida, pero la urgencia la impulsaba.—Marcelo… —murmuró mientras su guardaespaldas la observaba con preocupación—. Dile a Marcelo que me alcance en la cárcel donde tienen a Max.Su voz apenas era un susurro, pero el guardaespaldas entendió. Sacó su teléfono de inmediato y marcó el número
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es
5 Narrador omnipresenteJulieta trata de ignorarla, pero el ruido de desaprobación de su garganta le hizo contestar.—Que tenga buenas noches, señora Brigitte —habla de manera temblorosa, las primeras lágrimas cayendo por mis mejillas, gracias a Dios le daba la espalda.—Espero que esto te haga razonar y que te largues de una vez por todas de la vida de mi hijo, a mí no me engañas, sé cómo lo vez. Conozco a las de tu clase —me recrimina con desdén—. No perteneces a este lugar. No perteneces a Hawks Holding como tú piensas que lo haces. No seas ilusa, niña. No le llegas ni siquiera al cemento por el que pisa mi hijo.No tiene ni jodida idea de quien soy en verdad, pero está aquí como siempre para pisotearme.—Se equivoca —levanté el mentón con valentía por primera vez en tres años, sin importar mi deplorable estado—. Es su hijo el que no me llega a mí ni a los tacones. Buenas noches, Brigitte Hawks —y con eso me fui.La escuché gritar obscenidades a lo lejos, pero no me importó. S