168.Julieta y Max se quedaron más tiempo en el hospital, Julieta para ver cómo se recuperaba por la donación de sangre y haber dado a luz al mismo tiempo, y Max por su operación. Anthony, el abuelo de Max, fue a visitarlos con globos y regalos para su bisnieta y estaba encantado con cargar a la tercera generación de los Hawks. Estaba más que contento y se los hizo saber con gran alegría y muchos regalos que sus asistentes entregaron. Julieta estaba feliz de que su hija fuera aceptada por el maestro Hawks, aunque siempre tuvo su apoyo. —Está hermosa, hola, hola… —le hacía carantoñas a su bisnieta— espero que mi nieto se esté portando bien, sino avísame y yo mismo le doy una tunda con mi bastón.—Gracias, maestro Hawks —dijo Julieta con una risita— se está portando como un buen papá.Ese comentario no le gustó a Maximiliano, él quería ser más que el papá de Maxime —era un honor— pero quería llegar a ser su esposo… si ella se lo permitía, pero tal parece que las cosas no habían ca
169Max intentó hablar, pero su cuerpo aún no respondía por completo. Miró los papeles en las manos de Julieta, incapaz de explicar lo que había sucedido.—No… no fue así… —suspira por fin y se explica, la mira a los ojos— cualquier cosa podía pasar y quería dejar a mi hija protegida con su patrimonio ¿Quién mejor que su madre para cuidar eso?Julieta lo miró con desesperación. El miedo se apoderó de su estómago, y la frustración brotó sin control.—¡Esto no tiene sentido! —gritó, pero su voz se quebró—. ¿Qué va a decir tu madre? ¡Brigitte va a pegar el grito al cielo cuando lo descubra! —la niña seguía profundamente ajena a los gritos de su madre ya que recién le habían dado de comer— deshazte de esto —le ordena al abogado.—Imposible, se filtró la noticia y saben que Hawks Holding cambio de dueño y la torre Hawks se volvió un caos. Es por eso que estoy aquí —explica tranquilamente, apreciaba a Julieta, pero esto era cuestión de trabajo y tenia que optar por una máscara de profe
170Max la observó en silencio, un leve gesto de satisfacción cruzando su rostro. Sabía que Julieta estaba tomando una decisión importante, y aunque dudara, sabía que estaba tomando el camino correcto, uno que, aunque incierto, la llevaría a ser una mujer más fuerte, capaz de enfrentar lo que viniera.Julieta caminaba de un lado a otro en su amplio dormitorio. Había intentado leer un libro, incluso tomar un baño para despejar su mente, pero nada parecía funcionar. Las palabras de Maximiliano y del abogado Yoon resonaban una y otra vez en su cabeza, como un eco interminable. Veía a su hija en su cunita y no sabía si la decisión era la correcta, pero creía haber llegado a una conclusión.Ya la decisión estaba tomada.No podía ignorarlo más. Agarró su teléfono y marcó el número de Max. Dudó un instante antes de presionar “llamar”, pero el sonido de la línea al otro lado la obligó a enfrentarlo. Le habían dado de alta hace un par de días y simplemente se sintió mal regresar a la
171 El sonido del timbre resonó por toda la casa, sacando a Julieta de su nerviosismo. Había pasado las últimas dos horas organizando, reorganizando y preguntándose si esta conversación era buena idea. Cuando abrió la puerta, encontró a Isabel, un poco delgada y pálida, pero con una energía tranquila que no había visto antes. —Julieta, hola —saludó Isabel, sosteniendo un pequeño ramo de flores— me alegra que ya estés de regreso en casa. —¡Isabel! —respondió Julieta, dando un paso al frente para abrazarla suavemente—. Pasa, por favor. Gracias. Una vez dentro, Julieta la guió hacia la sala. La casa aún tenía ese aire de instalación reciente, con cajas abiertas y muebles recién colocados. Isabel se acomodó en el sofá mientras Julieta recogía un par de juguetes del piso y se movía inquieta. La conversación con Maximiliano le había ayudado mucho y llegó a la conclusión que necesita personas de confianza. —¿Quieres un café? ¿Un té? ¿Un refresco? —preguntó Julieta, tratando de
172Los ojos de Isabel se abrieron de par en par. —¿Qué? ¿Tu asistente? ¿De verdad? —la miró incrédula— pero… pero… estoy embarazada.Julieta asintió con seriedad, aunque una sonrisa comenzó a asomarse en sus labios sin poder contener la. —Sí. Aún no se te nota el embarazo, así que creo que podríamos trabajar juntas sin levantar sospechas, al menos por ahora, su que tampoco es que importe si saben de tu embarazo —le comenta su plan—. Pero sobre todo… siento que podríamos complementarnos muy bien. Isabel se quedó callada un momento, claramente tocada por la propuesta. —¿Estás segura de esto, Julieta? No quiero que lo hagas por… —Isabel se puso nerviosa.Julieta le tomó la mano para que confiará en sus palabras, mirándola directamente a los ojos.—No es por lástima, no por nuestra amistad, Isabel, ni por obligación —la interrumpió Julieta con suavidad—. Lo hago porque confío en ti. Porque creo que podrías ser una gran aliada en todo esto, y porque… —hizo una pausa, mirand
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p