174Isabel tenía ganas de gritarle a ese hombre, últimamente hasta su voz le parecía insoportable ¿Y ahora tenía que tolerar su comportamiento machista?—¿Y entonces? —preguntó, con un tono desafiante mientras llenaba la tetera con agua para preparar su termo—. No estoy enferma terminal, Callum. Solo estoy embarazada. Muchas mujeres trabajan estando embarazadas.Callum se levantó, dejando el periódico olvidado en la mesa.—Sí, lo sé, acabas de salir del hospital y no creo conveniente que sigas trabajando y además esas mujeres no son mis mujeres. Tú lo eres —replicó, acercándose a ella con firmeza.Isabel dejó caer unas conchitas de limón seco en su taza y se giró lentamente para enfrentarlo. Su mirada era helada, pero su voz era controlada. —No soy tu mujer, Callum —le deja claro Isabel y se sintió como una puñalada, Isabel casi da un paso atrás y se disculpa, pero no podía hacer eso. Él tenía que empezar a aceptar que no era una muñeca inflable, era una persona independiente.
175Mientras los asistentes a la reunión se retiraban, algunos murmuraban entre dientes, claramente descontentos con la idea de ser dirigidos por una mujer tan joven. Isabel notó cómo Julieta apretaba los labios, controlando su irritación. Cuando la sala quedó vacía, Isabel la mira un rato.—Estuviste increíble. Aunque sé que ese tipo te sacó de tus casillas— susurra, dándole ánimos— todo mejora con el tiempo. Julieta suspiró, apoyándose brevemente en la mesa. —No tengo que gustarles, solo obedecerme. Ya me encargaré de ganarme el respeto con resultados —dijo finalmente, luego de pensarlo un poco. Sin embargo, su expresión cambió de repente; algo más urgente la incomodaba. —¿Estás bien? —pregunta Isabel preocupada.—Voy al baño un momento. Ya regreso —dijo con aire de urgencia sin esperar respuesta de Isabel.Julieta caminó con paso rápido hacia el baño privado de su oficina. Sus senos estaban hinchados y doloridos, y sabía que tenía que extraer la leche para su hija
176Tomás, que había estado observando en silencio, intervino con una sonrisa. —No sé ustedes, pero estoy muy orgulloso de ti, Julieta. Has demostrado que puedes con todo lo que te propongas —Tomás rompe la tensión del momento.Max asintió lentamente, sus ojos fijos en ella. —Tomás tiene razón. Estoy orgulloso de ti. Más de lo que podría expresar —agrega en voz baja, solo para ella. Lo que hace que sus mejillas adopten el color rosa.Julieta sintió cómo su corazón se aceleraba ante esas palabras. Desvió la mirada hacia Maxime, acariciando suavemente su cabecita. La pequeña se movió, emitiendo un sonido suave que hizo que todos sonrieran.El momento de tensión quedó atrás, reemplazado por un ambiente cálido y familiar. Por un instante, todo parecía estar en su lugar.—Quiero abrir una guardería para los trabajadores —dijo mordiendo su labio inferior.—Eso sería bueno, definitivamente otro enfoque —admitió Max. Mientras él trabajaba Tras la conversación sobre Brigitte, Tomá
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es
5 Narrador omnipresenteJulieta trata de ignorarla, pero el ruido de desaprobación de su garganta le hizo contestar.—Que tenga buenas noches, señora Brigitte —habla de manera temblorosa, las primeras lágrimas cayendo por mis mejillas, gracias a Dios le daba la espalda.—Espero que esto te haga razonar y que te largues de una vez por todas de la vida de mi hijo, a mí no me engañas, sé cómo lo vez. Conozco a las de tu clase —me recrimina con desdén—. No perteneces a este lugar. No perteneces a Hawks Holding como tú piensas que lo haces. No seas ilusa, niña. No le llegas ni siquiera al cemento por el que pisa mi hijo.No tiene ni jodida idea de quien soy en verdad, pero está aquí como siempre para pisotearme.—Se equivoca —levanté el mentón con valentía por primera vez en tres años, sin importar mi deplorable estado—. Es su hijo el que no me llega a mí ni a los tacones. Buenas noches, Brigitte Hawks —y con eso me fui.La escuché gritar obscenidades a lo lejos, pero no me importó. S