CAPÍTULO 24.

El encuentro entre Marina y Tita en la cafetería cerca de la galería estaba cargado de emociones. Al cruzar la puerta, Marina sintió cómo el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones la envolvían.

Se detuvo un instante en la puerta y pensó: “Todo este ambiente es tan distinto” Su mirada buscó a Tita, y al instante se encontraron en un rincón, donde la luz suave del sol se filtraba a través de las ventanas. Tita sonrió al verla. Ambas se abrazaron con un sentimiento de calidez que parecía borrar el tiempo que estuvieron separadas. Las palabras comenzaron a fluir, mezcladas con risas y anécdotas del pasado.

—¿Por qué le diste la dirección de la hacienda a Sebastián?

Tita desvió la mirada un poco sonrojada.

—Es que... él me estaba presionando mucho. Y pensé que tal vez sería una buena oportunidad para aclarar las cosas entre ustedes.

—Entiendo. A veces, enfrentar las cosas es la única manera de seguir adelante.

—Sí, pero me siento un poco culpable. No sé si fue la d
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