El encuentro entre Marina y Tita en la cafetería cerca de la galería estaba cargado de emociones. Al cruzar la puerta, Marina sintió cómo el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones la envolvían.Se detuvo un instante en la puerta y pensó: “Todo este ambiente es tan distinto” Su mirada buscó a Tita, y al instante se encontraron en un rincón, donde la luz suave del sol se filtraba a través de las ventanas. Tita sonrió al verla. Ambas se abrazaron con un sentimiento de calidez que parecía borrar el tiempo que estuvieron separadas. Las palabras comenzaron a fluir, mezcladas con risas y anécdotas del pasado.—¿Por qué le diste la dirección de la hacienda a Sebastián?Tita desvió la mirada un poco sonrojada.—Es que... él me estaba presionando mucho. Y pensé que tal vez sería una buena oportunidad para aclarar las cosas entre ustedes.—Entiendo. A veces, enfrentar las cosas es la única manera de seguir adelante.—Sí, pero me siento un poco culpable. No sé si fue la d
Sebastián llevaba horas pensando en el plan macabro en el que se había comprometido a ejecutar. Sabía que de no cumplirlo, su vida corría peligro. Mientras caminaba hacia la posada de Macario, Lupita lo vio desde la ventana de su habitación y pensó en la oportunidad que tenía para comprometer a Mauricio a casarse con ella. No podía estar segura de que su plan resultara como ella esperaba, pero debía intentarlo. Sentía que Mauricio se le escapaba de su vida y haría lo que fuese para retenerlo para ella. —Buenas noches, Sebastián. ¿Qué te gustaría tomar hoy? —preguntó Macario desde el otro lado de la barra.—Buenas noches Macario. Dos tragos de licor, por favor —respondió con un tono cansado.—¿Algo en particular?—Lo que tengas más fuerte. Necesito algo que me ayude a despejar la mente.—Entiendo. A veces, un buen trago es lo que se necesita.—Sí, es justo lo que busco.—Aquí tienes —Le entrega los dos tragos—. Tómate tu tiempo.—Gracias, Macario. A la salud de los que enfrentan la to
Marina había pensado que su estancia en la ciudad sería breve, apenas un par de semanas. Sin embargo, al encontrarse con Daniel, el pintor que había cautivado su atención, sus planes comenzaron a cambiar. Las obras de Daniel eran un reflejo vibrante de su visión, y cada cuadro la atrapaba más que el anterior.La exposición que estaban montando requería más tiempo del que ella había anticipado. Las horas se deslizaban entre la mezcla de colores y la emoción palpable en el aire. Cada detalle del montaje absorbía su atención, y Marina se sentía cada vez más involucrada en el proceso.Aunque la tarea era demandante, todo estaba saliendo a la perfección. El entusiasmo de Daniel y su dedicación eran contagiosos, y Marina no podía evitar sonreír mientras ayudaba a colgar las obras y organizarlas. A pesar de lo ocupada que estaba, Marina no podía dejar de pensar en que su viaje a la hacienda se había retrasado. Anhelaba volver para encontrarse con Mauricio, y los recuerdos de los momentos qu
Lupita estaba sentada a la mesa, desayunando con sus padres. El aroma del café recién hecho y los huevos revueltos llenaban la cocina. Sin embargo, una sensación extraña comenzó a invadirla. Un malestar que no podía identificar con claridad. Las náuseas la hicieron poner la mano en su boca y el mareo la obligó a levantarse de golpe.—¡Disculpen, necesito ir al baño! —dijo con voz entrecortada, apenas alcanzando a controlar la ansiedad.Guadalupe la observó con preocupación mientras ella se apresuraba a salir de la cocina. Macario frunció el ceño y se miró con su esposa.—¿Has visto eso? Parece que algo le cayó mal en la panza —comentó Macario, desconcertado.—No lo sé, Macario. ¿Qué pudo haber comido? —respondió Guadalupe, con una ligera inquietud.Lupita llegó al baño rápidamente, pero el mareo y las náuseas no desaparecían. Se apoyó en el lavabo, sintiendo cómo su corazón latía desbocado. No era solo el malestar físico lo que la tenía tan nerviosa, sino la incertidumbre que la consu
Los robos de ganado comenzaron a disminuir. Los rumores sobre la llegada de nuevos guardias y el aumento de la vigilancia se esparcieron rápidamente, creando un ambiente de confianza entre los habitantes. Poco a poco, la calma se fue apoderando de la región, como si el aire pesado de la incertidumbre hubiera sido reemplazado por una brisa fresca y serena.La región, lentamente, recuperó su pulso normal, y con ello, La Escondida volvía a ser el refugio que siempre había sido.Antonia se movía de un lado a otro en la cocina, una sonrisa radiante iluminaba su rostro. El aroma de pan recién horneado llenaba el aire, y su corazón latía con entusiasmo al pensar en la llegada de los dueños de la hacienda, y de Marina. Era una ocasión especial, y quería que todo estuviera perfecto.En la mesa, colocó flores frescas y la mejor vajilla, asegurándose de que cada detalle hablara de la bienvenida que querían ofrecer. “Estoy tan ansiosa de verlos”, pensó, y una risa suave se escapó de sus labios al
"Seguramente Mauricio habrá terminado la jornada y debe estar de regreso a su hacienda. Hoy es el día, el momento perfecto para contarle la noticia… ¿Y si se pone nervioso? Ojalá que lo reciba bien… No puedo esperar más ", pensaba Lupita, tratando de encontrar la manera más eficaz de abordarlo con la nueva noticia.Llevaba unos minutos sentada en la sala, tomando un té que Cata le ofreció al recibirla.—¡Mauricio! ¡Justo te estaba esperando! ¿Cómo estuvo la jornada de hoy? —Lupita quiso acercarse a darle un beso pero Mauricio llevaba su ropa manchada de tierra y secaba el sudor de su cara con un pañuelo bastante desgastado y sucio.—Bien, Lupita. Como siempre. Un poco de trabajo, pero nada que no se pueda manejar. ¿Y tú? ¿Qué haces por aquí tan lejos de tu casa?—Quería hablar contigo de algo importante. Algo que no puedo esperar más para decirte… —respondió ella mirándolo a los ojos, un poco nerviosa, pero decidida a hacerlo. Sabía que debía ser muy convincente para que Mauricio no
—Buenas noticias. Lupita está bien. El embarazo está en su etapa normal y no hay complicaciones graves por ahora —exclamó el doctor entrando a la habitación con una expresión tranquila tras revisar los resultados.—¿Entonces no es nada serio? —suspiró Mauricio aliviado, pero con el rostro aún preocupado.—No, el bebé está bien. Ha tenido una reacción física fuerte, y aunque todo parece estar en orden ahora, es fundamental que se cuide mucho.—¿Qué quiere decir con "cuidarse"? ¿Qué tengo que hacer?—Debe guardar reposo absoluto. Nada de esfuerzos, ni trabajos pesados, ni estrés emocional. Necesita descansar. Cualquier movimiento brusco o sobrecarga puede poner en riesgo el embarazo. Tiene que estar tranquila, y con tiempo y cuidados, todo debería ir bien.—¿Reposo total? —preguntó Mauricio.—No podemos arriesgarnos a que haya complicaciones. Ella necesita mucha calma, evitar preocupaciones y, sobre todo, estar lo más relajada posible. No puede estresarse, ni tampoco tener grandes esfue
—Lupita... está en el hospital —La voz de Antonia temblaba levemente al dar la noticia, como si las palabras mismas pesaran una tonelada.Don Emiliano y su esposa intercambiaron miradas sorprendidas, sin saber qué pensar. Marina, que estaba mordiendo una tortilla, dejó de masticar, su rostro reflejó una mezcla de desconcierto y preocupación.—¿Qué le pasó a Lupita? —preguntó don Emiliano, sin apartar la mirada de su esposa.—Tuvo un conato de aborto —respondió Antonia, en voz baja, como si el aire mismo temiera escuchar la gravedad de la noticia.Marina no pudo evitarlo. Un nudo se formó en su garganta, pero no fue hasta que escuchó de quién estaba embarazada que todo pareció volverse borroso.—¿Lupita está embarazada? —preguntó Marina, entre la confusión y el miedo—. ¿De quién está embarazada Lupita? Antonia la miró a los ojos, un instante de silencio pesado llenó la cocina antes de que finalmente hablara.—Lupita lleva en su vientre un bebé de Mauricio.En ese momento, Marina sinti