Capítulo XIV

Leonidas contempló el rostro de Marisa y sintió ganas de darle su merecido al hombre que sin duda la había hecho sufrir.

-Mis orígenes son griegos aunque nací en Perth. Estudié en Sydney y luego pasé dos años en Nueva York y otros dos en Atenas. Volví a Sydney cuando mi padre y mi abuelo murieron en un accidente de coche.

-No me has mencionado a las mujeres de tu vida -dijo Marisa solemnemente.

Leonidas sonrió.

-Seguro que esperas que diga que ha habido muchas, cuando lo cierto es que son menos de las que imaginas.

-Supongo que eso depende de la interpretación de la palabra menos -Marisa terminó su té y miró su reloj-. Se está haciendo tarde.

-¿Qué te parece si cenamos juntos el sábado? -preguntó Leonidas mientras regresaban.

-¿Otra cita? ¿Tan pronto?

-Considéralo un preparativo para la comida del domingo con Milena y Sofía.

Por un momento Marisa había olvidado la reunión.

-¿Estará Cris?

-¿Quieres que te devuelva el favor como aliado?

Marisa se quedó petrificada. Leonidas no podía sab
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