Capítulo XXI

Tras telefonear al taller más cercano, Marisa fue caminando a la farmacia.

Cuando a media mañana, llamó al taller para ver cómo habían ido las cosas, le dijeron que las dos ruedas habían sido pinchadas intencionadamente y que no había más remedio que cambiarlas por unas nuevas.

Durante el almuerzo llamó a Alice para ponerla al tanto, pero respondió su jefe, Craig Mitchell.

-Soy Marisa , la hermana de Alice.

-Te recuerdo. Nos conocimos la semana pasada en la exposición. Alice acaba de salir a buscar unos archivos. ¿Quieres que le diga que te llame?

-Dile que me llame al móvil, por favor -siguiendo un repentino impulso, Marisa añadió-: ¿Estás libre el domingo al mediodía? Alice y yo vamos a organizar una barbacoa para unos amigos. Será una reunión informal y nos gustaría que asistieras.

-Muchas gracias. ¿Puedo contribuir llevando algo?

-Con que vayas tú bastará. ¿Tienes las señas?

-Sí.

-En ese caso, hasta el domingo.

Mientras terminaba su almuerzo, Marisa se dijo que no estaba haciendo
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