La lucha por la marca Gobles.
En el Monasterio de priato de santa marta, la marca Gobles, en área fronteriza entre Escocia e Irlanda del Norte, la pequeña Estacia tenía paredes y suelo de piedra y un tejado ondulado. Una humedad fría lo colaba todo, proporcionando un brillo desagradable a la luz de la única lámpara.
La habitación parecía congelada en el tiempo, como si hubiera sido abandonada hace décadas, con polvo acumulado en cada rincón y telarañas colgando del techo. Sin embargo, en aquella noche sombría, el ambiente estaba cargado de tensión y miedo, como si el lugar hubiera cobrado vida repentinamente. Dos mujeres, con el rostro pálido y los ojos llenos de temor, se aferraban a sus abrigos en un intento desesperado por mantener el calor, mientras una gata negra se acurrucaba a sus pies, también temblando.
La puerta, reforzada con una antigua tranca de madera, permanecía cerrada y asegurada desde el interior, como si las ocupantes estuvieran tratando de protegerse de algo que acechaba en la oscuridad. Las ventanas, por su parte, permanecían cerradas herméticamente, evitando cualquier mirada curiosa que pudiera penetrar en aquel refugio improvisado.
El silencio reinaba en la habitación, solo interrumpido por el crujir de la madera vieja y el aullido del viento que se colaba por las rendijas. Cada sombra parecía cobrar vida propia, danzando en las paredes como si fueran entidades conscientes. Las dos mujeres intercambiaban miradas nerviosas, buscando consuelo en la presencia mutua, pero sin encontrar ninguna certeza en aquel lugar inhóspito.
Afuera, la noche continuaba su avance implacable, envolviendo la vieja casa en su manto oscuro y misterioso. ¿Qué las había llevado a refugiarse en aquel lugar olvidado por el tiempo? ¿Qué peligro acechaba más allá de las paredes que las rodeaban? Eran preguntas sin respuesta, solo alimentadas por el palpitar acelerado de sus corazones y el frío que se colaba hasta los huesos.
La habitación, testigo silencioso de aquella noche de terror, guardaba sus secretos entre sus paredes desgastadas. Y mientras las dos mujeres y la gata se aferraban a la esperanza de sobrevivir a la oscuridad, la habitación seguía impasible, como si hubiera presenciado incontables escenas de miedo a lo largo de los años.
Las mujeres estaban sentadas la una frente a la otra y entre ellas una gata y un basto tablero de madera sostenido sobre dos caballetes, en uno de cuyo extremo se ovillaba la gata. Ambas figuras iban cubiertas por sendas capas oscuras. Una de ellas, la de más edad, era Ivon bondlok, una mujer oronda, de rostro redondo, ojos oscuros, poco presentable, vestida con un brocado de ropas burdas de criada.
La otra era Dolores de Romsome, la hija de una de las principales familia aristocráticas de la marca Gobles. Pálida y delgada, era aún muy joven, iba vestida completamente de negro y llevaba la toca blanca y negra de las monjas. En silencio, saco de un saco de lona cuatro velones de sebo, que dispuso formando un cuadro ante su criada, Ivon coloco un plato de barro en el centro, lo lleno de agua y levanto la mirada.
_ ¿Estáis segura, milady?
_ Lo estoy _ respondió a pesar de que le castañeteaban los dientes del frío.
_ Si así es... comenzamos.
Ivon miro a la gata, que se dio inmediatamente la vuelta para levantarse las patas y orejas con estudiada indiferencia. Con un suspiro de resignación, la mujer se rebuscó en un bolsillo y saco unos cuantos paquetitos ante de encender las velas, de las que comenzó a salir un humo acre y denso, casi en tata cantidad como luz
_ El arte de la adivinación es peligrosa _ Le dijo.
Cambiando de postura sobre el taburete _.¿Y si nos han seguido milady? ¿Y si nos descubren aquí? Será nuestro fin.
_ No, no nos han seguido, además este hospital está vacío._ respondió Dolores, apoyando las manos en la mesa con las palmas hacia abajo y los dedos separados.
Ningún anillo adornaba aquellas, manos de nudillos inflamados y piel enrojecida. apretaba los labios y su boca quedaba reducida a una fina línea.
_ Aun así, debemos estar atenta y vigilando _ respondió, mirándola con atención. Tenías las mejillas hundidas y unas sombras tan oscuras como hematomas bajo los ojos. El marco que le proporcionaba la toca no servía para realizarla, sino más bien al contrario: las llamas temblorosas e indecisas marcaban más sus defectos.
Dolores frunció el ceño, irritada.
_ Hazlo sin más, Ivon. Tu eres mucho mejor que yo adivinando.
_ No, milady, solo que tengo más prácticas, eso es todo.
De uno de los paquetes saco u puñado de hojas de artemisa y se dispuso a leer el futuro de su ama. Primero estrujo en la mano unas cuantas hojas y las coloco en las llamas para que desprendieran su penetrante aroma. Con los ojos cerrados inspiro profundamente y a continuación echo el resto en el agua. y dijo
_ Vengan a mí por los poderes de la palabra.
En tono a apenas en un susurro, mientras con el dedo índice de la mano dibujaba patrones aleatorio, desde el centro del recipiente, y siguió así mientras inspirada hondamente seis veces. A continuación se detuvo para contemplar e interpretar el dibujo que había hecho las hojas.
_ ¿Qué ves?
_ Callad mi lady esperad, que el camino es peligroso.
Dolores entrelazo las manos para estarse quieta.
_ ¿Y bien?
_ Toda está turbio, milady. Nubes. Un derramamiento de sangre, habrá una lucha sangrienta. Hay muchas lágrimas mi lady. Ivon alzo la mirada. Muerte.
_ ¿La mia? Ivon.
_ No, no es para vos... Hay un viaje, quizás un castillo oscuro, pero no se os guarda en él, una bienvenida o un rechazo, un amigo o un enemigo. No puedo decirlo mi lady.
_ ¡Gracias a Dios! _ Exclamó Dolores. _ Un viaje.
_ Callad mi lady. No es apropiado hablar en voz alta lo que ves, el viento puede llevarla consigo.
Dolores asintió con la cabeza, pero siguió preguntando sin dejar de mirar ella misma la fuente de barro cono si pudiera entender sus imágenes.
_ ¿Cuándo será este viaje? ¿Pronto? ¿O me aré vieja sin ante partir? ¿Estaré..? Dolores de Romsome guardo silenció sin terminar su pregunta de inmediato clavo la mirada en lo que veía. En la superficie de las aguas removidas apareció un rostro coronado de cabello oscuro que parecía alborotado por el viento.
Ojos grises, de mirada intensa y tormentosa, parecía mirarla con determinación desde aquel rostro extraordinariamente bello. La nariz era recta, los pómulos marcados, la barbilla firme. Sin duda era hermoso. Y mientras se admiraba de su simetría y perfección, tuvo la sensación de caer prea de su mirada, de aquel ser se le metía bajo la piel y se les pegaba a los huesos.
Dolores Se mantenía fijada en aquel hombre, de cabello negro coronado. Mientras sentía un nudo formársele en el pecho. ¿Era una posesión aquello? Respiro hondo y se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración. ¿seria obra del maligno? ¿Sería buena, o mala, aquella conexión con aquel desconocido? Una extraña conciencia la sensibilizo la piel y un fino velo de sudor le mojo la parte de arriba del labio superior a pesar de la humedad y el frío de la estancia. Se llevó una mano a los labios mientras los ojos del desconocido la miraban severos. No podía imaginarse aquellos labios curvándose en una cálida sonrisa. No había cordialidad en ellos; solo un duro y frio cinismo. _ ¿Quién es? _ Pregunto en voz baja._ parece un hombre capaz de alterar el sueño. La imagen seguía mirándola fijamente, reteniéndola presa de su mirada, como si fuera capaz de meterse en su cabeza y leer los secretos más profundos de su corazón, de modo que enrojeció. Y quizás aquellos labios se curvaron
El salón de baile, es el lugar más frecuentado por las madre para conseguir un marido rico, y prominente. Si puedes conseguir un duque o un magistrado que tenga los ojos puesto en una de tus doncellas, es considerado una bendición. Mientras que esa alianza sea beneficioso para subir en la escala social. En el salón de baile aún se mencionaba el escándalo de la familia, Romsome. La sobrina de sir latís de Romsome, Dolores de Romsome, no acepto a Tomber vackler en matrimonio. Era muy común escuchar chisme cuando se trataba de una familia aristócrata. Para Isaac perrils, duque de Llalewans, cada salón de baile que pisaba por primera vez era como una jungla llena de trampas para hombres incautos en vez de tigres. Todas las madres e hijas de Irlanda parecían haberse congregado en Glorios ansiosas por captar su atención, aunque solo fuese un momento. Como si a él le bastara una sola mirada para elegir a su futura novia en un salón atestado. Cuando comprabas un caballo le examinaba a fond
_ Si me lo permite, Excelencia, me gustaría presentarle a mi esposa. Estará encantada de conocerlo y de saber todo referente a Aita!. _ ¿Y no puede preguntárselo ella misma a Aita? _ Por desgracia no! _ Heliodor sonrió con benevolencia _. Por mi culpa. El conde de pertong no me considera lo suficientemente bueno para su familia. Lady Xenema no comparte su opinión, y por eso motivo ha perdido todo contacto con su Hermana!. _ Pertong es un imbécil _ añadió Falister tranquilamente _. No encontrarás una mejor compañía en este salón que Heliodor Bordo ... ni una mente tan aguda!. Isaac había oído opiniones similares sobre Heliodor, a quien se considera un viejo zorro en los círculos políticos por sus exquisitos modales y su extraordinaria habilidad para estar siempre en el lugar adecuado en el momento apropiado. _ ¿La presencia de su esposa en esta fiesta es la razón de no haya asistido la hermana menor? _ Quiso saber Isaac, ligeramente irritado. En las pocas ocasiones que había habla
Falister apena pudo contener una risita. Había vuelto a meter la pata. _ No he querido decir, vaya ... _ aparto la mirada de la señora Heliodor, sin saber muy bien como salir del atollado _. Mi único propósito es conocerla ... hablar con ella… para que podamos familiarizarnos antes de tomar una decisión... Pero puedo asegurarle que, una vez que cierre el trato, le brindo a todo aquello a que este a mi cuidado el respeto y el afecto que merece. Heliodor adopto una expresión dubitativa, como si se preguntara cuanto respeto merecía cuñada. Por su parte, la señora Heliodor siguió mirando fijamente a Isaac, intentando evaluar al hombre que comparaba el matrimonio con la compra de un caballo y que admitía sin pudor su interés en montar a su querida hermana. _ Supongo que es una buena respuesta ... conociendo a mi padre, no podía esperar que eligiera a un marido para Aita basándose en algún lazo de afecto. Debo confiar, pues, en que mi marido y lord Faliste no nos habrían presentado si no
_ De todos modos, tampoco la quiero! _ le dijo al sabueso que estaba sentado junto a él antes de levantarse _. Sea cual sea la razón por la que Dolores de Romsome haya oído la llamada del Monasterio de santa marta, solo puedo decir ¡gracias a Dios! En una habitación circular de la torre que cerraba la gran fortaleza que los Romsome tena en Talgrend, más hacia el norte, un hombre coloco la túnica negra de los magos encima de su ropa. Risto Rubrend, sacerdote degenerado y renegado, nigromante, leerdor de horóscopos y consejero personal en todos los asuntos no ortodoxos de sir Latís, encendió una única vela. El maestro Risto Rubrend era un hombre ambicioso, sin fin y fina perversión, y según el todo estaba a punto de florecer y dar una fructificación especial. ¡poder que más se podía desear! ¿Qué más se podía desear? El poder para manipular, para doblegar a un hombre a su voluntad como las piezas de un tablero de ajedrez. El poder para destruir, si era necesario. Se acomodó tras la mes
De ese modo habría que dado satisfecho, mientras que la pobre Xemena habría tenido que renunciar a la incomparable felicidad que según los rumores estaba disfrutando con su marido. Pertong se animó al centrar su atención en Aita y olvidarse de Xemena. _ Vamos a demostrarle que se ha equivocado. Dentro de un par de meses te estaré casando en St. George y todo el mundo suplicará una invitación. Tu podrás invitar a quien te plazca y mandar al diablo al resto. A Aita le hubiera resultado una perspectiva muy tentadora tiempo atrás, pero ya había perdido todo interés por la moda y los cotilleos. En aquellos momentos solo había una persona que pudiera interesarle en aquella boda imaginaria, pero casi no se atrevía a preguntar. _ La verdad es que me interesa más el novio que la lista de invitados¿A quién has elegido? _ A Llelewas. El título de conde lo ha convertido en el soltero más codiciado de la noche a la mañana. Imagínate la sensación que provocara vuestro enlace. Aita se devanó lo
_ Eso significa que estará rodeado de chicas _ comento Aita _. ¿Por qué iba a elegirme a mí entre tantas chicas en el salón de baile? ¿Y por qué iba a querer casarse? Estoy segura de que tienes otras ideas en la cabeza, como entrar en el parlamento o algo así. No creo que yo vaya a causarle mucha impresión muy erguida y educada que me muestre. _ Tonterías. Pertong me ha asegurado que se siente intimidado por su título y que le encanta recibir atención. ¿Como no? Nunca se hubiera imaginado que sería algo más que un simple granjero, un chico que solo sabia criar animales, domésticos. Y de repente pierde a su padre, a su primo, a su tío y de la noche a la mañana se convierte en duque. Qué trágico … — lo dijo con una sonrisa encantada con la posibilidad de cazar a un noble tan poderoso y a la vez tan ingenuo. _ Sí, es muy trágico _ corroboro Aita _. Su primo solo tenía tres años. Supongo que tendré que esperar un poco para conocerlo… No creo que quiera casarse aun, cuando acaba de perd
_ Lo entiendo!._ dijo él. _ Sin duda se debe a la buena suerte de su hermana… La conocí en la fiesta de Falister!. Aita tuvo que hacer un enorme esfuerzo para permanecer impasible. Había visto Xixi. Se sacudió mentalmente. No podía seguir poniéndole aquel apodo a su hermana. Tenía que llamarla Xemena, igual que hacia todas las amistades de Xemena. Xixi tenía muchos nuevos amigos y ya no necesitaba las burlas de su hermana pequeña. Había pasado meses desde la última vez que estuvieron juntas en la misma sala. Pero en aquella ocasión no se dirigieron las palabras y cada una permaneció en un extremo del salón de baile como si estuvieran en las orillas opuestas de un océano. Druster había obligado a Aita a romper todo contacto con su hermana, al igual que con Dolores, su mejor amiga. Si Druster se enteraba de que el duque había conocido a Xemena, cortaría todo trato con aquel hombre sin importar su título. _ Oh…! _ fue la única respuesta de Aita para el duque. Querría llevárselo ap