_ Si me lo permite, Excelencia, me gustaría presentarle a mi esposa. Estará encantada de conocerlo y de saber todo referente a Aita!.
_ ¿Y no puede preguntárselo ella misma a Aita?
_ Por desgracia no! _ Heliodor sonrió con benevolencia _. Por mi culpa. El conde de pertong no me considera lo suficientemente bueno para su familia. Lady Xenema no comparte su opinión, y por eso motivo ha perdido todo contacto con su Hermana!.
_ Pertong es un imbécil _ añadió Falister tranquilamente _. No encontrarás una mejor compañía en este salón que Heliodor Bordo ... ni una mente tan aguda!.
Isaac había oído opiniones similares sobre Heliodor, a quien se considera un viejo zorro en los círculos políticos por sus exquisitos modales y su extraordinaria habilidad para estar siempre en el lugar adecuado en el momento apropiado.
_ ¿La presencia de su esposa en esta fiesta es la razón de no haya asistido la hermana menor? _ Quiso saber Isaac, ligeramente irritado. En las pocas ocasiones que había hablado con él, el conde de pertong le había parecido un viejo estúpido y arrogante, y las palabras de Heliodor no hacían sino confirmarlo.
Heliodoro volvió a asentir.
_ Así es, excelencia. A Aita no se le permitirá acudir debido a que íbamos a venir nosotros. Es una actitud muy poco razonable por parte de Pertong. Mi mujer y yo no podemos renunciar a la vida social solo porque una familia se avergüenza de lo que hizo su hija. _ Miro a Isaac y se ajustó los anteojos en la nariz _. Cuente con nuestra enhorabuena si se casa con Aita, pero bajo ningún concepto echaremos a perder su boda asistiendo a la misma en contra de los deseos de su padre!.
_ Todavía no se ha decidido nada _ Insistió Isaac, molesto porque se diera por hecho que se casaría con la hija de pertong y quien pensaba asistir o no a la ceremonia! _. He hablado con pertong del tema, de repente lo asalto una idea _. pero tu la conoces, ¿verdad? ¿Cómo es?
Una expresión de cautela cruzo fugazmente los ojos de Heliodor.
_ Es muy bella. Rubia, con el pelo rizado, los ojos azules y unos bonitos hoyuelos. Será una esposa muy atractiva y tendrá unos hijos igualmente hermosos!. No escatimaba en halagos para referirse a su aspecto, y, sin embargo, Isaac estaba seguro de que aquella mujer no era del agrado de Heliodor.
Pero eso no significa que a Isaac no le gustara a Aita cuando la viera. Al fin y al cabo, una esposa bonita era preferible a una fea.
_ También contará con el favor de Pertong! _ continuo Heliodor _. Aita es su favorita!.
_ Ya había pensado en eso! _ admitió Isaac.
Si el verdadero propósito del matrimonio era unir dos familias poderosas, casarse con la hija de un conde no estaba mal. Sobre Todo si quería introducir algunas de sus ideas en el parlamento y contar con el apoyo de un hombre del estado. Y teniendo en cuenta la importancia que le daba Pertong al estatus y el decoro, era lógico suponer que le hubiese inculcado a su hija los mejores modales posibles desde que estaba en la cuna.
Ella se encargaría de corregir la tendencia innata de Isaac a transgredir las normas de protocolo. Él jamás se habría imaginado que acabaría con vistiéndose en un duque, pero Lady Aita si había sido educada para ser una duquesa, o como mínimo una condesa. Sabía lo que se esperaba de ella, e Isaac no tendría que volver a preocuparse por los pactos, el matrimonio supondría un enorme alivio.
Pero le inquietaba que Heliodor no le digiera más sobre ella, aparte de parte de alabar su aspecto. ¿le estaría ocultando algún vergonzoso secreto? ¿Habría heredado alguna enfermedad o alguna especie de locura, o tan solo tenía una personalidad demasiado pobre para hablar de ella? Isaac casi preferiría la segunda opción. La falta de entendederas parecía un rasgo común en las hijas mimadas y consideradas.
_ Aita es la hija de sus ojos!_ Confirmo Heliodor, interrumpiendo sus divagaciones _. Y la aquí viene la mia _ La mujer que se acercaba parecía bastante cuerda, pero no era rubia ni tenía los ojos azules. Tampoco lucia, cutis rubicundo de Pertong. Los años que Isaac le había pasado criado caballo le decía que aquellas disparidad epidémica no era nada común en los hermanos.
_ ¿Has dicho que tu esposa es la Hermanastra de Aita?
Heliodor lo miro extraño, y Falister torció de ligeramente el gesto.
_ No he dicho tal cosa, Excelencia.
Sus vastos conocimientos de biología le habían hecho poner en duda que Xemena strong de pertong fuese hija legítima. Afortunadamente, la mujer no parecía haberlo oído, y su marido estaba demasiado interesado en ganarse el favor de Isaac como para echarlo en cara. Pero era otra prueba de que lo controlase y guiase en aquel tipo de situaciones.
Heliodor pareció olvidarse rápidamente del desafortunado comentario y presento a su esposa. Isaac respondió con una reverencia.
_ ¡Lady Xemena!.
_ ¡Por favor, excelencia, llámame” señora de Heliodor “_ Le pidió ella en tono suave, y por la mirada que le echo a su marido quedo claro que no había título que le resultaba más honroso!.
El siempre solemne Heliodor se puso colorado y sonrió. A pesar de su falta de tacto social, Isaac sabía que no era frecuente que una pareja se quisiera tanto. Y una parte de el sintió envidia; aquello era lo que siempre había querido encontrar, antes de que su vida experimentase un giro tan dramático como inesperado; una mujer que fuese feliz de estar con él y a la que no solo le interese su título.
_ Como desee, señora Heliodor … es un honor conocerla!_ se preguntó si su hermana compartiría aquella encantadora naturalidad.
Xemena se volvió hacia él con una sonrisa esperanzada.
_ Heliodor me ha dicho que tiene noticias de mi hermana…!
_ ¡Lo único que puedo decir es que quizá pida su mano si resulta ser mi agrado!.
_ ¿La ha visto? _ le pregunto la señora Heliodor con vivo interés _. ¿se encuentra bien?
_ ¡Aún no la he conocido! _, pero pronto la conocería, aunque solo fuera para dejar de admitir su ignorancia.
_ ¿No la conoces y, sin embargo, estás pensando en pedir su mano…? _ La señora Heliodor frunció el ceño _. ¿Supongo que al menos habría hablado con mi padre del tema?
Isaac asintió ligeramente.
_ Espero, excelencia, que sus intenciones sean honestas. A mi padre solo le interesa su título y no le preocupa para nada la felicidad de mi hermana, pero a mí sí. No querría que abandonara a mi familia por un hombre que no la quisiera?!
Isaac miró a Heliodor y a Falister para ver si alguno impediría que la dama le siguiera faltando al respeto. Faliser le sonrió, expectante, como si lo acuciara a responder. Y Heliodor lo miro fijamente, como si estuviera pensando lo mismo, a pesar de su obvio desagrado por la chica de la que estaban hablando y del riesgo que suponía ofender a un lord.
De acuerdo, decidió Isaac. Responder al descaro con un descaro aún mayor.
_ Cierto es que sé más de caballos que de matrimonio, señora Heliodor. Antes de convertirme en duque, mi vida se limitaba a la crianza y la venta de ganado. ¡Pero me he enorgullecido de buen juicio y criterio, y jamás se me ocurriría cerrar un trato tan importante sin menos haber montado a la yegua en cuestión.!
Falister apena pudo contener una risita. Había vuelto a meter la pata. _ No he querido decir, vaya ... _ aparto la mirada de la señora Heliodor, sin saber muy bien como salir del atollado _. Mi único propósito es conocerla ... hablar con ella… para que podamos familiarizarnos antes de tomar una decisión... Pero puedo asegurarle que, una vez que cierre el trato, le brindo a todo aquello a que este a mi cuidado el respeto y el afecto que merece. Heliodor adopto una expresión dubitativa, como si se preguntara cuanto respeto merecía cuñada. Por su parte, la señora Heliodor siguió mirando fijamente a Isaac, intentando evaluar al hombre que comparaba el matrimonio con la compra de un caballo y que admitía sin pudor su interés en montar a su querida hermana. _ Supongo que es una buena respuesta ... conociendo a mi padre, no podía esperar que eligiera a un marido para Aita basándose en algún lazo de afecto. Debo confiar, pues, en que mi marido y lord Faliste no nos habrían presentado si no
_ De todos modos, tampoco la quiero! _ le dijo al sabueso que estaba sentado junto a él antes de levantarse _. Sea cual sea la razón por la que Dolores de Romsome haya oído la llamada del Monasterio de santa marta, solo puedo decir ¡gracias a Dios! En una habitación circular de la torre que cerraba la gran fortaleza que los Romsome tena en Talgrend, más hacia el norte, un hombre coloco la túnica negra de los magos encima de su ropa. Risto Rubrend, sacerdote degenerado y renegado, nigromante, leerdor de horóscopos y consejero personal en todos los asuntos no ortodoxos de sir Latís, encendió una única vela. El maestro Risto Rubrend era un hombre ambicioso, sin fin y fina perversión, y según el todo estaba a punto de florecer y dar una fructificación especial. ¡poder que más se podía desear! ¿Qué más se podía desear? El poder para manipular, para doblegar a un hombre a su voluntad como las piezas de un tablero de ajedrez. El poder para destruir, si era necesario. Se acomodó tras la mes
De ese modo habría que dado satisfecho, mientras que la pobre Xemena habría tenido que renunciar a la incomparable felicidad que según los rumores estaba disfrutando con su marido. Pertong se animó al centrar su atención en Aita y olvidarse de Xemena. _ Vamos a demostrarle que se ha equivocado. Dentro de un par de meses te estaré casando en St. George y todo el mundo suplicará una invitación. Tu podrás invitar a quien te plazca y mandar al diablo al resto. A Aita le hubiera resultado una perspectiva muy tentadora tiempo atrás, pero ya había perdido todo interés por la moda y los cotilleos. En aquellos momentos solo había una persona que pudiera interesarle en aquella boda imaginaria, pero casi no se atrevía a preguntar. _ La verdad es que me interesa más el novio que la lista de invitados¿A quién has elegido? _ A Llelewas. El título de conde lo ha convertido en el soltero más codiciado de la noche a la mañana. Imagínate la sensación que provocara vuestro enlace. Aita se devanó lo
_ Eso significa que estará rodeado de chicas _ comento Aita _. ¿Por qué iba a elegirme a mí entre tantas chicas en el salón de baile? ¿Y por qué iba a querer casarse? Estoy segura de que tienes otras ideas en la cabeza, como entrar en el parlamento o algo así. No creo que yo vaya a causarle mucha impresión muy erguida y educada que me muestre. _ Tonterías. Pertong me ha asegurado que se siente intimidado por su título y que le encanta recibir atención. ¿Como no? Nunca se hubiera imaginado que sería algo más que un simple granjero, un chico que solo sabia criar animales, domésticos. Y de repente pierde a su padre, a su primo, a su tío y de la noche a la mañana se convierte en duque. Qué trágico … — lo dijo con una sonrisa encantada con la posibilidad de cazar a un noble tan poderoso y a la vez tan ingenuo. _ Sí, es muy trágico _ corroboro Aita _. Su primo solo tenía tres años. Supongo que tendré que esperar un poco para conocerlo… No creo que quiera casarse aun, cuando acaba de perd
_ Lo entiendo!._ dijo él. _ Sin duda se debe a la buena suerte de su hermana… La conocí en la fiesta de Falister!. Aita tuvo que hacer un enorme esfuerzo para permanecer impasible. Había visto Xixi. Se sacudió mentalmente. No podía seguir poniéndole aquel apodo a su hermana. Tenía que llamarla Xemena, igual que hacia todas las amistades de Xemena. Xixi tenía muchos nuevos amigos y ya no necesitaba las burlas de su hermana pequeña. Había pasado meses desde la última vez que estuvieron juntas en la misma sala. Pero en aquella ocasión no se dirigieron las palabras y cada una permaneció en un extremo del salón de baile como si estuvieran en las orillas opuestas de un océano. Druster había obligado a Aita a romper todo contacto con su hermana, al igual que con Dolores, su mejor amiga. Si Druster se enteraba de que el duque había conocido a Xemena, cortaría todo trato con aquel hombre sin importar su título. _ Oh…! _ fue la única respuesta de Aita para el duque. Querría llevárselo ap
_ ¿Disculpas sin saber por qué? _ Desde luego. ¿Así se gana el corazón de una dama? _ ¿Cambiaria su actitud hacia mí si empezara disculpándome? _ No!. Él se quedó pensativo unos instantes. _ En ese caso, no tiene sentido que me moleste en hacerlo _ Permaneció en silencio ante ella, como si estuviera planeando su próximo paso. ¿Por qué no se alejaba y se olvidaba de ella? Había sido ella la que lo había ofendido, no al revés. Pero él, aun teniendo todo el poder en sus manos, no tenía ni idea de cómo utilizarlo. Su rango le permitía sentirse agraviado por los detalles más insignificantes, y cualquier otro en su lugar se habría quejado ya al padre por la insolencia de una mocosa rebelde y deslenguada. Sería una victoria pírrica y tendría que soportar una dura reprimida en casa, seguida de largos y tensos silencios. Pero de esa manera estaría más cerca de conseguir su objetivo. Sin embargo, él parecía reacio a dejarla en paz. _ Vamos a ver… No le gusta montar a caballo, no le gus
Pero no entendía nada. Alguien llamo con suavidad a la puerta y abrió. Era un joven que consiguió devolver a Dolores por primera vez el color que tanto tiempo hacía que había perdido._ ¡Samuel! No sabía que estabas aquí._ Es que estaba ocupándome de los caballos…En otro momento acudió de inmediato a saludarlo. En otro momento se había echado en los brazos del hermano que había criado desde la niñez, apretándolo contra su pecho. En otro momento el placer de contemplar sus facciones, su expresión en la mejilla y alborotándole el pelo. Pero bajo la severa mirada de la Monja suprema, la desconfianza de su tío y la mirada siniestra de Risto, no se movía de donde estaba y espero._ ¡Doris! _ Exclamo, y olvidando todo protocolo, acudió a su lado para tomarla por los hombros y besarla en la mejilla. Luego
_ Siempre hay esperanza _ la Monja suprema, severa, pero percibía cierta comprensión _. Antes de que nos dejéis, quiero deciros algo y quería que me escucharais con atención: si alguna vez os encontráis necesitada de ayuda, ya sabéis dónde podéis buscar refugio. Ahora mismo la zona esta vuelve a declararse la guerra entre York y los Mod, os encontraréis en el ojo del huracán, como todos. Si el peligro es grande, vos y los vuestros siempre seréis bienvenidos aquí. No lo dudéis. Pronto sonará la campana de tercias. Rezaremos un ave Maria porque lleguéis con bien a Gland. Aita no recibió noticias de Dolores, al igual ambas amigas no sabían, lo que pasaba en la vida de cada unas. Aita estaba ansiosa por encontrar una persona, decirle lo que paso, al menos criticar y también elogiar a los hombres y mujeres que se lo merecen. Hasta a su padre. Dolores sabia que salir de Monasterio sería una libertad, pero bajo un precio. Las dos amigas estaban por casarse, cada una con una familia adinerad