Capítulo 32
Nathan puso los ojos en blanco mientras su padre, en la otra línea, excusaba a su medio hermano, pues esas últimas noches Iván no había podido conciliar el sueño y de nuevo se ausentaría del trabajo.

―Esto no es una escuela. ¿Te imaginas que cada vez que los empleados se sientan mal, falten al trabajo? ―le contestó y apretó los labios. Evitó explayarse sobre la poco ética actitud de su hermano.

―Por favor, trata de entenderlo ―rogaba su padre.

Nathan exhaló. La presencia de Iván en la empresa era necesaria para la siguiente parte de su plan, así que a regañadientes aceptó. Cuando iba a finalizar la llamada su padre, con voz queda le pidió su opinión sobre el embarazo de su madrastra.

―¿Qué esperas que te diga? ―soltó abrupto―, que ese es un embarazo de alto riesgo y que le podría costarle la vida a tu esposa.

―Nathan esto es un milagro ―interrumpió el señor Urriaga.

―Entonces, buena suerte. Tengo mucho trabajo pendiente ―colgó la llamada, Nathan parpadeó con la impresión de
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