Capítulo 34

A la mañana siguiente, Ariadna se despertó con la boca seca y un dolor de cabeza que solo era comparable al de su cadera.

Al levantarse de la cama, el malestar se extendía hasta su espalda baja. Su sorpresa fue mayor al ver que llevaba puesta una bata blanca en lugar de su pijama de dos piezas de pantalón largo y blusa rosa.

Se cubrió la boca con la mano y notó que desprendía un olor tan desagradable como si hubiera comido un galón de basura, sintió la necesidad de ir al baño a vomitar.

A los pocos minutos, Jennifer subió a dejarle un aperitivo y al mirar su rostro pálido le preguntó sobre su salud.

—Me duele todo el cuerpo, creo que voy a morir —le respondió Ariadna, mientras se masajeaba la sien.

—Te voy a traer un buen remedio para esa reseca —le dijo Jennifer.

Ariadna se quedó recostada, algunos destellos de la noche pasada se hicieron presente en su memoria.

Nathan entró al cuarto de su esposa junto a Jennifer que llevaba una bebida caliente y unas pastillas.

—¿De verdad que po
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