Un Vínculo Único

Muchos metros más adelante en el vertedero, Tarek se encontraba escondido tras el gran contenedor. Las fuerzas de seguridad habían abierto fuego contra los hostiles y habían asesinado a un par de ellos que se encontraban unos metros a la izquierda de el.

Asustado y desprotegido, Tarek tenía lágrimas en sus ojos, estaba llorando de pánico, pensando que no volvería más a casa, al lado de Kayla, a quien amaba y quien era la única qué ocupaba su cabeza en ese momento.

De pronto, más hostiles llegaban por su derecha, corriendo ocultos tras los contenedores. Tarek se tapó los ojos cuando pasaron delante de él. Estos se detuvieron a revisarlo, queriendo saber si no se trataba de un guardia de la fortaleza. Levantaron su cabeza tirando de su cabello hacia arriba, lo identificaron y al no hallar nada, se fueron a ayudar a sus colegas abatidos.

Al rato, otra vengala sería disparada tratando de anular la visión de los guardias de la fortaleza. Al hacerse el brillo muy intenso, muchos hombres y mujeres salieron corriendo de ese sitio, todos encapuchados de pies a cabeza.

Tarek, al darse cuenta de que no eran visibles en ese corto tiempo, decide partir también con ellos, pero recordó que su recolecta del día estaba encima del contenedor y si no lo recuperaba, no habría comida para el ni para Kayla durante los próximos dias. Entonces, no lo pensó más y se quedó.

Pronto, el gran tubo del vertedero se activó y cayeron más residuos de él, pero esta vez parecía caer solo agua y una que otra cosa sólida. Al cortarse el flujo y todo silenciarse de nuevo, junto a las sirenas de la fortaleza se empezó a oír el llanto de un bebé.

Tarek, confundido y asustado, quedó aún más inquieto debido a que presenció que alguien había dejado caer a un bebé por el vertedero. El shock fue tan tremendo que sus temores se fueron esfumando y su instinto protector se activó repentinamente.

El muchacho, ni corto ni perezoso, alzó ligeramente la cabeza por encima del vertedero y, cuidándose de ser visto por el guardia, pudo ver que sus sospechas eran reales. Había una bebé encima de los desperdicios arrojados.

Tarek regresó a su posición luego de lo visto. Tenía unas urgencias necesarias de sacar a aquella criatura de ese sitio, pero nesecita a primero idear un plan, ya que solo arriesgaría la vida de ambos si no lo hacía bien.

De pronto, una persona se acercaría por su derecha a paso acelerado pero negligentemente, alzando la cabeza por encima de los contenedores. Tarek, sin ser visto por esta persona, la sujeta del hombro y la tira al suelo para protegerlo.

Al instante, la persona empieza a hablar con voz femenina, pidiendo piedad y el sonido se asemejaba a Kayla.

—¿Kayla?—preguntó Tarek.

—¿Tarek? ¿Eres tu? ¿Eres tuuu? —respondió al borde del llanto.

Kayla y Tarek se dieron un profundo abrazo, llorando ambos desconsoladamente, pues la felicidad de encontrar al ser querido cuando la muerte amenaza con quitartelo y logras vencerlo, es uno de los premios al amor más grandes que hayan existido.

—Kayla, escúchame, ¡Kayla! —decía Tarek intentado que ella se tranquilice.

Kayla se introduciría a un shock emocional muy fuerte, muy lejos de su estado racional, pues había visto cadáveres al abrirse paso en medio de los hostiles. Había estado revisando uno a uno suplicando qué Tarek no esté entre ellos.

Al ver su estado de desesperación, una persona colaboró con ella, le dijo la posición en donde se encontraba aquel muchacho cobarde que solo lloraba. La guió en su camino y esa persona aun esperaba en su puesto para lograr la retirada.

De pronto el reflector luminiscente que usaban los guardias de la fortaleza, se encienden con fuerza y apuntan hacia la ubicación donde se encontraban los "hermanos".

Tarek con gran miedo a que los descubran, abrazó con fuerza a Kayla mientras esta se sentía desmallar. No tenía un plan en ese momento y no podría cargar a Kayla sabiendo que tenía que recuperar aún los alimento y ayudar a la bebé abandonada.

—¡Kayla! ¡Te nesecito! ¡Por favor reaccionaaaa!—exclamaba Tarek apretando los dientes.

El muchacho perteneciente a los hostiles, que había acompañado a Kayla hasta este sitio, empezó a lanzar distintas cosas para intentar quebrar el reflector, cubriendose a la vez mientras el guardia intentaba dispararle. Los reflectores apuntaron hacia el muchacho y esto le dio tiempo a Tarek para moverse de a pocos.

El muchacho hostil le empezó a gritar a Tarek:

—¡Ya no tienen visión nocturna! ¡Por eso encendieron los reflectores! ¡Aprovecha ahora! ¡Debes huir con ella! ¡Yo los distraigo!—

Tarek se dejó impresionar por la valentía del muchacho, le pareció de confianza, tanto que estaba dispuesto a dejarle en sus manos el cuerpo de Kayla, mientras el planeaba sacar a la bebé y sus comestibles.

De pronto, el guardia empieza a disparar hacia el muchacho hostil, ráfagas de proyectiles que rebotaban en todas las direcciones y el no tuvo más remedio que salir corriendo hacia la oscuridad, sin antes darle un último vistazo a Tarek.

En esa condición de abandono Tarek se sintió más frágil y con las esperanzas nulas de poder salir de ahí. Tenía miedo por Kayla y por si mismo. Cerraba sus ojos, apretaba los dientes y rogaba en su mente por una ayuda que lo saque de esta pesadilla.

Tarek se pegó aun más al contenedor del vertedero, sujetó con fuerza el cuerpo de Kayla y con la bulla de las balas impactando y rebotando en el metal, terminarían por despertar abruptamente a la mujer.

—¡Kayla!—gritó emocionado Tarek

Kayla se tomaba la cabeza y luego se tapó los oídos por el sonido ensordecedor hasta que, de pronto, dejaron de disparar.

—Kayla ¿Estás bien?—

Kayla había quedado un poco sorda pero estaba bien. Se sentó por si misma y también se apegó al metal del contenedor. Miró por un segundo con rostro de felicidad a Tarek y este le devolvió una expresión seria.

—Tienes que ayudarme, Kayla—dijo Tarek—.

Kayla asintió con la cabeza y Tarek empezó a hablar pero, de pronto, una luz de bengala se disparó desde la distancia, pasó por encima de los "hermanos" y se metió en la cabina donde se hallaba el guardia. Entonces, el cielo se iluminó nuevamente de rojo.

—¡Ahora si! ¡Salgan! ¡No habrá segunda oportunidad!—se oyó a lo lejos.

—Son los rebeldes—dijo Tarek con los ojos saltones.

Tarek dio una última mirada a Kayla y saltó dentro del contenedor que se hallaba a un metro. Sacó un costalillo lleno de frutas, lo arrojó al suelo y luego envolvió a la bebé en su camiseta y salió junto con ella.

—¿Ese es un... bebé?—preguntó Kayla incrédula.

Tarek entregó a la bebé envuelta a Kayla y luego levantó el saco de frutas al hombro. Tomó la mano izquierda de su "hermana" y salieron a toda prisa del lugar.

Minutos más tarde, los "hermanos" rodearian la aldea para ingresar por el lado menos visible, luego de que toda la población esté en las calles, pendientes de la situación en la gran ciudad.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo