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El Secreto Detrás De La Bebé

Ya dentro, Kayla y Tarek veían con curiosidad, propia de sus edades, las distintas piezas de decoración que tenia el hombre, los cuales eran ofrecidos a la venta cuando su casa estaba aperturada como tienda todas las mañanas.

El anciano los guió hasta una habitación ligeramente estrecha, con paredes de barro e iluminada únicamente con una lámpara de aceite. Dirigió sus pasos hacia una mesa que fungía como escritorio y se sentó sobre la silla que había detrás de esta.

El hombre hizo un gesto con la mano, como presentando su espacio de trabajo mientras mantenía una sonrisa. Una vez quedado todo claro, se expresó:

—Bien, amm—

El anciano interrumpió su propia intervención. Vio con una sonrisa y más de cerca a Kayla, quien sujetaba a la bebé. Entonces, pregunto:

—¿Es su hija?—.

Kayla vio a Tarek sin saber que responder. Entonces el muchacho respondió:

—Si, lo es—

Kayla giró su rostro hacia el anciano con una sonrisa de confianza, asintiendo con la cabeza.

—¿Que los trae por aquí?—pregunto el hombre.

Kayla se acercó al escritorio del sabio, donde la luz del aceite iluminaba más el rostro de la niña y, con un breve relato, explicó el origen de su bebé.

El hombre hizo una cara inexpresiva, pues no sentía que había concordancia entre lo que decía la joven y lo que mostraba la pequeña, pues el sabio entendía a la perfección todo acerca de los "no-humanos".

—¿Tienen una "no-humana" con ustedes?—el anciano reía ligeramente de la sorpresa.

Kayla sentó a la alegre niña delante del anciano, encima de su su escritorio y con los piecitos colgando. La mujer posaba una mano sobre la pierna de la niña para mantenerla quieta y se quedó de pie, inmóvil, sin gestos al lado del sabio hombre.

El anciano alzó la mirada y, sonriendo confiadamente, vio a Kayla quien se mostraba un tanto tensa. Luego giró la mirada hacia la niña, acercando sus ojos a los suyos, buscando pruebas qué confirmaran lo dicho por su madre.

—Yo la veo como una niña cualquiera—dijo el anciano sacando cunclusiones.

—No. Fíjese bien. A veces, su ojos... —.

—¡Está bien!—dijo Tarek interrumpiendo a Kayla.

Tarek se acercó al anciano sintiendo que no había maneras de probar lo que aseguraban y, en vez de seguir insistiendo, pensó en hacer algunas preguntas aprovechando el conocimiento del hombre.

—Queremos saber más sobre ellos, señor ¿Cómo es que se desarrollan?—

Kayla oyó lo dicho por Tarek y agregó—¿Cómo es que pueden crecer tan rápido?—.

El anciano vio a ambos con total sorpresa, intentando encontrar la razón de tanto conocimiento e interés repentino. Entonces vio a la niña y sacó de entre sus cajones un frasco de suplemento alimenticio color rosa. Extrajo una porción con una cuchara y la disolvió en un vaso de agua tibia qué tenía al lado, donde pretendía prepararse un té antes de que llegarán los muchachos.

El hombre quizo ofrecer la bebida a la niña, sin antes pedir la aprobación de su madre. Kayla vio a los ojos a Tarek y este asintió con la cabeza. Entonces, el viejo sabio le dio de beber el primer sorbo y esperó unos segundos a ver la reacción. De pronto, la niña empezó a desarrollar masa nuevamente.

Kayla no pudo evitar volver a sorprenderse. Ella describió al sabio que vio ocurrir lo mismo luego de que le halla ofrecido a la niña su primera comida. El viejo, entendiendo que lo que presenció era algo asombroso, observó con seriedad a los padres.

—¿Son conscientes de lo que tiene aquí?—preguntó el hombre.

Kayla y Tarek se miraron nuevamente y esta vez sin encontrar respuestas uno en el otro.

—Esta niña es una obra maestra de la ingeniería genética. Nunca antes ha habido tal creación—dijo enérgico mientras e ponía de pie— ¡es única!—.

Ambos chicos se quedaron con la piel escarapelada, nuevamente se buscaron con las miradas sientiendo una sensación desconocida en sus cuerpos, entre bonito y horrible.

—¿Que sugiere, señor?—preguntó Tarek.

El anciano se puso a revisar las extremidades de la bebé con sumo cuidado, flexionando sus articulaciones y evaluando su fuerza de agarre. Luego aperturó la boca de la niña usando únicamente la presión de sus dedos sobre las mejillas y, por último, acercó la lámpara de aceite para ver el color de sus ojos.

—¿Dijiste que le brillan los ojos?—preguntó el anciano a Kayla.

—Si, señor—afirmó Kayla con respeto.

—¿Saben porque le brillan los ojos a los "no-humanos"?—preguntó animadamente el señor.

—¿Por qué sucede?—respondió con una pregunta Tarek.

—Es una forma de identicarlos—respondio mirando a los chicos—. Aunque los "no-humanos" tengan un número de serie impreso en el pecho, también tienen otra forma de identificarse en caso de que terminen mutilandose la piel en algún accidente.

En sus ojos se iluminan un patrón de luces qué son leídas por un aparato y en ella encuentran datos como ¿Quien fue su inventor? ¿Qué modificaciones tiene? ¿En que año cobraron vida? ¿De que capsula vienen?, y mucho más. Todo depende de la información que agregue el creador o la empresa.

Muchos de ellos activan su iluminación al momento en el que una persona se lo pida. Por lo general es una palabra clave que solo maneja el empleador.

En este caso, esta niña parece tener emociones y razón, cosa que haría que ella pudiera iluminar sus ojos a voluntad.—concluyó el hombre.

—Entonces ¿Podemos saber su origen si logramos ver que nos dicen sus ojos?—preguntó Tarek.

—Exacto—dijo el sabio—, solo si están listos para recibir el gran golpe de la verdad... La verdad suele doler—añadió con una expresión de misterio.

Kayla, quien se sentía satisfecha con lo sabido, tomó a la niña colocándole sobre su pecho y con la otra mano sujetó a Tarek de la ropa, jalandolo levemente.

—Es suficiente. Nos vamos—expresó kayla incómoda.

Tarek quería seguir indagando pero Kayla lo observó con un gesto que solo su "hermano" sabía interpretar. Entonces Tarek, liberandose amablemente de Kayla, se fue hasta la puerta y regresó con una enorme sandia qué terminó ofreciendo al sabio hombre.

—Gracias—dijo mientras volvía apresurado con Kayla.

Tarek fue corriendo tras Kayla mientras ella caminaba abrazada con fuerza a la bebé, perdida en sus pensamientos, temiendo que alguien le quisiera arrebatar a su niña solo para poder experimentar con ella.

Tarek entendía ese rostro preocupado y, por deducción, sabía que era lo que su "hermana" estaba pensando.

—¡Kayla! —exclamó intentando llamar su atención.

Kayla seguía andando con la mirada de frente, con la información aún rebotando en su mente.

—¡kayla!—

De pronto, Tarek se colocó delante de ella con los brazos abiertos, haciendo que se detenga.

—¡Las protegeré a las dos!—exclamó convencido Tarek—¡no permitiré que nada malo les suceda! —.

kayla lo miró pensando y, de pronto, sus ojos se empezaron a poner tristes.

—No debimos traerla, Tarek—dijo con la voz quebrada—No sabemos si ese hombre irá a contárselo a todo el mundo—.

Kayla se sintió insegura y se pegó al pecho de su "hermano". Tarek la abrazó cariñosamente entendiendo su preocupación.

—No quiero perderá, Tarek. Me la van a quitar—dijo llorando Kayla.

Mientras tanto, la niña en el pecho de Kayla no entendia lo que sucedía. Ella solo se reía al ver el rostro de su"madre" cada vez que podía. La joven mujer la abrazó muy fuerte mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas. De pronto, ella habló nuevamente.

—¿mamá llora?—dijo la bebé con una expresión de extrañeza en su rostro.

Kayla y Tarek se observaron sorprendidos y asustados por lo que acababan de oír. Fijaron sus miradas a la vez sobre la niña mientras está tocaba el rostro de su "mamá".

—mamá no llora—dijo la bebé con seguridad en sus ojos.

El rostro de Kayla pasó de la tristeza al asombro, del asombro a al temor, del temor a la confusión y de la confusión a la alegría. Un alegría inmensa que brotaba de su corazón y le hizo olvidar tan pronto todas sus preocupaciones. La alegría se volvió valor. La mujer se hizo fuerte, sentía que una guerrera reemplazaba su alma y su rostro se llenó de determinación.

Tarek aun seguía sumido en el shock, aun le parecía increíble todo lo sucedido en tan corto tiempo. Kayla lo observó de repente y le tocó la mejilla, tratando de arrastrar sus ojos a los suyos y conectar como siempre lo habían hecho. Tarek se dejó llevar entonces y la joven mujer compartió con el todas sus nuevas emociones, la fortaleza qué había conseguido y todo el poder que traía consigo el significado del amor maternal.

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