Después de unos minutos, Kayla y Tarek se encontraban en un área apartada de la casa que fungía como cocina. Los "hermanos" preparaban papillas de distintas frutas utilizando todos los ingredientes que el muchacho había recolectado esa misma tarde.
—Parecía que el destino sabía que esta bebé vendría a vivir con nosotros—dijo Tarek intrigando a Kayla.—¿Por qué lo dices?—preguntó interesada Kayla.—Antes de los disparos, empezaron a caer muchas frutas. Prácticamente arrojaron todo el saco que traje a casa—respondió Tarek viendo a los ojos a Kayla—, media hora después caería la bebé. Ella vino con un pan bajo el brazo—.Kayla se quedó pensativa en silencio, pues aquello no parecía ser un evento casual. Según lo que Tarek contaba, todo parecía estar planeado. Entonces, la joven mujer sonrió y, con alegría, dijo: —Alguien nos encomendó cuidar a una bebé muy especial—.Movido por lo que dijo, Tarek se quedó observando a su "hermana" con una enorme incógnita en la mente, mientras que Kayla se encontraba alegremente concentrada preparando los alimentos para su pequeña. De repente, el chico dirigió su mirada hacia la bebé, a quien halló enérgica, moviendo sus bracitos y balbuceando palabras incomprensibles.—¿Tendrá nombre?—preguntó Tarek.Kayla detuvo al instante su acto de picar frutas y, aun con el cuchillo alto en la mano, se quedó pensando.—¿Kayla?—preguntó extrañado Tarek.—Es cierto—dijo volteando a ver a la bebé.Kayla y Tarek conectaron sus miradas sin ser conscientes de ello, pues, en lugar de prestar atención a lo que sus ojos captaban, sus mentes trabajaban únicamente en generar nombres bonitos al azar.—Bueno, yo tengo varias propuestas y si gustas...—.—¡No, Tarek!—dijo Kayla interrumpiendo—. No podemos ponerle un nombre así como así. Tiene que ser especial... No podemos intervenir ahora. Sólo el momento y el lugar lo dirán—añadió mientras observaba a la bebé—.Luego de ver con una sonrisa tierna a la bebé, Kayla volvió animosa a su trabajo. Esta vez solo tenía que mezclar las distintas frutas qué había machacado y hacer un delicioso mix para su pequeña.Poniéndose en cuclillas delante de la niña, Kayla le dio de probar el primer bocado colocando la cuchara con la papilla en su boca. La bebé hizo un gesto de deleite mientras en su rostro aún se dibujaba la sonrisa que solía ser muy característica en ella. Ambas comieron del mismo plato y compartieron el momento con una sonrisa cómplice.No solo disfrutaban del momento ambas chicas, Tarek también lo hacía, pero a él más le gustaba ver feliz a Kayla. El muchacho había hecho tantas cosas en su vida para impresionarla, pero nunca antes había funcionado como ahora. Esta vez, sin querer hacerlo y solo queriendo proteger a la bebé, parecía que había conseguido el mejor regalo para la mujer que amaba.—¡Tarek!—gritó Kayla.De repente, Kayla cayó sentada hacia atrás, de espalda, luego de permanecer en cuclillas un buen tiempo.—¿Estás bien?—preguntó Tarek, intentando asistirla a levantarse.—La bebé—dijo Kayla incrédula.Cuando Tarek vio a la niña, esta presentaba un aspecto mucho más desarrollado del que tenía hace unos minutos. Tanta era la notoriedad que la ropa ligeramente holgada que le puso su cuidador le quedaba ahora demasiado corta.—¿Qué... le pasó?—preguntó Tarek sin terminar de creer lo visto.—Creció de repente—respondió Kayla mientras sacaba conclusiones.Kayla se acercó con cautela a la ya crecida bebé, asegurándose de que lo ocurrido no signifique una condición médica de la cual tenga que preocuparse. La sujetó con cuidado analizándola lado por lado, sin hallar nada extraño.—Parece que está toda normal—dijo Tarek, quien analizaba junto a Kayla.—No lo sé. Tengo miedo de que padezca de algo malo—dijo Kayla con cierta angustia.Kayla y Tarek desconocían completamente acerca de los temas correspondientes a la pediatría. No tuvieron ejemplificacion de alguna persona adulta, ya que ellos perecieron hace unos 15 años atrás. Vivieron su infancia rodeados únicamente de ignorantes niños y ancianos que solo podían encargarse de sus propia vida.A pesar de esta limitante situación, Kayla conocía de lejos a un sabio anciano que vivía a las orillas de la laguna artificial. Tenía la esperanza de que él los pueda ayudar, así que le pidió a Tarek que la acompañe a visitarlo.Ambos hermanos salieron en silencio de su hogar, manteniendo un perfil bajo y evitando llamar la atención de nadie. Los vecinos aún se encontraban eufóricos debido al reciente ataque a la ciudad principal, por lo que no era prudente interactuar con ellos en ese estado de ánimo alterado.Ya alejados de los límites del pueblo, los "hermanos" se adentraron en su interior, caminando por las orillas del lago artificial. Kayla avanzaba muy concentrada, buscando la casa de aquel hombre sabio que podría ayudarlos, mientras que Tarek la seguía por detrás, haciendo muecas graciosas a la bebé e intentando mantenerla entretenida.—Aquí es —indicó Kayla, señalando con el dedo índice.Aseguraba recordar que aquella casa que señalaba era la del anciano misterioso. Una vivienda construida con piedras planas colocadas una sobre otra, un material inexistente en los alrededores y que se encontraba rodeada únicamente de arena. Se acercaron con cierta duda y comenzaron a tocar la vieja puerta de madera.De pronto, se oyeron pasos desde el interior de la vivienda, seguidos del sonido de llaves y seguros abriéndose. La puerta se entreabrió ligeramente, dejando un estrecho espacio entre ella y el marco de madera, por el que se asomó un rostro arrugado con largas cejas blancas.—¿Si? ¿Qué desean?—dijo el anciano con buena disposición.Kayla vio al rostro a Tarek como buscando su apoyo, este asintió con la cabeza y luego la mujer dirigió la palabra al hombre asomado en la puerta.—Buscamos su ayuda, señor—pronunció Kayla con respeto.El hombre se quedó viendo a los chicos, uno a uno, revisando sus aspectos y luego cerró la puerta para poder quitar el seguro. Aperturando la entrada, hizo un gesto con la mano que ofrecía el ingreso a sus jóvenes clientes.Los "hermanos" se volvieron a ver nuevamente a los ojos, asegurándose de que aquella complicidad que se habían jurado sin palabras aún permanecía latente en sus corazones. Entonces, tomados de la mano, kayla y Tarek se adentrarían a este lugar desconocido sin temor a lo que les depare el destino.Ya dentro, Kayla y Tarek veían con curiosidad, propia de sus edades, las distintas piezas de decoración que tenia el hombre, los cuales eran ofrecidos a la venta cuando su casa estaba aperturada como tienda todas las mañanas.El anciano los guió hasta una habitación ligeramente estrecha, con paredes de barro e iluminada únicamente con una lámpara de aceite. Dirigió sus pasos hacia una mesa que fungía como escritorio y se sentó sobre la silla que había detrás de esta.El hombre hizo un gesto con la mano, como presentando su espacio de trabajo mientras mantenía una sonrisa. Una vez quedado todo claro, se expresó:—Bien, amm—El anciano interrumpió su propia intervención. Vio con una sonrisa y más de cerca a Kayla, quien sujetaba a la bebé. Entonces, pregunto:—¿Es su hija?—. Kayla vio a Tarek sin saber que responder. Entonces el muchacho respondió:—Si, lo es—Kayla giró su rostro hacia el anciano con una sonrisa de confianza, asintiendo con la cabeza.—¿Que los trae por aquí?—pregunto
Los "hermanos" volvieron al refugio muy convencidos de la situación que les había tocado vivir. Una niña con habilidades extraordinarias estaba ahora bajo su responsabilidad, y el deseo que albergaba Kayla por protegerla era algo realmente especial.Decidida a velar por la pequeña y dejando de lado su anhelo de independencia, Kayla sugirió a su "hermano" comenzar a vivir juntos a partir de ese día, para resguardar la seguridad de cada uno de los integrantes de esta nueva familia. Tarek se sintió emocionado ante la propuesta, pues la idea de tener más cerca a Kayla era algo que quizás nunca hubiera podido concretar por sí solo.Esa misma noche, la joven madre trasladó su cama hasta la choza de Tarek, mientras él removía los objetos inservibles para hacer un espacio donde acomodarla. Una vez instalada, Kayla realizó algunos arreglos para darle un toque hogareño temporal y luego colocó una cortina al percatarse de que Tarek la observaba fijamente desde un rincón.Tarek se acercó a Kayla
Una hora después de que Tarek partiera al trabajo, Kayla salió acompañada de su hija en búsqueda de libros que la pudieran ayudar a calcular la edad exacta de su niña. Llevó 3 manzanas como monedas de trueque y un bate de béisbol en la mochila en caso de que las cosas se pongan violentas. Caminó varios metros para encontrar el puesto de intencambio de sus colegas recolectores dentro del mercado y, con una corta descripción a su compañera de trabajo, logró encontrar lo que vino a buscar.Ya de vuelta, Kayla se encaminaba a casa siguiendo de regreso los pasos que la tarejon inicialmente al mercado, intentando evitar cualquier peligro que pudiese presentar los sitios no explorados. A poco de lograr llegar a su refugio, la joven mujer sentió el acecho de alguien que la vino siguiendo desde hace unos metros atrás. Su cuerpo no demoró en reaccionar ante aquél evento que suponía una amenaza a su seguridad y a la de su bebé. Entonces, de manera sistemática, sus latidos cardíacos se aceleraron
Con gran confianza en sí misma, la pequeña dio su primer paso hacia delante, pisando fuerte con la pierna derecha y colocando la izquierda junto a la otra. Una satisfecha sonrisa embellecía su rostro y, agitando su cuerpo, expresó su algarabía ante aquel nuevo avance. Kayla la miró con sorpresa, pero no tanta. Sus predicciones habían acertado y, otra vez sin tener una explicación clara del porqué sucedían estas cosas, lo que sí sabía era que su niña estaba creciendo a una velocidad no natural y que debía entrenar su cuerpo y cerebro para estar a la par. Entonces, como un buen inicio, la joven mujer motivó a su niña a intentar otra vez lo que había logrado hace poco. Se sentó en cuclillas delante de la pequeña aprendiz y le empezó a hacer gestos con la mano para que esta se acercara, pero, para su sorpresa, la hermosa bebé imitó cada uno de sus gestos, dejando lo mejor para después, lo cual fue una clarísima imitación de la voz de su madre.La respuesta corporal de Kayla fue rápida. Ca
De regreso a casa y vigilando de que nadie los siguiera, el par de amigos venia cantando un tema muy popular en la aldea. La algarabía se había apoderado de ellos y el motivo no era necesario explicarlo. Suponían que no tendrían que trabajar por algunos dias y dedicarse únicamente a disfrutar de las delicias que llevaban al hombro, que el hombre extraño les había regalado.Al llegar a su choza, Tarek abrió la puerta e ingresó arrastrando un costalillo lleno de productos variados. Luego, se vieron a las caras ambos muchachos y determinaron, con un pacto de hombres, repartirse dos costalillos cada uno, así que Ryan ingresó ayudando a llevar el último qué le correspondía a su amigo.—Vaya ¿Qué pasó aqui?—dijo Ryan burlándose.Ryan había evaluado el aspecto de la choza de su amigo y no terminó de creer que esta se vieran tan ordenado y limpio. Luego se dirigió hasta el fondo y encontró la cortina instalada recientemente.—¿Qué hay ahí?—pregunto Ryan curioso.Tarek, después de despejar su
Al día siguiente, los amigos ayudaron a Kayla a mejorar el espacio designado para su "habitación". Construyeron una pared separadora, hecha de paja seca tejida, y una puerta con el mismo material pero con una técnica de costura mucho más fina, lo cual le daba una resistencia altamente eficaz ante golpes y empujones. La joven mujer había aprendido esta técnica de su fallecida abuela, quien trabajaba en el campo antes del estallido de la guerra. Consistía en entrelazar una a una las fibras hasta crear una extensa alfombra, uniéndolas posteriormente en capas sobre capas usando cuerdas altamente tensadas.Una vez lista la nueva habitación, Kayla se quedó dentro ordenando sus cosas y decorando según sus gustos y los de su bebé, pues planeaban compartir la habitación con su pequeña, quien también tenía un espacio detallado dedicado únicamente a su educación y descanso.Por fuera, Ryan se encontraba preparando la mesa y el ambiente para el gran banquete de celebración en honor a la nueva int
Volviendo a la festividad, Tarek, Ryan y Gaby esperaban ansiosos sentados alrededor de la mesa. Ante ellos se desplegaba un festín de distintos y exquisitos platillos, aún calientes y humeantes, desprendiendo el característico aroma de la carne asada con vegetales. Como obsequio de la joven pelirroja, se sirvieron también en lujosos vasos de cristal unas bebidas fermentadas hechas a base de uvas verdes provenientes de los campos de cultivo de la gran ciudad.A medida que pasaban los minutos, los amigos dejaban, poco a poco, su amena conversación de lado, al ser tentados por el aroma que desprendían los distintos filetes con sus respectivas preparaciones y acompañamientos. Los muchachos tenían que esperar. No podían probar nada hasta que todos los invitados estén presentes en la mesa, siendo los únicos faltantes: Kayla y su bebé. La joven madre y su hija aún permanecían dentro de su habitación, arreglándose ambas para estar presentables en esta ceremonia de bienvenida. Había pasado ce
Gaby y Ryan se encontraban sentados aún en sus respectivos sitios, impacientes por la espera y, a la vez, incómodos por las cosas que oían. La choza era pequeña y cada palabra dicha desde dentro de la habitación de Kayla era percibida por fuera, aunque no con tanta claridad. Pero, eso sí, las veces que Kayla levantó la voz, como cuando le dijo a Tarek: —¡Ya deja de verme así!—, llevó a Ryan, interpretando erróneamente, a la decepción y unas ganas de corregir a su atrevido amigo.Por su parte, Gaby también malinterpretó las palabras de Kayla. No creía que su "chico ideal" fuera tan osado y a la vez "ardiente". Una pizca de perversión entre tanta dulzura y caballerosidad no le parecía mala idea, así que Gaby le dio el visto bueno a las intenciones de Tarek, aunque le hubiera gustado que la situación fuera con ella.Luego de unos minutos, la puerta de la habitación se abrió completamente, dejando a los espectadores asombrados. Entre los 3 marcos, se pudo apreciar con más detalle a Kayla,