Capítulo XI

Despierto de golpe en mi habitación real, sudada y asustada, me levanto a torpezones, y voy por todo el lugar en buscar del apagador, en cuanto prendo la luz, me tranquilizo un poco, y veo la hora de mi reloj. Las 3 de la mañana, salgo al pasillo en silencio en dirección al baño a tomarme una ducha, en cuanto entro, tomo una toalla y abro el grifo, mientras espero a que la bañera se llene, me desnudo en frente del espejo, horrorizandome en el proceso.

Muchas cicatrices adornan mi abdomen, y un hilo de sangre baja de mi entrepierna, la reviso muy cuidadosamente y mi rostro se horroriza al ver varias mordidas, rasguños, y una que otra quemadura de cigarro en todo mi muslo. Dejo de ver esa parte del cuerpo y me enfoco en el reflejo, todo mi ser, todo, esta magullado, tengo ojeras muy grandes, estoy muy palida, y puedo identificar un ligero temblor por la falta de sangre, insomnio y alimento, y recorde que hace tres días no he estado comiendo del todo bien, por lo que de inmediato aparto la vista del espejo y me dedico a ajustar la temperatura del agua. 

En cuanto siento una temperatura adecuada, con cuidado me voy metiendo a la bañera, ahogando los gritos de dolor que las heridas me causan. Cuando ya estoy dentro, me concentro en limpiar de forma lenta todas mis extremidades con miedo de empeorar las lesiones.

.....

Me vuelvo a recostar en la cama con mas miedo de dormir que ganas de dormir, porque se que si vuelvo a cerrar los ojos, volvere al cuarto donde anteriormente William me estaba torturando, pero se que si no duermo, afectara no solo en mi rendimiento escolar, sino en mi salud, por lo que le rezo a Dios, si es que existe, que por lo menos me deje descansar un tiempo, sin pesadillas ni torturas, y de inmediato me pongo a abrazar mi almohada, rogando y casi llorando del terror que no me dejen a merced de ese demonio en piel de humano.

.....

Despierto muy cansada, pero aliviada de ver que sigo en mi habitación, cuidadosamente, me levanto y voy hacia el armario por ropa limpia, me pongo una blusa de manga larga oscura con pantalones igual oscuros. Hago lo que puedo por arreglar mi cabello, que luce desastrozo por haberme acostado sin haberme secado el mismo.

Termino de arreglarme y silenciosamente salgo de la habitación, bajo las escaleras, y sin hacer ni un solo ruido, salgo de la casa y empiezo a correr, ya que no quiero que mi familia me vea en el estado en el que estoy, afortunadamente llegue diez minutos antes de que sonara la campana, y apresurada, y con la respiración agitada, llego a mi salón designado, y me siento a un lado de Syo.

-¿Qué te paso mujer? - Exclama Syo asustada y preocupada.

- Nada, solo que me bañe anoche y no espere a que se me secara el cabello - Respondo con un ademán de que me daba igual, y aunque se que Syo no me cree, no me sigue insistiendo. 

Llega el profesor de la primera hora, y mi rostro cambia de uno neutral a uno totalmente aterrorizado, porque este hombre, no es el profesor John, sino que es el mismo William, que aunque no muestra ninguna mueca, se que me esta viendo, y sus ojos estan más rojos que de costumbre, y se llega a ver una sonrisa demasiado sádica, al parecer nadie nota la ausencia del profesor, quizas sea la unica que vea que ese no es el profesor John.

O eso es lo que creia, porque al voltear al pupitre de Jest, veo que su semblante se endurecio, su cuerpo se puso en modo ataque, y sus ojos muestran ira pura. Decido voltear hasta el lugar de Syo, y en cambio, ella no muestra nada, solo concentración por lo que John/William, esta escribiendo en el pizarron. Me empiezan a dar nauseas, y solo atino a salir corriendo del salón con Jest siguiendome y todos los demás mirandome extrañados.

-Elizabeth - Llama Jest, pero mis oidos no alcanzan a escuchar su voz

Sigo corriendo como si mi vida dependiera de ello, y sin darme cuenta, llego a cierta parte de la escuela que no se parece en nada al baño, y mi estomago no puede más, y saco pura bilis. 

Jest se para y se acerca a mi, pone su mano en mi espalda, y en cuanto mi estomago se vacia, comienzo a llorar desconsoladamente, a lo que siento que unos brazos me toman en un abrazo, y justo en eso Jest habla:

-No te preocupes, todo estara bien, mientras yo este aqui ese engendro del demonio no se atreverá a tocarte ni un solo pelo, eso tenlo por segura, y si lo llega a hacer, lo hare m****a.

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