Despierto de nuevo en la misma habitación de siempre, procuro taparme con las sábanas y cerrar mis ojos por escasos momentos, pero de la nada escucho golpes del otro lado de la puerta que me obligan a abrirlos de nuevo.
Me levanto cuidadosamente, y, con sigilo, voy directo a la puerta, en silencio giro la perilla, pero los golpes cesan repentinamente, a lo que yo retrocedo hasta chocar con el ventanal de la habitación. Salgo lentamente del shock y, vuelvo a acercarme para girar el picaporte y abrir completamente la puerta.
Asomo mi cabeza por el espacio entreabierto de la puerta, y no consigo ver nada por la oscuridad que predomina en el lugar, doy unos cuantos pasos, y al tratar de acostumbrar mis ojos consigo distinguir una pequeña lámpara. La tomo y compruebo si funciona, y al presionar un pequeño botón, enciende, mis ojos se cierran por la repentina luz, y, corro por el pasillo, hasta visualizar una línea de luz proveniente de la habitación que esta frente a mí, y sin hacer ruido —o al menos hacer el intento— avanzo hasta que estoy a unos centímetros de la puerta.
Escucho voces familiares, que se dejan de escuchar al percatarse tal vez de mi presencia. Me sobresalto ante esto, pero no consigo moverme, hasta que siento una mano en mi boca y un minuto después me encuentro a cuatro puertas de aquella habitación.
—No te asustes, soy Jest —dijo aquella persona en un susurro para después quitar su mano de mi boca.
Al quedar libre de su agarre me doy la vuelta, y sin necesidad de utilizar la lámpara –que está justo a un lado de la puerta donde me encontraba hace tan solo un momento– logro distinguir que en realidad si es Jest, pero antes de decir nada se escucha como abren la puerta del cuarto de en frente y sentir como entrecierran la del cuarto en el que actualmente me encuentro, y que silenciosamente me asome por la puerta.
—Creí... haber escuchado a alguien —dijo la voz de Julia, para luego ver como agacha su mirada a la lámpara que aún se encontraba encendida.
—Ha de haber sido esa perra, de seguro ya despertó y se encuentra vagando por el lugar —Menciono William con sorna, para luego fijar la mirada hacía una de las habitaciones, cómo si supiera que me estoy escondiendo en alguna de las cuatro que se encuentran en el pasillo —De todas maneras, aun no termino con ella —su voz sonó tan fría y sádica, que no fui la única que se estremeció, también Julia, porque se veía como su piel perdía color por unos momentos, y...
—¡No la lastimes! —explotó Julia en llanto mientras se ponía de rodillas frente a el
—Jajajaja... ¿En serio creíste que la dejaría tranquila? —la tomo por el cabello y la acerco hacía el —No me vengas con estupideces —y la lanzo con fuerza al otro lado de la habitación, dejándola inconsciente en el proceso.
Al ver esa escena, cierro con cuidado de no hacer ruido la puerta, y al hacer eso, se comienzan a escuchar estruendos, y la caída de algo en seco, me tapo la boca para no soltar un gemido de miedo, y Jest sin quitar su rostro serio, procede a taparme los oídos y en segundos quedo inconsciente sobre él.
Despierto en una habitación que no reconozco, observo a mi alrededor y solo veo la puerta de madera entreabierta, con mucho cuidado me levanto y corro de puntillas para asomarme a la pequeña abertura, y veo que aun sigo en aquel lugar, solo que, en diferente habitación, sin hacer ruido, salgo de la misma, y con los sentidos en alerta me dirijo hacía la mía.
Al llegar, empujo un poco la puerta, ya que anoche no la cerré. Al abrirla me sorprendo mucho de lo que veo, Julia está en el suelo con la cara y parte del cuerpo llena de moretones, y con la respiración entrecortada, me dirijo hacía ella, para después recostarla en la cama.
—Necesita atenciones... —Escuche una voz detrás de mí, y al voltear el rostro veo a Jest con un pequeño botiquín en mano y una pequeña botella de alcohol —Traje esto... Porque lo necesitara -me dedica una ligera sonrisa... Sonrisa que hace que me relaje un poco.
Dejo el paso para Jest, y él se acerca lentamente, y cuando está completamente a unos centímetros de la cama, se inca y comienza a darle atención, yo lo único que hago es ver su rostro, esto no pasa desapercibido, ya que Jest deja de hacer las curaciones, y voltea a verme.
—¿Sucede algo? —Pregunta con algo de curiosidad
Trago saliva antes de hablar:
—¿Porque me salvaste? ¿Y... ¿No es peligroso que estés aquí? —Pregunto sin dejar de mirarlo
—Te salve porque es mi deber, y no te preocupes por eso, aquel vampiro no está en la mansión. —Aquello me dejo sorprendida, William no saldría de la mansión a no ser que fuera realmente necesario, así que esta situación me deja un poco sin habla. —Ya casi termino aquí, Así que ¿Podrías traerme ese bote de allá? —Señaló el pequeño bote que estaba a un lado del ventanal, asiento y voy por el —muchas gracias —me dedica una sonrisa sincera y se dedica a tirar las gasas utilizadas y los instrumentos que uso, al parecer ya no lo volvería a ocupar.
Me quedo sentada en la orilla de la cama, observando como Jest guarda el resto de los materiales y cierra el botiquín para luego arropar a Julia con las sábanas. —Aún sigue inconsciente, dentro de una o dos horas debería de despertar — Jest rompe el silencio recién formado, y yo me sobresalto un poco por lo inesperado de su comentario. —Pero... ¿Va a estar bien? —pregunto preocupada y con un poco de miedo. —No te preocupes, sus heridas no están tan graves como las que tuvo de recién que llego a esta casa —conto de manera muy preocupada, pero al voltearme a ver, me dedicó una pequeña sonrisa que hizo que mi corazón diera un vuelco. No dijimos nada durante unos diez minutos, mismos que para mí duraron una eternidad, hasta que escuchamos balbucear a Julia, los dos volteamos hacía la chica que yacía herida en la cama, y observamos como de poco en poco, comenzaba a reaccionar. —¿D-donde... E-estoy...? —apenas y podía hablar, la habían asfixiado tan fuerte, que apenas salía su voz, se
Despierto de golpe en mi habitación real, sudada y asustada, me levanto a torpezones, y voy por todo el lugar en buscar del apagador, en cuanto prendo la luz, me tranquilizo un poco, y veo la hora de mi reloj. Las 3 de la mañana, salgo al pasillo en silencio en dirección al baño a tomarme una ducha, en cuanto entro, tomo una toalla y abro el grifo, mientras espero a que la bañera se llene, me desnudo en frente del espejo, horrorizandome en el proceso.Muchas cicatrices adornan mi abdomen, y un hilo de sangre baja de mi entrepierna, la reviso muy cuidadosamente y mi rostro se horroriza al ver varias mordidas, rasguños, y una que otra quemadura de cigarro en todo mi muslo. Dejo de ver esa parte del cuerpo y me enfoco en el reflejo, todo mi ser, todo, esta magullado, tengo ojeras muy grandes, estoy muy palida, y puedo identificar un ligero temblor por la falta de sangre, insomnio y alimento, y recorde que hace tres días no he estado comiendo del todo bien, por lo que de inmediato aparto l
Justo cuando empezaba a sentirme bien, otra oleada de dolor comenzaba de nuevo contra mi cuerpo, aquella criatura, cada vez que me lamia, sentía como mi pecho ardía, gritaba, pataleaba y trataba de alejarlo, este ni se inmuto y siguió con su trabajo hasta que aquella voz hablo: —Ya te puedes retirar —Dijo sin más y la criatura desapareció en un manto de humo negro. Aquel hombre, de voz grave y ronca me ha tenido encerrada desde hace cinco años y no ha dejado de torturarme. No he podido conciliar el sueño porque temo que en algún momento me mate. Ese ser, se encontraba sentado, concentrado en sus pensamientos, hasta que me dirigió la mirada por primera vez en ese día, con esos ojos rojos como la sangre, y un rostro penetrante. No me ha tocado un pelo, solo me ha gritado improperios, aún no ha llegado a lo físico todavía... —No te quedes ahí sentada como estúpida, levántate y regresa a tu habitación, aun no acabo contigo —Torció su boca a modo de sonrisa con una expresión espeluznan
Despierto toda sudorosa en la oscura habitación, entro en pánico preguntando que va a suceder, me levanto de la cama y voy tan rápido como puedo a encender la luz. Cuando el lugar se ilumina suelto un suspiro de alivio. —Solo era otra pesadilla —me dije en un simple murmullo —pero no dejó de tenerlos, esto me va a volver loca –lo primero que hago es salir de la habitación e ir por algo de comer, suerte la mía que mi hermana había dejado un poco de pastel, así que tome una rebanada y regrese a la cama a comérmelo. Este tipo de sueños ya no sucedían desde hace dos años y medio, ¿por qué ahora? Al día siguiente, me sentía fatal por la falta de sueño, no me podía concentrar en la clase de aritmética por más que quería. Cuando se acabó la clase tuve que ir al baño a lavarme la cara, sin darme cuenta de que alguien estaba ahí. —Oh, así que aquí estas…— Me saca de mis pensamientos la voz extrañamente preocupada de Julia, la chica más zorra del instituto, se les insinuaba a los hombres y m
Mis ojos se abren más como platos, y es que la verdad jamás pensé que tenía ese tipo de problemas, siempre creí que era una niña rica y mimada que solo le importaba ella por encima de las demás personas, aunque ahora que lo pienso… Esas dos semanas que no me había molestado, se veía como si estuviera fuera de sí. Ahora mi pregunta es: ¿de qué quiere hablar si no es de esto? —He tenido pesadillas recurrentes desde hace cuatro años. —Me mira sabiendo que yo también las sufro. —En estas pesadillas… te encuentras tú, no sé si tú también las sufres, pero quiero confirmar algo. — ¿Q…qué quieres confirmar? —mi voz se vuelve un susurro por el miedo, pero también tengo una duda, ya que, en aquellas pesadillas, he logrado ver a otra chica… nunca la he visto a la cara puesto que siempre que la veo, la veo borrosa a causa de los golpes… pero tengo la sensación de su parecido con Julia… Bien… —No sabe cómo formular la pregunta… así que yo rompo el silencio recién formado.¿Tú eres la chica que
De nuevo despierto con los ojos hinchados de tanto llorar por lo mismo, solo que esta vez, me consuela que Julia estuviera ahí conmigo. Baje a desayunar Encontrándome con Verónica en la cocina. —Buenos... —se detuvo al ver mi rostro hinchado y cansado — ¿qué te paso? —Nada, solo no pude dormir anoche —contesté fingiendo que no me importaba. —¿Otra vez la misma pesadilla? —¡rayos!, me acaba de pillar. —...Si... Desde que tenía seis años, siempre le contaba a mi madre lo que soñaba, pero no fue hasta los trece que comencé esa extraña pesadilla, extrañamente, este tipo de sueño parecía que en verdad lo vivía. Podría decir que solo es un sueño de no ser por los hematomas que tengo al siguiente día, eso causó que me llevaran con el medico que tan solo me dijo que no era nada. Solo puedo pensar en una sola cosa: William tiene algo en contra mía, lo que me deja sin cuidado. ¿Porque yo? Yo no le hice nada que yo pudiera recordar, pero lo mejor que puedo hacer es preguntárselo a Julia.
Comencé a retorcerme del dolor que provocaban las criaturas de William. Cuando se esfumaron esas cosas, ese hombre me llevaba a rastras por todo el castillo hasta que llegamos a mi habitación, abrió la puerta y me aventó a la cama. —Qué mujer tan miserable —cada vez se acercaba peligrosamente a mi cuerpo —Aunque me sorprende, otras mujeres ya se habrían suicidado, y el no hacerlo, tiende a que tu sangre sea muy tentadora para mí, tanto que fácilmente te asesinaría para obtenerla... —Era muy tarde, su rostro estaba a escasos centímetros del mío, y sabía que...de esta, no salía. Pasó un cuarto de segundo cuando William empezó a lamer mi cuello, y de un momento a otro sentí una punzada en mi piel, el dolor no se comparaba con el que me provocaban sus criaturas, sentía que iba a desfallecer, algo que era un poco cierto. La posición en la que estábamos le dio la oportunidad de ir más allá que solo esa mordida, sus manos empezaron a desgarrar mi vestido y, cuando quede totalmente vulnera
Habían pasado dos días desde que tuve esa plática con Julia, y ella no apareció en la universidad, y eso en verdad me preocupaba. Tenía que averiguar en donde se encontraba. Al finalizar las clases, salí corriendo en dirección a mi casa, y antes de llegar me tropiezo con una piedra, al levantarme, veo que mi pierna está sangrando por el roce con el suelo. Al llegar a casa, voy directo al baño a desinfectar la herida, suerte para mí que no había nadie ahí, cuando salgo, voy directo a mi cama, pero un ruido me detiene. — ¿Qué es ese ruido? –le pregunto a la nada, cuando volteo hacia la puerta, veo una sombra muy extraña, pero a la vez muy familiar — ¿quién eres? —la sombra solo se queda de pie, y antes de desaparecer, avienta un cuerpo al parecer inerte, en frente de mí. Con el miedo en mis ojos voy hacia el cuerpo pensando en si la persona está viva o muerta, y tal es mi sorpresa ver a Julia ensangrentada e inconsciente, trato de cargarla lo mejor que puedo y la llevo a la cama, tr