Capítulo VII

Despierta

Me levanto exaltada por aquella extraña voz, veo a mi alrededor dándome cuenta de que aún estoy sola, todavía no suena la campana que da fin a la hora del almuerzo, pero uno a uno mis compañeros de salón van entrando y acomodándose en sus pupitres, y veo como Syo se sienta a mi lado.

Lizzy, ¿estás bien? Pregunta con cierto tono de preocupación en su voz.

Sí, estoy bien, ¿por qué preguntas?

Luces pálida.... Dijo con un hilo de voz.

No te preocupes, solo es falta de sueño....

¿Estas segura? –Pregunta no muy convencida y con su típica mueca de "Aja si, y yo soy un unicornio".

Totalmente Respondo fingiendo felicidad.

••

Al acabar el último periodo, mi grupo sale como caballos desbocados, Syo se despide de mi diciendo que le llame por cualquier cosa, a lo que respondo con un "si" un tanto cansado.

Al llegar a mi casa lo primero que veo es a Verónica hacer la cena, voltea a verme en el umbral de la cocina, se acerca a mí y me da un abrazo.

Qué bueno que llegas cariño Dice con una voz un poco melodiosa, algo que me desconcierta

¿Paso...? ¿Algo? Trato de hablar de manera que no se me note el temblor en la voz, ya que últimamente mi progenitora ha estado muy extraña.

No, en absoluto, solo quería recibirte como se debe —mencionó mientras me apretujaba contra ella ¿Te molesta?

No, para nada Digo correspondiendo el abrazo, aunque al final nos terminamos de separar.

Cariño, ve a cambiarte, ya casi esta la cena Toca mi mejilla con ternura a lo que solo asiento con la cabeza mientras me dirijo a la habitación.

Al cerrar la puerta tras de mí, voy directo hacia mi armario en donde tengo ropa más cómoda, busco como puedo en la oscuridad, y encuentro un pijama de color beige de dos piezas, la blusa es de manga corta, mientras que su acompañante es un pequeño short ni muy corto, ni muy largo. Al estar cambiada decido acomodar mis cosas en el escritorio al momento en que siento que alguien me observa.

Veo que estas muy relajada Al escuchar aquella voz me sobresalto y me quedo paralizada en mi lugar, sin saber bien que hacer ¿No vas a voltear a verme? Me encojo de hombros dándome vuelta para encarar ese rostro que tan solo verlo me causa pánico Buena chica Dice mostrándome una sonrisa que provocó que se me erizarán los vellos de la nuca.

¿Que...? Haces.... ¿Aquí? Pregunto con notorio miedo en la voz.

Solo venía a ver cómo se encontraba tu madre, que, por cierto, es muy amable la voz en que lo dijo hizo que temblara en mi lugar Aunque…. No creo que lo sea por mucho tiempo me mostró esa sonrisa sádica que siempre me lanza cuando planea hacer algo.

... No logró articular palabra por el miedo que provoca mientras está ahí, sin hacer nada.

Veo cómo se va acercando hacia mí, y con el corazón en la garganta, voy retrocediendo, solo detengo mis pasos cuando mi espalda choca con la pared quedando acorralada, William ni se inmuta y sigue caminando, hasta que pone sus manos a los lados de mi cabeza evitando que salga de ahí. Siento como mi cuerpo tiembla como gelatina, mientras él se me queda viendo, sin decir ni una sola palabra, solo desvío la mirada, provocando que entierre un dedo en mi barbilla obligándome a verlo.

¿Qué…? ¿Es lo que quieres? pregunté apenas en un susurro.

¿Qué que quiero?, supongo que ver cómo te encuentras cuando no estás dormida. Porque así puedo ver lo bien que estas Su tono de voz me causo escalofríos.

Lo siguiente que hace me deja sin aire, siento como se acerca hasta mi oreja provocándome una sensación desagradable con su lengua, mientras que con sus uñas rasguña mí cadera por debajo de la blusa, sintiendo que el alma se me escapa, pone esa sonrisa sínica que cualquiera que la viera temblaría y saldría corriendo, más, sin embargo, yo no puedo hacerlo, el pánico hace que me paralice y no pueda hacer nada más, que verlo a los ojos.

—Quisiera divertirme contigo, pero... dice mientras se aleja de mi rostro y me ve sin tener ninguna emoción en el rostro Creo que tu madre te está esperando se escucha que tocan a mi puerta, y él desaparece de mi habitación.

Cariño. Ya está la cena dice mi madre al otro lado de la puerta.

S-si... Ya voy... digo mientras me acomodo la blusa que llevo para después ponerme otra más gruesa encima y ocultar la reciente herida.

Al terminar, salgo de la habitación, viendo a mi madre esperándome.

Hija... ¿Qué te paso?, estas pálida la voz de mi madre cambia de alegre a una muy preocupada.

N-no es nada, tal vez es porque no he dormido bien estos días, me la he pasado estudiando para los exámenes miento, aunque no del todo, si digo lo que vi, o tan siquiera menciono que aún tengo esos sueños, Verónica se preocupara y no quiero eso.

Bueno, si es solo eso, lo único que puedo hacer es apoyarte, y quiero que te alimentes bien... ¿Entendido?

Sí... digo poniendo los ojos en blanco.

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