Despierta
Me levanto exaltada por aquella extraña voz, veo a mi alrededor dándome cuenta de que aún estoy sola, todavía no suena la campana que da fin a la hora del almuerzo, pero uno a uno mis compañeros de salón van entrando y acomodándose en sus pupitres, y veo como Syo se sienta a mi lado.
—Lizzy, ¿estás bien? —Pregunta con cierto tono de preocupación en su voz.
—Sí, estoy bien, ¿por qué preguntas?
—Luces pálida.... —Dijo con un hilo de voz.
—No te preocupes, solo es falta de sueño....
— ¿Estas segura? –Pregunta no muy convencida y con su típica mueca de "Aja si, y yo soy un unicornio".
—Totalmente —Respondo fingiendo felicidad.
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Al acabar el último periodo, mi grupo sale como caballos desbocados, Syo se despide de mi diciendo que le llame por cualquier cosa, a lo que respondo con un "si" un tanto cansado.
Al llegar a mi casa lo primero que veo es a Verónica hacer la cena, voltea a verme en el umbral de la cocina, se acerca a mí y me da un abrazo.
—Qué bueno que llegas cariño —Dice con una voz un poco melodiosa, algo que me desconcierta
— ¿Paso...? ¿Algo? —Trato de hablar de manera que no se me note el temblor en la voz, ya que últimamente mi progenitora ha estado muy extraña.
—No, en absoluto, solo quería recibirte como se debe —mencionó mientras me apretujaba contra ella — ¿Te molesta?
—No, para nada —Digo correspondiendo el abrazo, aunque al final nos terminamos de separar.
—Cariño, ve a cambiarte, ya casi esta la cena —Toca mi mejilla con ternura a lo que solo asiento con la cabeza mientras me dirijo a la habitación.
Al cerrar la puerta tras de mí, voy directo hacia mi armario en donde tengo ropa más cómoda, busco como puedo en la oscuridad, y encuentro un pijama de color beige de dos piezas, la blusa es de manga corta, mientras que su acompañante es un pequeño short ni muy corto, ni muy largo. Al estar cambiada decido acomodar mis cosas en el escritorio al momento en que siento que alguien me observa.
—Veo que estas muy relajada —Al escuchar aquella voz me sobresalto y me quedo paralizada en mi lugar, sin saber bien que hacer — ¿No vas a voltear a verme? —Me encojo de hombros dándome vuelta para encarar ese rostro que tan solo verlo me causa pánico —Buena chica —Dice mostrándome una sonrisa que provocó que se me erizarán los vellos de la nuca.
— ¿Que...? Haces.... ¿Aquí? —Pregunto con notorio miedo en la voz.
—Solo venía a ver cómo se encontraba tu madre, que, por cierto, es muy amable —la voz en que lo dijo hizo que temblara en mi lugar —Aunque…. No creo que lo sea por mucho tiempo —me mostró esa sonrisa sádica que siempre me lanza cuando planea hacer algo.
—... —No logró articular palabra por el miedo que provoca mientras está ahí, sin hacer nada.
Veo cómo se va acercando hacia mí, y con el corazón en la garganta, voy retrocediendo, solo detengo mis pasos cuando mi espalda choca con la pared quedando acorralada, William ni se inmuta y sigue caminando, hasta que pone sus manos a los lados de mi cabeza evitando que salga de ahí. Siento como mi cuerpo tiembla como gelatina, mientras él se me queda viendo, sin decir ni una sola palabra, solo desvío la mirada, provocando que entierre un dedo en mi barbilla obligándome a verlo.
— ¿Qué…? ¿Es lo que quieres? — pregunté apenas en un susurro.
— ¿Qué que quiero?, supongo que ver cómo te encuentras cuando no estás dormida. Porque así puedo ver lo bien que estas —Su tono de voz me causo escalofríos.
Lo siguiente que hace me deja sin aire, siento como se acerca hasta mi oreja provocándome una sensación desagradable con su lengua, mientras que con sus uñas rasguña mí cadera por debajo de la blusa, sintiendo que el alma se me escapa, pone esa sonrisa sínica que cualquiera que la viera temblaría y saldría corriendo, más, sin embargo, yo no puedo hacerlo, el pánico hace que me paralice y no pueda hacer nada más, que verlo a los ojos.
—Quisiera divertirme contigo, pero... —dice mientras se aleja de mi rostro y me ve sin tener ninguna emoción en el rostro —Creo que tu madre te está esperando —se escucha que tocan a mi puerta, y él desaparece de mi habitación.
—Cariño. Ya está la cena —dice mi madre al otro lado de la puerta.
—S-si... Ya voy... —digo mientras me acomodo la blusa que llevo para después ponerme otra más gruesa encima y ocultar la reciente herida.
Al terminar, salgo de la habitación, viendo a mi madre esperándome.
—Hija... ¿Qué te paso?, estas pálida —la voz de mi madre cambia de alegre a una muy preocupada.
—N-no es nada, tal vez es porque no he dormido bien estos días, me la he pasado estudiando para los exámenes —miento, aunque no del todo, si digo lo que vi, o tan siquiera menciono que aún tengo esos sueños, Verónica se preocupara y no quiero eso.
—Bueno, si es solo eso, lo único que puedo hacer es apoyarte, y quiero que te alimentes bien... ¿Entendido?
—Sí... —digo poniendo los ojos en blanco.
Han pasado tres semanas desde que tuve ese escalofriante encuentro con William, y después de eso, ya no he tenido pesadillas, lo cual me alivia bastante, porque así puedo estudiar para mis exámenes. Lo que me tiene sin cuidado, es el que Julia no haya ido al colegio en todo este tiempo. Nadie me ha podido decir a donde habrá ido, y eso es lo que me preocupa. —Lizzy, ¿estás bien? —Syo me pregunta por décima vez en el día mientras se sienta a mi lado. —Si... Algo... —conteste en un susurro —No parece —Toma mi hombro para que voltee a verla —no has dormido bien, tiene que ver con Julia, ¿cierto? —Enarca una ceja Syo no sabe al respecto de las pesadillas, solo sabe de mis últimos encuentros con Julia, y su reciente cambio, y aunque de cierta manera sigue sin convencerle aquello, acepta que de vez en cuando, me vaya por corto tiempo a hablar con ella. —Sí, es por ella —respondo suspirando con pesadez. — ¿No has podido comunicarte con ella? —Pregunta con un deje de preocupación —No,
Despierto de nuevo en la misma habitación de siempre, procuro taparme con las sábanas y cerrar mis ojos por escasos momentos, pero de la nada escucho golpes del otro lado de la puerta que me obligan a abrirlos de nuevo. Me levanto cuidadosamente, y, con sigilo, voy directo a la puerta, en silencio giro la perilla, pero los golpes cesan repentinamente, a lo que yo retrocedo hasta chocar con el ventanal de la habitación. Salgo lentamente del shock y, vuelvo a acercarme para girar el picaporte y abrir completamente la puerta. Asomo mi cabeza por el espacio entreabierto de la puerta, y no consigo ver nada por la oscuridad que predomina en el lugar, doy unos cuantos pasos, y al tratar de acostumbrar mis ojos consigo distinguir una pequeña lámpara. La tomo y compruebo si funciona, y al presionar un pequeño botón, enciende, mis ojos se cierran por la repentina luz, y, corro por el pasillo, hasta visualizar una línea de luz proveniente de la habitación que esta frente a mí, y sin hacer ruid
Me quedo sentada en la orilla de la cama, observando como Jest guarda el resto de los materiales y cierra el botiquín para luego arropar a Julia con las sábanas. —Aún sigue inconsciente, dentro de una o dos horas debería de despertar — Jest rompe el silencio recién formado, y yo me sobresalto un poco por lo inesperado de su comentario. —Pero... ¿Va a estar bien? —pregunto preocupada y con un poco de miedo. —No te preocupes, sus heridas no están tan graves como las que tuvo de recién que llego a esta casa —conto de manera muy preocupada, pero al voltearme a ver, me dedicó una pequeña sonrisa que hizo que mi corazón diera un vuelco. No dijimos nada durante unos diez minutos, mismos que para mí duraron una eternidad, hasta que escuchamos balbucear a Julia, los dos volteamos hacía la chica que yacía herida en la cama, y observamos como de poco en poco, comenzaba a reaccionar. —¿D-donde... E-estoy...? —apenas y podía hablar, la habían asfixiado tan fuerte, que apenas salía su voz, se
Despierto de golpe en mi habitación real, sudada y asustada, me levanto a torpezones, y voy por todo el lugar en buscar del apagador, en cuanto prendo la luz, me tranquilizo un poco, y veo la hora de mi reloj. Las 3 de la mañana, salgo al pasillo en silencio en dirección al baño a tomarme una ducha, en cuanto entro, tomo una toalla y abro el grifo, mientras espero a que la bañera se llene, me desnudo en frente del espejo, horrorizandome en el proceso.Muchas cicatrices adornan mi abdomen, y un hilo de sangre baja de mi entrepierna, la reviso muy cuidadosamente y mi rostro se horroriza al ver varias mordidas, rasguños, y una que otra quemadura de cigarro en todo mi muslo. Dejo de ver esa parte del cuerpo y me enfoco en el reflejo, todo mi ser, todo, esta magullado, tengo ojeras muy grandes, estoy muy palida, y puedo identificar un ligero temblor por la falta de sangre, insomnio y alimento, y recorde que hace tres días no he estado comiendo del todo bien, por lo que de inmediato aparto l
Lloro desconsoladamente mientras Jest me toma de la espalda en un ademán de consuelo, no dice nada, simplemente se queda ahí acompañandome en silencio y como puede, reconfortarme. Al cabo de 20 minutos mi llanto se para provocando que al respirar me salgan hipidos por la cantidad de tiempo de duro.Jest se sienta a mi lado y pregunta:—Quieres regresar al salón y nos escapamos de la escuela? — Dice con un tono que llega a sonar un poco sospechoso para quien hubiera estado por aquí cerca.—Me niego a regresar al salón con ese hijo de puta en el pizarron dandoselas de profesor, así que prefiero irme de aqui —Digo mientras me levanto con dificultad y con un ligero temblor en todo mi cuerpo.—Bien, entonces te parece si vamos a algún lado lejos del colegio? podemos ir a un parque o a otro lado, por supuesto yo te acompaño, no te dejare sola por ahí y menos con ese mal nacido suelto.Las palabras de Jest me tranquilizan demasiado y acepto sin siquiera pensarlo, a lo que partimos de ahí en
Justo cuando empezaba a sentirme bien, otra oleada de dolor comenzaba de nuevo contra mi cuerpo, aquella criatura, cada vez que me lamia, sentía como mi pecho ardía, gritaba, pataleaba y trataba de alejarlo, este ni se inmuto y siguió con su trabajo hasta que aquella voz hablo: —Ya te puedes retirar —Dijo sin más y la criatura desapareció en un manto de humo negro. Aquel hombre, de voz grave y ronca me ha tenido encerrada desde hace cinco años y no ha dejado de torturarme. No he podido conciliar el sueño porque temo que en algún momento me mate. Ese ser, se encontraba sentado, concentrado en sus pensamientos, hasta que me dirigió la mirada por primera vez en ese día, con esos ojos rojos como la sangre, y un rostro penetrante. No me ha tocado un pelo, solo me ha gritado improperios, aún no ha llegado a lo físico todavía... —No te quedes ahí sentada como estúpida, levántate y regresa a tu habitación, aun no acabo contigo —Torció su boca a modo de sonrisa con una expresión espeluznan
Despierto toda sudorosa en la oscura habitación, entro en pánico preguntando que va a suceder, me levanto de la cama y voy tan rápido como puedo a encender la luz. Cuando el lugar se ilumina suelto un suspiro de alivio. —Solo era otra pesadilla —me dije en un simple murmullo —pero no dejó de tenerlos, esto me va a volver loca –lo primero que hago es salir de la habitación e ir por algo de comer, suerte la mía que mi hermana había dejado un poco de pastel, así que tome una rebanada y regrese a la cama a comérmelo. Este tipo de sueños ya no sucedían desde hace dos años y medio, ¿por qué ahora? Al día siguiente, me sentía fatal por la falta de sueño, no me podía concentrar en la clase de aritmética por más que quería. Cuando se acabó la clase tuve que ir al baño a lavarme la cara, sin darme cuenta de que alguien estaba ahí. —Oh, así que aquí estas…— Me saca de mis pensamientos la voz extrañamente preocupada de Julia, la chica más zorra del instituto, se les insinuaba a los hombres y m
Mis ojos se abren más como platos, y es que la verdad jamás pensé que tenía ese tipo de problemas, siempre creí que era una niña rica y mimada que solo le importaba ella por encima de las demás personas, aunque ahora que lo pienso… Esas dos semanas que no me había molestado, se veía como si estuviera fuera de sí. Ahora mi pregunta es: ¿de qué quiere hablar si no es de esto? —He tenido pesadillas recurrentes desde hace cuatro años. —Me mira sabiendo que yo también las sufro. —En estas pesadillas… te encuentras tú, no sé si tú también las sufres, pero quiero confirmar algo. — ¿Q…qué quieres confirmar? —mi voz se vuelve un susurro por el miedo, pero también tengo una duda, ya que, en aquellas pesadillas, he logrado ver a otra chica… nunca la he visto a la cara puesto que siempre que la veo, la veo borrosa a causa de los golpes… pero tengo la sensación de su parecido con Julia… Bien… —No sabe cómo formular la pregunta… así que yo rompo el silencio recién formado.¿Tú eres la chica que