Mis ojos se abren más como platos, y es que la verdad jamás pensé que tenía ese tipo de problemas, siempre creí que era una niña rica y mimada que solo le importaba ella por encima de las demás personas, aunque ahora que lo pienso… Esas dos semanas que no me había molestado, se veía como si estuviera fuera de sí. Ahora mi pregunta es: ¿de qué quiere hablar si no es de esto?
—He tenido pesadillas recurrentes desde hace cuatro años. —Me mira sabiendo que yo también las sufro. —En estas pesadillas… te encuentras tú, no sé si tú también las sufres, pero quiero confirmar algo.
— ¿Q…qué quieres confirmar? —mi voz se vuelve un susurro por el miedo, pero también tengo una duda, ya que, en aquellas pesadillas, he logrado ver a otra chica… nunca la he visto a la cara puesto que siempre que la veo, la veo borrosa a causa de los golpes… pero tengo la sensación de su parecido con Julia…
Bien… —No sabe cómo formular la pregunta… así que yo rompo el silencio recién formado.
¿Tú eres la chica que alcanzo a ver después de que… aquel vampiro… termina de golpearme? —Julia al momento de escuchar la palabra “vampiro” se estremece, y luego asiente levemente —Con eso… ¿creo que terminaste por confirmarlo verdad?
Sí, pero antes estaba igual que tú, no sabía si realmente eras tú, pensaba que mi mente estaba jugando conmigo… por eso… la noche anterior que estabas en aquella habitación… decidí espiar… y solo sirvió para confirmar lo que había temido.
¿Temido? —Pregunte extrañada
Sí, aunque no lo parezca, cuando comencé a sospecharlo… me preocupe un poco
¿Es por eso por lo que en estos días le has bajado a tu bravuconería conmigo? — Asintió levemente.
Hablamos un poco más, me conto que pensaba irse de su casa, y que se iría con su abuela, ya que era la única que en verdad la quería, después de eso, se tuvo que ir, puesto que si llegaba tarde su madre le daba una paliza y la llevaba a rastras al sótano toda la noche, así que tan pronto como se despidió, se fue corriendo.
••
La criatura, que momentos antes me torturó, ahora solo estaba dormida, mientras ese hombre salía de mi habitación después de magullar mi cuerpo, pasaron dos horas, en las que estaba agudizando el odio por si el regresaba, y aunque escucho unos pasos, sé que no es el, puesto que suenan más ligeros, es entonces cuando suspiro de alivio, y escucho como tocan la puerta ligeramente:
—Elizabeth... Soy Julia… ¿Puedo pasar?
—C-claro...
— …—Julia no dice nada, puesto que no hay nada que decir, tanto ella como yo, estamos destrozadas. Con rapidez se acerca a la cama y saca de debajo una caja que parece, pero al descubrir su apariencia, aquella caja toma la forma de un botiquín.
—E-él... —No podía hablar, tenía un nudo en la garganta. Trate de levantarme, pero ella me detuvo.
—No deberías pararte, estas muy débil... —Julia trató de que no se le quebrara la voz, sin éxito —Necesitas reposo.
Hubo un silencio un poco incomodo, Julia se puso manos a la obra y comenzó a hacerme las curaciones debidas. Ninguna de las dos decía nada, ella estaba concentrada mientras yo estaba mirándola de reojo.
No pasaron ni cinco minutos cuando se escucharon los pasos de William fuera de la habitación acompañado de una peligrosa aura:
—Julia... —Su voz sonaba muy molesta.
—S-si… Mi Lord...
—Lárgate —La anteriormente nombrada salió despavorida de donde se encontraba William, no sin antes llevarse con ella el botiquín, y posar su mirada en la mía durante un cuarto de segundos antes de cerrar la puerta.
—Y tu... Levántate... —Yo con el cuerpo adolorido solo pude obedecerle, el solo me miro con desprecio desde la esquina de la cama. —Ponte esto —Me lanzo un vestido con corsé color perla, y unas medias del mismo color.
Tome la ropa del piso tan rápido como me fue posible para no hacerlo esperar.
—… –Trague en seco antes de hablar, preguntándome si hacerlo era buena idea — ¿para qué es… el vestido?
—No preguntes solo hazlo niña —Su voz hizo que me estremeciera.
—Estaré abajo. Le diré a Julia que te arregle, si no bajas dentro de una hora... —hizo una pausa para examinar mi rostro lleno de pánico, para luego sonreír de forma aterradora –haré que te arrepientas de haber nacido –y con eso se fue azotando la puerta tras de sí.
••
Habían pasado solo quince minutos desde que Julia comenzó a arreglarme, yo estaba totalmente en pánico, cada que escuchaba algún ruido, quería salir corriendo. Julia lo noto, así que trató de terminar lo más rápido posible.
—Listo, supongo… que ya terminé —dijo soltando mi cabello rubio en un montón de rizos junto con una pequeña diadema para evitar que el mismo no se me fuera a la cara.
—Gracias —Dije dudando un poco
—Ahora ponte los zapatos —me acerco una caja, dentro de ellas venía un calzado sin tacón con un color casi parecido al vestido, y tenía como adorno piedras pequeñas en forma de flor en la punta de este –ya debes irte.
—Bien.
Baje las escaleras a tropezones. Cuando llegué a la planta baja, vi a William sentado en el sofá leyendo un libro. Cuando sintió mi presencia, sus ojos se posaron en los míos con tal odio que causó que volteara a otro lado.
—Ya que estas listas, sal, y espera a que te diga que hacer.
—S-si Mi Lord... —salí casi corriendo.
Pasaron dos horas, y yo todavía estaba parada en la entrada principal de la mansión, hasta que pude escuchar los pasos de William entre las piedras del suelo.
—Súbete al auto —no tuve tiempo de responder, solo sentí un jaloneo por parte de él, me había subido a la fuerza, cuando se hubo sentado William a mi lado, el chofer arranco hacia no sé dónde...
De nuevo despierto con los ojos hinchados de tanto llorar por lo mismo, solo que esta vez, me consuela que Julia estuviera ahí conmigo. Baje a desayunar Encontrándome con Verónica en la cocina. —Buenos... —se detuvo al ver mi rostro hinchado y cansado — ¿qué te paso? —Nada, solo no pude dormir anoche —contesté fingiendo que no me importaba. —¿Otra vez la misma pesadilla? —¡rayos!, me acaba de pillar. —...Si... Desde que tenía seis años, siempre le contaba a mi madre lo que soñaba, pero no fue hasta los trece que comencé esa extraña pesadilla, extrañamente, este tipo de sueño parecía que en verdad lo vivía. Podría decir que solo es un sueño de no ser por los hematomas que tengo al siguiente día, eso causó que me llevaran con el medico que tan solo me dijo que no era nada. Solo puedo pensar en una sola cosa: William tiene algo en contra mía, lo que me deja sin cuidado. ¿Porque yo? Yo no le hice nada que yo pudiera recordar, pero lo mejor que puedo hacer es preguntárselo a Julia.
Comencé a retorcerme del dolor que provocaban las criaturas de William. Cuando se esfumaron esas cosas, ese hombre me llevaba a rastras por todo el castillo hasta que llegamos a mi habitación, abrió la puerta y me aventó a la cama. —Qué mujer tan miserable —cada vez se acercaba peligrosamente a mi cuerpo —Aunque me sorprende, otras mujeres ya se habrían suicidado, y el no hacerlo, tiende a que tu sangre sea muy tentadora para mí, tanto que fácilmente te asesinaría para obtenerla... —Era muy tarde, su rostro estaba a escasos centímetros del mío, y sabía que...de esta, no salía. Pasó un cuarto de segundo cuando William empezó a lamer mi cuello, y de un momento a otro sentí una punzada en mi piel, el dolor no se comparaba con el que me provocaban sus criaturas, sentía que iba a desfallecer, algo que era un poco cierto. La posición en la que estábamos le dio la oportunidad de ir más allá que solo esa mordida, sus manos empezaron a desgarrar mi vestido y, cuando quede totalmente vulnera
Habían pasado dos días desde que tuve esa plática con Julia, y ella no apareció en la universidad, y eso en verdad me preocupaba. Tenía que averiguar en donde se encontraba. Al finalizar las clases, salí corriendo en dirección a mi casa, y antes de llegar me tropiezo con una piedra, al levantarme, veo que mi pierna está sangrando por el roce con el suelo. Al llegar a casa, voy directo al baño a desinfectar la herida, suerte para mí que no había nadie ahí, cuando salgo, voy directo a mi cama, pero un ruido me detiene. — ¿Qué es ese ruido? –le pregunto a la nada, cuando volteo hacia la puerta, veo una sombra muy extraña, pero a la vez muy familiar — ¿quién eres? —la sombra solo se queda de pie, y antes de desaparecer, avienta un cuerpo al parecer inerte, en frente de mí. Con el miedo en mis ojos voy hacia el cuerpo pensando en si la persona está viva o muerta, y tal es mi sorpresa ver a Julia ensangrentada e inconsciente, trato de cargarla lo mejor que puedo y la llevo a la cama, tr
Despierta Me levanto exaltada por aquella extraña voz, veo a mi alrededor dándome cuenta de que aún estoy sola, todavía no suena la campana que da fin a la hora del almuerzo, pero uno a uno mis compañeros de salón van entrando y acomodándose en sus pupitres, y veo como Syo se sienta a mi lado. —Lizzy, ¿estás bien? —Pregunta con cierto tono de preocupación en su voz. —Sí, estoy bien, ¿por qué preguntas? —Luces pálida.... —Dijo con un hilo de voz. —No te preocupes, solo es falta de sueño.... — ¿Estas segura? –Pregunta no muy convencida y con su típica mueca de "Aja si, y yo soy un unicornio". —Totalmente —Respondo fingiendo felicidad. ••Al acabar el último periodo, mi grupo sale como caballos desbocados, Syo se despide de mi diciendo que le llame por cualquier cosa, a lo que respondo con un "si" un tanto cansado. Al llegar a mi casa lo primero que veo es a Verónica hacer la cena, voltea a verme en el umbral de la cocina, se acerca a mí y me da un abrazo. —Qué bueno que llegas
Han pasado tres semanas desde que tuve ese escalofriante encuentro con William, y después de eso, ya no he tenido pesadillas, lo cual me alivia bastante, porque así puedo estudiar para mis exámenes. Lo que me tiene sin cuidado, es el que Julia no haya ido al colegio en todo este tiempo. Nadie me ha podido decir a donde habrá ido, y eso es lo que me preocupa. —Lizzy, ¿estás bien? —Syo me pregunta por décima vez en el día mientras se sienta a mi lado. —Si... Algo... —conteste en un susurro —No parece —Toma mi hombro para que voltee a verla —no has dormido bien, tiene que ver con Julia, ¿cierto? —Enarca una ceja Syo no sabe al respecto de las pesadillas, solo sabe de mis últimos encuentros con Julia, y su reciente cambio, y aunque de cierta manera sigue sin convencerle aquello, acepta que de vez en cuando, me vaya por corto tiempo a hablar con ella. —Sí, es por ella —respondo suspirando con pesadez. — ¿No has podido comunicarte con ella? —Pregunta con un deje de preocupación —No,
Despierto de nuevo en la misma habitación de siempre, procuro taparme con las sábanas y cerrar mis ojos por escasos momentos, pero de la nada escucho golpes del otro lado de la puerta que me obligan a abrirlos de nuevo. Me levanto cuidadosamente, y, con sigilo, voy directo a la puerta, en silencio giro la perilla, pero los golpes cesan repentinamente, a lo que yo retrocedo hasta chocar con el ventanal de la habitación. Salgo lentamente del shock y, vuelvo a acercarme para girar el picaporte y abrir completamente la puerta. Asomo mi cabeza por el espacio entreabierto de la puerta, y no consigo ver nada por la oscuridad que predomina en el lugar, doy unos cuantos pasos, y al tratar de acostumbrar mis ojos consigo distinguir una pequeña lámpara. La tomo y compruebo si funciona, y al presionar un pequeño botón, enciende, mis ojos se cierran por la repentina luz, y, corro por el pasillo, hasta visualizar una línea de luz proveniente de la habitación que esta frente a mí, y sin hacer ruid
Me quedo sentada en la orilla de la cama, observando como Jest guarda el resto de los materiales y cierra el botiquín para luego arropar a Julia con las sábanas. —Aún sigue inconsciente, dentro de una o dos horas debería de despertar — Jest rompe el silencio recién formado, y yo me sobresalto un poco por lo inesperado de su comentario. —Pero... ¿Va a estar bien? —pregunto preocupada y con un poco de miedo. —No te preocupes, sus heridas no están tan graves como las que tuvo de recién que llego a esta casa —conto de manera muy preocupada, pero al voltearme a ver, me dedicó una pequeña sonrisa que hizo que mi corazón diera un vuelco. No dijimos nada durante unos diez minutos, mismos que para mí duraron una eternidad, hasta que escuchamos balbucear a Julia, los dos volteamos hacía la chica que yacía herida en la cama, y observamos como de poco en poco, comenzaba a reaccionar. —¿D-donde... E-estoy...? —apenas y podía hablar, la habían asfixiado tan fuerte, que apenas salía su voz, se
Despierto de golpe en mi habitación real, sudada y asustada, me levanto a torpezones, y voy por todo el lugar en buscar del apagador, en cuanto prendo la luz, me tranquilizo un poco, y veo la hora de mi reloj. Las 3 de la mañana, salgo al pasillo en silencio en dirección al baño a tomarme una ducha, en cuanto entro, tomo una toalla y abro el grifo, mientras espero a que la bañera se llene, me desnudo en frente del espejo, horrorizandome en el proceso.Muchas cicatrices adornan mi abdomen, y un hilo de sangre baja de mi entrepierna, la reviso muy cuidadosamente y mi rostro se horroriza al ver varias mordidas, rasguños, y una que otra quemadura de cigarro en todo mi muslo. Dejo de ver esa parte del cuerpo y me enfoco en el reflejo, todo mi ser, todo, esta magullado, tengo ojeras muy grandes, estoy muy palida, y puedo identificar un ligero temblor por la falta de sangre, insomnio y alimento, y recorde que hace tres días no he estado comiendo del todo bien, por lo que de inmediato aparto l