Habían pasado dos días desde que tuve esa plática con Julia, y ella no apareció en la universidad, y eso en verdad me preocupaba. Tenía que averiguar en donde se encontraba.

Al finalizar las clases, salí corriendo en dirección a mi casa, y antes de llegar me tropiezo con una piedra, al levantarme, veo que mi pierna está sangrando por el roce con el suelo.

Al llegar a casa, voy directo al baño a desinfectar la herida, suerte para mí que no había nadie ahí, cuando salgo, voy directo a mi cama, pero un ruido me detiene.

— ¿Qué es ese ruido? –le pregunto a la nada, cuando volteo hacia la puerta, veo una sombra muy extraña, pero a la vez muy familiar — ¿quién eres? —la sombra solo se queda de pie, y antes de desaparecer, avienta un cuerpo al parecer inerte, en frente de mí.

Con el miedo en mis ojos voy hacia el cuerpo pensando en si la persona está viva o muerta, y tal es mi sorpresa ver a Julia ensangrentada e inconsciente, trato de cargarla lo mejor que puedo y la llevo a la cama, trato sus heridas y espero a que despierte.

••

— ¿Donde...estoy?...

— ¡Julia! ¡Despertaste!

— ¿Eh?, Elizabeth, ¿dónde estamos? – pregunto un poco confundida.

—En mi casa —dije con un enorme alivio.

—Y... ¿Cómo llegue aquí?

—Algo te trajo aquí, no pude ver quien era, solo sé que te dejo tirada en medio de la habitación...

—Ah...

Pasaron unas dos horas antes de que Julia se pudiera levantar, y cuando se hubo recuperado lo suficiente me senté a su lado esperando el momento correcto para hablar.

—Eh... Julia

— ¿Qué sucede?

— ¿Por qué desapareciste estos dos días?

—ah... —se quedó pensando un momento en si decirme o quedarse callada —Me gustaría contártelo, pero... No puedo...

—Tiene que ver con William ¿cierto? —Julia asintió levemente.

No pregunte más allá de eso, ya que ella lo pagaría con creces, y mejor evitarnos llegar hasta ese extremo.

—Aunque hay algo te si te puedo contar —dijo en un hilo de voz.

— ¿Qué es?

—Si una de las dos vuelve a hablar sobre el pasado de William...

— ¿Nos hará algo? —solo asintió con la cabeza, y no dijo nada más.

Cuando mi hermana llego y vio a Julia, se sorprendió mucho al verla en esa situación, trato de llevarla al hospital, pero la detuve diciéndole que no era necesario, al final cedió, pero no dejo que se fuera, Leslie dijo que se podía quedar en casa a pasar la noche, Y recibió solo un si por respuesta de ella.

Ha pasado un mes desde lo que paso con Julia, y no hemos podido hablar del tema, cada día las pesadillas se vuelven más frecuentes, y Julia me oculta gran parte del pasado de William, intento no ponerme curiosa respecto a eso, pero no es fácil dejarlo de lado.

Todos los días es lo mismo, despertarme de cada sueño gritando, con hematomas y rasguños, mi progenitora insiste en que vaya al médico, pero siempre le digo que no es necesario y al final Verónica cede, Leslie ha estado más distante conmigo, aunque no hago más que ignorar esa situación, y no dejo de pensar en que rayos podría haberme metido.

—Lizzy, ¿estás bien? —mi mejor amiga interrumpe mis pensamientos, yo sólo asiento.

—Solamente estoy pensando en el proyecto de aritmética — le doy una sonrisa falsa, a lo que Syo me responde, con un rostro preocupado.

— ¿Has dormido bien?, porque tienes muchas ojeras, y tus calificaciones han bajado mucho este semestre.

—Bueno, estos días no he dormido bien, las cosas en mi casa han estado un... Poco raras —Mi intento de no preocuparla parece no funcionar, pero Syo deja de darle importancia.

Ha terminado el cuarto periodo, y todos van a la cafetería, siendo yo, la única en quedarse sola para poder aprovechar las pocas horas que tengo en dormir, antes de que comience el siguiente periodo, al cabo de unos minutos me quedo dormida, quedando a merced de mis pesadillas.