123°

Todos nos quedamos atónitos ante la frase que soltó la pelirroja. Yo apreté inconscientemente la mano de Federico entre la mía, y él me miró.

Alexander seguía ahí, con la mujer prácticamente colgada de su cuello. Parpadeó un par de veces sin entender claramente sus intenciones y luego murmuró con voz baja:

— ¿Un hijo? — preguntó, claramente igual de confundido que todos los que estábamos en la sala.

La mujer sonrió y, cuando deslizó sus largos y pálidos dedos por el rostro de Alexander, sentí una oleada de celos que me invadió.

— Un hijo, como lo escuchaste. Carlota Smith es una herencia que ha pasado de generación en generación. Mi verdadero nombre no es Carlota; ese es más bien un cargo. Así como tú heredarás el nombre del cacique, yo heredé el nombre de mis antecesoras. La misión de cada una siempre ha sido prosperar y mejorar nuestro nivel. Nunca un futuro cacique había venido a nuestras puertas a pedir ayuda, y es una oportunidad que no puedo desaprovechar. Mi herencia tiene qu
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