131°

No pude negar que la sensación que se envolvió en mi cuerpo era potente y más bien preocupante. La propuesta de Federico era un poco excesiva, pero yo sabía por qué lo hacía.

Sabía que querer acostarse conmigo no era simplemente por el hecho de querer acostarse conmigo; era porque quería encontrar en mi cuerpo las respuestas a sus preguntas. La gran pregunta: saber si yo aún sentía algo por Alexander.

Yo sabía que sí, que aún sentía cosas por Alexander, a pesar de todo lo que había sucedido. No era un secreto para mí, tampoco para él; de eso estaba segura. Pero él quería hacerlo, quería probarme, llevarme hasta el límite. Y tal vez era lo que yo necesitaba hacer. Tal vez estar con otro hombre, sentirme abrazada por otro hombre, era lo que necesitaba para sacar a Alexander de mi cabeza.

Así que lo miré y asentí, mirando sus profundos ojos azules que me perforaban después de haberme hecho aquella sugerencia.

— Somos adultos, Ana Laura, y creo que ambos lo necesitamos después de tanto t
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