122| Alex.

Tuve que aguantar con fuerza el aliento para no soltar un bufido de rabia cuando Federico entrelazó nuevamente los dedos de Ana Laura en su mano.

Mi hermano notó mi incomodidad, así que me empujó por la espalda para que fuera al frente, pero yo quería seguir mirando. Yo quería ver cómo Ana Laura lo tocaba, porque quería comprobar si de verdad lo amaba.

Caminamos relativamente seguros a su lado; los de la pandilla nos observaban detenidamente, pero ninguno se atrevía a hacer nada. Seguramente sabían que teníamos la invitación de Carlota, y mientras caminábamos por la calle, Federico avanzó un poco para estar junto a mi hermano.

— ¿Has sabido algo de Raúl? — le preguntó.

Yo me pregunté por qué mi hermano sabría algo sobre el hermano de Federico, luego recordé que Raúl, al igual que Federico, era un hombre bastante atractivo. Mi padre lo había dicho ese día en la fábrica: la debilidad de Xavier siempre habían sido los hombres. Me recordé darle una reprimenda cuando llegáramos nuevamente
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