Di un paso hacia las escaleras y Ester me preguntó:
- ¿Amas a Robin?
- Amor es una palabra muy fuerte -dije.
- Sabes que te quiere, ¿verdad?
- El amor existe entre mis padres. Y entre Ben y mis padres. Y entre mis padres y yo... Y entre nosotros y Theo. No creo en ningún otro tipo de amor.
- Joder, ¿qué estás haciendo entonces?
- Tratando de ser una mujer responsable y seria.
- ¿Y crees que casarte con Robin es lo que te dará este título?
- Me gusta.
- Pero...
- Soy yo quien decide eso -terminé-.
- ¿Puedo preguntarte algo?
Ester estaba seria y rara vez teníamos conversaciones reveladoras.
- Sí", dije, inseguro.
- ¿Sigues queriendo a ese chico de tu adolescencia?
Arqueé la ceja, confusa, sintiendo que la sangre me hervía por dentro, y al mismo tiempo respondí, con otra pregunta, haciéndome la incomprendida.
- ¿Qué chico?
- El que te hacía llorar cuando estabas borracha....
- No lo recuerdo. - Me hice la ignorante.
- Nunca mencionaste su nombre...
- Nunca bebí hasta perder la cordura.
- ¿Todavía lo amas?
- Él nunca existió. 'Creo que fuiste tú quien se lo bebió', aseguré, dándole la espalda y dirigiéndome al pequeño tramo de escaleras.
En cuanto bajé los pocos escalones, Robin se acercó a mí y todo el mundo nos aplaudió. El salón estaba completamente abarrotado y apenas conocía a la gente que había allí. Yo no era del tipo sociable, pero Robin tenía tantos amigos que cuando nos casáramos tendríamos que utilizar dos iglesias para acomodar a todo el mundo.
- Estás... Hermosa. - Me miró de pies a cabeza.
Robin llevaba un traje negro de una marca famosa, perfectamente cortado, impecable. Se le veía la camisa blanca, con los dos primeros botones abiertos. Sorprendentemente, aquella noche no llevaba corbata, quizá porque era muy habitual, casi como llevar pantalones.
Mi casi prometido era moreno, alto, de ojos castaños claros y cejas gruesas y bien dibujadas. Delgado, ligeramente musculoso y con largas piernas llenas de vello rizado. También tenía pelusa en el pecho, lo que me molestaba un poco. Nunca pude convencerle de que se afeitara. Su pelo bien cortado tenía un ligero mechón en la parte delantera, que se empeñaba en peinar hacia arriba, dándole un aspecto aún más masculino.
Robin Giordano desprendía masculinidad por todos los poros y no era malo en la cama. La X de la cuestión era que no me gustaban los hombres tan masculinos, galantes incluso a la hora de follar.
Mientras analizaba a mi futuro prometido, Robin sacó una cajita de su bolsillo y la abrió, mostrando el anillo con un diamante gigantesco que pronto me pertenecería.
- É... ¡Hermoso! - No pude contenerme mientras admiraba la sencillez de la piedra, pura pero enorme.
Robin me besó en la mejilla y me quitó el anillo, poniéndomelo en el dedo anular. Todo el mundo aplaudió. ¿Estábamos comprometidos? ¿Era eso? ¿O haríamos algo más?
Los flashes iluminaron la sala de la noche a la mañana, todo el mundo intentando conseguir una foto de la boda de una de las herederas de Casanova y el dueño de la mayor empresa de cosméticos de Noriah Norte.
Miré a Heitor y no vi una sonrisa en sus labios, lo que me preocupó un poco.
- Estoy feliz, mi estrellita", me susurró Robin al oído.
Desde que nos conocimos, me había estado llamando 'estrellita'. Todo se debía a que el día que nos conocimos cerró un trato casi imposible, así que pensaba que yo era su estrella de la suerte. Odiaba el apodo que me había puesto el descalificado.
- Yo también me alegro... - sonreí.
Mi suegra me cogió del brazo con suavidad, alejándome de Robin, mientras me hablaba al oído:
- ¿Qué es este conjunto, Malu? ¿Lo ha aprobado Barbara?
Miré a la mujer de dos metros y le dije:
- Este es el conjunto que he elegido para hoy. Y mi madre no suele aprobar ni desaprobar lo que me pongo. Por si lo has olvidado, tengo 24 años.
- Tus fotos estarán mañana en todos los medios. Y parece que mi nuera va a bailar en una jaula babilónica.
- He aquí una idea maravillosa en la que no había pensado, suegra. A Robin le encantaría verme desnudarme en una de las jaulas.
Divisé a Theo entre la multitud, con una copa en la mano, bebiendo solo. Se volvió hacia mí y sonrió. No oí nada más de lo que decía la mujer a mi lado, aunque su voz aún resonaba en mis oídos. Prácticamente corrí hacia Theo, empujando a todos los que me rodeaban.
Cuando estuve cerca, me quedé inmóvil. Hacía un par de años que no nos veíamos. Y joder... Había crecido tanto.
Theo se acercó a mí y me abrazó con fuerza, usando solo un brazo, su mano aún intentaba mantener su bebida intacta.
- '¿Debería sentirme halagado por tu presencia, hermanito? - bromeé.
- Sí, sabes que no dejaría mi negocio por nada del mundo.
- Pero soy tu hermana favorita, ¿no?
- Sí, lo eres. - Sonrió, mostrando sus preciosos dientes blancos y alineados.
Theo llevaba un traje negro con corbata del mismo color. Los botones de su camisa blanca estaban cerrados hasta el cuello, y me dejó sin aliento imaginar lo incómodo que debía de sentirse con aquello. O no.
Mi hermano era de piel clara, como mi madre. Sus ojos eran una mezcla de los de mi padre y los de ella. Era alto y delgado, pero no tanto como Robin. Sí, se había convertido en un hombre. Y recordé lo que mi madre solía decir, que yo aún parecía una niña. Creo que lo mismo le pasaba a mi hermano.
El pelo negro estaba muy bien peinado, incluso con un corte extremadamente corto. Y la cara era lisa, con la barba completamente eliminada.
Sentí que unos brazos me rodeaban por detrás y que la mano de Robin se extendía hacia Theo:
- '¿Debo sentirme halagado por tu presencia, cuñado?
Theo estrechó la mano de mi prometido y sonrió:
- Mirándolo desde el lado de que somos casi enemigos en los negocios, creo que sí, "cuñado".
- Hoy está prohibido hablar de negocios. - Fui tajante.
- Por supuesto que no hablaremos de negocios. Es el día en que mi hermana pequeña ha concertado una cita. - Theo me miró.
- E... ¿Tu novia?
Antes de que pudiera responder, apareció Dimitry, abrazando a Theo:
- ¿Un milagro? ¡Es un milagro! ¿Theo Casanova en Noriah Norte? Tienes poder, Malu. Nos has devuelto a nuestro bebé", bromeó.
Me reí al ver cómo Dimitry se impresionaba por la presencia de Theo.
- 'No me gusta la presencia de la prensa', dijo mi padre, acercándose.
- No me importa', confesé. - Incluso creo que están siendo amables y nos dan espacio.
- Mi única condición es que no vayan más allá del salón.
- '¿Y la estás cumpliendo? - preguntó Theo.
- 'Dejé a Anon que se encargara de ello.
- 'Entonces nadie pasará de la sala de estar', le aseguró Theo.
- 'He oído que estás desarrollando un producto único, Theo. ¿Sigues pensando en acabar conmigo? - se burló Robin.
- 'M*****a sea, Robin, hace años que no ves a Theo. ¿Es nuestra fiesta de compromiso y vas a hablar de negocios? - critiqué, cruzándome de brazos con fastidio.
- Voy a ser tu competidor directo, Giordano. - Theo lo llamó por su apellido, con voz firme, autoritaria.
- 'Apuesto por Theo', mencionó mi padre, sonriendo.
Respiré hondo y me di la vuelta, dirigiéndome hacia la barra, donde estaban preparando las bebidas. Por imposible que pareciera, no había cerveza de barril aromatizada, el buque insignia de la compañía North B. Pedí un vino espumoso y oí el susurro en mi oído, que me provocó el escalofrío habitual:
- ¿Este compromiso significa nuestro fin?
- Sí. Se acabó, Dimi. - Le miré fijamente.
- ¿Y si digo que no lo acepto?
- "Vas a tener que aceptar que este cuerpecito nunca volverá a ser tuyo", bromeé, sorbiendo con sensualidad la bebida burbujeante de mi vaso.
- Sabes que ya no tendrás mi cuerpo encima del tuyo tampoco.... follándote como a ti te gusta.... - Dimitry se burló de mí.Aparté la mirada, un poco preocupada:- Dimi, baja la voz.- Nadie está escuchando. Tú lo sabes. Y lo que estás viendo son dos primos que se adoran.... Y se llevan bien... Especialmente en la cama.Me estremecí al sentir su aliento caliente en mi oreja, recordando todo lo que Dimi era capaz de hacerle a mi cuerpo.Dimitry Perrone era el tipo de hombre que siempre me había atraído: infantil, guapo, inmaduro, sarcástico y bueno en la cama. Cuerpo perfecto, cerebro gelatinoso. ¡Yo mandaba!Era un poco más alto que yo, rubio, el pelo siempre desordenado, incluso cuando llevaba traje e intentaba parecer serio y responsable, como en aquel momento. Sus ojos claros eran exactamente iguales a los de mi tío Sebastián. Y yo no entendía cómo podía gustarme tanto y odiar tanto a su hermana.- Fuiste injusta conmigo, Malu.- Siempre supiste que sería así, Dimi.- ¿Tendrías sex
Dimitry me cogió por las nalgas mientras yo cruzaba las piernas sobre sus caderas, aferrándome a él, nuestros labios encontrándose ansiosos y enloquecidos.Me llevó hasta el escritorio de mi padre, colocándome sobre él mientras el sonido de algunas cosas cayendo al suelo resonaba en la habitación. Desde allí no se oía casi nada, salvo el sonido de conversaciones en la distancia.Dimitry me abrió las piernas y me bajó las bragas con destreza, tirándolas detrás de mí. Me miró con lujuria antes de humedecerse los labios:- Eres mía, Malu.- Fóllame, Dimi... Ahora...- Primero con la lengua, como a ti te gusta...- Rápido, Dimi... Rápido. - Supliqué, sintiendo que mi coño clamaba por él.Dimitri atrajo mi cuerpo contra su boca, lamiendo pausadamente mi húmedo coño, que clamaba por su majestuosa polla. Me tumbé sobre la mesa, arqueando ligeramente la espalda en un espasmo de placer. Aquel cabrón sabía exactamente cómo volverme loca por él. Su lengua trabajaba hábilmente y sin prisas, hacié
La madre de Robin lo llamó y, dándome un beso en la mejilla, fue a su encuentro.Miré en dirección a Theo, que tenía su mirada clavada en mí. Me sonrojé, como si él supiera lo que acababa de hacer. Porque siempre me pareció que podía ver dentro de mí, más profundo de lo que yo misma podía llegar.- No me gusta que esté contigo', dijo Heitor, con el brazo todavía alrededor de mí.- '¿Y te gusta alguien con quien me haya relacionado hasta ahora, papá?- Me gusta menos'.- No lo creía... 'Después de todo, ¿cuánto tiempo hablaste de negocios en mi fiesta de compromiso?- Es exactamente por eso que no me gusta. - No había ni un atisbo de broma en el semblante de mi padre.Tragué saliva.- Es a María Lúa a quien tiene que gustarle. - Theo se mostró enfático y serio.- Gracias, Theo. - Sonreí.- 'Si te hace algo, lo convierto en vino. - Heitor me dio un beso en la mejilla y se fue.- No me des las gracias", dijo Theo. - 'He dicho que eres tú quien tiene que gustarle...' Eso no significa que
- ¿Por qué coño huyes de esta conversación? - gritó Barbara.- Mamá, ya hemos hablado de esto antes de que fuera a la fiesta de compromiso más caliente del año. - Fui sarcástica.- No te burles de tu hermano. Hace mucho tiempo que no se acuesta. Quiero que vuelva a pasar.- Sucederá de nuevo. Pronto estaré en mi casa.... Con Robin Hood. - Parpadeé. - Quiero decir Robin Giordano -me corregí.Me molestaron tanto con Robin Hood que sin querer acabé repitiendo lo que tanto odiaba, que eran las bromas sobre mi novio.Porque así era: Ben y Babi perdían a sus amigos pero no la broma.Llamé ligeramente a la puerta de Theo y no escuché ningún sonido del otro lado. Por supuesto que no iba a despertarle. Pero hacía tanto tiempo que no le veía y no quería que se fuera sin contarme en persona cómo le iba la vida.Me estaba dando por vencida, dándole la espalda, cuando se abrió la puerta. Llevaba pantalones de chándal y estaba sin camiseta y descalzo.- ¿Cuándo te han crecido los pechos? - le pregu
Oímos un suave golpe en la puerta y Babi entró, sin saber qué hacer cuando me vio con Theo cogido por el cuello.- Suelta a tu hermano, Malu -dijo muy seria.Solté a Theo, que cayó con la cabeza sobre la almohada.- Me ha provocado, mamá.- Ha dicho que me encontraste en el cubo de la basura, mamá... He oído eso toda mi vida. No es justo volver después de años y que esta loca insista en ello.- Es tan bonito veros pelear... - Babi se tiró en la cama, abrazándonos.Entre las cosas buenas de la vida, el abrazo de mi madre era una de ellas. Y el olor de Theo era la segunda... O quizás la inversión del orden era lo que realmente pensaba. Cuando fuimos a soltarnos, sus dedos se enredaron en mi pelo y nuestra madre tuvo que intervenir mientras yo gemía de dolor.- ¿Todavía te enredas el pelo cuando estás nerviosa? - me preguntó Theo, cuando por fin consiguió liberarse de los mechones.- No", mentí.- Sí -confirmó Babi-.- Así que hoy estaba muy nerviosa. - Theo se rió.- Bueno, he venido a
- Sebastian ni siquiera me deja desayunar tranquilamente. Ha nacido para entorpecerme la vida", se quejó.- ¡Ay! - grité.- ¿Qué te pasa? - se preocupó Theo.- Me duele la cabeza... ¡Mucho!Me tocó la cabeza:- Debe ser porque no te has secado el pelo.- Claro que no, Theo. - Arrugué la frente. - No tienes cerebro para decir eso.- ¿Cerebro gelatinoso? - Estaba confuso.- Estoy teniendo un ataque de pánico... - Me levanté de la silla. - Voy al médico.Babi se levantó:- Dios mío... Voy contigo.Heitor se quedó mirando el teléfono, con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra. Cuando Babi se acercó a mí, gritó:- ¡No la toques, Bárbara!Todos me miraron:- Se me cierra la garganta... ¡Me voy a morir!Intenté desmayarme, pero Heitor me agarró, haciéndome mirarle a los ojos:- No te mueras de alergia, Malu... Te voy a matar yo misma. Con mis propias manos.- ¿Qué ha pasado? - preguntó Babi, preocupada.- Míralo tú mismo. - Heitor le entregó el móvil, sin dejar de abrazarme, impidiénd
Entré en el garaje y miré mi BMW M4 Rosa y el Maserati plateado de mi padre. Había pensado que quizá amaba más a su coche que a su vida... Hasta que me di cuenta de cómo miraba a mi madre.Mi teléfono vibró y lo cogí, tocando con el dedo la fría y brillante carrocería plateada.- Dime que estás viva, Malú.- Mi cuerpo está vivo, ¡pero han destruido mi alma, Ben! - Me enjugué las lágrimas.- ¿Estaba enfadado Thor?- Sí...- ¿Estás llorando?- Sí... Y ahora mismo tengo mi dedo en su Maserati, pensando que si escribo "Perdóname" en la carrocería, volverá a estar bien conmigo.- Él destruye su cuerpo a partir de ahí... Y no quedará más Malú en esta encarnación.- Tal vez sea lo mejor... - Quité la mano del Maserati y me dirigí a mi coche, sentándome frente al volante.- ¿Qué coño le pasa al buenorro de Dimitry?- Está jodidamente bueno, Ben...- Aparte de que yo tampoco podría resistirme si tuviera un primo tan perfecto como ése, eres un puto pervertido, Maria Lua Casanova.Respiré hondo
Ya sabía adónde tenía que ir. Quería crecer, aunque la Malú que llevaba dentro se negaba, temerosa de ser independiente y tener que resolver ciertas situaciones de adulta que quizá no supiera manejar muy bien.No encendí el equipo de música del coche para no arriesgarme a tener que volver a escuchar "You are my Sunshine". Cuando me detuve frente al edificio de Robin, respiré hondo y miré hacia arriba, intentando divisar su piso, el más alto, el más imponente... Y caro.Dejé el coche aparcado en la calle y salí, con algo dándome vueltas en la cabeza. ¿Y si Jordana lo había montado todo, grabándome con Dimi en el salón de mi padre? Sí, porque ella era capaz de cualquier cosa para destruirme. Pero, ¿también era capaz de hacerle daño a su propio hermano? Aunque Dimitry no había salido perjudicado, ya que un hombre follando con una mujer a ojos de la sociedad era algo varonil y digno de aplauso... Por otro lado, una mujer, recién prometida, dándoselas en la mesa de trabajo de su padre era