Lo siento (II)

- Sebastian ni siquiera me deja desayunar tranquilamente. Ha nacido para entorpecerme la vida", se quejó.

- ¡Ay! - grité.

- ¿Qué te pasa? - se preocupó Theo.

- Me duele la cabeza... ¡Mucho!

Me tocó la cabeza:

- Debe ser porque no te has secado el pelo.

- Claro que no, Theo. - Arrugué la frente. - No tienes cerebro para decir eso.

- ¿Cerebro gelatinoso? - Estaba confuso.

- Estoy teniendo un ataque de pánico... - Me levanté de la silla. - Voy al médico.

Babi se levantó:

- Dios mío... Voy contigo.

Heitor se quedó mirando el teléfono, con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra. Cuando Babi se acercó a mí, gritó:

- ¡No la toques, Bárbara!

Todos me miraron:

- Se me cierra la garganta... ¡Me voy a morir!

Intenté desmayarme, pero Heitor me agarró, haciéndome mirarle a los ojos:

- No te mueras de alergia, Malu... Te voy a matar yo misma. Con mis propias manos.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó Babi, preocupada.

- Míralo tú mismo. - Heitor le entregó el móvil, sin dejar de abrazarme, impidiéndome salir, pues no sé adónde, ni por qué.

- No sé lo que es, papá... Pero puedo explicártelo... - Dije, con un hilo de voz.

El ama de llaves entró de nuevo, observando la escena, confusa. Heitor la miró y finalmente me soltó.

- Señor... El señor Giordano le ordenó que atendiera el teléfono... Y a usted también... - Me miró.

- Me estoy muriendo... Por los cacahuetes... - Fingí atragantarme y Heitor golpeó la mesa, con fuerza, asustándonos. - Rompe el teléfono por la mitad -ordenó a la criada, que se marchó apresuradamente. - Siéntate, Maria Lua. Ahora mismo.

Me senté inmediatamente. Por dos razones:

Uno: me ha llamado María Lua;

Dos - Nunca le había visto tan enfadado en mi vida.

- Saca ahora mismo tu móvil y consulta las noticias del día de Noriah Norte -me ordenó.

Saqué mi móvil del bolsillo, ya segura de lo que había descubierto. Theo cogió su propio móvil, que había dejado en el borde de la mesa. Vi imágenes con rayas cubriendo el culo de Dimitry, así como vídeos cortos de la escena. Por no hablar de los horribles memes, que preferí no leer.

Respiré hondo y sentí las lágrimas correr por mis mejillas, colocando el móvil sobre la mesa.

- Lo siento, papá -dije en voz baja-.

- Esto es lo peor que has hecho nunca, María Lúa.

- ¡Es tu primo! - gritó Babi.

- Lo siento, mamá.

- ¿El día del compromiso? - Heitor volvió a golpear la mesa. - ¿Qué queréis? ¿Por qué hacernos pasar esta vergüenza? ¿Te das cuenta de que Robin no es un niño? Es un hombre... El dueño de una de las empresas más grandes del país. No me gusta, pero esto lo destruirá... Igual que a ti, m*****a sea.

- Alguien... Me tendió una trampa -dije inmediatamente.

Theo se rió sarcásticamente:

- "Me pregunto si fue Dimitry. Quizá te hizo abrirte de piernas para él en la mesa de nuestro padre.

- Tú... No sabes lo que dices.

- ¿Estás segura? No estoy ciega.

- Barbará, llama a Ben inmediatamente y que llamen a todos los abogados y demanden por cualquier imagen de Maria Lua o Dimitry en cualquier medio de comunicación. ¡Quiero todo fuera de internet ahora! Paga lo que haga falta, soborna a quien sea, por el precio que sea. El nombre de Maria Lua Casanova debe desaparecer de internet. Si escribo su nombre en G****e, quiero que me responda: "No sé quién es esta persona".

- Llama tú. No soy tu criada, Heitor. - Babi se levantó y se paró a mi lado. - Amas a Dimitry... ¿Es eso?

- ¡No puede amar al hijo idiota de Sebastián! - se quejó Heitor.

- Mi hermano no es idiota.

- Dejó embarazada a Milena sólo para que su hijo bastardo pudiera comerse a mi hija.

- Heitor, ¿estás loco? En vez de apoyar a nuestra hija, ¿crees que todo fue obra de Sebastián?

- ¡Theo, cómete a su hija! - ordenó Heitor.

Babi empezó a golpear a Heitor, que se defendió con los brazos.

- ¿Quieres a Dimitry? Uy, me equivoqué... Es "Dimi"... - Theo reforzó el apodo, irónico.

- No. No le quiero.

- ¿Así que sólo te gusta tener sexo? ¡Oh, me equivoqué otra vez! No tienes sexo, ¿verdad? ¿Qué es lo que te gusta hacer? Um, ni siquiera voy a decirlo, ya que mamá y papá están aquí y no merecen escucharlo.

- Perdóname... Perdóname -supliqué, con lágrimas en los ojos-.

- No tienes por qué perdonarme. Les debes perdón a nuestros padres... Y a ti mismo por acostarte con nuestra prima.

Le cogí la mano:

- Di que no te enfadarás conmigo...

Theo me soltó la mano y me miró. Luego me secó las lágrimas:

- Estás lejos de ser un rayo de sol.

Babi dejó de pegar a Heitor, que me miró:

- ¡En mi puta mesa! Voy a tener que hacer que quemen mi mesa favorita. Y matar a Dimitry. Bárbara, tomemos un buen vino llamado Dimitry... - Se pasó las manos por el pelo nerviosamente.

Me levanté y miré a Theo, que cogió una rebanada de pan y empezó a untarla con mantequilla, ignorándome por completo, como si yo no existiera.

"Estás lejos de ser un rayo de sol". No recuerdo que una frase me haya dolido tanto en mi vida.

Heitor seguía frustrado... No sé si porque había utilizado su mesa o porque había elegido a Dimitry, ya que aún mantenía cierta rivalidad con Sebastián, que Babi mantenía a raya.

Babi, por su parte, intentaba comprenderme. Y eso me irritaba profundamente, porque lo que yo había hecho era irreparable, inexcusable. Había arruinado el nombre de nuestra familia. Y con Robin Hood, que era un buen tipo.

Y Theo me odiaba y pensaba que yo era un vagabundo. Y eso era peor que ser ahogada en la piscina por la madrastra de Heitor.

La pregunta es: ¿Dimi me había tendido una trampa? ¿Quién filmó o fotografió la escena? Y lo que es peor: si no fue él, ¿cómo se nos pudo pasar a los dos?

Me levanté y salí corriendo, sin mirar atrás.

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