- Sebastian ni siquiera me deja desayunar tranquilamente. Ha nacido para entorpecerme la vida", se quejó.
- ¡Ay! - grité.
- ¿Qué te pasa? - se preocupó Theo.
- Me duele la cabeza... ¡Mucho!
Me tocó la cabeza:
- Debe ser porque no te has secado el pelo.
- Claro que no, Theo. - Arrugué la frente. - No tienes cerebro para decir eso.
- ¿Cerebro gelatinoso? - Estaba confuso.
- Estoy teniendo un ataque de pánico... - Me levanté de la silla. - Voy al médico.
Babi se levantó:
- Dios mío... Voy contigo.
Heitor se quedó mirando el teléfono, con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra. Cuando Babi se acercó a mí, gritó:
- ¡No la toques, Bárbara!
Todos me miraron:
- Se me cierra la garganta... ¡Me voy a morir!
Intenté desmayarme, pero Heitor me agarró, haciéndome mirarle a los ojos:
- No te mueras de alergia, Malu... Te voy a matar yo misma. Con mis propias manos.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Babi, preocupada.
- Míralo tú mismo. - Heitor le entregó el móvil, sin dejar de abrazarme, impidiéndome salir, pues no sé adónde, ni por qué.
- No sé lo que es, papá... Pero puedo explicártelo... - Dije, con un hilo de voz.
El ama de llaves entró de nuevo, observando la escena, confusa. Heitor la miró y finalmente me soltó.
- Señor... El señor Giordano le ordenó que atendiera el teléfono... Y a usted también... - Me miró.
- Me estoy muriendo... Por los cacahuetes... - Fingí atragantarme y Heitor golpeó la mesa, con fuerza, asustándonos. - Rompe el teléfono por la mitad -ordenó a la criada, que se marchó apresuradamente. - Siéntate, Maria Lua. Ahora mismo.
Me senté inmediatamente. Por dos razones:
Uno: me ha llamado María Lua;
Dos - Nunca le había visto tan enfadado en mi vida.
- Saca ahora mismo tu móvil y consulta las noticias del día de Noriah Norte -me ordenó.
Saqué mi móvil del bolsillo, ya segura de lo que había descubierto. Theo cogió su propio móvil, que había dejado en el borde de la mesa. Vi imágenes con rayas cubriendo el culo de Dimitry, así como vídeos cortos de la escena. Por no hablar de los horribles memes, que preferí no leer.
Respiré hondo y sentí las lágrimas correr por mis mejillas, colocando el móvil sobre la mesa.
- Lo siento, papá -dije en voz baja-.
- Esto es lo peor que has hecho nunca, María Lúa.
- ¡Es tu primo! - gritó Babi.
- Lo siento, mamá.
- ¿El día del compromiso? - Heitor volvió a golpear la mesa. - ¿Qué queréis? ¿Por qué hacernos pasar esta vergüenza? ¿Te das cuenta de que Robin no es un niño? Es un hombre... El dueño de una de las empresas más grandes del país. No me gusta, pero esto lo destruirá... Igual que a ti, m*****a sea.
- Alguien... Me tendió una trampa -dije inmediatamente.
Theo se rió sarcásticamente:
- "Me pregunto si fue Dimitry. Quizá te hizo abrirte de piernas para él en la mesa de nuestro padre.
- Tú... No sabes lo que dices.
- ¿Estás segura? No estoy ciega.
- Barbará, llama a Ben inmediatamente y que llamen a todos los abogados y demanden por cualquier imagen de Maria Lua o Dimitry en cualquier medio de comunicación. ¡Quiero todo fuera de internet ahora! Paga lo que haga falta, soborna a quien sea, por el precio que sea. El nombre de Maria Lua Casanova debe desaparecer de internet. Si escribo su nombre en G****e, quiero que me responda: "No sé quién es esta persona".
- Llama tú. No soy tu criada, Heitor. - Babi se levantó y se paró a mi lado. - Amas a Dimitry... ¿Es eso?
- ¡No puede amar al hijo idiota de Sebastián! - se quejó Heitor.
- Mi hermano no es idiota.
- Dejó embarazada a Milena sólo para que su hijo bastardo pudiera comerse a mi hija.
- Heitor, ¿estás loco? En vez de apoyar a nuestra hija, ¿crees que todo fue obra de Sebastián?
- ¡Theo, cómete a su hija! - ordenó Heitor.
Babi empezó a golpear a Heitor, que se defendió con los brazos.
- ¿Quieres a Dimitry? Uy, me equivoqué... Es "Dimi"... - Theo reforzó el apodo, irónico.
- No. No le quiero.
- ¿Así que sólo te gusta tener sexo? ¡Oh, me equivoqué otra vez! No tienes sexo, ¿verdad? ¿Qué es lo que te gusta hacer? Um, ni siquiera voy a decirlo, ya que mamá y papá están aquí y no merecen escucharlo.
- Perdóname... Perdóname -supliqué, con lágrimas en los ojos-.
- No tienes por qué perdonarme. Les debes perdón a nuestros padres... Y a ti mismo por acostarte con nuestra prima.
Le cogí la mano:
- Di que no te enfadarás conmigo...
Theo me soltó la mano y me miró. Luego me secó las lágrimas:
- Estás lejos de ser un rayo de sol.
Babi dejó de pegar a Heitor, que me miró:
- ¡En mi puta mesa! Voy a tener que hacer que quemen mi mesa favorita. Y matar a Dimitry. Bárbara, tomemos un buen vino llamado Dimitry... - Se pasó las manos por el pelo nerviosamente.
Me levanté y miré a Theo, que cogió una rebanada de pan y empezó a untarla con mantequilla, ignorándome por completo, como si yo no existiera.
"Estás lejos de ser un rayo de sol". No recuerdo que una frase me haya dolido tanto en mi vida.
Heitor seguía frustrado... No sé si porque había utilizado su mesa o porque había elegido a Dimitry, ya que aún mantenía cierta rivalidad con Sebastián, que Babi mantenía a raya.
Babi, por su parte, intentaba comprenderme. Y eso me irritaba profundamente, porque lo que yo había hecho era irreparable, inexcusable. Había arruinado el nombre de nuestra familia. Y con Robin Hood, que era un buen tipo.
Y Theo me odiaba y pensaba que yo era un vagabundo. Y eso era peor que ser ahogada en la piscina por la madrastra de Heitor.
La pregunta es: ¿Dimi me había tendido una trampa? ¿Quién filmó o fotografió la escena? Y lo que es peor: si no fue él, ¿cómo se nos pudo pasar a los dos?
Me levanté y salí corriendo, sin mirar atrás.
Entré en el garaje y miré mi BMW M4 Rosa y el Maserati plateado de mi padre. Había pensado que quizá amaba más a su coche que a su vida... Hasta que me di cuenta de cómo miraba a mi madre.Mi teléfono vibró y lo cogí, tocando con el dedo la fría y brillante carrocería plateada.- Dime que estás viva, Malú.- Mi cuerpo está vivo, ¡pero han destruido mi alma, Ben! - Me enjugué las lágrimas.- ¿Estaba enfadado Thor?- Sí...- ¿Estás llorando?- Sí... Y ahora mismo tengo mi dedo en su Maserati, pensando que si escribo "Perdóname" en la carrocería, volverá a estar bien conmigo.- Él destruye su cuerpo a partir de ahí... Y no quedará más Malú en esta encarnación.- Tal vez sea lo mejor... - Quité la mano del Maserati y me dirigí a mi coche, sentándome frente al volante.- ¿Qué coño le pasa al buenorro de Dimitry?- Está jodidamente bueno, Ben...- Aparte de que yo tampoco podría resistirme si tuviera un primo tan perfecto como ése, eres un puto pervertido, Maria Lua Casanova.Respiré hondo
Ya sabía adónde tenía que ir. Quería crecer, aunque la Malú que llevaba dentro se negaba, temerosa de ser independiente y tener que resolver ciertas situaciones de adulta que quizá no supiera manejar muy bien.No encendí el equipo de música del coche para no arriesgarme a tener que volver a escuchar "You are my Sunshine". Cuando me detuve frente al edificio de Robin, respiré hondo y miré hacia arriba, intentando divisar su piso, el más alto, el más imponente... Y caro.Dejé el coche aparcado en la calle y salí, con algo dándome vueltas en la cabeza. ¿Y si Jordana lo había montado todo, grabándome con Dimi en el salón de mi padre? Sí, porque ella era capaz de cualquier cosa para destruirme. Pero, ¿también era capaz de hacerle daño a su propio hermano? Aunque Dimitry no había salido perjudicado, ya que un hombre follando con una mujer a ojos de la sociedad era algo varonil y digno de aplauso... Por otro lado, una mujer, recién prometida, dándoselas en la mesa de trabajo de su padre era
Antes de salir del coche, cogí una chaqueta del asiento trasero y me la puse sobre el cuerpo para que no vieran que estaba sangrando.Nada más entrar, encontré a Heitor al teléfono, paseándose de un lado a otro en la habitación principal. Babi estaba al otro teléfono, sentada en el sofá. Cuando me vieron, los dos vinieron hacia mí. Pude ver la preocupación en sus caras y me sentí fatal.- Papá, mamá... Lo siento mucho. Sé que puedo decir mil cosas, intentar dar innumerables explicaciones... Pero tal vez nada sea convincente, ¿sabes? Cometí un error. Y lo siento.Ambos me abrazaron y dejé que las lágrimas fluyeran, agradecida de tenerlos allí.- Fui muy dura contigo - dijo Heitor.- No fue... Fui intrascendente.- Lo bueno de todo esto es que no te vas a casar con Robin Hood -me animó Babi, rizándome el pelo con los dedos, pues sabía que eso era lo que yo hacía cuando estaba nerviosa.- Ni siquiera me gustaba -coincidió Heitor-. - Pero eso no significa que te quiera con Dimitry.me reí
- Intentaré ser más suave esta vez.- No tienes por qué... Ya no soy virgen.Volví a sentir las despiadadas pinzas sacando el otro trozo de cristal. Seguramente esta era la forma que tenía Theo de castigarme. Podría apostar que estaba feliz de ver mi dolor y sufrimiento. Pero yo era fuerte, como siempre. Nunca dejé que se diera cuenta de que tenía sentimientos y podía ser débil y necesitar ayuda urgentemente.Me enseñó los dos trozos de cristal, aún ensangrentados. Me senté en la cama y Theo levantó la colcha, cubriéndome.- ¿No te gustan mis pechos, Theo? - bromeé.- No, no me gustan.- ¿Quieres que les ponga silicona? - Quité la colcha, haciendo ademán de enseñársela.Theo se levantó:- Quiero que tomes un té de responsabilidad. Y que madures, de una vez por todas.Agaché la cabeza, recogí la colcha y me tapé, avergonzada. Respiré hondo y me tragué mi orgullo:- Siento lo que hice, Theo. Ya me he disculpado con nuestros padres... Y ellos lo han aceptado. Fui una irresponsable. Y me
Ni siquiera esperé a que salieran del coche. Salí corriendo y entré en el bar, buscando el baño.Después de vaciar la vejiga, encontré a mi padre y a Theo sentados en la sencilla cafetería de carretera. El olor a comida frita impregnaba la estancia y sólo había un empleado, que sin duda cogía el dinero y hacía la comida con la misma mano.- ¿Qué haces ahí sentado?- Quiero comer algo grasiento -respondió Theo, sonriendo libertinamente.- No... No voy a escuchar eso. Sólo porque has engordado un poco crees que puedes estirar la pata y abandonar la dieta y el ejercicio, niñato? - me burlé.- No estoy a dieta. Y no voy a abandonar el ejercicio, si eso es lo que estás sugiriendo.- ¿Así que no te gusta lo que se sirve en la mansión Casanova? - preguntó Heitor.- Tranquilo, papá. Y prueba algo diferente por una vez -sugirió Theo-.- Este sitio es raro. - Heitor miró a su alrededor.- Y no parece nada higiénico. - Miré.- Siéntate con nosotros y cállate, sol. - Theo fue duro.- ¡No quiero!
Miré su mano y la aparté, furiosa:- ¿Cuál es "tu" problema, Theo?- Ayer mismo estabas en la mesa de papá con Dimitry, nuestro primo, el día de tu compromiso. Hoy estás ligando con un chico como si nada.- Creo que ya no debería acostarme con nadie de mi familia -bromeé.Theo se me quedó mirando un rato sin decir nada. Intenté mantener mis ojos en los suyos verdes, pero no pude sostenerlos. Miré al suelo.- Pensé que podríamos divertirnos un poco... Hacía siglos que no iba a Babilonia. - Theo era más amable, incluso dulce, de un modo que me irritaba. - Pero si quieres quedarte aquí, hablaré con papá... ...y te cubriré.- ¿No te importaría que me quedara?- No, no me importaría.- Entonces iré contigo.- Maria Lua, ¿entendiste lo que dije?- Sí.- ¿Has tomado drogas? ¿Has bebido?- Todavía no... - Sonreí, cogiéndole la mano. - Vamos, Theo.Heitor ya estaba en el coche esperándonos. Nos soltamos la mano en cuanto salimos del pub, caminando uno al lado del otro hasta llegar al Maserati.
Theo me trajo el "brebaje lunar", la bebida que yo había creado y que no le gustaba a nadie más que a mí. Tomé un vaso, dos, tres, cuatro y al quinto apenas podía soportar el peso de mi cuerpo.- Vamos a bailar, Theozinho.- Has bebido demasiado, Maria Lua. - oí su voz, sujetándome mientras intentaba que se moviera al ritmo de la música electrónica.- Tú no sabes bailar... - grité. - Y dudo que sepas follar -le susurré al oído.- No necesito oír esto. - Intentó marcharse, pero le sujeté la camisa.- Quédate, Theo... Quédate conmigo. - Le miré con seriedad.Sí, la cabeza me daba vueltas y sentía que si caminaba me caería. Pero era consciente de todo lo que ocurría y de cada palabra que se decía.Respiró hondo y me quitó las manos de la camisa:- ¿Por qué me sigues agarrando así?- ¿Quieres que te coja de otra manera? - me burlé, riéndome.- ¡Por el amor de Dios, mujer! No me tomes en serio.- Solía pensar que eras sexy cuando te enfadabas... ¿Sigue siendo así?- Vete a bailar. Dudo que
- ¿Tiraste todo lo que te envié y te liaste con el hombre que me robó el proyecto? Con una hermana como tú, nadie necesita enemigos.- Llévame lejos -le pedí con firmeza-. - O dame la llave.- Nunca te daría la llave del Maserati de papá... Sinceramente, no creo que lo hiciera aunque estuviera sobria.- Porque no confías en mí y bla, bla, bla... - Hice una mueca.- Vamos, cielo. - Me ofreció la mano.Pasé junto a él, haciendo ademán de tocar su mano con mi cuerpo para que estuviera seguro de que lo veía, pero no la cogí.En cuanto llegué a la puerta, todo empezó a dar vueltas. ¿Por qué beber era tan bueno y luego tan malo?Theo me levantó, sin que yo tuviera tiempo de oponerme. Lo siguiente que supe fue que estaba en sus brazos, siendo conducida al Maserati de nuestro padre.En cuanto subimos al coche, me hice la dormida. Me sentó con cuidado en el asiento del conductor y me abrochó el cinturón. Theo arrancó el coche y yo apoyé la cabeza en la ventanilla, aún haciéndome la dormida.No