Me desperté con el tictac del reloj y la sensación de que mi cabeza pesaba unos cincuenta kilos. Le pedí a la criada dos analgésicos, que dejó preparados para cuando saliera de la ducha.Me puse un traje blanco de lino y me miré en el espejo, insegura de poder pasar por una mujer seria y responsable. Abrí el cajón del maquillaje y miré las cajas selladas que me había enviado Theo. Las toqué con ternura. Si él supiera la verdadera razón por la que nunca las he abierto ni utilizado... Suspiré, segura de que nunca lo entendería, porque Theo era muy inteligente para algunas cosas, pero cuando se trataba de mí, su inteligencia simplemente ya no existía.Mi hermano no me trataba como prestaba atención a los demás. Siempre me juzgaba, de la peor manera posible. Y por mucho que me abrazara y pareciera que le caía bien, sus acciones mostraban indiferencia e incluso cierta implicación. Y sí, yo era la maldita hermana que lo hacía todo mal, siempre.El caso es que mis padres nunca me juzgaron. P
Colgué el teléfono y estrellé la tarta contra la pared.Subí a mi coche y conduje a gran velocidad hasta North B.En cuanto entré en la empresa, noté las miradas en mi dirección. Maldita sea, me había olvidado del escándalo del fin de semana. Debería haber ido con mi padre. Su presencia sin duda habría frenado los comentarios desagradables.No es que yo fuera el tipo de persona a la que le importaran los comentarios sobre mí. Pero éste no me involucraba sólo a mí, sino también a Heitor y a Bárbara. Y de ninguna manera iba a aceptar eso.Fui a mi oficina, intentando concentrarme en mi trabajo. Una hora más tarde, mi padre llamó a la puerta y preguntó, sin entrar:- ¿Todo bien por aquí?Asentí, no muy segura.- Si necesitas algo, dímelo. Y puede ser cualquier cosa.Sonreí:- Gracias, papá. Te quiero mucho.La puerta se cerró y Heitor Casanova se fue. Si él no me hubiera elegido como hija, yo le habría elegido como padre cuando aún era un espermatozoide.Miré mi agenda y empecé a hacer a
- ¿Dónde has estado? Te he llamado al menos cincuenta veces, Malú.- ¿Por qué no has intentado encontrarme? Sabes dónde vivo -me burlé-.- Estoy en mi piso. Tiene escrito "Se busca vivo o muerto". Pagaré cualquier recompensa. Firmado: Heitor y Sebastián".Me eché a reír y él no se contuvo, haciendo lo mismo.- ¿El tío Sebastián quiere matarte? Creía que sólo era mi padre.- Ahora tengo prohibido volver a casa. He pasado hambre, frío y dolor por tu culpa.- Eres un imbécil, Dimi.- Mi padre comenzará a matarme y el tuyo terminará. Siento que mi fin está cerca.- Ahora pongámonos serios, Dimi. ¿Fuiste tú el que armó todo esto en los medios?- ¿Yo? Por supuesto que no... ¿Por qué haría eso?- Eso mismo me pregunté yo.- Pero podemos tratar de averiguar quién lo hizo... Juntos. - Me tocó la pierna, apoyando la mano en ella.Aparté la mano:- ¡Dimi, no!- No debes estar más con Robin.- Claro que no. Y él quería matarme. Incluso amenazó con destruirme y bla, bla, bla... - Puse cara de asco
- ¿Qué dijeron tus padres al respecto?- Mi mamá quería saber si lo amaba. Creo que si le dijera que sí, ella lo aceptaría. ¿Y mi padre? Oh, eres el hijo de Sebastian... Eso le molestó mucho.Se rió:- Ustedes dos se empeñan en fingir que no se gustan.- Pero sabemos que eso no es verdad, ¿no?- Me alegro de que todo esto haya pasado. Si no, ahora mismo estaría prometida a Robin Hood y con él, encerrada en un ático... Dándole lo más preciado que tengo.Levanté mi cuerpo, sentándome en la cama.- Dimi, me gusta tener sexo contigo. Pero no va a suceder más. Se acabó.- ¿Con quién vas a tener sexo?- Con quien yo quiera. Y si no quiero, con nadie.- Malu... Estoy enamorado de ti.No sé lo que sentí cuando me confesó eso. Nunca me había involucrado con un hombre hasta el punto de que alguien declarara algún tipo de sentimiento por mí. Ni siquiera Robin me había confesado amor. Y en mi mente y en mi corazón, sabía que no era capaz de amar. Ni quería hacerlo.- Lo siento, Dimi. No voy a cam
- Papá, he venido a hacerte una pregunta.Babi encendió la luz con el mando a distancia, iluminando la habitación, los dos mirándome preocupados.- Hazlo, cariño.- ¿Es posible poner cámaras en los aseos del personal de North B.?- No, no es posible. Todos los sitios donde está autorizado tienen cámaras. Donde no las hay es porque no se pueden instalar.- ¿No se puede intervenir? Como... ¿Cambiar la ley?- No.- Tu padre no puede cambiar la ley. Él es sólo el CEO de North B - me recordó mi mamá.- ¡Y de Babilonia! - Heitor la miró. - Pero, ¿hay algún problema en el que pueda ayudarte?- No... Sólo quería saberlo.- No me gustaría saberlo de sopetón. - Babi se quedó pensativa.- I... Sólo tenía curiosidad. Leí un artículo sobre... acoso sexual en los baños de las empresas. Y me preguntaba... Si en el futuro el uso de cámaras no nos protegería de esto.- Los baños están separados en masculinos y femeninos. Y hay cámaras en todos los pasillos. Sabremos si ha entrado en uno de los aseos a
- Lo sé, Malu.- Nos encontraron de nuevo.Intenté mantener la calma. ¿Qué clase de gente hizo eso?- ¿Cuándo va a terminar, de todos modos? No tienen nada más que hacer... Soy un adulto. No los reconozco como mi familia. Y estoy en mi derecho.- De sus fotos filtradas en internet... Vinieron a nosotros.- ¿Por teléfono?- Sí.- ¿Con quién?- No sé con quién hablé. Ni siquiera estoy seguro de si tu abuela sigue viva. Pero puede que haya hablado con los hermanos de Salma, o sus hijos y demás.- ¿Qué es lo que quieren? ¿Obligarme a reunirme con ellos? No quiero, mamá. Estoy segura de ello.- Tu madre escribió toda su vida en diarios.- Tú... Dijiste algo al respecto. - Lo recuerdo.- Daniel fue el último en quedarse con ellos. Y afirmó haberlo quemado.- E...- El que llamó afirma tener los diarios.- ¿Y qué podría revelarse allí? ¿El nombre de mi padre? Porque siempre me has dicho que no sabes quién es.- No he leído todos los diarios. Ni siquiera Ben pudo. Daniel llegó a ellos primero
A pesar de todo, fui a trabajar. Ocupar mi mente con otros asuntos me haría olvidar lo que estaba ocurriendo. Al fin y al cabo, no tenía de qué preocuparme, ya que por el momento sólo lo sabíamos mis padres y yo.Aunque mis padres estaban en contra de mi decisión de pagar para ver qué hacía la familia de Salma, estuvieron de acuerdo. Heitor y Babi siempre han sido muy coherentes y han educado a sus hijos abiertamente y sobre la base del diálogo. Siempre que había asuntos que nos preocupaban a Theo y a mí, hablábamos hasta encontrar una solución buena para todos. En ese momento, cuando tenía 24 años, por supuesto la decisión final dependía de mí.Si salía en los medios de comunicación, yo sufriría. No sé si era tanto por mí, sino por ellos. Heitor nunca mereció lo que Salma le hizo. Yo ya no sentía nada por la mujer que me parió, aunque Babi intentó hacerme creer toda la vida que era una buena persona. Ahora que sabía la verdad, odio era la palabra que definía a mi familia biológica.M
- Ninguna barra de labios es totalmente duradera ni tiene el poder de mancharse siquiera.- He oído que Theo está trabajando en ello.- ¿Crees que podría hacerlo? He probado varias marcas y ninguna ha pasado la prueba del beso.- Sinceramente, creo que sí. Theo siempre ha sido muy dedicado a lo que se propone.- ¡Maldita sea! - Siguió intentando quitarse la marca roja que no salía.- Es sólo lápiz labial. Relájate, Ester.- ¿Qué tal estás? - Ella me miró, todavía obsesionada con quitar la mancha.- Pensando en quién era el hijo de puta que nos había grabado a Dimi y a mí.- ¿Por qué no me dijiste que tenías una aventura con tu primo? - Ester dejó por fin el móvil, mirándome fijamente.El camarero interrumpió nuestra conversación preguntándole qué iba a tomar. Ester pidió una bebida con poco alcohol.- No tengo por qué decirte con quién me acuesto. - Me encogí de hombros.- Pero mostré interés por él. Me sentí mal después de enterarme. Podía haberme ahorrado tirarle los tejos a Dimitry