- Ninguna barra de labios es totalmente duradera ni tiene el poder de mancharse siquiera.- He oído que Theo está trabajando en ello.- ¿Crees que podría hacerlo? He probado varias marcas y ninguna ha pasado la prueba del beso.- Sinceramente, creo que sí. Theo siempre ha sido muy dedicado a lo que se propone.- ¡Maldita sea! - Siguió intentando quitarse la marca roja que no salía.- Es sólo lápiz labial. Relájate, Ester.- ¿Qué tal estás? - Ella me miró, todavía obsesionada con quitar la mancha.- Pensando en quién era el hijo de puta que nos había grabado a Dimi y a mí.- ¿Por qué no me dijiste que tenías una aventura con tu primo? - Ester dejó por fin el móvil, mirándome fijamente.El camarero interrumpió nuestra conversación preguntándole qué iba a tomar. Ester pidió una bebida con poco alcohol.- No tengo por qué decirte con quién me acuesto. - Me encogí de hombros.- Pero mostré interés por él. Me sentí mal después de enterarme. Podía haberme ahorrado tirarle los tejos a Dimitry
- ¿Qué... ¿Estás haciendo aquí? - Su cara era de asombro.- No llevo bragas... - Abro las piernas - Bienvenido, príncipe de los ladrones.- ¿Estás...? ¿Estás borracho? - preguntó sin moverse.Me levanté y di unos pasos hacia él:- No sirvo para cornudo.- ¿Y tengo que ser cornudo?- Digamos que... Sí. - Le miré libertinamente, intentando transmitirle una seguridad que estaba lejos de sentir.Lo bueno era que, aunque estaba destruida por dentro, la gente siempre pensaba que era una roca, fuerte y sin corazón. Porque eso era exactamente lo que yo quería que pensaran de mí. Pero por dentro... Era un manojo de nervios y me sentía traicionada... No tanto por él, sino por ella.Las mujeres podían usar a los hombres, porque los hombres usaban a las mujeres. ¿Pero ser traicionado por un amigo? Ah, eso dolía más que los cuernos que me habían puesto en la cabeza.- ¿Dónde está Esther? - preguntó.- ¿Dónde diablos está?- ¿Qué le hiciste?- La maté con mis propias manos, la enterré y planté una
- Tu madre se enfadaría si oyera eso.- No sé cómo se las arregló para perdonar a Salma.- Eran amigas de toda la vida.- Papá, lo superaré. - Me levanté, forzando una sonrisa. - ¿Podemos tomar un café en el balcón?- Claro, solete. - Me guiñó un ojo y se fue.Cogí el móvil para ver las noticias. Pero no toqué la pantalla para desbloquearlo. Quizá hubiera sido mejor no leer lo que se escribía sobre mi familia. Los últimos días habían sido tensos y llenos de sorpresas.Me duché e intenté contener las lágrimas que no dejaban de asomar a mis ojos.- Eres María Lua Casanova. ¡Y no vas a llorar! - me repetí.Me vestí formalmente para ir a trabajar. No les contaría a mis padres la aventura de Ester y Robin. Al menos no ese día.Me lanzaría de cabeza a la pila de trabajo que North B. siempre tenía para mí y tal vez iría a Babylon por la noche a bailar y desestresarme con Ben. Y todo iría bien, como siempre.En cuanto llegué al balcón, oí conversaciones y me di cuenta de que mis padres no est
"He estado planeando todo esto durante tanto tiempo. Y ahora que ha ocurrido, me siento como un ser humano despreciable. Nunca me ha vuelto loco el dinero. Pero me he cansado de todo, especialmente de los imbéciles con los que me involucro. Parece que tengo un imán para atraer a hombres de mal carácter y sinvergüenzas. Esta misma semana conocí a un hombre mayor que parecía agradable. Hasta que llegué al motel y me di cuenta de que sólo quería satisfacerse a sí mismo. El muy cabrón estaba casado y por si no fuera suficiente la horrible noche que me hizo pasar, al final me humilló, tratándome como un objeto. Me dan asco y repugnancia los hombres como él.Pero Heitor... ¿Y mi jefe? Después de todo lo que hice para llegar a su despacho, nunca imaginé su desprecio por mí o por la persona que imaginaba que estaba allí.Sé que todas las mujeres darían lo que fuera por un buen polvo con el director general más conocido y solicitado del Norte de Noriah. Poco saben que ni siquiera besa en la bo
- Perdóname, por favor... - supliqué.- ¿Por qué pides perdón, sol? - Babi se arrodilló a mi lado, mirándome fijamente mientras me secaba las lágrimas.- He provocado un escándalo... En fin, Dimi y yo... - Miré a los chicos Perrone.- Todo ha terminado.- ¡No se acabó, mamá! No estaba pensando en ti... Sólo en mí... Y en mí...Ben me tapó la boca:- No necesitas los detalles, cereza.- Iba a decir mi... Satisfacción. - Me reí entre lágrimas.- Da igual que sean detalles, cariño. - Él también se rió.- Maria Lua, ¡está bien! - dijo Heitor.Me levanté y me alejé un poco de ellos:- Mamá, papá... Salma era horrible. Sólo me tuvo porque quería llevar una buena vida y utilizarte... para esto. - Miré a Heitor. - Ella destruyó vuestra relación...- No, Malu. Ella no lo sabía... Cuando se dio cuenta de que Heitor y yo estábamos liados, volvió. - Babi intentó justificarlo.- Pero ya era demasiado tarde. - Ben miró a Babi. - Ella ya había hecho toda la putada.- Pensaba que no habría problemas.
- Si tuvieras idea de cuánto me duele estar lejos de ti, rayo de sol...- Tengo una idea... Porque a mí me duele... - Dije, en un susurro.- Ven... ...por favor. No puedo garantizar curarte de este dolor, pero al menos puedo intentar disminuirlo en ti.- ¿Por qué iba a hacerlo, si te fuiste para no volver a verme?- Hablé desde la ira. Y me disculpé, lo sabes.- Es cuando estás enojado que dices las cosas que realmente sientes.- Ah, cariño... No seas tan difícil. Sólo quiero ayudar. Déjame hacer por ti lo que tú has hecho por mí.- I... Soy una mujer difícil... Es inherente a mi personalidad.- Bueno, voy a tener que discrepar... - Se echó a reír.- Imbécil... - Me quejé, con una sonrisa en la cara.- Te espero con el desayuno preparado.- ¿Habrá tarta de cacahuete?
- Que me echarían mucho de menos... Y se suicidarían. Así que decidí llevarme una maleta menos de ropa y dos de zapatos.Suspiró:- Vas a arruinar la tranquilidad de Theo. Me lo imagino volviendo a casa contigo bajo el brazo.- ¿Quieres que lo traiga de vuelta, papá? Puedo hacerlo, si quieres.- Estoy bromeando, María Lua. Sabes que tienes que seguir las reglas de su casa, ¿no? Vas a ser una invitada.- Te prometo que haré todo lo que él diga, papá. Y me portaré bien.- Tu madre me dijo una vez que no sabías comportarte. Y creo que has sacado lo mejor de ella.Sonreí:- ¿Sabes que mentalmente le agradecí a Dios que ustedes dos me hubieran aceptado como su hija?Se acercó y me abrazó con fuerza:- Fuiste la primera niña que tuve en mis brazos... en mi vida.- Lo siento,
- No hay necesidad de asustarse. Es dócil. - Dimitry acarició la cabeza del perro.- ¿Pero qué coño...? ¿Me has traído un perro gigante de regalo? ¿Es una broma?- No... No te gustan los dulces... Odias las flores. Así que... Pensé en algo original. Como tu padre mató a tu gato, pensé que un perro grande no se arriesgaría a meterse en el punto ciego de su espejo retrovisor... O incluso debajo del Maserati.- Mi padre no mató al gato. Fue un accidente.- Este chico grande de aquí ha recorrido un largo camino.- ¿Qué tan lejos?- Hice que te lo trajeran de Francia.- Oh, joder... ¿Qué tan lejos? - Me acerqué, analizando al perro, que tenía las patas en la ventanilla del coche. - ¿Por qué tan grande, Dimi?- He leído que es el mejor perro que se puede tener... Es co