Ester Santini

A pesar de todo, fui a trabajar. Ocupar mi mente con otros asuntos me haría olvidar lo que estaba ocurriendo. Al fin y al cabo, no tenía de qué preocuparme, ya que por el momento sólo lo sabíamos mis padres y yo.

Aunque mis padres estaban en contra de mi decisión de pagar para ver qué hacía la familia de Salma, estuvieron de acuerdo. Heitor y Babi siempre han sido muy coherentes y han educado a sus hijos abiertamente y sobre la base del diálogo. Siempre que había asuntos que nos preocupaban a Theo y a mí, hablábamos hasta encontrar una solución buena para todos. En ese momento, cuando tenía 24 años, por supuesto la decisión final dependía de mí.

Si salía en los medios de comunicación, yo sufriría. No sé si era tanto por mí, sino por ellos. Heitor nunca mereció lo que Salma le hizo. Yo ya no sentía nada por la mujer que me parió, aunque Babi intentó hacerme creer toda la vida que era una buena persona. Ahora que sabía la verdad, odio era la palabra que definía a mi familia biológica.

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